YA ES SEMANA SANTA

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viernes, 15 de noviembre de 2024

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO

SÁBADO

“ Orar siempre sin desanimarse ”


Hoy nos propone la iglesia una parábola que nos invita a orar sin cesar, y la oración implica vencer la pereza, levantar los ojos a Dios en todas las circunstancias y, esto solo es posible si juntamos la oración con una vida cristiana coherente.

según san Lucas 18,1-8 


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer. «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”. Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”». 

Esta parábola me hace pensar no tan sólo en la perseverancia en la insistencia sino en la escucha. El juez escucha la petición de la viuda y actúa. Y al escuchar esta parábola me pregunto, ¿cómo alimento mi fe, cómo es mi oración?

Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas?

 Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».


la parábola de la viuda inoportuna, que pedía con insistencia al juez que la escuchara. Como ella, tenemos que insistir en nuestra oración día y noche.

Hoy que tanto se habla del aparente silencio de Dios, esta invitación es más actual que nunca. Pedimos sin ver los frutos, buscamos en la oscuridad de la noche, llamamos a una puerta que parece cerrada. En este caso, nuestra oración tiene que ser más intrépida e insistente, conscientes de que no dejará de cumplirse lo que dice la Escritura: «Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha» (Sal 34 [33],7).

VIERNES

“ El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará ”


Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy, no pueden tomarse en absoluto como una «amenaza» para meter miedo ni amargarle a nadie la vida.

según san Lucas 17,26-37 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.

Pero sí que avisa de que en el modo de plantearnos nuestras actividades cotidianas, de ir entregando la vida... seremos hallados dignos del Reino («a uno se lo llevarán»)... o no («al otro lo dejarán»).

 Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.

Serán elegidos los que no se dejen atrapar por las cosas, ni vivan continuamente mirando hacia atrás (como la mujer de Lot). Es decir: que la salvación, como tanto repite Lucas en su Evangelio, nos la jugamos «hoy», que el Día del Señor ya empezó «aquella noche», la noche Pascual.

 Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre. Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. 

Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.

 Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán». 

Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?». Él les dijo: «Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».



No podemos vivir olvidados de Dios, distraídos y embebidos en las cosas solo comiendo y bebiendo preocupados por los bienes terrenos. Jesús nos advierte de la ceguera espiritual que nos impide captar en el interior de los acontecimientos buenos o malos esos mensajes de los que Dios no priva a quienes le reconocen como tal: “El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará”


JUEVES

“ El reino de Dios está dentro de vosotros ”



según san Lucas 17, 20-25 

Entre los judíos, el nombre propio de Dios es YAHVEH (Ex 3, 14). Pero es tanto el respeto ante este nombre, que prefieren sustituirlo con metáforas como Reino de Dios o Reino de los Cielos.

En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús: «¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?».

Esperan una llegada espectacular. ¿A quién no le gustaría eso mismo de modo que todo el mundo quedase maravillado y adquiriera sensatez? Pero Dios no gusta de lo grandioso o espectacular.

 Él les contestó: «El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: “Está aquí” o “Está allí”, porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros». 

Ha llegado de manera humilde y sencilla. Jesús lo pone de manifiesto con su vida; también con sus parábolas. Y quiere que nuestra atención no se centre en el cuándo o el cómo, sino en el momento presente, porque el Reino de Dios es una realidad que hemos de vivir aquí y ahora.

Dijo a sus discípulos: «Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis. Entonces se os dirá: “Está aquí” o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.

 Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».


Nos toca vivir el tiempo presente esperando la plenitud del Reino de Dios. Ya lo estamos viviendo, aunque sea de forma incompleta. El tiempo es la espera de Dios que mendiga nuestro amor (Simone Weil).

Entramos en la plenitud del Reino de Dios cuando abrimos de par en par las puertas del corazón al Dios Amor. Así nos lo dice una mística: Déjate amar. Él te ama así, tal como eres. No temas, confía, pues nada se antepone al amor de Dios para contigo, ni tus propios pecados (Santa Isabel de la Trinidad).

MIERCOLES

“ Levántate, vete; tu fe te ha salvado ”



Según san Lucas 17,11-19 

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. 

Es como  una llamada de atención a cada uno de nosotros para que hagamos  examen de conciencia sobre que damos  gracias a Dios.

Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». 

Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. 

Los diez sanaron. En verdad, todos sanamos, porque a todos nos alcanza la salvación, ya que el Padre quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2, 4). 

Como lo puede, si lo quiere lo consigue, aunque no entendamos cómo: el Padre es principio de todo y fin nuestro (1 Cor 6, 8).

Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. 

Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y dijo: «No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?». 

Los nueve, buenos judíos ellos, están habituados al cumplimiento escrupuloso de la ley. No les parece bien que uno desobedezca y se vuelva atrás para dar gracias. Eso no está escrito en los libros de la ley. Claro que todo queda claro para ellos cuando se dan cuenta de que se trata de un pobre samaritano, un incompetente en cosas de religión. La decisión correcta, no faltaba más, es la suya.

Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado»

Le duele a Jesús el legalismo, la falta de sensibilidad de los nueve que no han vuelto. Podían haber postergado unos momentos su presentación a los sacerdotes. El rigor de la ley sofoca el aliento del Espíritu. Sin embargo, el aliento del Espíritu no sofoca la ley; al contrario, le pone alma. 

Que no seamos como los  leprosos  desagradecido. Que  te demos gracias  Señor por todo  ya  que todo lo hemos recibido de Ti. También por lo malo incluido los accidente, estaba en tus planes, pero Tu nos miras como  una madre

Como el leproso samaritano; vivir, como María de Nazaret, en un ininterrumpido Magnificat. Alabar y agradecer es lo primero para quienes, por fe, entendemos un poco de qué va la cosa.

MARTES

“ Hemos hecho lo que teníamos que hacer ”





San Pablo VI lo dejó dicho en su exhortación Evangelii Nuntiandi: la Iglesia existe para evangelizar. Esa es su misión. No de la institución como tal, no sólo de su jerarquía sino de todos los bautizados, que son enviados a proclamar la Buena Noticia hasta los confines del orbe

según san Lucas 17, 7-10 

La parábola quiere enseñar que nuestra vida debe caracterizarse por la actitud de servicio.

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida ven y ponte a la mesa”? 

¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? 

De ninguna manera la parábola debe interpretarse como queriendo dar la imagen de un Dios tirano y sin compasión, dado que cada parábola sólo expone una verdad determinada. Sabemos, por el contrario, que Jesús mismo nos revela la imagen de un Dios que se hace «servidor».

¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado?

 Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».

Esa es nuestra actitud para que se haga realidad el Reino de Dios: hagamos lo que debemos hacer. El Evangelio nos invita a reconocer nuestra realidad de servidores y a vivir en humildad, obrando de acuerdo a esta verdad.



Esa es la misión exigente para la que se nos apremia. Y no caben reconocimientos ni palmaditas en la espalda por haber comparecido en las plazas y en el areópago contemporáneo a exponer lo que significa vivir conforme a Cristo, conscientes del amor del Padre en nuestras vidas.

 LUNES

“ Auméntanos la fe ”



En el contexto de su segunda etapa del viaje a Jerusalén, Jesús sigue instruyendo a sus discípulos, esta vez para abordar tres temas muy importantes para la vida comunitaria: el escándalo, el perdón y la fe. Y lo hace en medio del acecho de los fariseos contra quienes se enfrenta una y otra vez. De hecho, hemos escuchado, en el capítulo anterior, a Jesús, hablando así a los fariseos:“Vosotros queréis pasar por hombres de bien ante la gente, pero Dios conoce vuestros corazones.”

según san Lucas 17,1-6 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca! 

Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás». 

El mejor remedio contra todo mal y contra toda violencia es el perdón. Un perdón que sea gratuito y que no espere ser correspondido. Un perdón que tiene poco que ver con la justicia; ni la justicia del ojo por ojo, ni la justicia en que se amparan distintos tipos de memoria histórica. Un perdón como el expresado en la oración del Crucificado: Padre, perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34).

Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». 

Y ellos, como nosotros, tan penosamente timoratos y cobardes. Pero, ¿dónde encontrar la energía para creer? Porque el abandono propio de la fe es la máxima osadía posible para un ser humano. A pesar de todo, Jesús nos invita a confiar incondicionalmente en Él; sin peros ni reservas. Repetiremos con frecuencia la oración de los discípulos: Auméntanos la fe. Y Él, que se comprometió a darnos lo que pedimos, nos irá moldeando firmes y libres, a su imagen y semejanza.

El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería».

¿Cómo es que puede dar vida a los muertos y no puede infundir una fe sólida en los discípulos? Es que para que el discípulo disfrute de fe inquebrantable necesita pasar por la experiencia de la cruz. De la cruz a la resurrección, a la nueva vida.


DOMINGO

“ Ha echado más que nadie 



según San Marcos 12, 38-44. 

En aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. 

Son los celosos guardianes de la ley y de la tradición; algo así como los policías de Dios. Promueven lo que les diferencia de los demás: ropajes, títulos, ceremoniales…Sin ser conscientes de ello, se sirven de la religión para situarse un peldaño por encima de los demás. Tienen un corazón pequeño en el que solo caben ellos mismos. Sus prédicas, en lugar de liberar, oprimen

Esos recibirán una condenación más rigurosa». Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante. 

Esta pobre viuda vive lo religioso de modo radicalmente distinto al de los escribas. Actúa de manera callada y humilde pero, desde su pobreza, se muestra profundamente solidaria con los demás. Tiene un corazón grande, lleno de Dios.

Llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. 

Estando llena de Dios, la pobre viuda actúa como Dios. El Dios de Jesús, el Dios que es Jesús, que no nos da lo que le sobra, sino que nos da lo más querido: Tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo (Jn 3, 16); el Dios que se da a sí mismo

Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».


Y eso es lo que hemos de hacer quienes seguimos a Jesús: darnos a los demás como Él se nos da. Y hacerlo con la mayor sencillez, sin pregonarlo; como la viuda.

miércoles, 13 de noviembre de 2024

LOS DIEZ LEPROSOS

  del santo evangelio según san Lucas 17, 11-19 

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».

Este pasaje evangélico podía ser no más que un relato de curación. Pero el genio del evangelista Lucas hace de este texto un himno a la fe: solo uno se da cuenta que la fe comienza cuando un hombre se echa a los pies de Jesús para glorificar a Dios. 

 Este relato podía ser una hermosa exhortación a saber dar gracias a Dios por los beneficios que recibimos, pero sólo uno de entre los diez se vuelve para darle gracias a Jesús.

 Pero el escándalo de este pasaje evangélico radica precisamente en que Jesús alaba a un samaritano, doblemente excluido de la sociedad y religión judía por ser leproso y además samaritano, porque acude a Él para bendecir a Dios. 

En adelante, el verdadero encuentro entre el hombre y Dios no se dará en ningún templo ni monte sino en la persona de Jesús. A Él es a quien hay que seguir en adelante, en la vida y en la muerte. 

En medio de tantas normas, costumbres folklores y ritos ¿seremos capaces de comprender que la fe cristiana consiste SÓLO en seguir a Jesús? 

Si es así, no te canses de vivir bajo el signo de la gratuidad y de la acción de gracias. 


Jesús, te agradezco de todo corazón el amor que me tienes y por este momento que me regalas para estar junto a ti. Aumenta mi fe. No permitas que mi fe sea una cosa de museo. 

Dame la gracia de dar testimonio de mi fe en tu amor y en tu resurrección. Aumenta mi confianza. No permitas que ponga mi confianza en algo o alguien antes que en ti. Aumenta mi fe. Que la experiencia de tu amor sea tan fuerte, que me convierta en un reflejo de tu amor para los demás. Ayúdame a escuchar tu voz en esta oración.





martes, 12 de noviembre de 2024

HEMOS HECHO LO QUE TENIAMOS QUE HCER

santo Evangelio según san Lucas (17,1-6)

« ¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: "Pasa al momento y ponte a la mesa?"



Esta parábola de Jesús nos muestra los sentimientos que hemos de tener para con Dios. Siempre estamos en deuda con Él. Somos siervos y no señores. ¡Ojalá Dios nos diera los sentimientos de María para vernos siempre como esclavos, bendecidos por Dios: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí, según tú Palabra”… 

 En Dios y en sus cosas, servirle es reinar con Cristo. Además, Él nos ha dado ejemplo, porque “ha venido a servir y no a ser servido”, y siempre ha hecho lo que agrada al Padre y esto en una continua acción de gracias.

 Dije que estamos en deuda con Dios porque somos, lo primero, sus creaturas que Él ha hecho de la nada. Podíamos haber sido seres “posibles”, pero no, Dios quiso que fuéramos. Y también somos sus hijos en el Hijo. Esto nos obliga a estar siempre deseando contentar a Dios en todo…

 Como sabemos que Él es amor y sólo nos ha mandado amar, pues tener nuestra vida en ésta clave de amor será la mejor sinfonía que podamos ofrecer a nuestro Amo y Señor que nos amó primero… y darle gracias por regalarnos también a su Hijo… 

 En Jesús lo tenemos todo: la resurrección y la vida eterna que ni merecemos, ni podíamos acceder a ella. Por tanto, obligados estamos a vivir en continua alegría y muy rendidos a su Amor, pues servirle es reinar ya en esta vida y después en la eterna…


Este evangelio subraya la gratuidad del servicio: el único título de gloria de los discípulos consiste en ser los servidores de la gracia. Así debe de ser el creyente, un tipo original que se deja modelar por Dios, con quien se encuentra, como se suele decir "a sus anchas". Todo lo que hace, sabe que es gracia de Dios.

domingo, 10 de noviembre de 2024

LAS DOS MNEDILLAS DE LA VIUDA

 santo evangelio según san Marcos (12,38-44) 

En aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa».

Jesús, ya en Jerusalén, enseña en el Templo y observa todo lo que sucede.
No solo se trata de grandes discursos y gestos inolvidables sino de conocer cómo afecta la intervención de Dios en los corazones de las personas. Está previniendo a los suyos contra los fariseos cuya vida de piedad solo es apariencia y contra los escribas cuyo conocimiento de la Escritura solo son teorías huecas, opiniones que no entran en el meollo del asunto, que es el misterio de Dios. Y que, además, luego no llevan a la vida.
Jesús estaba un día en el templo, cuando "vió que la gente echaba su ofrenda en el tesoro" y Él se fijó en una pobre viuda que echaba tan solo dos reales y .... sus ojos se llenaron de alegría y seguro que también de lágrimas y dijo a sus discípulos: "en verdad os digo que esta viuda ha echado mas que nadie. Porque todos los demás han echado de lo que le sobra, pero esta mujer ha echado lo que necesita para vivir".

Jesús desprecia las apariencias y especialmente las piadosas. Y entonces llega esta pobre viuda, sin apoyos materiales ni afectivos, y echa en el "tesoro" del templo sus dos monedas que bien pueden significar toda su vida: alma y cuerpo. Y puesto que era todo lo que tenía, ofreció más que nadie. 

Jesús se alegra enormemente al ver a esta viuda que se acerca y deposita, sin hacer ruido, porque era muy pequeña, su diminuta ofrenda. Esta viuda es el símbolo de una vida total y únicamente entregada hacia la búsqueda de Dios. Dios no desea nuestro dinero, bienes, títulos y prestigio, Dios desea lo más profundo de nosotros, desea el don de nosotros mismos. Dios no quiere tus cosas, te quiere a ti. Quiere que tu seas don para Dios y para los demás.

Es lo que decía también la primera lectura: esa otra viuda, una extranjera de Sidón, muestra también, con su gesto, que confía en el profeta y en la Palabra de Dios que este porta y reparte y, al hacerlo permite la intervención directa de Dios en su vida y en la realidad toda. 
Ella se convierte en un signo de lo que verdaderamente se necesita: creer en el Dios que da la vida, que nos otorga todo lo que nos hace falta, de verdad.

 La fe es luz y lo que sostiene la vida. Jesús ve que esta mujer, que no tiene casi nada, ofrece a Dios todo lo que tiene para vivir, se pone por completo en sus manos, sabiendo que no se verá defraudada.



“Para conocer a Manolillo, dale un carguillo” dice nuestro refranero haciendo burla de los que al asumir alguna responsabilidad o estar en situación de recibir honores de cargo se creen por encima de los demás, se aprovechan de su posición y la usan ventajistamente.

En todas las instituciones, en todos los grupos humanos se da esto.
Esta mujer, con el ejemplo humilde de su vida, conmovió el corazón de Cristo, fuente de la gracias, profundamente. ¿Tu fe te hace ser don para los demás o tu fe depende de "tus excedentes", de tus méritos?

sábado, 9 de noviembre de 2024

EL TEMPLO ES CASA DE ORACIÓN

  evangelio según san Juan (2,13-25) 

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»




En nuestro camino cuaresmal hasta la muerte el Evangelio muestra el rostro más serio y duro de Jesús cuando ve como han convertido en un mercado el templo, su casa de oración.
Este acto significa la purificación del templo de Jerusalén y es un gesto de autoridad que, según la esperanza de los profetas y del pueblo fiel, tenía que realizar el Mesías. A partir de este episodio, el evangelio de San Juan se eleva a la consideración de otro Templo, que es el mismo Jesús.

Cuando Jesús entró en el Templo aquel día debió sentirse profundamente defraudado, poco se diferenciaba aquel lugar sagrado, de un «centro comercial» de aquella época. Se cambian monedas, se venden palomas, bueyes, ovejas y demás animalitos para los sacrificios. Todo organizado para que el Templo surta a las necesidades de aquellos que llegan como peregrinos al lugar santo, donde Dios habita y se le da culto.


Los judíos intervienen pidiendo signos que justifiquen su proceder y Jesús les responde de manera enigmática aludiendo a su muerte y resurrección: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». Él hablaba del templo de su cuerpo y se refería a la resurrección al tercer día de su muerte, como lo entendieron sus discípulos después de los acontecimientos pascuales.

”Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”.


También yo soy templo de Dios. Si no vigilo las pequeñas raposas, el orgullo, la pereza, la gula, la envidia, la tacañería, tantos disfraces del egoísmo, se escurren por dentro y lo estropean todo. Por esto, el Señor nos pone en alerta: «Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!» (Mc 13,37).

Jesús, tú que me conoces a fondo, tú que sabes muy bien qué hay en el interior de cada hombre, hazme conocer las faltas, dame fortaleza y un poco de este celo tuyo para que eche fuera del templo todo aquello que me aparte de ti.

viernes, 8 de noviembre de 2024

DEDICACIÓN DE SAN JUAN DE LETRÁN

Hoy, 9 de noviembre, la Iglesia celebra su fiesta.

Se celebra hoy la Dedicación de la Basílica Mayor de San Juan de Letrán en Roma, la Catedral o cátedra de su primer obispo, San Pedro, que dio testimonio de la fe con su propia vida. Fue propiamente la primera iglesia cristiana tras el Edicto de Milán en que se autorizó por el Imperio el culto público.



La Basílica del Salvador y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, más conocida como Archibasílica de San Juan de Letrán es la catedral de Roma, donde se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma (el papa).
Celebramos hoy: “La liturgia nos invita a celebrar hoy la Dedicación de la basílica de San Juan de Letrán, llamada «madre y cabeza de todas las Iglesias de la urbe y del orbe».

 
Esta basílica fue la primera en ser construida después del edicto del emperador Constantino, el cual, en el año 313, concedió a los cristianos la libertad de practicar su religión. Ese mismo emperador donó al Papa Melquíades la antigua propiedad de la familia de los Laterani, y allí hizo construir la basílica, el baptisterio y patriarquio, es decir, la residencia del Obispo de Roma, donde habitaron los Papas hasta el período aviñonés. 

El Papa Silvestre celebró la dedicación de la basílica hacia el año 324, y el templo fue consagrado al Santísimo Salvador; sólo después del siglo VI se le añadieron los nombres de san Juan Bautista y san Juan Evangelista, de donde deriva su denominación más conocida. 

Esta fiesta al inicio sólo se celebraba en la ciudad de Roma; después, a partir de 1565, se extendió a todas las Iglesias de rito romano. De este modo, honrando el edificio sagrado, se quiere expresar amor y veneración a la Iglesia romana que, como afirma san Ignacio de Antioquía, «preside en la caridad» a toda la comunión católica (Carta a los Romanos, 1, 1).







El nombre oficial es Archibasilica Sanctissimi Salvatoris, es la más antigua y la de rango más alto entre las cuatro basílicas mayores o papales de Roma, y tiene el título honorífico de «Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput»
CABEZA Y MADRE DE TODAS LAS IGLESIAS
 por ser la sede episcopal del primado de todos los obispos, el papa.

 Fue consagrada por el papa San Silvestre en el año 324.

Como recordatorio, las otras tres basílicas mayores, todas caracterizadas por tener una Puerta Santa y un altar papal, son:
La Basílica de San Pedro del Vaticano
La Basílica de San Pablo Extramuros
La Basílica de Santa María la Mayor.

Archivo: 200SGiovanniLaterano.JPG
Cuando cesaron las persecuciones, a comienzos del siglo IV, el emperador Constantino cedió al Papa el Palacio de Letrán (preexistente a la iglesia), para que fuera su residencia oficial,en señal de gratitud del emperador a Cristo, que apareciéndosele durante el sueño, le había hecho vencer en la batalla del Puente Milvio.
Letrán fue la sede central de la Iglesia Católica durante más de 1.000 años, hasta el siglo XIV en que los Papas se trasladaron al Vaticano.

El palacio pasó a manos de Constantino I cuando se casó con su segunda mujer, Fausta, hermana de Majencio, y era conocido con el nombre de Domus Faustae. Por tanto, Constantino era su propietario cuando ganó la batalla del Puente Milvio (contra Majencio), en el 312.

A finales del siglo XVI, el rico entramado de edificios que se había ido formando en la histórica sede de Letrán fue casi enteramente demolido por Sixto V, un Papa con pocos escrúpulos hacia en mundo antiguo.
 Sólo consiguieron sobrevivir la antigua y venerada basílica, reconstruída por Borromini en el XVII, y unos pocos restos que se salvaron de la destrucción.

PUNTOS DE INTERÉS DEL EXTERIOR

San Juan de Letrán - mapa de la zona

1  OBELISCO

Archivo: 207ObeliscoPalazzoLateranense.JPG
El más alto y antiguo de la ciudad.
 Mide 31 metros (45 con la base) y pesa 455 ton.
Fue traído por Sixto V desde el Circo Máximo, donde yacía partido en tres pedazos. Desde el obelisco se pueden ver, al fondo de dos calles rectas, el Coliseo por un lado y Santa María Mayor por otro.

2 SCALA SANTA

Archivo: Sancta Sanctorum 1.jpg
Pequeño edificio que alberga dos importantes elementos:
- En el piso superior está la antigua Capilla privada de los Papas, llamada el Sancta Sanctorum porque custodiaba algunas de las reliquias más veneradas de la Cristiandad (entre otras, una imagen acheropita de Cristo, esto es, no pintada por mano humana).



-La propia Scala Santa, que conduce hasta la Capilla.
 La escalera provendría del Pretorio de Pilatos en Jerusalén, de donde la habría traído Santa Elena en el siglo IV.

Archivo: Scala Santa 1.jpg

 La tradición parece ser de origen tardío y no tiene fundamento histórico, pero sigue siendo objeto de devoción (los 28 escalones se suben de rodillas), aunque también se accede a la capilla superior por las escaleras laterales.

3 BATISTERIO

Archivo: Roma San Giovanni in Laterano BW 5.JPG

El baptisterio de esta basílica es un edificio independiente de planta octogonal, y tiene la forma típica de los baptisterios de los primeros siglos, cuando el bautismo se hacía por inmersión.
Archivo: Letrán baptisterio, entrance.jpg
 Por tanto, cuenta con una piscina en la cual el neófito se sumergía para salir por el lado opuesto.

Archivo: Roma San Giovanni in Laterano BW 6.JPG
En él pudo ser bautizado el mismo Constantino (poco probable) y su madre Santa Elena (muy probable).




4 TRICLINIUN

Archivo: Triclinum-mosaik.jpg

Resto de uno de los salones del antiguo Palacio Lateranense, conservado por la belleza del mosaico que contiene.

Archivo: Roma Triclinio BW 1.JPG

5 PALACIO DE LETRÁN

Archivo: 205PalazzoLateranense.JPG

El Museo Histórico Vaticano es una parte de los Museos Vaticanos, pero fue trasladado al Palacio de Letrán por el Papa Pablo VI.
Es propiedad del Papa.
Archivo: 201PalazzoLateranense.JPG

 Contiene tapices, muebles, armas y tallas de madera, retratos de Papas, etc. Permite la visita a la planta noble del palacio: 10 salas con grandes frescos manieristas.
 La estancia más valiosa es la llamada Sala de la Conciliación, donde se firmaron (1929) los Pactos Lateranenses entre la Santa Sede y el Estado Italiano, que dieron origen al Estado Vaticano.

6 PUERTA ASINARIA


http://www.vatican.va/various/basiliche/san_giovanni/vr_tour/index-it.html

NUESTRA SEÑORA DE LA ALMUDENA, MADRID

Mañana, día 9 de noviembre, Madrid y los madrileños, celebramos las fiestas de Nuestra Señora de la Almudena.


LA VIRGEN DE LA ALMUDENA Y SU HISTORIA

.Es tradición, que la primitiva Imagen la trajo consigo el Apóstol Santiago cuando vino de Jerusalén a España a predicar el Evangelio, instaurándose entonces la devoción a tan bella Imagen en la Villa que, más tarde, llegaría a ser Capital de España

.Al conquistar los musulmanes Madrid, hacia los años 714, la Imagen de Nuestra Señora fue escondida por los cristianos en un hueco practicado en las murallas de la Villa, para evitar profanaciones y cumpliendo así el decreto del Arzobispo de Toledo, D. Raimundo.



prueba de devoción, ocultaron, junto con la Virgen, dos velas encendidas, tapiando después el hueco con una gruesa pared de cal y canto.




Alfonso VI conoce la existencia de una Imagen de la Santísima Virgen, escondida por los cristianos siglos atrás, el Monarca hizo -al parecer- voto de buscarla incansablemente para restituirla al culto de los fieles, si Dios le concedía la victoria sobre los Sarracenos, y lograba tomar la Ciudad. Pero, una vez liberada ésta y no obstante sus pesquisas, no lograba localizar el sitio donde la Imagen estaba oculta. Por ello, y en su deseo de que la Virgen Santa María fuese venerada hasta tanto se lograse hallarla, mandó pintar una Imagen, inspirándose en los rasgos que la tradición atribuía a aquélla y, no se sabe si por el deseo del artista o por gusto del propio Rey casado en aquel momento con Doña Constanza, hija de Enrique I de Francia-, pintaron en su mano una flor de lis



.La Imagen fue pintada sobre los muros de la antigua Mezquita musulmana. Tras las ceremonias de purificación y dedicación del Templo, quedó expuesta al culto en el cuadro hoy conocido por Nuestra Señora de la Flor de Lis. Actualmente, el cuadro está en la Cripta de la Catedral.






Una vez conquistado Toledo, en mayo de 1085, Alfonso VI volvió a insistir en la búsqueda de la Imagen oculta por los cristianos, celebrándose un piadoso novenario o rogativa por el éxito de las pesquisas que finalizó con una devota procesión presidida por e Monarca y los Prelados; y al pasar la comitiva frente a la alhóndiga o Almudith, establecida por los moros; se desplomaron unas piedras, dejando al descubierto la Imagen llamada desde entonces de la Almudena- que, es tradición, conservaba encendidas dos candelas, con que fue escondida al ser ocultada 369 años antes. Era el día 9 de noviembre de 1085.




Llevada a la Iglesia de Santa María, fue colocada solemnemente en el Altar mayor, donde permaneció hasta el día 25 de octubre de 1868 en que, por demolición del Templo. Desde entonces se llamó Virgen de la Almudena, por haber estado oculta en un almudin -depósito de trigo-.

Al desaparecer la iglesia fue instalada en el Convento de las Religiosas Bernardas del Santísimo Sacramento, en cuya Iglesia estuvo expuesta al culto hasta el 29 de mayo de 1911, fecha en la que se trasladó con la mayor solemnidad a la Cripta de la Nueva Catedral que construía en honor de su Advocación junto al lugar de la muralla donde fue hallada la Imagen por AlfonsoVI, existiendo hoy en el hueco donde la Virgen estuvo oculta, una Imagen de piedra que conmemora el hecho.


Durante los años 1936-39, periodo en que tuvo lugar la guerra civil española, Nuestra Señora de la Almudena permaneció intacta en la Cripta. De nuevo fue llevada la Imagen a la Iglesia de Las Religiosas Bernardas de la calle del Sacramento (Actualmente Iglesia Arzobispal Castrense) y finalmente, trasladada el 2 de febrero de 1954 a la Santa Iglesia Catedral de San Isidro -en la calle Toledo-.

Obtenidas de Roma las necesarias bulas, Santa María la Real de la Almudena fue coronada Canónicamente en 1948, por mano del Excelentísimo y Reverendísimo Señor Obispo de Madrid-Alcalá y patriarca de las Indias Dr. D. Leopoldo Eloy Garay, siendo madrina la Sra. Carmen Polo de Franco.



y proclamada patrona de Madrid por el Papa, Pablo VI, el 1 de julio de 1977.


El San Isidro estuvo hasta junio de 1993 en que en una solemne procesión fue trasladada a la Catedral de Santa María real de la Almudena donde, desde entonces permanece en un magnifico alta gótico, en el lado derecho del Altar Mayor.


Al día siguiente su Santidad Juan Pablo II consagró la nueva Catedral Metropolitana de Madrid, siendo la única catedral consagrada por un Papa.



Actualmente la hornacina ha sido restaurada