Concluye el doble Año Santo con el cierre de la Puerta Santa de la Catedral, que volverá a abrirse en 2027
Decenas de personas, menos de las esperadas por el temporal que azota Galicia, despiden el un Año Santo «doble» por la pandemia de covid-19
UNA VENTANA ABIERTA AL ARTE RELIGIOSO,FIESTAS, TRADICIONES,SEMANA SANTA Y MÁS COSAS RELACIONADAS CON MI PUEBLO,SIRUELA.PARA QUE MIS HIJOS Y SOBRINOS SIEMPRE LO RECUERDEN Y DEDICADA AL COFRADE DE LA FAMILIA, HERMANA, AMIGOS Y VECINOS.
Concluye el doble Año Santo con el cierre de la Puerta Santa de la Catedral, que volverá a abrirse en 2027
SIN PALABRAS Por Javier Leoz
Recientemente, en un medio de comunicación social, aparecía la siguiente afirmación: “La Navidad potencia la alegría, pero también la soledad”.
La Navidad, cuando se entiende y se vive desde un vértice totalmente sentimentalista, puede resultar agobiante y hasta estresante. Pero, si está sustentada en la celebración del nacimiento de Jesús, se convierte en un surtidor de vida que, además de aportarnos júbilo, contribuye a recuperar desdelo más hondo de nuestras entrañas lo mejor de nosotros mismos.
Ese es el secreto de la Navidad: que vino a nosotros, que lo reconocimos, que lo acogimos y que se convirtió, Jesús, en luz y vida.
¡Acampó entre nosotros! Pero en un simple pesebre, lejos de cualquier palacio o conato de riqueza.
Dios, luz que brilla en la tiniebla, optó por el camino de la pobreza para hacernos tremendamente ricos. Para procurarnos un poco de paz y de esperanza.
Para devolver, a los caminos de nuestro vivir, un rayo de luz en medio de tanta preocupación o llanto. Qué bien lo expresó San Agustín: “Dios se humaniza para hacernos a nosotros divinos”.
Y lo hace, ni más ni menos, a través de una luz divina, fecunda y celestial.
2.- Este domingo, en el corazón de la Navidad, es una invitación a meditar más aún sobre el Misterio de Dios Niño. Qué gran paradoja: Aquel que es Palabra, no puede hablar, no puede expresarse. Pero es la PALABRA.
La revelación más absoluta y fiel de un Dios humanado. ¡Puede hacer alguien algo más por el hombre! Seguramente que no. Dios se emplea a fondo por dejarse ver, acariciar y amar. Y es que, un Niño, sin palabras se convierte en la PALABRA que más esperan los hombres: el amor, la felicidad o la misma vida. Fue la luz que iluminó a los pastores, la luz que guió a los magos y, también, ese destello que desde el día de nuestro bautismo va orientando la vida de los que creemos en Jesús y seguimos sus huellas. No hemos tenido la suerte de ver, cara a cara, al Redentor. Pero lo sentimos en el corazón. No hemos tenido la oportunidad de besar su carne mortal, pero –al hacerlo sobre una imagen- sabemos que, ese beso, va directamente al Misterio, a la Palabra Encarnada, a la Palabra que se dignó habitar en medio de nosotros. 3.- Mientras tanto, porque unos vieron, escucharon y escribieron todo lo que aconteció en aquellos tiempos, nosotros nos fiamos de sus palabras, de su testimonio. Damos gracias a Dios, porque en Navidad, la luz de la fe sigue viva y operante, por la fuerza del Espíritu, y a través de muchas personas –hombres y mujeres- que sienten y tienen a Dios muy cerca. Que, nosotros, además de palabra (pura palabra) seamos obra, personas comprometidas con la causa de Jesús. Que allá donde nos vean, quienes nos observen, puedan afirmar: estos cristianos, como Jesús, además de bonitas palabras se muestran tal y cómo son, como hijos de Dios. Nunca, un Dios sin palabra alguna, dijo e hizo tanto.
EN EL PRINCIPIO, TÚ, SEÑOR Junto a Dios estabas, Jesús y al lado de nosotros te pones ahora, Señor: Para darnos vida y sosiego Infundirnos valor y encanto Nos hablas ya no con palabras, es que, ahora, nos hablas Tú, directamente Tú, sin intermediarios sin acontecimientos extraordinarios, sinmás promesas ni profetas: ahora TÚ, Señor, hablas con tu presencia Brillas, para que nuestros caminos no permanezcan en un túnel sin salida Eres luz, cuando en el mundo abunda la oscuridad, el destierro, las lágrimas, las tinieblas o la incertidumbre. Ahora, Señor, ya no eres sólo Palabra: apareces junto a nosotros, para resplandecer como Aquel que enseña la ruta definitiva que une el cielo con la tierra, al hombre con Dios y a Dios con el hombre. ¿Se puede esperar más, Señor? Hoy, al mirar hacia lo alto, ya no vemos nubes ni tormentas Porque, hoy,una fuente divina ilumina la noche oscura de la humanidad: ¡ES DIOS QUE TODO LO TRANSFORMA! Amé
“ Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto
La capilla donde se compuso «Noche de Paz» se convierte en centro turístico
La Capilla de la Noche de Paz, situada en la ciudad de Oberndorf, en el estado austriaco de Salzburgo, es un monumento al villancico «Noche de Paz».
“Noche de paz, noche santa”: así comienza en el idioma original uno de los villancicos más conocidos del mundo. Se canta en todos los idiomas posibles, en los cinco continentes. ¿Cuándo y cómo surgió? ¿Y quién es el compositor de tan célebre villancico? ¿Quizás el propio Wolfgang Amadeus Mozart?
La capilla se levanta en el emplazamiento de la antigua iglesia de San Nicolás, donde en la Nochebuena de 1818 se interpretó por primera vez el villancico.
La capilla se levanta en el emplazamiento de la antigua iglesia de San Nicolás, donde en la Nochebuena de 1818 se interpretó por primera vez el villancico. Relata Ann Augherton para CNS, que la pequeña capilla octogonal, a sólo 13 millas de Salzburgo, es un destino turístico en cualquier época del año. Con un pasado lleno de historias, desempeña un papel clave en una pequeña ciudad alpina, Oberndorf, un breve alto el fuego durante la Primera Guerra Mundial y un entrañable estreno local.
La tradición relata que el padre Joseph Mohr escribió la letra porque el órgano de su parroquia estaba estropeado.
Pidió a Francis Xavier Gruber, organista de la parroquia y maestro de escuela, que ideara la música para acompañarla horas antes de la misa de medianoche de Nochebuena en la iglesia de Santa Nikola en 1818.
No hay pruebas definitivas de que los ratones hubieran roído, hasta inutilizarlos, los fuelles del órgano de la iglesia de San Nicolás, de Oberndorf. El hecho es que el órgano, que necesitaba una restauración desde hacía tiempo, ya no funciona, ¡y es Nochebuena! El párroco auxiliar Joseph Mohr, de 26 años, busca una solución para el arreglo musical de la Navidad. Lleva al organista Franz Xaver Gruber un poema navideño de seis estrofas, para que lo musicalice. Lo ha escrito en 1816 en Mariapfarr, lugar muy adentrado en las montañas de los Alpes, cuando era párroco auxiliar en ese lugar. Tal vez la representación del Niño Jesús que había en el retablo, con una llamativa cabeza rizada, le inspiró el verso de la primera estrofa: “Dulce muchacho de pelo rizado”.
Ese mismo día, compone Gruber una sencilla melodía para dos voces y coro. “Noche de Paz, noche santa” fue cantada después de la Misa del Gallo, a la luz de las velas, a dos voces por Joseph Mohr (tenor) y Franz Xaver Gruber (bajo), junto al Belén de la iglesia -que hoy se encuentra en la ciudad de Ried, en la Alta Austria-, con el acompañamiento de Mohr a la guitarra. El árbol de Navidad era aún desconocido en aquella época, y no se generalizó hasta la primera mitad del siglo XIX, en Europa central.
Los habitantes de Oberndorf -agricultores, artesanos, barqueros- celebraban la Navidad decorando sus casas con maderas de coníferas y ramas de abeto. Luego limpiaban a fondo todas las habitaciones y recorrían todas las habitaciones y el establo con un recipiente de incienso encendido. Por la noche iban a la iglesia para la Misa del Gallo. Allí, estas sencillas gentes de Oberndorf escucharon por primera vez la canción “Noche de Paz”, e inmediatamente llegó hasta sus corazones: en aquellos tiempos de guerra, necesidad e inseguridad, era un mensaje de paz, de recogimiento y de salvación por el Niño recién nacido: “¡Jesús, el Salvador, está aquí
LA CAPILLA
La capilla de la Noche de Paz ocupa el lugar que ocupaba la iglesia de San Nicolás antes de las sucesivas inundaciones de la década de 1890.
La capilla se levanta en el emplazamiento de la antigua iglesia de San Nicolás, donde en la Nochebuena de 1818 se interpretó por primera vez el villancico. Relata Ann Augherton para CNS, que la pequeña capilla octogonal, a sólo 13 millas de Salzburgo, es un destino turístico en cualquier época del año. Con un pasado lleno de historias, desempeña un papel clave en una pequeña ciudad alpina, Oberndorf, un breve alto el fuego durante la Primera Guerra Mundial y un entrañable estreno local.
Actualmente todos los días 24 de Diciembre, una legión de turistas acude al pueblo de Oberndorf para rememorar esta canción de Navidad en su lugar de origen, aunque no en la Iglesia de San Nicolás, que fue derribada en 1906 a raíz de un incendio, sino en una capilla eregida en 1937 especialmente para conmemorar el famoso villancico.
La capilla, de dimensiones modestas, es de planta octogonal con una cúpula como techo.
En su interior, sobre el altar adosado a la pared se levanta un hermoso retablo de madera tallada policromada que recuerdan misterios de la vida de Cristo. El panel mayor del retablo, ubicado en la parte superior y que abarca los dos tercios de la altura total, esta dedicado a la Natividad.
La parroquia se reconstruyó media milla río arriba y la capilla abandonada permaneció así durante años. Fue arrasada en 1913.
Una década más tarde, comenzó la construcción de una nueva capilla en el mismo lugar; se terminó el 15 de agosto de 1937, fiesta de la Asunción.
donde se oyó por primera vez “Noche de Paz”, fue demolida a principios del siglo XX debido a las constantes inundaciones y al peligro de hundimiento.
En sustitución se levanta desde 1937 la capilla memorial octogonal Gruber-Mohr en un lugar seguro de Oberndorf. Existen traducciones y versiones de la canción en más de 320 idiomas y dialectos. Normalmente se cantan las estrofas primera, segunda y sexta. En los lugares donde nacieron y trabajaron Gruber y Mohr, en Salzburgo y en la Alta Austria, hay museos y monumentos conmemorativos de “Noche de Paz”. Pero también en otros lugares, incluso en los Estados Unidos, en Frankenmuth, Michigan, hay un extenso archivo relacionado con la canción, donado por la familia Bronner, y en la propiedad contigua hay placas con la letra de “Noche de Paz” en 311 idiomas. En 2004, se dio a un asteroide el nombre de “Gruber-Mohr”.
En 2011, “Noche de paz, noche santa” fue reconocida por la UNESCO como patrimonio cultural mundial inmaterial.
24 DE DICIEMBRE
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?
Vienes a limpiar nuestras conciencias, y nos preferimos caminar en el fango Sales a nuestro encuentro para darnos vida, y abrazamos las cuerdas que nos llevan a la muerte Te adelantas para enseñarnos el camino de la paz, y somos pregoneros de malos augurios.
Como Juan, quisiéramos preparar tu llegada, Señor Como Juan, aún en la cárcel en la que a veces se convierte el mundo levantamos nuestra cabeza porque queremos que Tú nos liberes
Eres la alegría, infunde a nuestros corazones júbilo Eres salud, inyéctanos tu fuerza y tu salvación Eres fe, aumenta nuestro deseo de seguirte Eres amor, derrama 0{lo en nuestras manos para, luego, poder ofrecerlo a nuestros hermanos.
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?
Yo te digo .....el mundo te necesita y requiere de un Niño que le devuelva la alegría Que la tierra, con tu Nacimiento, recobrará la paz y la esperanza Por eso, Señor, porque se quién eres Tú… Ven y no tardes en llegar…Señor
Eres el Salvador, el que vienes a sanar mis heridas, a llenar mi corazón de vida y mi vida de sentido. Eres mi alegría y esperanza.
Ella, en medio del Adviento, da color y calor como nadie a este tiempo de esperanza. Es una mujer que con su “sí”, la noche de Belén nos pregonará una gran noticia: la salvación tiene un rostro, Jesús.
Es la Señora que, abriéndose gratuitamente para Dios, hará posible que Jesús ilumine la oscuridad del mundo; que Jesús nos traiga el amor inmenso de Dios; que Jesús sea amado y seguido por todos nosotros.
Sin ti Maria, no hubiera existido aquel primer adviento ni esperanza para los hombres y mujeres que aguardaban la llegada del Señor.
Gracias Maria por tu SI. Mañana es la Navidad.
Entraremos al pesebre con humildad. En el portal nos postraremos con fe.
A Belén se va con la atracción del amor de un Dios que nos trae felicidad para todos.
VIERNES
“ Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación ”
san Lucas 1, 57-66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
Lo importante para un judío es el nombre. No sólo significa designación de una persona sino su ser, su misión, su destino. En este caso, lo curioso es que a Juan no se le pone el nombre de su padre Zacarías para seguir su misión de sacerdote en el templo, sino que se va a llamar Juan, que significa: Yavé se ha compadecido.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan».
Juan vivirá en el desierto y, desde allí, anunciará la Misericordia. Ya no es necesario ir al Templo para encontrarse con el Dios Misericordioso.
Y le dijeron: «Ninguno de tus parientes se llama así». Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase.
De hecho, Dios ha tenido misericordia con Zacarías, fuera del TEMPLO. En el Templo apareció como un “incrédulo”. Y en su casa, en la soledad, en el silencio Dios se compadeció de Él y recuperó el habla.
Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre».
Y todos se quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.
Juan anuncia un Mesías que nos va a tomar la delantera, nos va sorprender allá donde estemos, y va a practicar el amor y la misericordia con nosotros aunque no lo hayamos merecido.
Que el Niño Dios nos da lo mejor de Dios: su amor, su Ternura y quiere que seamos felices porque para eso ha nacido para salvarnos.
JUEVES
“ María se quedó con Isabel unos tres meses ”
san Lucas 1,46-56
El Magníficat es un compendio de virtudes. María canta su salvación por Dios. María canta la salvación de Dios a los pobres, a los humildes, a los hambrientos. Es el canto de todo el pueblo de Dios, heredero de las promesas hechas a Abraham.
En aquel tiempo, María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Cuando María nos dice que “Desde ahora me felicitarán todas las generaciones”, no lo dice por ella misma ni por sus méritos, pues acaba de declararse “esclava” del Señor, sino por las maravillas que el Señor ha obrado en ella. Así mismo lo hará con todo el que escuche Su Palabra y la ponga en práctica. “Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra” (Sal 123).
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” —como lo había prometido a “nuestros padres”— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
En este himno de María se insiste mucho en la “humildad”. Es todo lo que Dios ha visto en Ella. La humildad cristiana no consiste en considerarse poca cosa, lo último, lo peor, sino en saber que nuestra pequeñez unida a la grandeza de Dios lo puede todo, y que todo lo grande que somos y tenemos es don de Dios.
Por este motivo, siendo María humilde, dijo que todas las generaciones le llamarán bienaventurada.
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.
MIERCOLES
“ ¿Quién soy yo para que me visite....? ”
El Evangelio de Lucas también nos presenta dos protagonistas. Dos mujeres, creyentes… como tantas otras mujeres de fe. Sin embargo, ambas, a cada una lo que le correspondió, protagonizaron páginas profundamente significativas en la Historia de la Salvación, en nuestra historia.
según san Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
María, la mujer feliz porque ha creído en lo que le ha dicho el Señor, feliz porque se cumplirá la promesa de Dios. Y con María surgen varias preguntas claves, de esas que ofrecen luz, aunque muchas veces no sepamos la respuesta. ¿Qué significa creer en una promesa?
Y cuando lo que vivimos nos confunde, no existe sentido ni coherencia… ¿cómo es posible seguir creyendo?
María creyó en Dios… y continuó creyendo en medio de las diversas situaciones en las que se fue encontrando, entre luces y sombras, haciendo camino… y en camino se puso a servicio de Isabel, su prima.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Sorpresa y alegría… de esas que son profundas, que mueven interiormente todo el ser.
Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
Isabel, la mujer que reconoció y percibió cómo el hijo que llevaba en sus entrañas reconocía al Mesías. La mujer que exultó de alegría con todo su ser. La mujer de edad avanzada que conoció la acción de Dios en María y también la fe de esta joven mujer. Dos generaciones que se encuentran y reconocen mutuamente como agraciadas y bendecidas para que los “proyectos del corazón de Dios” se realizasen.
Sorpresa y alegría, ambas trenzadas en la fe y el amor. Y es desde esta experiencia vital, que nuestro ser despierta y se levanta para acoger la presencia solidaria de Dios entre nosotros.
¿Quién eres tú o quién soy yo para que la Virgen nos proporcione su consolación en medio de las tribulaciones de la vida? Si lo hace -y vaya si lo hace- es porque en ella anida la vocación de servicio por encima de todo, porque con ella podemos decir: «Proclama mi alma la grandez del Señor».
MARTES
“ ¡Bendita tú entre las mujeres! ”
según san Lucas 1, 39-45
El Evangelio de hoy nos recuerda la experiencia de la visitación y nuestra mirada girará en lo que significa creer en una promesa, creer que las cosas van a ser así.
En aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Lucas nos relata de María, quien creyó en Dios, le hizo caso y sin detenerse, parte de prisa a un pueblo en la montaña donde su prima que está encinta. María, sin darle vueltas, entiende que lo que recibió es para compartirlo en gestos de humanidad.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
la alegría que experimentó María al saber que llevaba dentro de sí al Dios-con-nosotros camino a asistir a su prima Isabel, convirtiéndose así en la primera custodia, y su viaje hacia la casa de su prima en la primera procesión del “corpus”.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
la actualidad del relato, la disposición y coherencia de la fe de María nos traen a nosotros a la iglesia y al mundo un exigente y urgente llamado a la coherencia entre el decir, creer y el hacer…
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
Unamos hoy nuestra alegría a la de Isabel y María para proclamar que creemos en Dios, en su obra creadora, que viene a visitarnos en nuestra existencia cotidiana.
LUNES
“ ¿Cómo estaré seguro de eso? ”
Según san Lucas 1, 5-25
En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Nos vamos acercando a Belén. Las lecturas de hoy nos preparan para el nacimiento de un niño muy especial cuya madre es virgen. La primera lectura nos ofrece el nacimiento de Sansón; la segunda, el nacimiento del Bautista. Sus madres eran estériles y, en ambos casos, se da una intervención especial de Dios. El Evangelista Lucas establece un evidente contraste entre la concepción del Bautista y la de Jesús. Los padres del Bautista son ancianos y viven a la sombra del templo; los de Jesús son jóvenes y viven lejos del templo.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
De todos modos no resulta sencillo creer que Dios puede hacer lo que para nosotros es imposible. ¿No habríamos reaccionado nosotros como reaccionó Zacarías?: ¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacia los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel: «¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada». Respondiendo el ángel, le dijo: «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo, volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco meses, diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor, cuando se ha fijado en mí para quitar mi oprobio ante la gente».
DOMINGO
“ Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo ”
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.
Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».
Desde el momento que Dios se ha hecho “hombre” Dios ha dejado definitivamente de ser sólo “Dios en sí” para ser también “Dios-con-nosotros”. El evangelio de Mateo que comienza hablándonos del EMMANUEL, termina con estas consoladoras palabras: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin de los tiempos”. Desde este momento ya nadie podrá decir que está solo. Éste es el gran misterio de la Encarnación.
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Un misterio que debemos “contemplar” en Navidad, en cualquier rincón del mundo donde se represente un belén. Pasemos deprisa la mirada sobre tantas luces, ríos, montañas, animales, figuras, personajes, -aunque sean reyes-, y concentremos nuestra mirada en ese Dios Inmenso que se hace pequeño y vulnerable en la fragilidad de un niño que llora. Caigamos de rodillas “estremecidos” ante ese enorme misterio. Es lo que hicieron los Magos: “Y cayendo de rodillas, le adoraron” (Mt. 2,11).
EVANGELIO DEL DÍA: Lc 1, 39-45:
¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel
El Evangelio de hoy nos presenta la Visitación de María a su prima Santa Isabel, acudimos a la catequesis dada por el Papa Benedicto XVI en la conclusión del mes de mayo, la del 31 de mayo de 2010: “Queremos contemplar a María santísima en el misterio de su Visitación. En la Virgen María que va a visitar a su pariente Isabel reconocemos el ejemplo más límpido y el significado más verdadero de nuestro camino de creyentes y del camino de la Iglesia misma. La Iglesia, por su naturaleza, es misionera, está llamada a anunciar el Evangelio en todas partes y siempre, a transmitir la fe a todo hombre y mujer, y en toda cultura.
«En aquellos días —escribe el evangelista san Lucas— se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá». El viaje de María es un auténtico viaje misionero. Es un viaje que la lleva lejos de casa, la impulsa al mundo, a lugares extraños a sus costumbres diarias; en cierto sentido, la hace llegar hasta confines inalcanzables para ella.
Está precisamente aquí, también para todos nosotros, el secreto de nuestra vida de hombres y de cristianos. Nuestra existencia, como personas y como Iglesia, está proyectada hacia fuera de nosotros. Como ya había sucedido con Abraham, se nos pide salir de nosotros mismos, de los lugares de nuestras seguridades, para ir hacia los demás, a lugares y ámbitos distintos. Es el Señor quien nos lo pide: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos… hasta los confines de la tierra». Y también es el Señor quien, en este camino, nos pone al lado a María como compañera de viaje y madre solícita. Ella nos tranquiliza, porque nos recuerda que su Hijo Jesús está siempre con nosotros, como lo prometió: «Yo estoy con vosotros todos lo días hasta el fin del mundo».
El evangelista anota que «María permaneció con ella (con su prima Isabel) unos tres meses». Estas sencillas palabras revelan el objetivo más inmediato del viaje de María. El ángel le había anunciado que Isabel esperaba un hijo y que ya estaba en el sexto mes de embarazo. Pero Isabel era de edad avanzada y la cercanía de María, todavía muy joven, podía serle útil. Por esto María va a su casa y permanece con ella unos tres meses, para ofrecerle la cercanía afectuosa, la ayuda concreta y todas las atenciones cotidianas que necesitaba.
Isabel se convierte así en el símbolo de tantas personas ancianas y enfermas, es más, de todas las personas que necesitan ayuda y amor. Y son numerosas también hoy, en nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestras ciudades. Y María —que se había definido «la esclava del Señor»— se hace esclava de los hombres. Más precisamente, sirve al Señor que encuentra en los hermanos.
Pero la caridad de María no se limita a la ayuda concreta, sino que alcanza su culmen dando a Jesús mismo, «haciendo que lo encuentren». Es de nuevo san Lucas quien lo subraya: «En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno». Nos encontramos así en el corazón y en el culmen de la misión evangelizadora. Este es el significado más verdadero y el objetivo más genuino de todo camino misionero: dar a los hombres el Evangelio vivo y personal, que es el propio Señor Jesús. Y comunicar y dar a Jesús —como atestigua Isabel— llena el corazón de alegría: «En cuanto llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno». Jesús es el verdadero y único tesoro que nosotros tenemos para dar a la humanidad.”
En estos días próximos a las fiestas de la Navidad encomendémonos a nuestra Madre, la Santísima Virgen María, y dejémonos llevar por ella al gran misterio que vamos a celebrar, que junto a ella aprendamos a fiarnos del Señor, a abandonarnos en él, a dejar que el protagonismo lo lleve Él.