YA ES SEMANA SANTA

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miércoles, 25 de diciembre de 2024

FIESTA DEL PRIMER MÁRTIR, SAN ESTEBAN

SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR, 26 de diciembre.



Se le llama "protomartir" porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.

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----John Everett Millais, Saint Stephen, 1895,

Esteban fue un hombre extraordinario, lleno de fe y del Espíritu Santo, amado y estimado por todos los miembros de la comunidad cristiana. Su predicación tuvo gran aceptación y las conversiones se multiplicaban. La gente acudía a oírlo, dejaba la sinagoga y se añadía al grupo de los que creían en Jesús. Esteban, cuyo nombre significa “coronado”.




Llegó a ser uno de los hombres en los que más se pudieron apoyar los apóstoles para difundir su mensaje. Según podemos ver en los Hechos de los Apóstoles, la aparición de Esteban y de los otros diáconos en la vida pública de Jerusalén llegó cuando viudas y pobres que no eran israelitas se quejaron porque las ayudas eran destinadas a los propios israelitas antes que a los extranjeros.

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---Martirio de San Esteban Bernardo Daddi


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 En ese momento, los apóstoles argumentaron que ellos no podían hacer frente a esa clase de conflictos porque estarían dejando de lado su misión de difundir el mensaje divino. Por ello, dieron la oportunidad de elegir a siete hombres justos que se encargaran de repartir las ayudas entre los pobres.
 Los mismos ciudadanos eligieron a los siete hombres justos, entre los que se encontraba Esteban. Estos hombres fueron presentados a los apóstoles y ordenados diáconos.

Juan de Juanes

La labor de Esteban empezó a hacerse patente cuando los judíos venidos de otros países entablaban conversaciones con él, no pudiendo resistir la sabiduría que salía de sus palabras, inspiradas por el Espíritu Santo. Los de la sinagoga de los Libertos le llevaron delante del Sanedrín, presentando testigos falsos y acusándole de afirmar que Jesucristo iba a destruir el templo y poner fin a las leyes de Moisés.




Esteban pronunció un discurso ante el los miembros del Sanedrín en el que fue repasando la historia del pueblo de Israel, echándoles en cara a los judíos su eterna oposición a los profetas y enviados de Dios, llegando incluso a matar al más importantes de todos ellos, el Redentor Jesucri

 Oyendo esto, los miembros del Sanedrín se enfurecieron. Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo exclamando: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie a la derecha de Dios”. En ese momento, los que le escuchaban se taparon los oídos y se lanzaron contra él.
Lo sacan entre gritos y empujones fuera de las murallas; los verdugos, tras quitarse sus mantos y dárselos a un joven llamado Saulo, se disponen a lanzar piedras contra el cuerpo del primer mártir cristiano.


Esteban se hinca de rodillas y con los ojos hacia el Monte de los Olivos, donde un año o dos antes subió Jesús a los cielos, ruega a Él por los que le van a dar muerte, exclamando cuando siente los primeros golpes: “Domine Iesu, suscipe spiritum meum, Señor Jesús, recibe mi espíritu”.
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Cayó su cuerpo bañado en sangre. El perdón de los enemigos, la caridad cristiana que abraza a todos los hombres, el mandato del amor había arraigado bien en el corazón de la Iglesia. El primer mártir cristiano moría perdonando a sus verdugos, tal y como lo había hecho Jesucristo en lo alto de la cruz.



Esta mansedumbre y caridad cristiana es la nota distintiva de la plenitud de San Esteban. Estaba lleno de gracia, sabiduría y de poder sobrenatural, pero sobre todo estaba lleno de amor, tenía un corazón formado en la escuela de Cristo.

El odio contra Esteban y Jesús, recogido en el corazón más grande que allí había presente, el único en que cabía, se iba a convertir en amor. Saulo, el fariseo, será muy pronto Pablo, el siervo de Cristo.

 La mejor corona de Esteban será la conversión de Saulo, que ahora guarda los vestidos de los verdugos, y que se va a convertir en el Apóstol, en el medio elegido por Dios para dar a conocer la doctrina de su Hijo.



“SIN LA ORACIÓN DE SAN ESTEBAN, LA IGLESIA NO HUBIERA CONTADO CON SAN PABLO ENTRE SUS MIEMBROS” (“SI STEPHANUS NON ORASTE, ECCLESIA PAULUM NON HABERET”, SAN AGUSTÍN)

En el año 415 el descubrimiento de sus reliquias suscitó gran conmación en el mundo cristiano.

Cuando parte de estas reliquias fueron llevadas más tarde por Pablo Orosio a la isla de Menorca, fue tal el entusiasmo de los isleños que, ignorando la lección de caridad del primer mártir, pasaron a espada a los hebreos que se encontraban allí.

 La fiesta del primer mártir siempre fue celebrada inmediatamente después de la festividad navideña,







San Esteban y la pintura

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San Esteban en la sinagoga
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Zudaire

Wikioo.org – La Enciclopedia de las Bellas Artes - Pintura, Obras de arte de Juan De Juanes - El martirio de San Esteban
Juan de Juanes

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NOCHEBUENA Y NAVIDAD DIAS QUE SIGUEN

 26 DE DICIEMBRE

“ No os preocupéis de lo que vais a decir ”



En el Evangelio de hoy, Jesús aparece preparando a los discípulos para las dificultades que vendrán. Jesús es realista, no les augura éxitos fáciles, sino que les previene ante las dificultades, las acusaciones, calumnias, persecuciones que sufrirán en todo tiempo. “Todos os odiarán por mi nombre”:


san Mateo 10, 17-22 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.

Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy donde anuncia a sus seguidores que serán rechazados por muchos, arrestados y llevados a los tribunales, son un buen comentario a otras palabras de Jesús: “No está el discípulo por encima de su maestro, ni el siervo por encima de su amo”.

 Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Pero Jesús sabe que no todos aguantarán el tipo, no todos somos Esteban, no todos poseemos su fe y su fuerza. Y por eso, las palabras de Jesús son de esperanza y de fortaleza: “No os preocupéis”, porque en las peores circunstancias garantiza a sus discípulos la fuerza del Espíritu Santo.

 El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. 
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».


El único remedio válido contra el miedo es la fe, la confianza en Jesús, en la fuerza que viene del Espíritu Santo. 
Quien vive abandonado en las manos de Dios no está especialmente preocupado por una posible persecución, porque sabe que el Espíritu del Padre hablará por él, sabe que el amor que Dios nos tiene es más grande que todo el odio junto de los hombres. 
Los discípulos que hayan sabido dar testimonio de Jesús ante los hombres escucharán el testimonio de Jesús a favor suyo ante Dios.

Fue lo que le sucedió a San Esteban, el primer mártir cristiano. Por seguir y predicar lo mismo que su maestro Jesús, le sucedió lo mismo que a él, y le mataron lo mismo que él… y su final fue el mismo que el de Jesús, resucitando a una vida nueva de total felicidad. Jesús nos invita a perseverar con él hasta el final.

NAVIDAD

 “ Y el Verbo se hizo carne ”


según san Juan 1, 1-18 

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 

En estos días de Navidad nos vemos acompañados con este pasaje evangélico, varias veces se nos ofrece: el día de Navidad, el día séptimo de la octava y el segundo domingo después de la Natividad. Una y otra vez se nos invita a contemplar el misterio, -junto a los pastores-, se nos invita a quedarnos en silencio, “Te bendecimos, Señor, Dios Altísimo, que te has despojado de tu rango por nosotros.

Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. 

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. 

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. 

Hermanos, y hermanas, deteniéndonos ante el belén miremos el centro; vayamos más allá de las luces y los adornos, que son hermosos, y contemplemos al Niño. En su pequeñez es Dios. Reconozcámoslo: “Niño, Tú eres Dios, Dios-niño”. Dejémonos atravesar por este asombro escandaloso. Aquel que abraza al universo necesita que lo sostengan en brazos. 

Él, que ha hecho el sol, necesita ser arropado. La ternura en persona necesita ser mimada. El amor infinito tiene un corazón minúsculo, que emite ligeros latidos. La Palabra eterna es infante, es decir, incapaz de hablar. El Pan de vida debe ser alimentado. El creador del mundo no tiene hogar. Hoy todo se invierte: Dios viene al mundo pequeño. Su grandeza se ofrece en la pequeñez.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. 

Y nosotros, preguntémonos, ¿sabemos acoger este camino de Dios? Es el desafío de Navidad: Dios se revela, pero los hombres no lo entienden. Él se hace pequeño a los ojos del mundo y nosotros seguimos buscando la grandeza según el mundo, quizá incluso en nombre suyo. Dios se abaja y nosotros queremos subir al pedestal. 

El Altísimo indica la humildad y nosotros pretendemos brillar. Dios va en busca de los pastores, de los invisibles; nosotros buscamos visibilidad, hacernos notar. Jesús nace para servir y nosotros pasamos los años persiguiendo el éxito. Dios no busca fuerza y poder, pide ternura y pequeñez interior.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Esto es lo que podemos pedir a Jesús para Navidad: la gracia de la pequeñez. “Señor, enséñanos a amar la pequeñez. Ayúdanos a comprender que es el camino para la verdadera grandeza”.

NOCHEBUENA

según san Lucas 2, 1-14 

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. 

Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada. 

En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.

 El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. 

Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».



HOY ES NAVIDAD

Hoy es Navidad y un año más hemos recibido al Amor hecho Carne en nuestros corazones.

Gracias Padre, que nos amastes tanto, que nos distes a tu Hijo.




SUCEDIÓ EN BELÉN

En esta época del año, el mundo cristiano vuelva sus ojos hacia Belén, la ciudad en la que el Niño Dios vino al mundo.

 

 Y concretamente recordamos el sitio en el que tuvo lugar tan grandioso acontecimiento: la basílica de la Natividad.



con una puerta de entrada muy pequeña.y que al entrar nos hacemos pequeños ante el lugar donde

EL AMOR SE HIZO CARNE


Mosaicos que mando construir Santa Elena

Interior de la basílica
La Gruta de la Natividad



 y bajo un altar, clavada sobre el suelo, está la Estrella de Plata, señalando el sitio exacto en el que Cristo nació.
La Estrella tiene 14 puntas que simbolizan las 14 generaciones de la genealogía de Jesús.
14 desde Abrahan a David. 
14 desde David hasta la deportación de Babilonia
Y 14 desde la deportación hasta el Nacimiento de Jesús. 

De modo espiritual todos los cristianos en Navidad visitamos el lugar donde nació el Niño Dios.

martes, 24 de diciembre de 2024

NAVIDAD 2024

¡¡¡¡¡ FELIZ NAVIDAD !!!!

ES NAVIDAD Y LA SONRISA DE DIOS SE HACE PEQUEÑO PARA ESTAR A NUESTRA ALTURA

Es Amor que se hace visible, es silencio ante  el ruidoso mundo y sobre todo es FE y ESPERANZA

TIEMPO LITURGICO, NAVIDAD

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TIEMPO DE NAVIDAD

Durante este tiempo celebramos el nacimiento de Jesús en Belén. 

Pasadas las cuatro semanas de Adviento, la Iglesia católica celebra el Tiempo de Navidad, a partir de esta solemnidad, el 25 de diciembre.



Éste tiempo se extiende desde las I Vísperas de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, al atardecer del día 24, hasta las II Vísperas de la Solemnidad del Bautismo del Señor, el domingo después de la Epifanía (6 de enero).

 Durante estos días, la Iglesia conmemora la venida en carne mortal de Cristo a la tierra.

 Este es uno de los aspectos fundamentales, porque también es la actualización de la venida del Emmanuel, del Dios con nosotros, Dios que sigue actuante en cada uno de nosotros. Como tiempo de alegría, se emplean vestiduras blancas.




 La Navidad es una fiesta de gran importancia, el tiempo de Navidad es uno de los tiempos considerados "fuertes".


 Por su trascendencia, comunica la manifestación de Dios, hecho hombre: a San José y la Virgen, a los pastores de Belén, a los Reyes Magos y al mundo entero.


Así, durante este tiempo, se celebran algunas fiestas que se entremezclan entre la celebración, cosa impensable en Cuaresma o Pascua,

como San Esteban (26 de diciembre)

 la Sagrada Familia, que ocupa un lugar fijo el domingo de la octava de la Navidad. También es creencia popular que este tiempo termina el día de Reyes, sin embargo la Iglesia católica continua conmemorando el nacimiento de Cristo y su manifestación a las naciones (Epifanía) hasta el domingo siguiente, en que celebra la fiesta de su Bautismo y comienzo de la vida pública. Tras el tiempo de Navidad, sigue un periodo de Tiempo Ordinario. 

Su significado destaca la LUZ Y LA ALEGRIA por quien acaba de nacer, Jesús

 El color litúrgico de la Navidad es el blanco. 



Durante la navidad celebramos las siguientes fiestas:


Nochebuena y navidad 25 de diciembre 



Sagrada Familia 



El domingo entre navidad y año nuevo

 María madre de Dios
1 de enero


 Epifanía o Reyes Magos 
6 de Enero




Bautismo de Jesús
El domingo después de Reyes

lunes, 23 de diciembre de 2024

JOSE Y MARIA HAN LLEGADO A BELEN

 DE NAZAERT A  BELEN

El camino, en no muy buenas condiciones, lo harían en cuatro o cinco jornadas, con un borrico. q 

Un periplo 156 kilómetros que representó una auténtica prueba para la pareja.

Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, en su libro, de 2018, Jesús de Nazaret, nos recuerda la frase evangélica: “Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero” (Lucas 2, 1). Y dice Benedicto XVI “con estas palabras introduce Lucas su relato del nacimiento de Jesús y explica cómo es que tuvo lugar en Belén.

Dios se sirvió de este decreto del emperador romano para que María y José se encaminaran a Belén y allí naciera el Mesías, como había sido anunciado por los profetas.

Pasan por lugares conocidos por los Evangelios; Monte Tabor, Naif, el Pozo de Sique y por supuesto Jerusalén y por fin llegan a Belén.



Llegaron nuestros peregrinos sagrados a las cuatro de la tarde, cuando pensaba el Santo Patriarca hallar segura posada para la Madre de Dios, entre sus deudos, parientes y conocidos, poniendo fin y término a sus trabajos; entonces se le multiplicaron las penas, porque habiendo cumplido con el edicto del César, llegaron a las puertas de los parientes a buscar posada y todos les dieron con ella en la cara.

Consideremos que tristeza padecería su atribulado corazón en aquellas calles buscando en las puertas de los mesones un portal o pajar para la Emperatriz de los cielos. La mortificación que padecería con las palabras ásperas y desabridas con que los despedían, tratando al santo esposo de ocioso y vagabundo, al verla con tanta humildad y pobreza: ¡Qué lágrimas no derramarían sus ojos! 

Miraba a su santísima esposa desamparada y llorosa con el desprecio de los hombres.

Y cuantas veces tu y yo nos hemos  olvidado de Ella y de su Divino Niño.

 Procura salirles al encuentro y llevar al Divino Niño a tu alma, recibiéndole sacramentado este día, para que al fin de tu jornada te abra las puertas de su gloria.





EN UN HUMILDE PESEBRE
Una humilde cueva y pesebre de animales, donde puedes considerar, cómo habiendo llegado los peregrinos sagrados dan gracias al Eterno Padre, por aquel humilde y despreciado hospicio.



LAS JORNALITAS DIA 23

  «Las "Jornaditas", nueve días para contar el viaje de la Virgen y San José desde Nazaret a Belén»...





 Cada año, del 16 al 24 de diciembre, las tradicionales 'Jornaditas', una Solemne Novena en la que se cuenta, a través de imágenes, el camino de la Virgen María y de San José desde Nazaret a Belén como preludio del nacimiento del Niño Jesús.



OCTAVA JORNADA. 23 DE DICIEMBRE




 Contempla la octava jornada desde Jerusalén hasta llegar a Belén, 




donde habiendo llegado nuestros peregrinos sagrados a las cuatro de la tarde, cuando pensaba el Santo Patriarca hallar segura posada para la Madre de Dios, entre sus deudos, parientes y conocidos, poniendo fin y término a sus trabajos; entonces se le multiplicaron las penas, porque habiendo cumplido con el edicto del César, llegaron a las puertas de los parientes a buscar posada y todos les dieron con ella en la cara. 


Considera el sentimiento grande que padecería su atribulado corazón en aquellas calles buscando en las puertas de los mesones un portal o pajar para la Emperatriz de los cielos. La mortificación que padecería con las palabras ásperas y desabridas con que los despedían, tratando al santo esposo de ocioso y vagabundo, al verla con tanta humildad y pobreza: ¡Qué lágrimas no derramarían sus ojos!

 Y más cuando habiendo entrado la noche y desgajándose la niebla, corriendo los aires fríos y no teniendo donde volver los ojos, miraba a su santísima esposa desamparada y llorosa con el desprecio de los hombres. 

Considera también, qué sentiría el Divino Niño al ver a su Madre, traspasada con tan sangriento cuchillo de dolor, ¡qué lágrimas derramaría en sus entrañas, al ver sus amorosos llamamientos despreciados!


 La sordera voluntaria de los hombres, el recibimiento que le hizo el mundo. Y después de haber trasegado todos los mesones y casas de los poderosos sin hallar un portal para su descanso; míralos salir a las nieve de la noche, tristes, llorosos, afligidos y desamparados, a buscar entre los irracionales la piedad que los hombres les negaron. 

¿Qué haces, alma mía, que no se abren las puertas de tu corazón de dolor, para dar posada a la Santísima Virgen María y el Niño Dios? 

Procura salirles al encuentro y llevar al Divino Niño a tu alma, recibiéndole sacramentado este día, para que al fin de tu jornada te abra las puertas de su gloria.

Meditación del día

 En este octavo día meditaremos sobre la FE. 



 Una fe que es firme cuando nace una relación amistosa con el Señor. Una fe que es auténtica está confirmada con las buenas obras, de modo que nuestra religión no sea sólo rezos, ritos y tradiciones.

 Asimismo, necesitamos cultivar la fe con el trato constante con la Sagrada Escritura, la oración y la práctica religiosa de las virtudes. 

La fe es nuestro mejor apoyo en todo momento, especialmente en los tiempos de crisis. Por eso es necesario fortalecerla.

 Una fe fuerte no es asunto exclusivo de voluntad, la fe también -o fundamentalmente- es un don que viene del cielo. Así como debemos ejercitarnos en ella, hay que pedirle a Dios que aumente nuestra fe.

 Quien conoce y experimenta la fe auténtica, empieza a confiar sanamente en sí mismo, en Dios y en los demás. Toma la ruta que lleva hacia una fe sin vacilaciones como quería Jesús (Mc 11, 23). Esa es una fe que ilumina el amor con la fuerza de la confianza, ya que “el amor todo lo cree” (1Cor 13, 7). 

 La FE es la fuerza de la vida y sin ella andamos a la deriva. Razón tenía Publio Siro, el antiguo escritor latino (I a.C.), que sin conocer a Cristo, pudo decir: “El que ha perdido la fe, ya no tiene más que perder”. 

 ¡Cuidemos nuestra fe como se cuida un tesoro!



 ¡Qué algún día se pueda decir de nosotros como de la Virgen!: “Dichosa tú que has creído” (Lc 1, 45). 

 Oración al niño Dios 

 Señor, la Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano. 

 Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para acabar con el odio y sembrar justicia y paz. Oh, Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estás tú, y allí también es Navidad. Amén.

domingo, 22 de diciembre de 2024

ANTIFONA DE HOY 23 DE DICIEMBRE

 



Las “Ferias Mayores de Adviento”, Antífonas, siglo VII y VIII, que son los ocho días previos a la Solemnidad de la Natividad del Señor, y la liturgia se centra con mayor énfasis en la preparación de la conmemoración anual del nacimiento del Redentor.

 O Sapientia = sabiduría, Palabra 

 O Adonai = Señor poderoso 

 O Radix = raíz, renuevo de Jesé (padre de David)

 O Clavis = llave de David, que abre y cierra

 O Oriens = oriente, sol, luz 

 O Rex = rey de paz 

 O Emmanuel = Dios-con-nosotros 

 Leídas en sentido inverso las iniciales latinas de la primera palabra después de la «O», dan el acróstico «ero cras», que significa «vendré mañana», que es como la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles. 

 23 DE DICIEMBRE OH, ENMANUEL, 




 REY Y LEGISLADOR NUESTRO, VEN A SALVARNOS, SEÑOR, DIOS NUESTRO. 

 Isaías profetiza que una virgen quedará encinta y tendrá un hijo llamado Enmanuel, que se traduce “Dios-con-nosotros” (Is 7,14). El anuncio que hace San Gabriel a la Virgen María abunda en esa idea: “el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios” (Lc 1,35). Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

 OH DIOS CON NOSOTROS 

El título “Emmanuel” señala la categoría, el escalafón de quien nos visita: Dios mismo. En la historia de la salvación Dios se había hecho presente a través de criaturas En el momento de la Encarnación, el Señor mismo honra a la humanidad con su visita. No envía a nadie con un rango menor. Y por lo tanto, viene a estar con nosotros la persona de más alto rango posible. Nadie más grande que Dios, y nadie quien pueda honrar más a la raza humana que Dios mismo en persona. Reconociendo su dignidad, nos sentimos honrados, valorados, amados. 

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

 JUEVES

“ ¿Qué será este niño? ”


según san Lucas 1, 57-66 

Juan Bautista ha sido uno de los personajes que nos viene ofreciendo la liturgia a lo largo del Adviento como preparación para la celebración de la Navidad. Al fin y al cabo san Juan Bautista es para los cristianos el “precursor”. Así se presenta él.

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella. 

A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan». Y le dijeron: «Ninguno de tus parientes se llama así». 

Lo importante para un judío es el nombre. No sólo significa designación de una persona sino su ser, su misión, su destino. En este caso, lo curioso es que a Juan no se le pone el nombre de su padre Zacarías para seguir su misión de sacerdote en el templo, sino que se va a llamar Juan, que significa: Yavé se ha compadecido.

Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». 

Ya no es necesario ir al Templo para encontrarse con el Dios Misericordioso. De hecho, Dios ha tenido misericordia con Zacarías, fuera del TEMPLO. En el Templo apareció como un “incrédulo”. Y en su casa, en la soledad, en el silencio Dios se compadeció de Él y recuperó el habla.

Y todos se quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. 

Y todos los que los oían reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.


Señor, en vísperas de la Noche Buena quiero encontrarme contigo en la oración. Quiero meterme dentro de mí mismo y tratar de imitar a la Virgen en aquellos momentos. Su oración hecha de silencio, de devoción, de ternura, de fe, me animan a preparar mi alma para la venida de Jesús. Cierro mis oídos a los ruidos externos y mis ojos a las luces deslumbrantes. En silencio adoro, contemplo y amo.

DOMINGO


“ ¡Dichosa tú, que has creído! ”




El evangelio de Lucas relata la visita de María a Isabel; una escena maravillosa; la que es grande quiere compartir con la madre del Bautista el gozo y la alegría de lo que Dios hace por su pueblo. Vemos a María que no se queda en el fanal de la “anunciación” de Nazaret y viene a las montañas de Judea. Es como una visita divina,

según San Lucas 1, 39-45 
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un a ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 

Vemos a María ensalzada por su fe; porque ha creído el misterio escondido de Dios; porque está dispuesta a prestar su vida entera para que los hombres no se pierdan; porque puede traer en su seno a Aquél que salvará a los hombres de sus pecados. Este acontecimiento histórico y teológico es tan extraordinario para María como para nosotros. Y tan necesario para unos y para otros como la misma esperanza que ponemos en nuestras fuerzas.

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? 

Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».



Es la mujer del “Hágase”. Es la que acepta la voluntad de Dios, la que con su vida hizo realidad: “aquí estoy para hacer tu voluntad”. Quiso hacer de su vida una entrega al plan de Dios, quería lo que Dios quisiese. Deseaba hacer lo que le agradaba, “que se cumpla en mí su palabra”.

La fe es un don de Dios, que hemos de pedírselo al Señor y junto con los apóstoles decirle: Señor, auméntanos la fe, o con el padre que acudía al Señor para interceder por la curación de su joven enfermo: Señor, yo creo, pero aumenta mi fe.