SANTA CILIA DE JACA
De aquí parte un camino hacia Santa Cruz de Seros y Sa Juan de la Peña
Nada más salir de Jaca podemos desviarnos, cruzando el río Gas y sin llegar a la carretera de Atarés, hacia el monasterio de San Juan de la Peña.
El camino es difícil. Pero cómo perdértelo.
ATARES
Atarés es una bonita localidad, rezuma arquitectura popular por los cuatro costados. Mampostería, tejados de losa, chimeneas pirenaicas que nos recuerdan historias de espantabrujas.
La parroquial está dedicada a S. Julián y existe fuente de agua cristalina.
Tras abandonar el pueblo se asciende por el barranco de Atarés. Carrascas, robles o boj te flanquean en tu camino y si tienes suerte corzos y rapaces te saldrán al paso. Tendrás estrella.
Llegarás a la planicie de San Indalecio que dicen fue compañero del mismísimo Santiago y verás el Monasterio barroco nuevo de San Juan de la Peña.
A 1,6 km de Atarés tomamos una pista a la izquierda, que en seguida se convierte en sendero. Aquí comienza una larga, bonita y solitaria subida por zona boscosa, con zigzags, por la vertiente norte (sombría) de la sierra. Si el día es claro podremos disfrutar de una buena panorámica del Pirineo aragonés.
Después de una hora de subida, aproximadamente, salimos a la carretera se acceso al monasterio. La seguimos a la derecha, aprovechando algunos atajos, hasta el Monasterio Nuevo, donde nos reencontramos con la civilización en forma de turismo.
El Centro de Interpretación del Reino de Aragón se hace visita indispensable.
Caminarás descendiendo hacia el Monasterio Antiguo de San Juan de la Peña.
Nada menos que Sancho el Mayor de Navarra, allá por el siglo X lo comenzó a construir.
No te va a dejar indiferente. La sala del Concilio, el dormitorio de los monjes, la iglesia de San Julián y Santa Basilisa, la iglesia nueva, eso sí del siglo XI y dedicada a San Juan, cocinas, hornos y sobretodo: la necrópolis de los reyes de Aragón. Ramiro I, Sancho Ramirez o Pedro I eligieron a San Juan de la Peña como panteón real.
Y el entorno no le va a la zaga. Naturaleza y arquitectura. Espacio agreste. Sobrevuelan tu cabeza buitres comunes. Leyenda viva.
Cuentan que San Voto iba cazando ciervos por el monte Pano. Se cayó por el precipicio de un barranco y se encomendó a San Juan Bautista. El caballo milagrosamente descendió suavemente al suelo. Allí mismo encontró la cueva-ermita dedicada a San Juan. Y dentro el cadáver de un ermitaño, Juan de Atarés. Vendió todo. Regresó al lugar con su hermano Félix y se hicieron eremitas. El legendario monasterio de San Juan de la Peña había nacido.
Mención aparte merece el claustro románico. Podemos decir claustro rupestre, ya que su bóveda es la cueva que enmarca el monasterio. El repertorio vinculado a la creación de Eva, la tentación de Adán, la expulsión del Paraíso, San Juan Bautista o la infancia de Cristo. Camino de Santiago puro. Románico con mayúsculas. Tanto en la forma como en el contenido. Lo vas a contar.
Un último secreto. El Grial de las leyendas artúricas, el cáliz cristiano de la Ultima Cena, estuvo en este monasterio. Sus custodios, los reyes de Aragón. El poder de los milagros o los milagros del poder.
Dejamos atrás San Juan de la Peña y continuamos descendiendo hacia Santa Cruz de la Serós.
SANTA CRUZ DE SEROS
La localidad de Santa Cruz de la Serós se encuentra al pie de la Sierra de San Juan de la Cruz, en la comarca de la Jacetania, provincia de Huesca.
Se caracteriza por las construcciones de sus casas por el uso de la piedra escuadrada y la mampostería para levantar los muros y las losas de piedra superpuestas para las cubiertas. Las ventanas son pequeñas para combatir el frío invierno.
Destacan en sus tejados las chimeneas cónicas o cilíndricas con curiosas figuras que representan formas de caras, cruces y piedras piramidales que servían según las leyendas para proteger el interior de las casa de la posible entrada de las brujas, de ahí su nombre, el de espantabrujas.
En la plaza encontramos la bella iglesia de Santa María, antiguo monasterio femenino, lugar de retiro de damas nobles.
Fue el lugar elegido por las tres hijas del rey Ramiro I para su clausura y posterior descanso eterno; Doña Urraca,reina de Castilla, Doña Teresa y Doña Sancha.
Tiene una portada que es réplica de la Catedral de Jaca declarada monumento de interés cultural.
A la salida del pueblo, está la iglesia parroquial dedicada a San Caprasio.
Es una construcción típicamente lombarda, que probablemente data de los siglos X-XI.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
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