¿Felicidades mama!
miércoles, 31 de julio de 2024
1 DE AGOSTO
¿Felicidades mama!
martes, 30 de julio de 2024
IGNACIO DE LOYOLA I
Fundador de la Compañía de Jesús (Jesuitas)
Nació y fue bautizado como Iñigo en 1491,en 1491, en el castillo de Loyola en Azpeitia, población de Guipúzcoa, cerca de los Pirineos.
Su padre, don Bertrán, era señor de Ofiaz y de Loyola, jefe de una de las familias más antiguas y nobles de la región. Y no era menos ilustre el linaje de su madre, Marina Sáenz de Licona y Balda.
Iñigo (pues ése fue el nombre que recibió el santo en el bautismo) era el más joven de los ocho hijos y tres hijas de la noble pareja.
Quedó huérfano y fue educado en la Corte de la nobleza española, donde le instruyeron en los buenos modales y en la fortaleza de espíritu.
Iñigo luchó contra los franceses en el norte de Castilla.
Pero su breve carrera militar terminó abruptamente el 20 de mayo de 1521, cuando una bala de cañón le rompió la pierna durante la lucha en defensa del castillo de Pamplona. Después de que Iñigo fue herido, la guarnición española capituló.
Monumento Pamplona
Con el objeto de distraerse durante la convalecencia, Iñigo pidió algunos libros de caballería (aventuras de caballeros en la guerra), a los que siempre había sido muy afecto. Pero lo único que se encontró en el castillo de Loyola fue una historia de Cristo y un volumen de vidas de santos.
Iñigo los comenzó a leer para pasar el tiempo, pero poco a poco empezó a interesarse tanto que pasaba días enteros dedicado a la lectura. Y se decía: "Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, bien yo puedo hacer lo que ellos hicieron".
Inflamado por el fervor, se proponía ir en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora y entrar como hermano lego a un convento de cartujos.
Pero tales ideas eran intermitentes, pues su ansiedad de gloria y su amor por una dama, ocupaban todavía sus pensamientos. Sin embargo, cuando volvía a abrir el libro de la vida de los santos, comprendía la futilidad de la gloria mundana y presentía que sólo Dios podía satisfacer su corazón.
Las fluctuaciones duraron algún tiempo. Ello permitió a Iñigo observar una diferencia: en tanto que los pensamientos que procedían de Dios le dejaban lleno de consuelo, paz y tranquilidad, los pensamientos vanos le procuraban cierto deleite, pero no le dejaban sino amargura y vacío. Finalmente, Iñigo resolvió imitar a los santos y empezó por hacer toda penitencia corporal posible y llorar sus pecados.
Una noche, se le apareció la Madre de Dios, rodeada de luz y llevando en los brazos a Su Hijo.
La visión consoló profundamente a Ignacio.
Al terminar la convalecencia, hizo una peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Montserrat, donde determinó llevar vida de penitente. Su propósito era llegar a Tierra Santa y para ello debía embarcarse en Barcelona que está muy cerca de Montserrat.
La ciudad se encontraba cerrada por miedo a la peste que azotaba la región. Así tuvo que esperar en el pueblecito de Manresa, no lejos de Barcelona y a tres leguas de Montserrat.
El Señor tenía otros designios más urgentes para Ignacio en ese momento de su vida. Lo quería llevar a la profundidad de la entrega en oración y total pobreza. Se hospedó ahí, unas veces en el convento de los dominicos y otras en un hospicio de pobres.
Para orar y hacer penitencia, se retiraba a una cueva de los alrededores.
Así vivió durante casi un año.
"A fin de imitar a Cristo nuestro Señor y asemejarme a El, de verdad, cada vez más; quiero y escojo la pobreza con Cristo, pobre más que la riqueza; las humillaciones con Cristo humillado, más que los honores, y prefiero ser tenido por idiota y loco por Cristo, el primero que ha pasado por tal, antes que como sabio y prudente en este mundo".
Se decidió a "escoger el Camino de Dios, en vez del camino del mundo"...hasta lograr alcanzar su santidad. A las consolaciones de los primeros tiempos sucedió un período de aridez espiritual; ni la oración, ni la penitencia conseguían ahuyentar la sensación de vacío que encontraba en los sacramentos y la tristeza que le abrumaba. A ello se añadía una violenta tempestad de escrúpulos que le hacían creer que todo era pecado y le llevaron al borde de la desesperación.
En esa época, Ignacio empezó a anotar algunas experiencias que iban a servirle para el libro de los "Ejercicios Espirituales".
Finalmente, el santo salió de aquella noche oscura y el más profundo gozo espiritual sucedió a la tristeza.
Aquella experiencia dio a Ignacio una habilidad singular para ayudar a los escrupulosos y un gran discernimiento en materia de dirección espiritual.
Más tarde, confesó al P. Laínez que, en una hora de oración en Manresa, había aprendido más de lo que pudiesen haberle enseñado todos los maestros en las universidades.
En febrero de 1523, Ignacio por fin partió en peregrinación a Tierra Santa.
Pidió limosna en el camino, se embarcó en Barcelona, pasó la Pascua en Roma, tomó otra nave en Venecia con rumbo a Chipre y de ahí se trasladó a Jaffa.
Del puerto, a lomo de mula, se dirigió a Jerusalén, donde tenía el firme propósito de establecerse.
Pero, al fin de su peregrinación por los Santos Lugares, el franciscano encargado de guardarlos le ordenó que abandonase Palestina, temeroso de que los mahometanos, enfurecidos por el proselitismo de Ignacio, le raptasen y pidiesen rescate por él. Por lo tanto, el joven renunció a su proyecto y obedeció, aunque no tenía la menor idea de lo que iba a hacer al regresar a Europa.
Otra vez, la Divina Providencia tenía designios para esta alma tan generosa.
domingo, 28 de julio de 2024
JESUS TOMÓ LOS PANES Y LOS REPARTIO
“ Jesús tomó los panes y los repartió ”
Del santo Evangelio según san Juan 6, 1-15 En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
sábado, 27 de julio de 2024
MIRAR NUESTRAS MANOS
Todos sabemos lo que significa el pan. Entre otros aspectos, nos trae connotaciones de bienestar. Nos recuerda que, el trabajo, nos procura aquello que más necesitamos para seguir adelante: el pan de cada día.
El sabor a pan marca también el evangelio de este domingo.
El secreto de la generosidad no está en la abundancia sino en la bondad del corazón. Constantemente nos encontramos con personas acaudaladas que son inmensamente tacañas y, por el contrario, con gente con escasos recursos económicos que son tremendamente espléndidos.
La buena voluntad, es lo que nos hace grandes, solidarios, cercanos y sensibles a las carencias de los demás. Cuando existe la buena voluntad, está asegurado el primer paso para alcanzar un corazón grande. Es el todo, aún teniendo poco.
Jesús consciente de la necesidad de aquellos que le escuchaban. Eran personas con hambre de Dios pero, como humanos, con ganas de pan recién amasado. Las dos carencias, supo y quiso satisfacer con mano providente. Jesús les dio el pan del cielo y les multiplicó a manos llenas el pan que requerían para seguir viviendo.
¿Qué hubiera ocurrido con aquellas personas si Jesús no hubiera salido al frente de aquella necesidad?
Tal vez. Pero, el Evangelio, nos habla del auxilio puntual de Jesús. En su mano se encuentra la bondad misma de Dios. Es un Dios que salva al hombre de sus angustias.
Que aprendamos esta gran lección: la felicidad no reside tanto en el tener cuanto en el compartir. Cuando se ofrece, el corazón vibra, se oxigena, se rejuvenece.
Todos, cada día, debiéramos de mirar nuestras manos. No para que nos lean el futuro, cuanto para percatarnos si –en esas horas- hemos realizado una buena obra; si hemos ofrecido cariño; si hemos desplegado las alas de nuestra caridad; si hemos construido o por el contrario derrumbado; si nos hemos centuplicado o restado en bien de la justicia o de la fraternidad.
Si, amigos. Cada día que pasa, cada día que vivimos es una oportunidad que Dios nos da para multiplicarnos, desgastarnos y brindarnos generosamente por los demás. Al fin y al cabo, en el atardecer de la vida, nos examinarán del amor. Dejarán de tener efecto nuestras cuentas corrientes. Nuestras inversiones. Nuestros apellidos y nobleza. Nuestra apariencia y riqueza….y comenzará a valer, su peso en oro, las manos que supieron estar siempre abiertas.
AQUÍ ME TIENES, SEÑOR
Cada vez que celebramos la eucaristía, el Señor, no es que multiplique el simple pan. Es que, en cada altar, se hace presente. Se multiplica Él mismo de una manera radical, amorosa y sacrificial: se entrega por nosotros para que, un día, podamos contemplar cara a cara el rostro del Dios vivo.
Señor creo en Ti porque no das sólo tu pan, te das a Ti mismo Porque no te quedas en promesas pues, bien lo sabemos, que te ofreces a Ti mismo Porque, ante la necesidad de cuántos me rodean sé que soy tu mano abierta y tu voz que denuncia tus labios que hablan y tu pan que se reparte
ORACIONES DEL 2º TIEMPPO ORDINARIO DOMINGO XVI, XVII Y XVIII
DOMINGO XVIII
QUÉ ME DAS, SEÑOR, A CAMBIO (Domingo XVIII B)De mi confianza cuando la deposito en ti y me alejo de los que me prometes otros paraísos ¿Qué me das, Señor, a cambio? De mi seguimiento y de mi fidelidad de mi silencio o de mi reconciliación de la ofrenda de mi vida o de mis esfuerzos
¿Qué me das, Señor, a cambio? De mi fe, aunque sea débil y hasta interesada De mi constancia, aunque a veces me quede por el camino De mi audacia, aunque en momentos piense más en mí que en Ti ¿Qué me das, Señor, a cambio?
¿Me darás, tal vez, la Vida Eterna, frente a esta efímera? ¿Tal vez tus palabras verdaderas en contra de las falsas que me rodean? ¿Tal vez tu mano cuando otras me abandonan?
¡Necesito que me des tanto, Señor! Tu presencia, cuando me encuentro huérfano Tu luz, cuando la oscuridad eclipsa mi esperanza Tu cielo, cuando sólo veo tierra y más tierra Tus mandamientos, cuando construyo una vida a la carta Tu respuesta, cuando ya nadie me escucha ni me responde
¡Dame, Señor, sobre todo tu persona! Que temo no encontrarte en la dirección por donde busco o, tal vez, hacerme un “dios” a mi medida Que temo encontrarte demasiado rápido sin cambiar mis días en poco o en nada Que temo confundirte con otros señores y disfrazarte de comodidad y de riqueza de orgullo y de existencia del todo fácil
Ven a mi encuentro, Jesús, y aléjame de todo aquello que me impide ser tu testigo de todo aquello que me aleja de tu reino de todo aquello que me confunde y me degrada de todo aquello que, simplemente, no eres Tú. Amén
D
Señor, ven a ser el alimento de mi alma porque sólo Tú eres mi fortaleza.
L
Jesús, como esa gente vengo a tu encuentro, quiero hablar contigo y escuchar tus palabras en esta oración. ¿Qué quieres que haga hoy por ti? No busco ningún interés personal, lo único que te pido es que multipliques tu gracia en mí para poder experimentar tu amor y tu cercanía para trasmitirlos a los demás
M
Jesús, quiero vivir con coherencia mi fe. Ayúdame a extender tu reino en la tierra incluso, si es necesario, con las palabras.
X
Señor mío y Dios mío, aquí estoy a tus pies para alabarte. Quiero ser todo tuyo y ofrecerte todo lo que soy. No quiero hacer nada más que tu voluntad. Quiero hacer lo que Tú me pidas pues sé que eso es lo que da la plena felicidad y la paz profunda.
J
Hoy, Señor, quiero iluminar la lámpara de mi vida con la tuya. “Quiero que tu luz me deje ver la luz” (Sal. 36,9). La lámpara de mi vida con frecuencia se apaga, si no se deja iluminar por tu Luz. Yo no puedo presumir de ser astro con luz propia; pero no me importa con tal de ser iluminado por Ti, mi Sol, que alumbras siempre y nunca te apagas.
V
Jesús, al igual que Pedro no me gusta, en muchas ocasiones, el camino que debo recorrer para aspirar a la santidad. Por eso hoy, con mucha fe y esperanza, te busco en la oración para suplicarte me concedas llegar a percibir tus sentimientos y conocer a fondo tu corazón. Que el centro de mi oración seas Tú, y no tanto mis problemas o dificultades personales.
S
Padre santo, ayúdame a buscar lo que me haga crecer en el amor, para darte gloria y servir mejor a los demás: bienes que duren y valgan para la eternidad. Y, aunque no me guste ni me atreva a buscarla, que sepa renunciar a mí mismo para tomar mi cruz y seguirte.
DOMINGO XVII
AQUÍ ME TIENES, SEÑOR Soy poco, muy poco o casi nada, pero con tus manos multiplicarás lo que en el mundo sea más necesario por tu Reino. Conoces mi debilidad, mis pecados, mis carencias y errores, más sé que con tu mirada, y por mí fe, multiplicarás lo bueno que en mí pusiste y harás que, aquellos que me rodean, puedan servirse de la bondad que desparramas.
AQUÍ ME TIENES, SEÑOR Quiero ser uno de esos cinco panes, para que, el hambriento que sale al camino no marche a su casa sin haber comido del pan de mi fraternidad del auxilio de mi solidaridad del agua de mi caridad
AQUÍ ME TIENES, SEÑOR Tal vez, sea insuficiente; mis capacidades, mi pensamiento, mi alabanza, mi oración, mi entrega, mi testimonio. Tal vez sea poco lo que la cesta de mi corazón albergue. Pero, aquí me tienes, Señor Mucho me diste y, por ello, te doy las gracias, te bendigo y te alabo. Mucho me diste y, por ello, te pido que nunca deje de ser sensible a las necesidades de mis hermanos. Amén
D
Cada día que pasa, cada día que vivimos es una oportunidad que Dios nos da para multiplicarnos, desgastarnos y brindarnos generosamente por los demás. Al fin y al cabo, en el atardecer de la vida, nos examinarán del amor. Dejarán de tener efecto nuestras cuentas corrientes. Nuestras inversiones. Nuestros apellidos y nobleza. Nuestra apariencia y riqueza….y comenzará a valer, su peso en oro, las manos que supieron estar siempre abiertas.
L
Pidamosle hoy al Señor que no permita que el ritmo frenético de nuestras jornadas nos atropelle hasta el punto de dejar de estar inspirado por el amor en todos nuestros servicios y quehaceres cotidianos y, sobre todo, que no deje que la experiencia de dolor nos aleje de Él, más bien, como hizo Marta, sea para nosotros ocasión y experiencia fecunda de resurrección y de vida.
M
La fe nos invita a saber convivir con el pecado y así vencer al mal con el bien, ha hacer frente en la vida de cada día a las dificultades y pruebas de todo tipo. Mientras, tenemos que practicar la paciencia como hace Dios con nosotros hasta que al final de los tiempos brille la luz del bien y reine el amor.
Señor de Misericordia, vengo a ponerme en tu presencia para pedirte que pongas tus palabras y tu mensaje en mi corazón para que sepa darte el fruto que Tú buscas en mí. Aumenta mi fe para verte en mi vida y en los demás; aumenta mi esperanza para vivir con alegría deseando estar contigo en la eternidad; y aumenta mi amor para nunca abandonarte ni dejarte solo porque Tú nunca me abandonas ni te apartas de mí.
X
. Arriesga tu vida, pues el tesoro, desde luego, es la salvación, el amor,la pasión que Dios siente por nosotros. ¿Harías tú lo mismo por el Reino? Si es así, eres un verdadero discípulo. Que San Ignacio de Loyola, maestro espiritual, cuya fiesta celebramos hoy, nos ayude a saber discernir en nuestra vida hasta qué punto reflejamos ese amor y pasión por Dios por encima de todas las cosas.
Hazme digno depositario de tus dones e ilumina mi mente y entendimiento para escuchar tus palabras en este momento de oración en el que vengo humildemente a pedirte tu ayuda. Santifica mi vida para ayudar a otros a encontrarte.
J
Si Dios es amor, todo en la Biblia me tiene que hablar del amor. Si no saco amor es que no la he leído bien.
Tú quieres y puedes estar presente en mi oración. Ante mi debilidad, ante la distracción, necesito de tu gracia para que nunca más desprecie la intimidad que puedo llegar a tener contigo en la oración.
DOMINGO XVI
¡DIFÍCIL PERO… ADELANTE! Proclamando, con voz fuerte y clara, que el Señor es el centro de nuestra historia que, sin Él, todo desvaría y está llamado al fracaso. Anunciando, de palabra y de obra, que el Señor es la fuente de nuestra energía que no es un ayer que pasó que no es un ídolo con túnica y un simple cayado Que, el Señor, es mucho más que leyenda
¡DIFÍCIL PERO... ADELANTE! Enseñando que, un cielo, nos aguarda Recordando que, en Dios, somos hermanos Gritando que, el perdón, puede más que el odio Trabajando para que, la tierra, sea una estampa de lo que nos espera en lo eterno.
¡DIFÍCIL PERO…ADELANTE! Conscientes de nuestros pecados y miserias Convirtiéndonos de caminos y actitudes equivocadas Retornando de la dispersión y de la confusión Rezando para que, aquello que decimos y obramos, sea inspiración divina y no solamente humana
¡DIFÍCIL PERO…ADELANTE! Que, Jesús, nos precede en el camino nos empuja cuando los vientos del mundo nos detienen nos alienta cuando nuestros pies se frenan nos levanta cuando nuestros rostros caen nos perdona cuando nuestros pecados nos abruman Que, Jesús, nos quiere de carne y hueso Que, Jesús, es consciente de nuestro barro Que, Jesús, sabe que no somos dioses Que, Jesús, confía en nuestras débiles manos
¡DIFÍCIL PERO…ADELANTE! ¡Siempre adelante! En nuestra tarea de ser cristianos En nuestro deseo de anunciar el cielo En nuestro empeño de que Cristo sea conocido En nuestras encrucijadas y desvelos ¿Siempre, siempre, adelante
Dviernes, 26 de julio de 2024
DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO
“ El trigo y la cizaña ”
santo evangelio según san Mateo 13,24-30
, la parábola del trigo y la cizaña plantea el problema de la coexistencia del bien y el mal. “Está claro: el campo es fértil y la simiente es buena
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó.
el señor del campo ha lanzado a voleo la semilla en el momento propicio y con arte consumada; además, ha organizado una vigilancia para proteger la siembra reciente.
Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña.
Si después aparece la cizaña, es porque no ha habido correspondencia, porque los hombres –los cristianos especialmente– se han dormido, y han permitido que el enemigo se acercara
Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”.
Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”. Los criados le preguntan: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?”.
Y lo más importante de la persona siempre es el trigo, ese haz de bondad que llevamos dentro. Conozco personas que, en un afán de celo por corregir a una persona, se la han cargado como persona.
Pero él les respondió: “No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo.
Los cristianos debemos tener “corrección fraterna”. Si se corrige sin fraternidad, sin delicadeza, sin amor, no hay corrección cristiana sino despellejamiento de las personas. Eso, ciertamente, no lo quiere Dios.
Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”».
La parábola de Jesús deja claro que el mal no procede de Dios, sino del enemigo, el maligno, que es astuto y siembra el mal en medio del bien, de modo que resulta difícil separarlos con claridad, aunque el justo Juez podrá hacerlo. Ahora bien, no cabe esperar una intervención inmediata para atajar el mal, porque Dios es paciente y misericordioso.
VIERNES
“ El que escucha la palabra y la entiende, dará fruto ”
El protagonismo fundamental del Señor en la proclamación de la Palabra, Él que lo es por antonomasia, pero sin duda también nosotros hemos sido elegidos para sembrar en todos y cada uno de los ámbitos en que nos movemos. En este sentido, yo animaría a reflexionar sobre nuestros ámbitos de predicación, si realmente sembramos o solamente arrojamos las semillas, si nos acercamos con actitud de amor y servicio o nos dejamos llevar por cierta molicie “profesional” a nuestros hermanos los hombres, los próximos y los más lejanos.
evangelio según san Mateo 13,18-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Entre la tierra buena y la mala está también el terreno pedregoso, que coincide con “el corazón superficial, que acoge al Señor, quiere rezar, amar y dar testimonio, pero no persevera, se cansa y no “despega”
“Es un corazón sin profundidad, donde las piedras de la pereza prevalecen sobre la tierra buena, donde el amor es inconstante y pasajero. Pero quien acoge al Señor solo cuando le apetece, no da fruto”
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
esta parábola tiene que hacernos reflexionar sobre mi vida y mis actitudes respecto a Dios, el Decálogo, el Mandamiento nuevo del Amor y cómo puedo hacerlo Vida en mi vida y en la de mis hermanos los hombres, tanto los que están en el camino como los que están entre las zarzas... y esperar confiados en que mi palabra y mis actos lleven en verdad al Señor a este mundo difícil al que nos toca amar y servir.
JUEVES
“ Bienaventurados vuestros ojos porque ven ”
Jesús sabe que su palabra es como una semilla que puede caer al borde del camino, o entre pedregales; pero no se cansa nunca de sembrar. Por sembrar que no quede. Pero sueña por encontrar un buen terreno que dé el treinta, el setenta o el ciento por uno. A los que acontece eso son realmente dichosos
JUEVES
“ No sabéis lo que pedís ”
según san Mateo 20, 20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó: ¿«Qué deseas?». Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?». Contestaron: «Podemos».
Santiago no mató ni a moros ni a nadie. Santiago se dejó matar por dar testimonio del Evangelio de Jesús. Ese Santiago que pedía los primeros puestos, fue trabajado por Jesús y fue capaz de “beber la copa del dolor” para parecerse más a él.
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen.
No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Estamos aquí para servir, para lavar los pies, para dar de comer al hambriento, para hacer la vida más agradable a la gente que lo pasa mal, aunque esto suponga que yo debo sacrificarme.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».
“No sabéis pedir”. ¿Es posible que haciendo oración todos los días, me digas que no sé pedir? Con humildad, debo confesar que es así.
Dime Tú cómo tengo que pedir. Haz que yo esté dispuesto a beber la copa que Tú ya has bebido.
MIÉRCOLES
“ El que tenga oídos que oiga ”
según san Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar.
“Salió el sembrador”. No se quedó en casa guardando la semilla en el granero, conservándola. Salió a pesar del riesgo. Salió convencido de que no podía quedarse con la semilla sin sembrarla. Y salió con gozo, con ilusión, con esperanza.
Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Lo sembró todo: No sólo la buena tierra, sino los caminos, las piedras, los espinos. Derrochó la semilla. No se cansó de sembrar. Para indicarnos que lo nuestro es “sembrar”, sembrarlo todo, gastar la vida sembrando.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra sesenta; otra, treinta.
el dato más sorprendente de la parábola es la increíble cosecha final de la tierra buena, ya que en la Palestina del siglo I lo normal era esperar una cosecha de siete por uno, pero una cosecha de treinta, sesenta y ciento por uno es exageradamente sorprendente a los oídos de los oyentes de Jesús.
El que tenga oídos, que oiga».
Señor, yo necesito una siembra de tu palabra. Y necesito que la siembres Tú, el mejor sembrador. Necesito que la semilla de tu palabra caiga sobre mí “como lluvia que empapa la tierra” y la hace fructificar. No me interesa, de momento, la cosecha. Eso es cosa tuya. Me interesa la siembra, el quedar sembrado de verdad, de bondad, de dulzura, de misericordia.
MARTES
“ Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado ”
según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
En el Evangelio de hoy, nos resalta el permanecer, se nos invita a permanecer en el Señor, ya que el que esta unido a Él puede dar fruto, recuerda que sin Él no podemos nada, todo lo que podamos llegar a hacer es poco más que ruido, sin embargo, unidos a Él, experimentaremos tantas maravillas, la fuerza de su gracia, nos sorprenderemos de lo que podremos llegar a realizar, de su presencia, de su espíritu, de sus acciones en nosotros, tantas y tantas cosas. Todo don. Muchos motivos para el agradecimiento y la esperanza.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Sin mí podéis hacer poco. Sin Jesús no podemos hacer nada. Cuando trabajamos y nos atribuimos algo a nosotros, eso se lo estamos robando a Cristo. Un sarmiento separado de la vid, no puede dar ningún fruto. Esto nos hace ser humildes y sentir la necesidad que tenemos de Jesús.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».
Claro que el dar fruto abundante no va necesariamente ligado a la sensación de éxito. La cruz fue el éxito más espectacular de Jesús; no tuvo nada que ver con gratas impresiones.
Los éxitos cosquillean y excitan el ego; los frutos de los que habla Jesús, como están centrados en los demás, no afectan al ego. Evocamos el símil del grano de trigo que da mucho fruto solamente si muere.
Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo poda, para que dé más fruto. El sarmiento podado llora savia; parece que se le va la vida. Pero todo viñador sabe que esa es la manera de que dé más fruto. El instrumento mejor de una buena poda es la Palabra de Dios. Palabra de Dios, savia de nuestra oración primero, para luego ser savia de vida.
LUNES
“ Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? ”
En el Evangelio de hoy nos aparece el Señor consolando a María, le da un mensaje para los Apóstoles, la hace apóstol de los apóstoles. Y fue María Magdalena y anunció a los discípulos: ¡He visto al Señor!, y a continuación les contó todo lo que había sucedido. Nos imaginamos la alegría con que María pronunciaría estas palabras: ¡He visto al Señor!
según san Juan 20, 1-2. 11-18
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?».
A quien más ama María es a Jesús por eso lloraba su ausencia afuera del sepulcro y mientras lloraba ve a los ángeles y luego al Señor, pero el dolor y la pena es tan grande que no lo reconoce; el mismo Jesús le ayuda para que lo reconozca llamándola por su nombre: María;
Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice: «¡María!».
ella al escuchar como el Señor pronuncia su nombre, descubre su presencia, la pena se transforma en alegría, la oscuridad en luz, entonces Jesús la envía a anunciarles a los discípulos la gran noticia y María se transforma en la Apóstola, la enviada del Señor, la testigo de Jesús Resucitado.
Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre.
Pero anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».
MIÉRCOLES
DOMINGO
“ Se puso a enseñarles con calma ”
En este Evangelio de Marcos, en varias ocasiones, aparece Jesús “enseñando” sin decir qué enseñaba y cómo enseñaba. Y este verbo, sin complemento, es sumamente sugerente. Jesús no enseñaba sólo con sus palabras. Jesús enseñaba con sus silencios, con sus miradas, con su ternura. Lo dice el evangelio de hoy: “Jesús vio una multitud y le dio lástima”, es decir, le dio un vuelco el corazón y comenzó a enseñarles.
según San Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Les ha ido mejor de lo esperado y están ansiosos por contar sus experiencias. Después de escuchar a todos, Jesús les invita a un descanso:
Él les dijo: «Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco». Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Toda vocación cristiana que quiera mantenerse en la perspectiva correcta, necesita equilibrio entre trabajo y descanso. Saber tomar un respiro es cosa buena y necesaria. Y esto todos los días. Como lo hacía Él, que antes de la salida del sol se retiraba a lugares solitarios para estar a solas con Abbá
Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Lo imprevisto, ha sido previsto por el Señor. Nada sucede por casualidad. En el caso de hoy Jesús nos enseña a estar siempre dispuestos a cambiar nuestros planes. La multitud ha trastornado el plan de Jesús. Él contempla la multitud con ojos compasivos. Ve a tantos que van por la vida sin rumbo, como ovejas sin pastor, y se conmueve. La suya no es una emoción superficial; le llega al corazón. Y cambia sus planes y se pone a enseñarles con calma.
Nosotros. Por la mañana o por la tarde, Evangelio en mano, compartiremos con Él nuestras experiencias, aspiraciones, gozos y penas. Necesito aprender a distanciarme de mis afanes diarios, de todo lo mío, de mí mismo. Necesito no caer en la tentación de Marta que, creyéndose indispensable, no sabe dejar sus santas ocupaciones para sentarse unos momentos junto a su hermana escuchando a Jesús.
jueves, 25 de julio de 2024
EL QUE QUIERA SER GRANDE,QUE SEA VUESTRO SERVIDOR
“ El que quiera ser grande, que sea vuestro servidor ”
EL QUE QUIERA SER GRQNDE QUE SE HAGA SERVIDOR
del santo evangelio según san Mateo 20, 20-28 En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?». Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
SANTIAGO PATRÓN DE ESPAÑA
¡ Santiago y cierra España!
Esta frase ha sido utilizado desde la Reconquista por los soldados antes de cada carga en ofensiva.
Desde el s. IX los reyes de la Reconquista reconocieron al apóstol Santiago como patrón de España, y establecieron el Voto de Santiago, que consistía en que las tierras conquistadas debían hacer todos los años una ofrenda obligatoria de bienes a la Catedral de Santiago, en agradecimiento por la intercesión del Apóstol.
Las Cortes Españolas establecieron en 1646 que ese Voto fuese ofrenda de los reyes, príncipes y del arzobispo compostelano a la Iglesia del Apóstol, y así sigue haciéndose simbólicamente aún hoy, durante la misa solemne del Día de Santiago.
En el año 1630, siendo dicho monarca Felipe IV, el papa Urbano VIII decretó oficialmente que el Apóstol Santiago, el Mayor, fuera considerado solo y único Patrón de la Nación Española. «Dios hizo a Santiago, Patrón de España, que no existía entonces, para que cuando llegue el día pudiera interceder por ella y volverla otra vez a la vida con su doctrina y con su espada», afirmó en una ocasión Francisco de Quevedo.
Esta decisión fue contra el parecer de algunos que querían que declarase también a santa Teresa de Jesús copatrona.
SANTIAGO APÓSTOL
El Señor paseando junto al Mar de Galilea vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano estaban con las redes y les llamas.....
Llamas a Santiago para estar a tu lado y él lo deja todo, también deja su tierra y viene a España.
nos trae la alegría del Evangelio: que tu Señor vives, que estas aqui, que no has muerto y vives en nosotros.
Santiago patrón de España, sigues siendo luz de nuestro sendero, luz en nuestra nación,luz en nuestro caminar hacia Dios.
Caminemos con él con fe y esperanza.
miércoles, 24 de julio de 2024
LA SEMILLA QUE CAYO EN BUENA TIERRA
EL QUE OYE LA PALABRA Y LA COMPRENDE
esta parábola tiene que hacernos reflexionar sobre mi vida y mis actitudes respecto a Dios, el Decálogo, el Mandamiento nuevo del Amor y cómo puedo hacerlo Vida en mi vida y en la de mis hermanos los hombres, tanto los que están en el camino como los que están entre las zarzas... y esperar confiados en que mi palabra y mis actos lleven en verdad al Señor a este mundo difícil al que nos toca amar y servir.
Dios nos necesita, aunque todo o casi todo lo haga Él.
"Sólo Dios puede dar vida; pero tú puedes ayudar a transmitirla.
Sólo Dios puede dar la fe; pero tú puedes dar tu testimonio.
Sólo Dios es el autor de la esperanza; pero tú puedes ayudar a tu amigo a encontrarla.
Sólo Dios puede dar amor; pero tú puedes enseñar a otros cómo se ama.
Sólo Dios puede hacer lo imposible; pero tú puedes hacer lo posible.
Sólo Dios hace que bajo el sol crezcan los trigales; pero tú puedes triturar ese grano y repartir ese pan. Sólo Dios puede impedir las guerras; pero tú puedes no reñir con tu mujer o tu hermano.
Sólo a Dios se le ocurrió el invento del fuego; pero tú puedes prestar una caja de cerillas.
En realidad, ya ves que Dios se basta a sí mismo; pero parece que prefiere seguir contando contigo, con tus nadas, con tus casi nadas". (José Luis Martín Descalzo)
martes, 23 de julio de 2024
SANTA BRIGIDA VIVIO EL EVANGELIO
santo evangelio según san Juan (15,1-8)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Hoy celebramos la fiesta de santa Brígida de Suecia.
En la mayoría de los países es memoria libre pero en Europa es fiesta porque es una de las patronas de Europa. Fue una santa viajera. Desde su Suecia natal peregrinó a Compostela, a Roma y a Tierra Santa, los tres lugares de referencia religiosa en el Medioevo.
Habló a las autoridades civiles y eclesiásticas. Fustigó la corrupción. Nadie, ni siquiera el Papa, se vio libre de sus admoniciones.
Su patronazgo se debe sin duda alguna a todo el esfuerzo que hizo para que el papado volviera a Roma de su exilio en Aviñón.
Brígida vivió el Evangelio que acabamos de proclamar pues descubrió que solo permaneciendo en el Señor una vida puede dar fruto porque sin Él no podemos nada y ella siendo laica y mujer, se dejó llevar por el Espíritu y fue portadora de un espíritu profético que le llevaba a denunciar la mala conducta y los errores de papas, reyes y nobles. Sin miedo, sin importarle las consecuencias, porque su vida estaba sentada sobre la roca firme de la fe.
Hoy nos hacen falta hombres y mujeres en la Iglesia que, como santa Brígida, sean profetas del Espíritu, que nos llamen a la unidad, a ser fieles al Evangelio, que recuerden a nuestros pueblos que, por encima del consumismo y del bienestar, está la solidaridad y la unidad, la fraternidad y la justicia.
lunes, 22 de julio de 2024
YO SOY LA VERDADERA VID
según san Juan (15,1-8)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
¡Qué alivio saber que el único requisito para formar parte de la familia de Dios es engancharse a Cristo como el “sarmiento a la vid”
MUJER, PORQUE LLORAS
santo evangelio según san Juan (20,11-18)
En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?».
María pensaba que iba a encontrar el cuerpo para ungirlo, en cambio, encontró una tumba vacía. Había ido a llorar a un muerto, pero en su lugar escuchó un anuncio de vida.
Tenía necesidad de sentir su dulce presencia, y su corazón quería reavivar el aliento de sus palabras, que jamás se había apagado y se encontró una tumba vacía.
Corremos hacia el sepulcro como María, para venerar lo que nos queda de Dios. Corremos hacia el sepulcro para buscar "sucedáneos" de Dios, con el riesgo de "reducir" la fe a abrazar un cuerpo sin vida, queremos tocarlo, verlo, estrecharlo...
Y en cambio lloramos porque no lo vemos. Lo buscamos en un sepulcro y queremos encerrarlo en un relicario...
La tumba está eternamente vacía:¡Dios está en otra parte!
Cuando Maria escucha su nombre, "¡Maria!" ella se estremece al oír la voz tan familiar y tan querida. "¡Maestro"!
El corazón dicta las palabras que la razón se niega todavía a pronunciar. Marìa se arrojó a sus pies o a sus brazos y al cabo de un rato Jesús le dijo: "bueno, suéltame ya".
¿No comprendes que ha resucitado de entre los muertos? Nuestra relación ha cambiado. Ahora todo es distinto.
Ese es el salto de fe que el creyente se ve obligado a dar: pasar del aprecio por la figura humana, por las enseñanzas hermosas de quien podría asimilarse a un profeta de los muchos que pululaban por la Judea del primer siglo, a la confesión de fe en el Resucitado en respuesta a una llamada por el nombre.
Tenlo presente: a ti también te llamó o te va a llamar un día y tendrás que mirar al que está Vivo con los ojos de la fe en vez de con una visión humana (ahí cabe sociológica, antropológica, incluso religiosa). Estás invitado a ser como Magdalena en el huerto contemplando a su Maestro de una manera que nunca antes la había visto. Porque está Vivo y te llama por tu nombre. EvangelioPalabra VivaSiempre Adelante