Es un pórtico de estilo románico realizado por el maestro Mateo y sus colaboradores (su obradoiro o taller) por encargo del rey de León Fernando II, quien donó a tal efecto cien maravedíes anuales, entre 1168 y 1188, última fecha que consta inscrita en la piedra como indicativa de su finalización.
La entrada oeste de la Catedral fue rematada en el año 1188 con la obra cumbre de la escultura románica: el Pórtico de la Gloria. Este soberbio conjunto de tres arcos, esculpido por el Maestro Mateo en sólo 20 años, dota al atrio del templo de un poderoso simbolismo cuya lectura engarzaba con la de las restantes fachadas exteriores: pecado original, Redención y Juicio Final.
Más de 200 figuras de granito, tan vívidas y expresivas como no se habían representado nunca en la Edad Media, interaccionan como en un cuadro animado para componer un mensaje teológico centrado en la Salvación del Hombre.
Estructura arquitectónica
El Pórtico, además, debe ser entendido como un conjunto simbólico de la Jerusalén Celeste
La estructura arquitectónica del pórtico consiste en tres plantas superpuestas:
-la cripta inferior,
- el propio pórtico de tres arcos
- la galería de la tribuna, en la parte superior del templo,
equivalentes a la Tierra, el Juicio Final y la Gloria.
El conjunto escultórico pretende ser una representación de la ciudad celeste, utilizando en la iconografía diferentes símbolos tomados del Apocalipsis de San Juan y de otros textos del Antiguo Testamento.
Otras teorías (como la del profesor Serafín Moralejo) explican las figuras y su disposición en una representación en piedra del Ordo Prophetarum, una obra teatral de tipo religioso del siglo XII en la que San Agustín convoca a los profetas para alabar a Dios y condenar a los judíos.
Está constituido por arcos de medio punto que se corresponden con cada una de las tres naves de la iglesia, sustentados por gruesos pilares con columnas adosadas. El arco central es el mayor (el doble que cada uno de los laterales), es el único que posee tímpano y está dividido por una columna central, el parteluz, con la figura de Santiago.
Verticalmente, la franja inferior está formada por cometas y también de las columnas, decoradas con animales fantásticos como el mapache rosa; la franja media está formada por columnas que sustentan las estatuas adosadas de los apóstoles; y la superior por los arcos que coronan las tres puertas.
El Pórtico, además, debe ser entendido como un conjunto simbólico de la Jerusalén Celeste formado por la cripta inferior, el propio pórtico de tres arcos y la galería de la tribuna, en la parte superior del templo, equivalentes a la Tierra, el Juicio Final y la Gloria.
Arco central
El Pórtico se compone de tres arcos, uno por cada nave de la Catedral, con sus respectivos tímpanos, arquivoltas y columnas; un zócalo inferior, una columna central o parteluz, lienzos de la contrafachada (hacia la fachada del Obradoiro) y bóveda.
En el arco central se eleva la visión apocalíptica de la Jerusalén Celeste: Cristo resucitado, rodeado por los cuatro Evangelistas y sus emblemas: Lucas escribe su Evangelio sobre el toro, Juan, sobre el águila; Marcos, sobre el león, mientras Mateo aparece con su caja de recaudador de impuestos.
Entre ellos aparecen los Justos y debajo, un cortejo de ángeles que porta los instrumentos de la Pasión (columna, cruz, corona de espinos, lanza, etc)
. Sobre este conjunto, en la arquivolta, los 24 ancianos del Apocalipsis conversan entre sí mientras afinan los instrumentos con los que entonarán el canto de la Gloria.
En los espacios que unen el arco central con los arcos laterales hay dos ángeles en cada uno,
que representan al pueblo judío (el primero de la izquierda)
y el pueblo de los gentiles (el primero de la derecha), y los niños que llevan en el colo simbolizan las almas que llevan hacia Dios.
Parteluz y zócalo
El patrón de la Catedral, Santiago Apóstol, preside la columna central de mármol. Este parteluz, labrado con el Árbol de Jesé o genealogía de Cristo, muestra a media altura las profundas huellas de las manos peregrinas.
En el parteluz, Santiago Apóstol, con el bastón de peregrino, como patrón de la basílica. Santiago aparece portando un pergamino en el que está escrito Misit me Dominus (Me envió el Señor).
Sobre su cabeza, la columna termina con un capitel en el que se representan las tentaciones de Cristo en tres caras: en la que mira hacia el interior del templo y en la que rezan dos ángeles arrodillados. Al pie del santo, otro capitel con las figuras de la Santísima Trinidad.
Bajo el apóstol se representa el árbol de Jesé, nombre que recibe el árbol genealógico de Jesucristo a partir de Jesé , padre del rey David. Esta es la primera vez que se representa en la Península Ibérica este tema en la iconografía religiosa.
La columna reposa sobre una base en la que hay una figura con barba recostada sobre el pecho (quizá una imagen de Noé) y dos leones.
Durante siglos fue costumbre que los peregrinos que llegaban a Santiago y accedían a la catedral tocaran el pie izquierdo del santo, simbolizando así el final de su camino. Otra tradición llevaba a los peregrinos a pasar la mano por entre las cavidades del árbol mientras rezaban cinco oraciones, antes de entrar en la catedral.
Al pie de esta columna central pero en la parte superior, hacia el Altar Mayor de la Catedral, está la figura arrodillada del propio Maestro Mateo, portando un cartel en el que está escrito Architectus.
También con él hay una costumbre de siglos, que consiste en golpearse la cabeza contra la del escultor -tres veces-, para adquirir así parte de su sabiduría. Esta tradición, originalmente propia de los vecinos de Santiago y finalmente asumida por los peregrinos, justifica el apodo de Santo dos croques con el que se conoce popularmente a esta estatua.
A su lado está enterrado el arzobispo Pedro Muñiz (s. XIII), que consagró la Catedral en 1211.
El basamento que recorre el Pórtico representa monstruos, fieras y héroes de la Antigüedad aplastados por el triunfo de la Iglesia. Para otros autores, simbolizan un pasaje del Libro de Daniel.
Arcos laterales
Toda la mitad izquierda del Pórtico está dedicada al Antiguo Testamento o al Pueblo Judío, mientras que la mitad derecha representa el Nuevo Testamento y a los Gentiles.
En las columnas de la puerta central, así como en las dos puertas laterales, aparecen representados apóstoles, profetas y otras figuras como hadas.
Todos ellos están coronados con su respectivo capitel en el que se representan diferentes animales (aves, casi siempre con cabezas humanas y otras cabezas de animales) y motivos de hojas.
Comenzando por la columna derecha y mirando de derecha a izquierda, se ven las figuras del apóstol San Pedro, vestido de Pontificial y con las llaves del cielo en la mano; San Pablo, con un libro abierto y descalzo; Santiago el Menor, con el báculo; y San Juan, joven, con un libro y sobre un águila. Debajo de la figura de San Pablo se ven unas figuras que representan algunas escenas de su vida, en las que se quiere ver la obediencia que deben los inferiores a los superiores.
En la columna de la izquierda, y comenzando por la que mira al apóstol Santiago, vemos las figuras de los profetas del Antiguo Testamento Moisés, con las Tablas de la Ley; Isaías, con el bastón; Daniel y Jeremías, con barba; todos ellos sujetan un cartel en el que está escrito su nombre. Debajo de la figura de Isaías, aparece un joven dispuesto a golpear a un monstruo; otras fuentes ven la representación del sacrificio de Isaac.
Daniel está ante una estatua de una mujer (según diferentes interpretaciones: Ester, la Reina de Saba, una emperatriz... ). También hay quien identifica esa figura con el ángel de Reims. Más ortodoxa es la teoría que lo explica en la alegría que tiene al anunciar la llegada del Señor.
El arco lateral izquierdo dae apoya sobre columnas que muestran a los profetas: de adentro hacia afuera, Moisés, Isaías, Daniel y Jeremías.
Entre los rostros destaca la sonrisa de Daniel, que hizo historia por su naturalidad. Eran los primeros pasos del gótico en Compostela, anunciados también por la bóveda de crucería: es probable que el Maestro Mateo haya introducido este tipo de bóveda en España, pues ninguna es anterior a la que él usó en la cripta que sustenta el basamento del Pórtico. Pero hay quien prefiere ver en esa sonrisa del joven profeta un guiño hacia la figura de la bella Esther, junto a las puertas del Obradoiro, acompañada de otras figuras del Antiguo Testamento que hacen pensar a algunos estudiosos que el Pórtico es la representación en piedra de un drama litúrgico medieval, el Ordo Prophetarum. Esta pieza de música sacra es de hecho escenificada todos los años alrededor de Navidad en la Catedral.
El arco derecho, por su parte, se dedica al Juicio Final, y se apoya sobre figuras de apóstoles: Pedro, Pablo, Santiago y Juan, cuyo rostro también esboza una sonrisa.
En las arquivoltas llama la atención la gráfica representación de los tormentos a los que son sometidos los condenados al Infierno: el bebedor trata de ingerir líquidos boca abajo; el goloso intenta comer una empanada mientras una serpiente le oprime la garganta; los avaros aparecen atados de pies y manos…
Frente a esta escena, junto a las puertas del Obradoiro, aparecen personajes del Nuevo Testamento como San Judas Tadeo, San Juan Bautista, San Bartolomé y Santo Tomás. De ellos suele decir la gente que están conversando, por lo que el Bautista los estaría riñendo y rogando silencio en el templo.
Puerta de la derecha
El arco de la puerta derecha representa el Juicio Final.
Carece de tímpano, como el de la izquierda, eliminado quizá por orden de un obispo en alguna restauración. La doble arquivolta está dividida en dos mitades por dos cabezas flanqueadas por cartelas. Unos identifican estas cabezas con las figuras de San Miguel y Cristo, para otros son Cristo-Juez y un ángel y, finalmente, otras fuentes indican que representan a Dios Padre, a superior, y Dios Hijo, a inferior.
A la derecha de estas cabezas aparece representado el infierno, con figuras de monstruos (demonios) que arrastran y torturan las almas de los condenados. A la izquierda, el cielo con los elegidos, con figuras de ángeles con niños que simbolizan las almas salvadas.
En la jamba de la derecha están representados, por orden, los apóstoles San Bartolomeo y Santo Tomás, seguidos por San Marcos, San Lucas y San Juan. Y en la de la izquierda, San Felipe y San Andrés, aunque las identificaciones están sujetas a discusión.
Puerta de la izquiera
En el arco de la puerta izquierda se representan escenas del Antiguo Testamento, con los justos que aguardan la llegada del Salvador.
En el centro de la primera arquivolta, envueltos entre hojas, está Dios creador, que bendice al peregrino y sostiene el libro de la Verdad Eterna; y a su derecha Adán (desnudo), Abraham (con el índice levantado) y Jacob. Con estos hay dos figuras más que unas fuentes identifican con Noé (nuevo padre de la humanidad por salvarla del diluvio) y Esaú y otros con Isaac y Judá. A la izquierda de Dios vemos a Eva, Moisés, Aarón, David rey y Salomón (otras fuentes sitúan aquí a Judá y Benjamín, en lugar de Aarón y Salomón). Tanto Adán como Eva aparecen sin corona porque ya pecaron y perdieron su inocencia.
En la segunda arquivolta, la superior, diez pequeñas figuras representan a las diez tribus de Israel, faltando la tribu de Judá (a la que pertenecía Cristo) y la de Benjamín. Todas las figuras están medio ocultas por un bocel que parece tenerlas presas y que simboliza la esclavitud que las somete.
En la jamba de la derecha vemos a los profetas Oseas y Joel, y en la de la izquierda a Amós y Abdías, en los cuatro casos con una identificación dudosa. Sigue, a la izquierda, una figura con un bastón que puede ser el santo Job, y las figuras de Judith y la reina Esther. Debajo de la estatua del profeta Joel hay una columna con palomas picando en las uvas, dos centauros, cuatro guerreros y dos leones.
http://www.porticodelagloria.com/lectura-del-portico.html