SÁBADO
“ Estad siempre despiertos ”
según san Lucas 21, 34-36
Estos versículos de Lucas, preceden la decisión por parte de los judíos para matar a Jesús, son umbral de su entrega.
En aquel tiempo, aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
Hoy, para nosotros, son la antesala de un Adviento a estrenar. Adviento que se abre como una puerta entre lo antiguo y lo nuevo, como oportunidad para recuperar un ritmo más saludable, favorable al bien de los hermanos, atento en la escucha que nos conecta con nosotros mismos y nos permite saber quiénes somos, qué debemos ser y cómo podemos llegar a serlo.
Merece la pena esperar a Dios, vigilar a Dios, todos tenemos en el corazón un castillo donde tenemos que velar para que Dios venga a el, vamos a cuidarlo y cultivarlo para que en nuestro corazones solo exista Dios
VIERNES
“ Mis palabras no pasarán ”
“sabed que el reino de Dios está cerca». Dios está cerca, mucho más cerca de lo que nosotros pensamos. Y la irrupción de Dios en el mundo y en nuestras vidas es algo tan maravilloso como el paso del invierno a la primavera.
según san Lucas 21,29-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Tú siempre estás cerca de nosotros. Haz que te sepamos descubrir en todos los acontecimientos de la vida.
JUEVES
“ Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación ”
Según san Lucas 21, 20-28
Estamos al final del ciclo litúrgico. Los evangelios de estos días nos hablan, con un lenguaje apocalíptico y misterioso, de lo que sucederá con la destrucción de Jerusalén y también en los últimos tiempos.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
El Evangelio es un grito de liberación, por supuesto, pero no en el plano temporal como muchas veces lo hemos entendido, no en este mundo sino en el que está por venir, en el Reino que construimos aquí en la tierra cuando ponemos por obra su Palabra.
¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Nunca podremos imaginar lo que supuso para los judíos del siglo primero la caída del Templo de Jerusalén por los romanos. Algunos lo interpretaron como “un anuncio del fin del mundo”.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Sin embargo, los cristianos que estaban iluminados por la luz de Cristo Resucitado interpretaron que aquella ruina apuntaba a un mundo nuevo. Es como cuando la cáscara del huevo empieza a rasgarse; no es señal de muerte sino todo lo contrario: está apareciendo una nueva vida.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».
Levantad la cabeza. Un creyente no va por la vida cabizbajo, en actitud de autodefensa. Es consciente, sí, de sus limitaciones y pecados, pero es más consciente aún de que donde abunda el pecado sobreabunda la gracia.
Pero aquí está en boca de Jesús: «Se acerca vuestra liberación». Nos pide que nos levantemos y que alcemos la cabeza en medio de esa imagen terrorífica que ha dibujado con sus palabras en el párrafo inmediatamente anterior: la destrucción de Jerusalén, la guerra, la venganza, la angustia, la esclavitud.
De todo eso viene a liberarnos Jesús, nuestro Señor, a romper cadenas, a quebrar lanzas y a romper espadas.
MIERCOLES
“ Con perseverancia salvaréis vuestras almas ”
No es fácil ser cristiano, serlo como lo esencial de nuestro ser. Es una apuesta, que exige un compromiso serio, constancia, perseverancia como nos dice el texto evangélico. No es fácil, porque el ámbito social en que nos movemos, y también nuestras pulsiones interiores más rudimentarias, se oponen a ello.
según san Lucas 21,12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre.
¿Qué pretende Jesús con estas palabras tan catastrofistas? No pretende profetizar lo que sucederá al final de los tiempos. Sí que pretende animarnos a vivir las adversidades de la vida desde la fe. Recordemos cómo, mientras los discípulos reman angustiados tratando de mantener la barquilla a flote, Él duerme tranquilo.
Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Es normal que los discípulos seamos perseguidos y que nos hagan la vida imposible. Comenzando por los de nuestra propia casa. Es normal, porque necesitamos ser purificados y porque eso mismo le sucedió a Él. Los tremendos cambios que experimentamos en nuestros días, y que no somos capaces de asimilar, nos han de ayudar a buscar en Él la luz y la fuerza que necesitamos, para vivir de manera lúcida y serena estos tiempos recios.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».
Constancia, perseverancia, paciencia. La espera se hace larga si somos impacientes. Entonces nos exasperamos, nos ponemos violentos, criticamos mucho, construimos poco. Y creamos mal ambiente en nuestro entorno. ¡Ánimo! Yo he vencido al mundo (Jn 16, 33).
Vamos a empezar el adviento, tiempo de ansiar que se haga presente quien, nace a la vida en medio de dificultades; ello ha de ser estímulo para mantengamos la perseverancia ante las dificultades para vivir como cristiano.
MARTES
“ Maestro, ¿cuándo va a ser eso? ”
según san Lucas 21,5-11
En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Jesús no quiere que la solidez de nuestra seguridad dependa de factores externos: políticos, económicos, sociales… Ni siquiera de factores personales que tocan solamente lo somático de nuestro ser. Jesús quiere que siempre, especialmente en tiempos difíciles, la solidez de nuestra seguridad dependa de nuestra fe en Él.
Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».
Jesús, Tu nos dices “¡Venid, dondequiera que estéis. Yo estoy con vosotros todos los días!". ¡Será con nuestra perseverancia como obtendremos la vida! Nosotros cristianos tenemos que construir ya son muchos los que destruyen con sus comentarios, quejas y críticas. ¡Seamos instrumentos de paz y bien para los demás!
LUNES
“ Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie ”
según san Lucas 21, 1-4
Jesús presenta el contraste de dos modelos de compartir: los ricos que dan mucho y la viuda pobre que da muy poco; pero el acento no la pone el Señor tanto en la cantidad sino en la calidad; no tiene en cuenta el volumen del dinero donado, sino la identidad y la situación de quien lo dona, la persona que hay detrás.
En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
Mientras los primeros dan del extra que no necesitan puesto que sus necesidades están bien cubiertas, la viuda da generosamente de lo que necesita para su subsistencia.
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Y puesto que eso era lo que tenía, ofreció más que nadie. Si Jesús pone a esta mujer como ejemplo, es porque la fe del discípulo debe ser reflejo de su actitud. Tenemos que darlo todo.
Jesús pone como modelo ejemplar a esta persona marginada por ser mujer, además viuda y encima pobre. Ella es la que ha echado más que todos.
¿A qué grupo pertenezco yo? ¿A los que dan su tiempo, sus talentos, sus bienes de lo que le sobra o a los que dan de lo que son, de lo que les configura, en definitiva, de los que “se” dan?
DOMINGO DE CRISTO REY
según san Lucas 23,35-43
“ Por él quiso reconciliar consigo todos los seres ”
En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena?
Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo».
Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».