YA ES SEMANA SANTA

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miércoles, 30 de noviembre de 2022

OS HARÉ PESCADPRES DE HOMBRES

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo (4,18-22) 

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»


Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres.

El evangelio está tomado de San Mateo y corresponde al llamado de los cuatros primeros discípulos, entre los cuales está Andrés. Todo acontece a orillas del lago de Genesaret (Mar de Galilea), Jesús camina solo y ve a dos hermanos, a los cuales llama diciendo simplemente: “síganme y los haré pescadores de hombres”. Los hermanos son Andrés y Simón, llamado Pedro. Más adelante llama a otros dos hermanos: Santiago y Juan. 

En el Evangelio de hoy nos encontramos con un pasaje propiamente de llamada, una amable invitación del Señor a que le siguieran. Aceptar la llamada del Señor, ser recibido en el círculo de sus más íntimos, es la mayor gracia que se puede recibir en este mundo. 

El encuentro con Jesús dejó a Andrés marcado, con el alma llena de felicidad y de gozo; una alegría nueva que era necesario comunicar enseguida. Una alegría que no se podía acallar. Parece como si no pudiera retener tanta dicha. Al primero que encontró fue a su hermano Pedro. Y le dice: ¡Hemos encontrado al Mesías! La importancia de comunicar el paso del Señor por nuestras vidas, lo grande que ha estado y está el Señor en ellas.

 Entonces nos convertimos en instrumentos para acercar al encuentro con el Señor. Esta es nuestra tarea: llevar a Cristo a los demás, hablándoles desde nuestra experiencia y vivencia. 

Verdaderamente, quien encuentra a Cristo lo encuentra para todos y, en primer lugar, para los más cercanos, está deseando que los que más quiere descubran el tesoro, el regalo, el don de la fe.




Es interesante destacar que los discípulos de los rabinos acostumbraban a escoger a quien sería su maestro, pudiendo cambiarlo por otro, para más adelante ellos ser maestros. No es así con Jesús, es Él quien elige a sus discípulos y les pone altas exigencias y no los elige para que después sean maestros, sino para que sean discípulos y pesquen (salven) personas para el Reino de Dios. Andrés al igual que los demás discípulos dejó todo para seguir a Jesús.


NOSOTROS

Me sorprende la prontitud de Los primeros discípulos siguen a Jesús con prontitud

"Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron". 



 Decir prontitud significa desprendimiento de todo lo que puede retrasar el paso hacia Jesús, sobre todo de aquello que, en cierto modo, podría despistarnos del camino emprendido.

 Decir prontitud es reconocer colmada la esperanza y los anhelos más profundos en la persona de Jesús, es tener la firme voluntad de establecer un atraque fuerte y decisivo en Jesús, único fin de nuestra propia vida, único destinatario de nuestro propio amor.

 Decir prontitud suena a radicalidad evangélica, con ella, todo resulta bello, y ligero al final, sin ella, todo resultaría fatigoso e insoportable en cada instante.

¿Considero que soy discípulo o discípula de Jesús?

 ¿Qué he dejado para seguir a Jesús?

 ¿Qué significa para mí ser “pescador de hombres”?


martes, 29 de noviembre de 2022

NUEVO AÑO LITURGICO II

  Hoy, como en los tiempos de Jesús, la fe, estos tiempos “mesiánicos” en los que vivimos, necesitan gente audaz y despierta. 

Hay una muchedumbre atontada por el cloroformo de lo inmediato; por la anestesia de la apariencia, del “san comercio”, del “san consumo” o del “san bebercio”. ¿Dónde estamos nosotros? ¿Cómo nos vamos a preparar a la llegada del Señor? Pronto, los Obispos y algunos medios de comunicación social (estos últimos muy interesados por cierto) nos recordarán que las Navidades están secularizadas; que la gente vive esos días con puro afán consumista; que hemos perdido el sentido más profundo y genuino de la Navidad. ¡No señor! Aún siendo en parte verdad, no seamos tan pesimistas. 

Hay muchísima gente; miles de familias, millones de hombres y de mujeres –en España y en el mundo entero- que son personas con esperanza. Que apetecen encontrarse a Jesús en el camino de sus vidas. Mejor dicho: el encontrarse con Cristo ha sido la mejor noticia y el mejor regalo de toda su existencia. Por ello, aunque no nos falten preocupaciones; aunque asome el maligno en forma de tentación y de abandono; aunque la fe –en algunos hermanos nuestros haya perdido vigor- nosotros estamos llamados a vivir este momento de fe y de gracia, de espera y de oración, de vigilancia y de despertar. 

 4.- Estamos en Adviento, amigos, y hay que recobrar el ánimo perdido. Un cristiano sin esperanza es como una habitación sin luz; como un paisaje sin horizonte; como un cielo sin estrellas. Como una Navidad, con mucha luz, pero artificial. Y, esto, no es poesía. ¡Es que es verdad! El presente que vivimos necesita de rostros iluminados por la alegría de creer. ¡Más vale un cristiano contento que mil indicaciones para que la gente se acerque al Señor! ¡Más vale un cristiano aventurero, entusiasta y buscador de Dios que un cúmulo de preceptos que, de entrada, serán más obstáculo que trampolín para zambullirse en el corazón de Cristo! Bueno, y acabo. ¡Dios viene! Y, eso, es lo sustancial. Pongamos en la mesilla de nuestra casa el “despertador”. Que cuando venga, nos encuentre preparados. 




 5.- ¡Dios viene! Que nos encuentre, por lo menos, esperándole, evocándole y –sobre todo- dando testimonio de su presencia. ¡Ah, y se me olvidaba! Hagamos ambiente cristiano allá donde estemos. Que, me parece a mí, estamos muy dormidos para las cosas de Dios y demasiado ávidos para con las cosas del mundo. ¡Qué momento! ¡Pero que momento nos espera por vivir! ¡Dios viene…y además pequeño! ¿Queremos vivirlo así?


  QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR Preparado para que, cuando Tú llames, yo te abra Despierto para que, cuando Tú te acerques, te deje entrar Alegre para que, cuando Tú te presentes, veas mi alegría QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR Que, el tiempo en el que vivo, no me impida ver el futuro Que, mis sueños humanos, no eclipsen los divinos.

 QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR Y que, cuando nazcas, yo pueda velarte Para que, cuando vengas, salga a recibirte Y que, cuando llores, yo te pueda arrullar

 QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR Para que, la violencia, de lugar a la paz Para que los enemigos se den la mano Para que la oscuridad sea vencida por la luz. Porque el mundo, sin Ti, está cada vez más frío Porque el mundo, sin Ti, es un caos sin esperanza Porque el mundo, sin Ti, vive y camina desorientado 

 QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR  Trabaja mi corazón: que sea la cuna donde nazcas Ilumina mis caminos: para que pueda ir por ellos y encontrarte Dame fuerza: para que pueda ofrecer al mundo lo que tú me das 

 QUIERO ESTAR, EN VELA, SEÑOR Entre otras cosas porque, tu Nacimiento, será la mejor noticia de la Noche Santa que se hará madrugada de amor inmenso en Belén

. ¡VEN, SEÑOR! 


Al iniciar este tiempo litúrgico tan fuerte y tan denso en contenido (y volviendo a la película del Titanic) recuerdo aquella escena final donde los músicos rechazan un bote salvavidas libre y prefieren (mientras el gigantesco barco se hunde) seguir entonando cánticos a Dios. Lo que muchos de nosotros desconocemos es que, mientras el mar iba succionándolo todo, un sacerdote católico compuso precisamente la letra del famoso canto universalmente conocido y traducido del inglés al castellano: “Cerca de Ti, Señor quiero, morar…hazme tu rostro ver en la aflicción”.

 Adviento; es posible cambiar nuestro mundo con la fuerza del amor que nos trae Jesús 

 Adviento; es un reloj que marca las horas de lo que está por llegar: Jesús 

 Adviento; llamada a esperar en Dios y contemplar su rostro aún en medio de la adversidad 

 Adviento; es tiempo de vivir, ya desde ahora, la Buena Noticia que se nos dará en Belén Adviento; es no dejar que se hunda nuestra vida en las pequeñas miserias y en el gran océano de la incredulidad y de la frialdad religiosa 

 Adviento; es, ciertamente, ir hacia Aquel que viene sin perder el rumbo de nuestro viaje. Demos gracias a Dios porque cumple lo que promete. Porque salva siempre. Porque habla de mil modos y maneras, con muchos signos, palabras y silencios. Demos gracias a Dios porque, simplemente y en principio, nos pide algo tan sencillo como poner a punto nuestra vida…estar vigilantes para que no pase de largo. ¡Rompamos y fundamos tantos grilletes y cadenas que nos mantienen permanentemente maniatados y sin aliento!. ¡Cuántos de nosotros nos sentimos presos tras las rejas del mundo! Me gusta el Adviento, entre otras cosas, porque Dios se hace tremendamente cómplice, libertador y cercano a nosotros.

LAS HAS REVEADO A LOS PEQUEÑOS

 Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,21-24) En aquella hora Jesús se llenó de la alegría en el Espíritu Santo y dijo:

Las has revelado a los pequeños


En este tiempo de adviento se debe apoderar de nosotros una loca esperanza para poder entender las palabras de Jesús: ¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! 

Los profetas y reyes, figuras destacadas de la Antigua Alianza vivieron con la esperanza de ver tiempos mejores, pero no los vieron;; en cambio los discípulos de Jesús son dichosos porque tienen el especial privilegio de ver el cumplimiento de todas las promesas del Antiguo Testamento, ahora, en la persona, la actuación y predicación del Maestro de Nazaret.

Pero ¿ qué es lo vemos? Los prudentes, los sabios, los jefes no necesitan de la esperanza, en cambio, los pobres, los sencillos si, para ellos, un rayo de sol, una palabra de consuelo, una mano tendida, vale más que mil tratados de paz.

 Los pobres y sencillos son los que saben descifrar lo invisible, porque están habituados a vivir al nivel de lo imperceptible. 

 Muchos no se darán cuenta de nada, no serán capaces de ir más allá de la apariencia, de lo que ven sus ojos. Y en cambio, los pobres y sencillos ya se han dado cuenta de que hay una rama seca en flor, de que del tronco seco empieza a brotar la vida, que Jesús viene sin armas y como servidor sin corona.

También hoy nos destaca la sencillez. El sencillo es el que lucha contra la soberbia, combate la autosuficiencia. El sencillo aprende a hacerse pequeño, entra en la espiritualidad de hacerse niño, se sabe que por sus propias fuerzas no puede nada, “sin Mí no podéis hacer nada”, – me has advertido y yo no me lo termino de creer- . En la vida cristiana hay siempre dos elementos: la gracia de Dios y mi correspondencia.


 ¿No lo notáis? ¿Lo ves o no? Hay mucha vida, mucha, debajo de tanta apariencia.




 NOSOTROS

Somos muy distintos a Jesús....... Nuestros ojos se van detrás de las personas importantes, de los que cada día salen en los medios, de los famosos de turno. Pero la mirada de Dios es distinta. Y eso lo ha mantenido a lo largo de 4000 años de historia Sagrada.

Jesús, lleno de alegría en el Espíritu Santo, da gracias a Dios y nosotros tambien las danos?

Los apóstoles son bienaventurados porque ven a Jesús  en directo. 

Tú también lo eres. Tú también lo has visto, no te lo han contado: tienes tu propia historia de salvación personal, tu itinerario de fe en el que te has ido haciendo como un niño para entender lo que la Palabra tenía reservado para ti.

Has visto cómo Dios ha obrado en ellas, no es un relato de hace dos mil años, está ante tus ojos y lo has visto, nadie te lo ha contado. Bienaventurado eres porque has visto y oído lo que muchos quisieron ver y oír. Lo que muchos más querrían ver y oír. ¿No vas a estar agradecido por ello?

Nuestra mirada es distinta a la mirada de Dios.



A la hora de elegir a su madre no va a buscarla ni a la sabia Grecia ni a la poderosa Roma sino a Nazaret un pueblo insignificante, sin historia “Y es que la mirada de Dios no es como la mirada de los hombres”. Los poderosos, sabios y entendidos, están demasiado ocupados en sus cosas como para abrir espacios que no sean de su interés. La sencillez conquista y «subyuga» a Dios. Él se enamora de quien es pobre, pequeño y humilde.

lunes, 28 de noviembre de 2022

SEÑOR, NO SOY DIGNO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN MATEO (8, 5-11) 

Al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:  



Señor, no soy digno.

El Evangelio de hoy nos presenta el encuentro del Señor con un centurión que pide por su criado, nos plantea el gran valor de la oración 

En el pasaje evangélico podemos apreciar que el centurión no pide para él, le presenta al Señor la necesidad de otro, y lo hace con mucha humildad, viéndose indigno, pecador, no merecedor de tal gracia y sin embargo, con gran confianza en el poder del Señor, “Di una sola palabra y mi siervo sanará”, el Señor queda admirado por su proceder y elogia sus palabras: “no he encontrado en nadie tanta fe”. El Señor valora la fe, la confianza.

En el evangelio hay muchas personas que se admiran de la actuación de Jesús. Sus palabras, su vida, sus milagros provocaban estupor y sorpresa.

 Pero en este evangelio es el propio Jesús el que se admira de la fe del Centurión.

 Es un pagano que se fía de la palabra de Jesús y cree que puede sanar a su criado desde la distancia. Esta fe no la ha encontrado en Israel. 

A sus paisanos todos los días les habla, con sus paisanos todos los días hace cosas maravillosas y algunos llegan a la fe a través de sus milagros. 

Y el Centurión, un pagano, uno que nunca ha estado en contacto con los libros sagrados, ha logrado una fe profunda. 



Un centurión romano como modelo para el pueblo de Israel, ¿sería suficiente escándalo para los biempensantes del tiempo de Jesús? 

NOSOTROS

Jesús, al encuentro del criado paralítico del centurión es una imagen suficientemente expresiva del Dios que viene al encuentro de los siervos paralizados que somos nosotros y viene ahora en Adviento

Jesús nos está echando en cara a todos los que escuchamos cada día la palabra de Dios, que no somos capaces de “sorprenderle” de ofrecerle algo nuevo, algo distinto, algo que rompa nuestra rutina y aburrimiento. 

Dios es sorpresa y novedad. Jesús ha venido a ofrecernos un “vino nuevo”. Quiere que lo bebamos, que nos embriaguemos con él, Y nosotros nos empeñamos en mantener los “odres viejos”


¿Quiénes somos nosotros para que todo un Dios nos visite?, 

Señor, como el Centurión del Evangelio, yo también te digo: no soy digno de que entres en mi casa. Mi casa sin Ti está sola, vacía, y necesito que Tú la habites. 
Voy a limpiarla, a adornarla, para que Tú te encuentres a gusto en ella. Si Tú estás contento en ella, yo también. Más que tener una casa para mí, lo que me importa es tener una casa para ti. 
En realidad, Tú eres mi casa y mi alegría y mi felicidad. Sin ti no tengo nada; pero contigo lo tengo todo. Ésta es mi experiencia personal. Esto no se razona. No se discute, se vive y nada más.

UN NUEVO AÑO lITURGICO


Comenzamos el año litúrgico. Iniciamos el año cristiano con todo lo que debe de suponer de renovación para nuestra vida cristiana. El adviento, por lo menos para mí, es como una nueva oportunidad que Dios nos da para entender y comprender, asimilar y celebrar el gran acontecimiento que ha marcado el rumbo de gran parte de la humanidad: el Nacimiento de Jesús.



 El adviento es una especie de “repesca” por parte de Dios de aquellos que nos resistimos a verle en las luchas de cada jornada, en las cruces y en las sombras de nuestra existencia. 

Es un actualizar, como si fuese hoy aquel entonces, el primer adviento que fue el anuncio, de la primera navidad. 

 En el contexto de secularismo, laicismo, aconfesionalidad, etc., tan feroz en que nos encontramos más de uno y de dos quisiéramos prodigios y milagros espectaculares que avalasen nuestras tesis, que hiciera más razonable nuestra fe y más demostrables nuestros sentimientos.

 Si algo necesitamos en este tiempo histórico, y estaremos todos de acuerdo en ello, es un poco de esperanza. Y, mira por donde, el ADVIENTO –bien vivido, celebrado y sensibilizado- nos incita a la espera. A levantar el ánimo y la cabeza. En definitiva, el Adviento, nos recuerda que –aun teniendo los pies en la tierra- hemos de prepararnos a la venida del Señor que viene del cielo. 



 ¿Qué nos puede ocurrir a la hora de situarnos ante al Adviento? 

 Primero: que lo vivamos como una repetición y rutinariamente. Sin más trascendencia que unas fiestas, que además nos dejara los bolsillos vacíos. ¿Queremos esta falsa esperanza? Me imagino que no. ¿Queremos una cesta de la compra llena, o un corazón colmado de Dios? 


 Segundo: podemos entender estas semanas de adviento, como el pregón de unos días en los que, las tradiciones o el folklore, juegan un papel importante en muchos lugares de nuestro orbe cristiano, pero sin más consecuencia

 Y tercero: adentrarnos en el Adviento es desear a voz en grito, que Dios baje a la tierra. Es querer una realidad distinta a la que nos toca vivir. Es añorar para nuestro mundo una mano que enderece lo torcido. Es mirar hacia el cielo pidiendo a Dios que se manifieste en medio de nosotros. ¡Este es el momento que tenemos que vivir! 

El Adviento: preparar el camino al Señor que viene



domingo, 27 de noviembre de 2022

ESTAD TAMBIEN VOSOTROS PREPARADOS

 


Lectura del santo evangelio según San Mateo.( 24,37-44) 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.

Estad también vosotros preparados.

El Evangelio de hoy nos invita a estar vigilantes, en espera de la última venida de Cristo. Empezamos un nuevo tiempo litúrgico, iniciamos el tiempo de Adviento, es un tiempo especialmente cargado de Esperanza y cada uno podemos preguntarnos: ¿yo qué espero? ¿a qué tiende mi corazón? Qué estamos anhelando para que nuestra vida recupere su orientación correcta, hacia el rostro de Dios.

En el Evangelio de hoy, Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida: «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor».

 Velar no significa tener los ojos materialmente abiertos, sino tener el corazón libre y orientado en la dirección correcta, es decir, dispuesto a dar y servir. ¡Eso es velar!

 El sueño del que debemos despertar está constituido por la indiferencia, por la vanidad, por la incapacidad de establecer relaciones verdaderamente humanas, por la incapacidad de hacerse cargo de nuestro hermano aislado, abandonado o enfermo.

 La espera de la venida de Jesús debe traducirse, por tanto, en un compromiso de vigilancia. Se trata sobre todo de maravillarse de la acción de Dios, de sus sorpresas y de darle primacía. 

Vigilancia significa también, concretamente, estar atento al prójimo en dificultades, dejarse interpelar por sus necesidades, sin esperar a que nos pida ayuda, sino aprendiendo a prevenir, a anticipar, como Dios siempre hace con nosotros. 



 Que María, Virgen vigilante y Madre de la esperanza, nos guía en este camino, ayudándonos a dirigir la mirada hacia el “monte del Señor”, imagen de Jesucristo, que atrae a todos los hombres y todos los pueblos.”

NOSOTROS

Si algo necesitamos en este tiempo histórico, y estaremos todos de acuerdo en ello, es un poco de esperanza. Y, mira por donde, el ADVIENTO –bien vivido, celebrado y sensibilizado- nos incita a la espera. 

A levantar el ánimo y la cabeza. En definitiva, el Adviento, nos recuerda que –aun teniendo los pies en la tierra- hemos de prepararnos a la venida del Señor que viene del cielo.

Adviento; es posible cambiar nuestro mundo con la fuerza del amor que nos trae Jesús, es un reloj que marca las horas de lo que está por llegar: Jesús, llamada a esperar a Dios y contemplar su rostro aún en medio de la oscuridad.

Adviento; es tiempo de vivir, ya desde ahora, la Buena Noticia que se nos dará en Belén , es no dejar que se hunda nuestra vida en las pequeñas miserias y en el gran océano de la incredulidad y de la frialdad religiosa 


Que esa luz brille en nuestras vida. 

sábado, 26 de noviembre de 2022

AÑO LITURGICO

 El año litúrgico y sus 3 ciclos: ¿ cómo saber si es A, B o C?


Hemos terminado el ciclo C y acabamos de comenzar, en Adviento, el ciclo A, ¿pero por qué?

 El año litúrgico cristiano pasa por tres ciclos, también llamados años A, B y C. 
 Cada ciclo tiene su propia secuencia de lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento en la liturgia de la Iglesia, de modo que la distribución de textos bíblicos a lo largo de tres años brinda a los fieles una visión integral de toda la historia de la salvación. 

La Constitución del Sacrosanctum Concilium nos pide: 
 «Dejen que los fieles preparen la mesa de la Palabra de Dios más abundantemente. Dejen que los tesoros de la Biblia se abran más para que dentro de un período de tiempo determinado, las partes más importantes de la Biblia sean leídas a la gente. Sagrada Escritura«. 

Con este fin, el rito romano organiza las lecturas bíblicas de la celebración eucarística que se completarán cada tres años: 

 En el año «A», la lectura principal (Evangelio) sigue el Evangelio de San Mateo;

 En el año «B», el Evangelio de San Marcos; En el año «C», el Evangelio de San Lucas.

 ¿Y el Evangelio de San Juan? 
Está reservado para ocasiones especiales, especialmente fiestas grandes y solemnidades, con énfasis en la Semana Santa. 

El año  litúrgico em pieza en el ,es de noviembre




 ¿Cómo saber si el ciclo litúrgico actual es A, B o C?

 Solo agregue los dígitos del año. La referencia es el ciclo C, que se aplica a años cuya suma de dígitos es divisible por 3. 2019, por ejemplo: 2 + 0 + 1 + 9 = 12.
 Dado que 12 es divisible por 3, este es un año del ciclo C. 

 Ya los dígitos del año 2020 suman 4, es decir, 3 + 1. Por lo tanto, el ciclo inmediatamente posterior a la aplicación de C, que es el retorno al ciclo A. 

Del mismo modo, la suma de los dígitos de 2021 es 5, o es decir, 3 + 2. Entonces se aplica el ciclo B. 

Y 2022 se convierte en el ciclo C nuevamente porque la suma de sus dígitos es 6, que es un múltiplo de 3.

 Y así sucesivamente. Es como si el ciclo comenzara en el primer año de conteo cristiano: el año 1 habría sido el ciclo A; año 2, ciclo B; año 3, ciclo C; y los años 6, 9, 12, 15 … otra vez el ciclo C.




 PERO ATENCIÓN: cada ciclo comienza con su año litúrgico, es decir, desde la primera semana de Adviento. Esto significa que, litúrgicamente, el ciclo 2020 comienza ya en 2019, el primer domingo de Adviento, que fue el 1 de diciembre de 2019. No tenemos que esperar hasta el 1 de enero de 2020 para entrar en el ciclo A, ya que el punto de partida no se basa en el año calendario, sino, por supuesto, en el calendario litúrgico de la iglesia.

viernes, 25 de noviembre de 2022

DOMINGO XXXIV DEL TIEMPOO ORDINARIO

 SÁBADO

“ Estad siempre despiertos ”



según san Lucas 21, 34-36

Estos versículos de Lucas, preceden la decisión por parte de los judíos para matar a Jesús, son umbral de su entrega.

 En aquel tiempo, aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. 

Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Hoy, para nosotros, son la antesala de un Adviento a estrenar. Adviento que se abre como una puerta entre lo antiguo y lo nuevo, como oportunidad para recuperar un ritmo más saludable, favorable al bien de los hermanos, atento en la escucha que nos conecta con nosotros mismos y nos permite saber quiénes somos, qué debemos ser y cómo podemos llegar a serlo.


Merece la pena  esperar a Dios, vigilar a Dios, todos tenemos  en el corazón un castillo donde tenemos que velar para que Dios  venga a  el, vamos a cuidarlo y cultivarlo para que en nuestro corazones solo exista Dios


VIERNES

“ Mis palabras no pasarán ”


“sabed que el reino de Dios está cerca». Dios está cerca, mucho más cerca de lo que nosotros pensamos. Y la irrupción de Dios en el mundo y en nuestras vidas es algo tan maravilloso como el paso del invierno a la primavera.

según san Lucas 21,29-33

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. 

Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. 

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».


Tú siempre estás cerca de nosotros. Haz que te sepamos descubrir en todos los acontecimientos de la vida.

JUEVES 

“ Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación ”



Según san Lucas 21, 20-28 

Estamos al final del ciclo litúrgico. Los evangelios de estos días nos hablan, con un lenguaje apocalíptico y misterioso, de lo que sucederá con la destrucción de Jerusalén y también en los últimos tiempos.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.

El Evangelio es un grito de liberación, por supuesto, pero no en el plano temporal como muchas veces lo hemos entendido, no en este mundo sino en el que está por venir, en el Reino que construimos aquí en la tierra cuando ponemos por obra su Palabra.

 ¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo. 

“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles. 

Nunca podremos imaginar lo que supuso para los judíos del siglo primero la caída del Templo de Jerusalén por los romanos. Algunos lo interpretaron como “un anuncio del fin del mundo”.

Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. 

Sin embargo, los cristianos que estaban iluminados por la luz de Cristo Resucitado interpretaron que aquella ruina apuntaba a un mundo nuevo. Es como cuando la cáscara del huevo empieza a rasgarse; no es señal de muerte sino todo lo contrario: está apareciendo una nueva vida.

Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».

Levantad la cabeza. Un creyente no va por la vida cabizbajo, en actitud de autodefensa. Es consciente, sí, de sus limitaciones y pecados, pero es más consciente aún de que donde abunda el pecado sobreabunda la gracia.


Pero aquí está en boca de Jesús: «Se acerca vuestra liberación». Nos pide que nos levantemos y que alcemos la cabeza en medio de esa imagen terrorífica que ha dibujado con sus palabras en el párrafo inmediatamente anterior: la destrucción de Jerusalén, la guerra, la venganza, la angustia, la esclavitud.

De todo eso viene a liberarnos Jesús, nuestro Señor, a romper cadenas, a quebrar lanzas y a romper espadas.

MIERCOLES

“ Con perseverancia salvaréis vuestras almas ”



No es fácil ser cristiano, serlo como lo esencial de nuestro ser. Es una apuesta, que exige un compromiso serio, constancia, perseverancia como nos dice el texto evangélico. No es fácil, porque el ámbito social en que nos movemos, y también nuestras pulsiones interiores más rudimentarias, se oponen a ello.

según san Lucas 21,12-19 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. 

¿Qué pretende Jesús con estas palabras tan catastrofistas? No pretende profetizar lo que sucederá al final de los tiempos. Sí que pretende animarnos a vivir las adversidades de la vida desde la fe. Recordemos cómo, mientras los discípulos reman angustiados tratando de mantener la barquilla a flote, Él duerme tranquilo.

Esto os servirá de ocasión para dar testimonio. 

Es normal que los discípulos seamos perseguidos y que nos hagan la vida imposible. Comenzando por los de nuestra propia casa. Es normal, porque necesitamos ser purificados y porque eso mismo le sucedió a Él. Los tremendos cambios que experimentamos en nuestros días, y que no somos capaces de asimilar, nos han de ayudar a buscar en Él la luz y la fuerza que necesitamos, para vivir de manera lúcida y serena estos tiempos recios.

Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. 

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. 

Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Constancia, perseverancia, paciencia. La espera se hace larga si somos impacientes. Entonces nos exasperamos, nos ponemos violentos, criticamos mucho, construimos poco. Y creamos mal ambiente en nuestro entorno. ¡Ánimo! Yo he vencido al mundo (Jn 16, 33).




Vamos a empezar el adviento, tiempo de ansiar que se haga presente quien, nace a la vida en medio de dificultades; ello ha de ser estímulo para mantengamos la perseverancia ante las dificultades para vivir como cristiano.

MARTES

“ Maestro, ¿cuándo va a ser eso? ”



según san Lucas 21,5-11 

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida». 

Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?». 

Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida». 

Jesús no quiere que la solidez de nuestra seguridad dependa de factores externos: políticos, económicos, sociales… Ni siquiera de factores personales que tocan solamente lo somático de nuestro ser. Jesús quiere que siempre, especialmente en tiempos difíciles, la solidez de nuestra seguridad dependa de nuestra fe en Él.

Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».


Jesús, Tu nos dices “¡Venid, dondequiera que estéis. Yo estoy con vosotros todos los días!". ¡Será con nuestra perseverancia como obtendremos la vida! Nosotros cristianos tenemos que construir ya son muchos los que destruyen con sus comentarios, quejas y críticas. ¡Seamos instrumentos de paz y bien para los demás!

LUNES

“ Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie ”


según san Lucas 21, 1-4 

Jesús presenta el contraste de dos modelos de compartir: los ricos que dan mucho y la viuda pobre que da muy poco; pero el acento no la pone el Señor tanto en la cantidad sino en la calidad; no tiene en cuenta el volumen del dinero donado, sino la identidad y la situación de quien lo dona, la persona que hay detrás.

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo: 

Mientras los primeros dan del extra que no necesitan puesto que sus necesidades están bien cubiertas, la viuda da generosamente de lo que necesita para su subsistencia.

«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Y puesto que eso era lo que tenía, ofreció más que nadie. Si Jesús pone a esta mujer como ejemplo, es porque la fe del discípulo debe ser reflejo de su actitud. Tenemos que darlo todo.

Jesús pone como modelo ejemplar a esta persona marginada por ser mujer, además viuda y encima pobre. Ella es la que ha echado más que todos.


¿A qué grupo pertenezco yo? ¿A los que dan su tiempo, sus talentos, sus bienes de lo que le sobra o a los que dan de lo que son, de lo que les configura, en definitiva, de los que “se” dan?

DOMINGO DE CRISTO REY

según san Lucas 23,35-43



“ Por él quiso reconciliar consigo todos los seres ”

 En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». 

Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». 

Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos». 

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».

 Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? 

Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo». 

Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».





NOS PREPARAMOS PARA EL ADVIENTO

 

Preparad vuestros corazones Allanad vuestros caminos Abrid vuestros hogares
 ¡ES ADVIENTO!

Viene el Señor y, tal vez, no nos preguntamos por qué ni para qué viene Aparecerá, el Señor Para todo aquel que, mirando hacia el cielo, Desee nueva vida y un amor de infinito valor
¡ES ADVIENTO!

 Preparad vuestros corazones, y Dios los llenará con su alegría Allanad vuestros caminos y, el Señor, os conducirá hacia la verdad Abrid vuestros hogares y, Jesús, los inundará con su presencia
 ¡ES ADVIENTO!

 Dios y el hombre, por iniciativa del primero, están llamados a fundirse en un Jesús humanado Dios, en búsqueda del hombre, desciende a su encuentro si sabe esperarle
¡ES ADVIENTO!

MONACATO ORIENTAL I

MONASTERIO DE SANTA CATALINA

En el siglo VI, cuando el emperador Justiniano hizo construir el monasterio de Santa Catalina, sobre el Monte Horeb, para organizar a los ermitaños
O Monte Sinai, según la Biblia, Dios entregó a Moisés los Diez Mandamientos.

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Situado en la boca de un cañón de difícil acceso a pies del monte Sinaí, en Egipto
 Está construido donde la tradición supone que Moisés vio la «zarza que ardía sin consumirse». Se trata de uno de los monasterios más antiguos que continúan habitados.
 También se le conoce con el nombre de Monasterio de la Zarza Ardiente. Pertenece a la Iglesia ortodoxa autónoma de Monte Sinaí, dependiente de la Iglesia ortodoxa de Jerusalén.
 En 2002 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

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La madre del emperador Constantino I el Grande, Santa Elena, mandó construir una capilla en el lugar donde según la tradición Moisés habló con Dios en el episodio bíblico de la «zarza ardiente».


 Posteriormente el emperador Justiniano I mandó construir un monasterio en aquel lugar, junto a la capilla mencionada.

El monasterio fue construido entre los años 527 y 565. Supuestamente la zarza que se conserva es la original, convirtiendo al monasterio en un lugar sagrado para las tres grandes religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam.

Aunque su verdadero nombre es Monasterio de la Transfiguración, es conocido también como Monasterio de Santa Catalina, recibiendo este nombre de Santa Catalina de Alejandría,


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una mártir cristiana que fue sentenciada a morir en la rueda de tortura.

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La tradición transmitió que la rueda se rompió y que finalmente fue decapitada.
 Su cuerpo fue trasladado por los ángeles al Monte Sinaí y los monjes del monasterio encontraron sus restos sobre el año 800, en una gruta de la montaña, momento a partir del cual el monasterio custodió sus reliquias y se convirtió en un importante centro de peregrinación.

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Sepulcro de santa Catalina


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Juan Pablo II venerando el croneo de Santa Catalina

 Según un documento en posesión del monasterio, y supuestamente del puño y letra del mismo Mahoma, el mismo profeta dio su protección al monasterio tras haberle concedido refugio de sus enemigos.

Gracias a este documento y a que se construyó una mezquita fatimí en el interior de sus muros, el monasterio perduró a la dominación musulmana de la región.

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La mezquita está cerrada y nunca ha sido usada ya que, por error, no está orientada hacia La Meca.


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 Los anacoretas del Sinaí fueron eliminados durante el siglo VII y sólo el monasterio perduró gracias en parte a las fortificaciones que lo protegían.

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Éste aún conserva los muros que servían de defensa. El acceso al interior del recinto se efectuaba hasta el siglo XX mediante una puerta elevada en el muro exterior.

 Las cruzadas aumentaron el interés de los peregrinos hacia el monasterio, que se convirtió en centro de peregrinaje entre los años 1099 y 1270.

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El monasterio se mantenía gracias a dependencias del mismo en Egipto, Palestina, Siria, Creta, Chipre y Constantinopla.


Patrimonio



Escrito en siriaco
 El monasterio tiene gran importancia debido a su antigua y valiosa biblioteca que guarda la segunda colección más extensa de códices y manuscritos del mundo, sólo superada en número de ejemplares por la Biblioteca Vaticana.




 En ella se pueden encontrar unos 3.500 volúmenes escritos en griego, copto, árabe, armenio, hebreo, georgiano, siríaco y otras lenguas.

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 En el complejo se encuentran obras de arte únicas, entre las que se encuentran mosaicos, iconos rusos y griegos, pinturas encáusticas, ornamentos religiosos, cálices y relicarios.

Entre los iconos que guarda el monasterio se encuentran algunos de los más antiguos del mundo, datados de los siglos V y VI.

Cabe destacar el Pantocrátor del Sinaí, del siglo VII, el libro de la escalera del divino ascenso, un icono del siglo XII del libro de San Juan Clímaco, o el icono más antiguo sobre un tema del Antiguo Testamento.
Se ha ideado un proyecto para catalogar las obras de la biblioteca del monasterio.

Los iconos en el enlace-

https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Icons_from_Saint_Catherine%27s_Monastery,_Mount_Sinai

El Monasterio
El monasterio data de los tiempos de Justiniano. Esteban de Aila, el arquitecto del monasterio, construyó una basílica de tres naves, de basalto, con el techo de madera y capiteles labrados en un estilo derivado del corintio.

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La basílica tiene cinco naves laterales y unas torres en el extremo occidental.


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La «zarza ardiente» se encuentra situada en el extremo oriental.

 El monasterio ha experimentado pocos cambios desde su construcción. La misma puerta de madera cierra el portal occidental y el techo de madera descansa sobre vigas con grabados en honor del emperador Justiniano y su esposa Teodora, todo ello del siglo VI.

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 Las inscripciones habían sido observadas y comentadas por los distintos viajeros que por allí habían pasado hasta el siglo XVIII. Sin embargo, en 1958 se realizó una expedición que estudió detenidamente las escrituras de las vigas, descubriendo su contenido; en ellas decía, «nuestro emperador más pío», refiriéndose a Justiniano, y «su difunta emperatriz», refiriéndose a Teodora.

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El monasterio debió terminarse entre la muerte de la emperatriz y la del emperador, es decir, entre 548 y 565. También se pueden encontrar los restos de la mezquita de los siglo X y XI.

 Los estudios arqueológicos realizados han encontrado cruces cristianas en su interior. En el monasterio también se encuentra la Capilla de San Trifón, que es usada de osario para los hermanos difuntos.

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 El monasterio, junto a algunas dependencias del exterior, como el cercano monasterio de Raithu, constituye la Iglesia ortodoxa del Monte Sinaí. Esta iglesia es autónoma y está encabezada por un arzobispo, que es el mismo abad del monasterio. Este arzobispo es tradicionalmente consagrado por el Patriarca ortodoxo de Jerusalén.

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