NAVIDAD 2018
Porque la Navidad no es un hecho del pasado: es un acontecimiento de gracia y de amor de Dios; es la Buena Noticia, que se perpetúa en el tiempo y vuelve año tras año para decirnos que Dios quiere entrar en nuestras vidas: «Estoy a la puerta y llamo, dice el Señor; si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo» (Ap. 3, 20).
El árbol de Navidad con sus luces, «nos recuerda que Jesús es la luz del mundo, la luz del alma que aleja las oscuridades y hace espacio al perdón». Este signo de la luz, «simboliza a Dios que con el nacimiento de su Hijo Jesús ha bajado hasta el hombre para alzarlo hacia sí y elevarlo sobre las tinieblas del egoísmo y del pecado».
Por otro lado el pesebre «habla, desde su pobreza, de la sencillez, la pequeñez y también la fragilidad con la que Dios se ha mostrado con el nacimiento de Jesús en la precariedad de Belén». El Niño Jesús, «Hijo de Dios y nuestro Salvador, que colocamos en el pesebre, es Santo en pobreza, pequeñez, sencillez, humildad». «Dios Niño irradia luz en la humildad del pesebre» para que seamos también «testigos de humildad, ternura y bondad»
.
El Niño que vemos en el portal es Dios mismo que se ha hecho hombre para mostrarnos cuánto nos quiere, cuánto nos ama; para darnos esperanza, para decirnos que nunca estamos solos.
Navidad es un acontecimiento de gracia y de amor de Dios. Dios está con nosotros. Pidámosle para todo el mundo la bondad, la misericordia y la ternura que contemplamos en el Portal. ¡Os deseo de corazón una santa y feliz Navidad!
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 17 horas
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