YA ES SEMANA SANTA

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viernes, 9 de febrero de 2024

QUINTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 SÁBADO

“ ¿Cuántos panes tenéis? ”




San Marcos 8,1-10 

Muchas veces, ante las situaciones de necesidad de la gente, sentimos lástima, nos da penita ver sus carencias, sus pobrezas y miserias. Y con un tono, ciertamente lastimero, expresamos nuestro pesar: “¡qué lástima!, ¡cuántas miserias y pobrezas!, ¡cuánta hambre en el mundo!.


Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. 

Jesús contempla aquella multitud que lleva tres días con él, los ve desprovistos de alimentos para seguir y para el camino si los despide, vayan a desmayar en el regreso a sus casas, porque algunos eran de lejos. Pero Jesús no se queda en un sentimiento lastimero, en expresar una pena, Jesús se conmueve. Se pone en movimiento y así, pregunta a sus discípulos de cuántos panes disponen.

Además, algunos han venido desde lejos». 

Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?». 

Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?».

Tienen siete panes, y si en siete días puso Dios en marcha la creación, ahora, con siete panes Jesús va a poner en marcha la compasión. Porque Jesús se compadece de aquella multitud que tiene que regresar a sus casas después de haberlo escuchado y acompañado. Para que no vayan a desfallecer, para que tengan fuerzas para el camino, Jesús quiere que además de sus palabras en el corazón y en el recuerdo, se vayan alimentados. 

Ellos contestaron: «Siete». 

Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. 

Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también. 

Siete panes se van a multiplicar en sus manos para saciar a los cuatro mil, que quedarán satisfechos y recogerán siete canastas de sobras. 

Sentir lástima puede ser un sentimiento vago (¡pobrecitos! Qué le vamos a hacer!), pero la compasión pone en movimiento (¿qué tenemos para solucionar esto?).

La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.


El Señor no nos pide hacer milagros, sino simplemente poner a disposición lo que somos y lo poco que podemos aportar, si quien salva, si quien realiza la obra es Él, y que detalle que quiera contar con nuestra pequeñez, Él es el que nos enseña a mirar a las personas no ya sólo con nuestros ojos y sentimientos, sino desde su perspectiva. 

El Señor nos impulsa a partirnos, repartirnos con el mismo espíritu vivido en la Eucaristía para los demás y, por tanto, a ser ejemplo de entrega, caridad y oración.


VIERNES

“ «Effetá», esto es: «Ábrete.» ”


según san Marcos 7,31 37 

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. 

Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano. Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá» (esto es, «ábrete»). 

Este texto de Marcos nos narra un hecho en el cual Jesús realiza una curación a un extranjero a petición de personas que habían conocido de otras curaciones que venía realizando fuera de Judá, y probablemente convencidos de su poder, le piden que imponga sus manos para curar a este sordomudo y Él accede porque ellos venían atentos a su Palabra y creyeron en Él. 

Jesús sana a quienes escuchan Su Palabra y lo buscan con fe y esperanza reconociéndolo como El Salvador del mundo.

Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente. 

El les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. 

Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

Cuánta falta nos hace tomar conciencia y pedir a Jesús que nos ABRA la mente y el corazón para poder comprometernos a luchar por las causas justas que día a día conocemos y escuchamos a través de los medios de comunicación, de nuestras amistades o en nuestras familias.



JUEVES

“ Por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija ”


Se fue a la región de Tiro, es decir, fuera del territorio de Israel. ¿A qué se va? – Jesús, cansado de las minucias legalistas de los fariseos que le cansan, tiene necesidad de cambiar de aires.

según san Marcos 7,24-30

El Evangelio de hoy (Mc 7,24-30) nos presenta el pasaje de la curación de la hija de una mujer pagana. Su hija estaba poseída por un espíritu impuro y, cuando la mujer se enteró que Jesús estaba cerca, enseguida fue a buscarlo y se le echó a los pies, rogándole que echase el demonio de su hija.

 En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse. 

Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. 

La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija. 

Él le dijo: «Deja que se sacien primero los hijos. 

Jesús opta siempre por el corazón. Es verdad que en su plan está primero su pueblo; es cierto lo que se dice de los infieles en Israel, “son como perros”

La reacción de Jesús puede dejarnos desconcertados si no la leemos en el contexto y cultura de la época

No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». 

Pero ella replicó: «Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños». 

Como sucede en otras ocasiones, Jesús se conmueve ante aquél despliegue de fe (¿Qué madre no pone en los pies de Jesús los problemas y enfermedades de sus hijos?)

Él le contestó: «Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija». 

Pero aquí Jesús se rinde ante esta madre. No importa que, al principio no le haya escuchado, ni importa que le haya dado razones de su obrar así, ni siquiera que le haya tratado como a un “perro”. Ella ha seguido insistiendo. También los perros tienen derecho a comer. Jesús descubre la fuerza, el coraje y el amor entrañable de una madre y realiza el milagro.

Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado. Reflexión del Evangelio de

Aquella mujer pagana creyó en Jesús y en su Palabra, y creyó que Jesús podía curar a su hija. Por eso no se rindió y continuó insistiendo

Es el “milagro del corazón”. Jesús quiere dejar bien claro la fuerza que tiene la oración de una madre cuando reza por sus hijos. Y quiere también dejar muy claro que en la gran mesa del Padre caben todos sus hijos, aunque sean infieles; aunque sean mujeres.
Y tú, ¿tienes la fe de aquella mujer?


MIERCOLES

“ Del corazón sale lo impuro ”


según san Marcos 7, 14-23

La religión judía en tiempo de Jesús daba cierta importancia a los alimentos, de tal manera que prohibía comer algunos.

La religión de Jesús es una religión del corazón. Nada se decide desde fuera; y nada que viene de fuera puede ser malo. Dios ha hecho buenas todas las cosas. Somos nosotros, con nuestro comportamiento, los que las hacemos malas. Y esa es nuestra enfermedad. Como decía San Juan de la Cruz: “La enfermedad no es otra cosa que la falta de amor”.

 En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro;

En verdad, nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro. Claro que no podemos hacer lo que se nos ocurra. Dios, que es Amor y nos creó a su imagen y semejanza, puso en nuestro corazón el mandato del amor

 lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre». 

Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 

 El libro del Génesis dice: Vio Dios todo lo que había hecho, y todo estaba muy bien (Gen 1, 31). Y san Pablo: Para los limpios, todo es limpio; mas para los contaminados y no creyentes nada hay limpio, pues su mente y conciencia están contaminados

Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? 

Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre y se echa en la letrina» (Con esto declaraba puros todos los alimentos). 

Y siguió: «Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. 

Jesús quiere que tengamos una mirada positiva hacia todo lo creado. Son hermosas las montañas, los valles, los ríos, los bosques, el mar, los árboles frutales, y también todos los animales. Y todo lo ha creado Dios para que lo cultivemos, lo usemos bien y lo disfrutemos. Dios quiere que tengamos una mirada limpia sobre las cosas, los animales y, sobre todo, sobre las personas creadas a su imagen y semejanza.

Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

Hoy, Señor, quiero darte gracias, necesito darte gracias porque me has liberado de la esclavitud a las leyes, normas y preceptos que tenían los judíos en tu tiempo y que nos querían imponer a los cristianos. Gracias, Señor, por esa frescura, esa fragancia, ese soplo de libertad que has dado a tu evangelio. En realidad, el evangelio que nos has dejado, más que para ser leído es para ser comido, para ser gustado, para ser saboreado.

MARTES

“ Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición ”



según san Marcos 7,1-13 

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). 

Jesús fustiga a los fariseos, a los que señala como hipócritas por prescribir hasta el más mínimo detalle de cómo sentarse a la mesa -entre otras muchísimas regulaciones- pero sin tener en cuenta el mandamiento del amor de Dios. Y nosotros, en nuestro pequeño mundo, nos sentimos a salvo de semejante perversión de la fe.

Y los fariseos y los escribas le preguntaron: «Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?». 

Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 

El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. 

Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres». Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. 

Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte”. 

Lo que Dios siempre ha mandado es “amar al padre y a la madre” y ayudarles cuando éstos lo necesitan.

Pero había hijos desnaturalizados que, para liberarse de las obligaciones con sus padres, ofrecían a Dios eso que sus padres necesitaban para vivir. A este acto lo llamaban “corbán” es decir, “ofrenda a Dios”. Y así se quedaban tan tranquilos.

Pero vosotros decís: “Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».

Jesús no está de acuerdo con ese chantaje, Lo que Dios quiere es que ese dinero se lo den a sus padres que lo necesitan. Más aún, que ofrezcan a sus padres también su tiempo; que los cuiden, los protejan, los ayuden, los escuchen, y “los quieran”.


“Su corazón está lejos”. Lo peor que nos puede ocurrir es tener el corazón lejos de Dios. Tener el corazón cerca es dejar que Dios ocupe el lugar que le corresponde: el corazón como sede de mis sentimientos, mis emociones, mis proyectos, mis ilusiones, es decir, dejar en sus manos toda mi existencia.…

LUNES

“ Y los que lo tocaban se ponían sanos ”




según san Marcos 6,53-56 

En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.

La vida de Jesús es una continua itinerancia, es un ir de un lugar a otro, y siempre al encuentro de las personas; siempre movido por el deseo de hacer el bien, de curar, de sanar, de liberar al que más lo necesita y más marginado está; esto es lo que nos presenta el Evangelio de hoy.

 Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.

Jesús se pone al alcance de las personas para hacerse “tocar” por ellas. No puede evitar que la gente lo rodee y le acerque sus enfermos y todas sus necesidades. Jesús sabe que su vida está entregada a todos los dolientes y excluidos.

 En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.




Y esta actitud también es modelo para cada uno de nosotros, para todos los que nos consideramos sus discípulos.

 DOMINGO

“ Curó a muchos enfermos de diversos males ”



san Marcos 1,29-39


Jesús ha estado enseñando en la sinagoga. Acompañan a Jesús los cuatros dicípulos recientemente llamados

Es una de sus actividades más constantes, junto con las curaciones que hace y de las que el evangelio de hoy nos habla con profusión.

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. 

 Primero, cura a la suegra de Pedro que tiene una enfermedad corriente, a cuya casa acude con otros dos de sus discípulos. Ella se pone inmediatamente a servirles: se diría que el primer efecto de la curación es la disponibilidad para el servicio. Somos curados para poder servir mejor a los demás.

Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. 

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. 

La población entera se agolpaba a la puerta. 

Junto a esta tarea solícita en favor de los que sufren,

Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. 

 Jesús vive a solas en profunda comunión con el Padre.

La ORACIÓN, mirar la importancia que da Ntro. Señor, mirar y contemplar a Ntro. Señor: “Se levanto de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar”, la relación con el Padre, ni el cansancio de una jornada intensa no le impidió a Jesús disponerse desde muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, para hacer oración.

Se levantó de madrugada, cuando todavía era muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar.

 Los discípulos lo encuentran orando en descampado, antes de despuntar el alba, y le comunican que todo el mundo lo busca.

Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca». 

Jesús no viene a buscar el éxito, ni se detiene ante los halagos de los hombres. 

 Jesús ha comprendido, en el diálogo de la oración, que su misión tiene que extenderse también a otras partes, en las que debe continuar enseñando y curando

Él les responde: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

 Su misión es implantar el Reino de Dios. “Vayamos a otra parte”:la tarea es inmensa. 

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.


Hay mucho trabajo, muchas personas que atender, pero Él necesita el diálogo con el Padre. Es su respiración vital. Hoy más que nunca el mundo necesita una palabra que venga del silencio.

 Así obraba el Señor: oraba con frecuencia en la soledad, en lo secreto, alejado del tumulto. 
Todos lo buscaban. También nosotros hoy buscamos compasión, un hombro sobre el que llorar, alguien en quien desahogarnos. Todos podemos ofrecer compasión al hermano atribulado. Pero para ello necesitamos reforzar la propia fuente de esa compasión que no es otra que la oración. 
Jesús nos enseña, con su actitud, de dónde proviene esa compasión: de la oración, del tiempo de calidad entregado a Dios para que actúe con su poder en nuestras vidas.






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