EL TEMPLO DE SALOMON
El Templo de Jerusalén (hebreo: בית המקדש, Beit Hamikdash) o el Templo de Salomón fue el santuario principal del pueblo de Israel y contenía en su interior el Arca de la Alianza, el candelabro de los siete brazos y demás utensilios empleados para llevar a cabo el culto hebraico en tiempos de la Edad Antigua.
Se localizaba en la explanada del monte Moriá, en la ciudad de Jerusalén, donde se ubican en la actualidad la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa.
El Rey David, tras conquistar la ciudad de Jerusalén a los jebuseos la fortificó, transformándola en la capital de Israel; además, trajo el Arca de la Alianza.
Este tabernáculo, una tienda que contenía los Diez Mandamientos, fue colocado en la era de Ornan, sobre el monte Moria, en las afueras de la ciudad.
EL TEMPLO DEL REY SALOMÓN
El Primer Templo fue construido por el rey Salomón para sustituir al Tabernáculo como único centro de culto para el pueblo judío.
Fue saqueado por el faraón Sisac (Sheshonq I) en 925 a. C. y destruido por los babilonios durante el tercer asedio de Nabucodonosor II a Jerusalén en 587 a. C.
El Primer Templo de Jerusalén fue construido por el rey Salomón alrededor del año 960 a. C. y funcionó como santuario principal de los israelitas.
Estaba situado en la explanada del monte Moriá, en la ciudad de Jerusalén, donde se ubican hoy el Muro de los Lamentos, la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa.
Según la Biblia, la construcción del Templo de Salomón se realizó en el siglo X a. C., para sustituir el Tabernáculo que, desde el Éxodo y durante siglos, era utilizado como lugar de reunión y para rendirle culto a Dios.
El Tabernáculo preservaba el Arca, que fue luego traída a Jerusalén por el rey David y depositada en el monte Moriá, sobre una plataforma de aproximadamente 40 por 100 metros.
El Templo propiamente dicho, según la descripción de la Biblia, era un edificio orientado sobre un eje longitudinal en dirección Este-Oeste.
El edificio debió tener una longitud interior de aproximadamente 27 metros, 9 metros de ancho y una altura de también 13,5 metros (60×20×30 codos). Sus dimensiones, por tanto, eran comparables a las de una capilla, mas el culto por lo general se llevaba a cabo desde su exterior. A ambos lados de la entrada del templo fueron erigidas dos columnas, llamadas Jaquín y Boaz.
Los sacerdotes y el rey entraban en el Templo a través de una gran puerta enchapada en oro, de aproximadamente 10 metros de alto y 4 de ancho. Tras esa puerta se encontraban tres recintos.
Un vestíbulo era seguido por otros dos recintos. El primero de esos recintos era denominado Hejal o Santo (es decir, Lugar Santo o Santuario), que era iluminado a través de ventanas altas.
La anchura y longitud de esta estancia guardaba una proporción de 1:2, lo que significa que la planta del Hejal estaba compuesta por un doble cuadrado. El forjado de piedra se encontraba cubierto por un solado de madera de cedro. Las paredes y vigas del forjado del Hejal estaban recubiertas por láminas de cedro libanés.
La tercera cámara, denominada Dvir o Kodesh Ha-Kodashím era el lugar más sagrado del Templo de Salomón. En latín se la conoce como Sancta Sactorum y en español como "Santo de los Santos".
Este último recinto se encontraba a un nivel más alto que el Hejal y solo podía accederse a él subiendo una escalera. El Dvir tenía la forma de un cubo de aproximadamente 10×10×10 metros (20×20×20 codos).
En su centro se encontraba el Arca de la Alianza (gran arcón hecho de madera de acacia, cubierta con planchas de oro y con cuatro anillas a las esquinas en las que eventualmente se ponían varas para transportarla; dentro del Arca se preservaban las Tablas de la Ley, entregadas por Dios a Moisés, y las Tablas a su vez llevaban grabados los Diez Mandamientos, sirviendo de conexión entre Dios e Israel).
El patio interior del Templo era rodeado por un muro formado por tres capas de bloques de piedra cubiertas por vigas de madera de cedro. En este patio interior podían entrar los peregrinos y las masas de fieles, pero el Dvir o Santuario del Templo solo era accesible a los sacerdotes y el monarca de turno.
La construcción del Templo de Jerusalén fue el evento más importante del reinado de Salomón, gracias al cual su nombre se ha recordado hasta 30 siglos después de su muerte.
Ya en la Biblia el Templo acapara la mayoría de los escritos donde aparece el rey Salomón. Su fama ha trascendido los tiempos y, como edificio ideal concebido por Dios, constituye hasta hoy un importante referente y fuente de inspiración en materia proyectual y arquitectónica.5
Tras la muerte de Salomón, el templo sufrió profanaciones debido a invasiones extranjeras y también a la introducción de deidades sirio-fenicias. Con todo, fue rededicado bajo sus condiciones originales durante los reinados de Ezequías y Josías.
IMPLEMENTOS DEL TEMPLO
O lo que es lo mismo utensilios:
_ altar de saacrificio
Al entrar al patio externo del templo, después de las murallas, se encontraba un gran altar en el que se sacrificaban los animales ofrecidos a Dios. Ellos eran el símbolo de los pecados y morían en expiación por ellos.
Sólo podían ser sacrificados animales en perfectas condiciones, generalmente los mejores entre los mejores de los rebaños. Quemados, producían humo que subía a los cielos como “olor grato” al Señor (Éxodo 29:25), lo que significaba que el fiel estaba libre de pecados, lo que agradaba a Dios.
´mesa de los panes
Como la mesa de los panes del Tabernáculo, el gran templo también tenía la suya, en la misma posición, a la derecha de quien entraba al Santo Lugar.
Con doce panes ácimos apilados en dos columnas de seis, la mesa de la proposición simbolizaba el alimento que viene de Dios, así como el alimento espiritual de su palabra. Hoy sabemos que era uno de los símbolos alusivos a Jesucristo, que se refirió a sí mismo como el “pan de vida” (Juan 6:35), aunque en esa época los constructores del templo no supieran sobre eso.
- los menoras
El menorá, gran candelabro de oro con siete lámparas de aceite, era solamente uno en el Tabernáculo. En el gran templo de Salomón, la cifra aumentó hasta diez, en dos columnas de cinco a los lados del Santo Lugar (1 Reyes 7:49).
Además de la evidente utilidad de iluminar el ambiente, simbolizaba la presencia de Dios en el lugar. Además de eso, sus lámparas eran alimentadas con aceite, simbolizaba la unción de Dios sobre nuestras vidas. La luz simbolizaba también la propia Palabra, la verdadera iluminación para la vida, indicando el camino hacia el Señor.
- altar de incienso
En el altar que estaba al final del Santo Lugar, el oráculo (1 Reyes 7:49), se colocaban los inciensos, cuyos aromas de especias y otros perfumes dominaban la sala.
Una simbología bastante fuerte para las súplicas, que nuevamente nos llevan a la figura del olor agradable que sube a los cielos en dirección al Señor. Allí los sacerdotes dirigían sus súplicas y la de sus fieles, ya que eran como intermediarios entre el pueblo y Dios. Hoy, gracias al sacrificio supremo de Cristo, hablamos directamente con el Padre.
- el velo
Separando el Santo Lugar del Santo de los Santos había un velo, un gran cortina con dos querubines bordados que era la única barrera. Solamente el sumo sacerdote entraba a través de él para conversar con Dios directamente.
El simbolismo del velo es fuerte: aunque sea un material frágil, la única cosa que impedía que otros sacerdotes entraran allí era el respeto y el temor a Dios. También era un obstáculo para la vista. Los sacerdotes comunes, así como el pueblo, no entraban allí. Pero por medio de la oración que el sumo sacerdote llevaba, todos tenían su acceso indirecto al Padre.
Un obstáculo frágil, fácil de superar para llegar a Dios, bastando para eso, orar (Marcos 15:38). - el arca de la alianza
El Arca de la Alianza,
después de habitar durante muchos años en el Tabernáculo, fue depositada en el Santo de los Santos del gran templo de Salomón.
Objeto sagrado solamente tocado por los sacerdotes y nunca por una persona común del pueblo, contenía otros objetos con un inmenso significado sagrado: la tablas de los Diez Mandamientos que Moisés labró orientado por Dios (la Palabra), un bocado del maná que fue dado como alimento al pueblo en el desierto por primera vez (la provisión de Dios) y la vara de Aarón que floreció (el reconocimiento de Dios sobre la autoridad conferida a alguien).
Sobre el Arca estaba el Propiciatorio, la tapa del gran baúl, con dos imágenes de querubines frente a frente con las alas desplegadas.
Entre los ángeles dorados, el sumo sacerdote debería focalizar la presencia de Dios, quien le hablaba (Éxodo 25:10-22). , conocido como el rey sabio, tuvo el honor de erigir una morada para el Señor. Como anécdota, destaca el envío, por parte del rey fenicio, de los famosos cedros del Líbano, así como artesanos especializados que construyeron el Templo, adornado con oro y decorado con enormes querubines dorados, tal como lo describe el segundo libro de Crónicas.
DESTRUCCIÓN DEL PRIMER TEMPLO
Inscripción incisa en el único vestigio que sobrevivió.
Las tropas del rey babilónico Nabucodonosor II lo destruyeron en 586 a. C., llevando además cautiva a una gran parte de los habitantes del Reino de Judá a Mesopotamia, cosa que dio lugar al exilio y cautiverio de los hebreos en Babilonia.
Del Templo de Salomón solo sobrevivió un pequeño objeto de gran valor simbólico, tratáse de una granada de marfil del tamaño de un pulgar, sumamente estilizada y con inscripciones en caracteres paleohebreos: iconográficamente, las granadas (rimonim en hebreo) se presentan en las culturas de la Antigüedad como símbolos de fertilidad y esperanza, estando ellas ya presentes en Jaquín y Boaz, las dos columnas externas emplazadas delante del Templo de Salomón; la inscripción incisa en la granada de marfil por otra parte indica claramente que se trata de un objeto "[Perteneciente] al Templo of [Yahvé]h, consagrado a los sacerdotes"
El Museo de Israel en 2011 retiró de la exhibición la granada, un objeto ciertamente de la Edad de Bronce tardía, pero no así la inscripción, que se sospecha es una falsificación reciente, aunque no haya pruebas de la culpabilidad de quien vendió la pieza al Museo.
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