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viernes, 25 de diciembre de 2020

MONASTERIO DE LA MAGDALENA. SARRIA

 


El Monasterio de la Magdalena, o Convento de la Merced, de Sarria tiene una honda vinculación con el Camino de Santiago.



Este monasterio se habría fundado alrededor del año 1200, en la misma época que la villa de Sarria, en pleno Camino de Santiago. Tradicionalmente se ha dicho que dos italianos, de regreso de su peregrinación a Santiago decidieron fundar un monasterio y hospital para atender a los peregrinos, donde ya existía una capilla dedicada a san Blas. Según Marcos Quesada (prior del convento, en 1666) el establecimiento fue fundado en el siglo XIII por religiosos de la «Congregación de la Penitencia de los Mártires de Cristo» venidos de Italia. La primera noticia documentada de este monasterio y hospital es del 1219, y se menciona su comendador.

Aquellos primeros ocupantes del monasterio se denominaban «Laudantes Deum» y se piensa que podría tratarse de una de las múltiples variantes de los «ermitaños de San Agustín», seguidores de la regla así conocida. 
En un documento firmado en 1251 su superior sometió el monasterio al obispo de Lugo y estableció que si los «hermanos de la orden de los Laudantes Deum» dejaran la casa, deberían devolverla a la Iglesia de Lugo. 
En 1332 fue emitida una bula por el papa Juan XXIII a favor del «Convento de la Magdalena de los Padres de la Penitencia de los Bienaventurados Mártires de Cristo, Orden de San Agustín de Sarria» otorgando unas indulgencias. Se trataría de una orden autónoma, cuyos miembros no eran conocidos como agustinos sino como «magdalenos». Constan dos prioratos dependientes de aquí.





FACHADA PRINCIPAL





Además de los escudos, blasones y signos gráficos que recuerdan la impronta de las instituciones religiosas que vivieron entre sus muros (la cruz patada o ensanchada de los “magdalenos”, el corazón asaeteado de los agustinos y la cruz y barras de los mercedarios), también adornan sus paredes los de otros patronos, titulares de fundaciones y bienhechores del monasterio-convento.



  Pertenecen a las familias nobles e hidalgos solariegos de la comarca o emparentados con ellos: los Castro o Lemos, los Balboa, los Somoza, los Díaz, los Valcárcel, los Osorio, los Enríquez, los Figueroa, los Saavedra, los Ribadeneira, etc.
Vidriera que luego veremos en el interior y el primero de los escudos a los que nos referimos: En el paramento del cuerpo superior poligonal sur del ábside de la capilla Mayor. Blasones de la casa de Lemos: Castillos y leones de los Enríquez, lobos pasantes de los Osorio.



La vidriera vista desde el interior de la iglesia. Izquierda: San Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced. Derecha: San Ramón Nonato, santo y mártir mercedario. La vidriera es de 1903.
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A la derecha el segundo escudo: En el contrafuerte sur de la cabecera del ábside de la capilla Mayor. Blasones de la casa de Lemos: Roeles de los Castro, castillo y león de los Enríquez, lobos pasantes de los Osorio.



En el contrafuerte a la izquierda de la imagen vemos en su parte superior un tercer escudo y la cruz en la parte inferior: 

Este primer signo de cruz en forma de emblema de orden hospitalaria o militar, que unas veces se acerca a la cruz flordelisada (como en este caso) y otras a la cruz patada, campea en varios lugares del templo y del convento.

El tercer escudo que vemos: En el contrafuerte del tramo recto del ábside de la capilla Mayor. Blasón de D. Nuño López de Guitián: León y ondas de los Balboa, dados de los Somoza, barras o estacas de los Valcárcel.


A la derecha el ábside y a la izquierda lo que el P. Solla define como un cuerpo rectangular de tiempos anteriores (al siglo XVI) como parecen demostrar su factura entre un románico olvidado y un gótico no aprendido, como testimonia el cornisamiento que ni ha dejado de ser de canecillos ni se ha decidido por ser cornisa.




 Variedad de las portadas de distintas épocas históricas.

 Hoy vamos a ver las cuatro portadas de la fachada principal: románica, gótica, renacentista y barroca. 

Portada románica

 


Escudo: En el paramento exterior de la capilla del Sagrado Corazón (trasladado aquí tardíamente). De la casa señorial de los Trebolle (Páramo): León de los Balboa, hojas de higuera de los Figueroa, grifo y gallardete de los Saavedra.



En este tramo poligonal de la iglesia apareció en noviembre de 1953 una puerta, hasta entonces tapiada. Es sin duda, la que daba acceso al templo cuando éste estaba orientado de NE a SO.

 Es de factura románica tardía. Presenta en la arquivolta tres arcos apuntados sobre dos pares de columnas acodilladas – hoy desaparecidas – y el más exterior se apoya en el lienzo de la pared, que enmarcan la puerta y el tímpano, apoyado éste sobre impostas al parecer historiadas, con rostros-esfinge, lo mismo que los capiteles, a tenor de lo poco que se conservan.




 El que atrae la atención es el tímpano: en alto relieve aparece la imagen de Santa María Magdalena con un frasco de perfumes entre las manos. La rodean tres figuras en bajo relieve que representan una nave velera con cuatro navegantes, un castillo y una cruz patada o ensanchada.

La portada gótica.




 La segunda portada, por la que se entra en el templo en la actualidad, es de un sencillo estilo gótico tardío. El abocinamiento se consigue mediante cuatro finos arquitos apoyados sobre unos simulacros de capiteles y continuados verticalmente por finos baquetones en oficio de columnas que, a su vez, se apoyan en basas características del estilo gótico.


Entre baquetón y baquetón se intercalan tres escocias, corridas en su mismo sentido, lisas las laterales y la central adornada por una guirnalda de rosetas entre las que se intercalan cuatro figuritas – pareadas de dos en dos a media altura – de factura ingenua y actitud orante. 




 Recubre las arquivoltas una especie de guardaaguas saliente en visera en cuya escocia se aloja un rosario de bolas características –por su tamaño y disposición- de otros cuerpos del edificio y que parecen reclamar contemporaneidad y autoría. Rematan y encuadran lateralmente el conjunto unos chapiteles o agujas.

Caminando sobre el mosaico nos dirigimos hacia la portada renacentista.




Portada Renacentista



Portada Principal
La tercera portada es la que da entrada al convento. Es de un sencillo y austero estilo renacentista. Flanqueada por dos simples pilastras apoyadas sobre una basa –zócalo toscano de plinto y toro- y bordeada de una simple moldura, da paso al zaguán que comunica con la portería, recibidores y claustro bajo.


 El conjunto nos hace pensar en las portadas principales de tantos pazos que señorean nuestras campiñas.


Sobre el arco de la puerta apoyado en una repisa y rematado por un sencillo tornaaguas, se alza un amplio balcón con barandilla de hierro forjado. La puerta que en el segundo cuerpo da salida de la biblioteca a dicho balcón está flanqueada por dos simples pilastras. Escudo, con el corazón asaeteado, de los agustinos.


La “Puerta de los Carros”.
 El nombre popular sería digno de tal puerta si al pronunciar carro pensáramos en señoriales carrozas, ya que es la de más empaque y señorío, y donde se demuestra el mayor conocimiento y dominio de las ciencias y artes arquitectónicas. No es una simple portada, es el centro director de todo un conjunto unitario y coherente del barroco. Conjunto que se conoce en la tradición, oral y escrita, como la “obra nueva” o “habitaciones del obispo”.




 Es aquí donde está situado el albergue para peregrinos, dotado de 110 plazas (http://www.alberguesdelcamino.com/sarria/albergue-monasterio-de-la-magdalena).

Es un conjunto amplio formado por tres calles. Las dos laterales, simétricas, enmarcan la central que es propiamente la portada, la popularmente conocida como “la puerta de los carros”. Atención especial nos merece el cuerpo central del conjunto barroco o portada. Desde el antiguo camino real se accede a la puerta principal pasando por una corta avenida a modo de glorieta con muros de sillería moldurada, asientos adosados y respaldos rematados en sillares semicilíndricos, pero con los pilares que lo enmarcan despojados desde el pasado siglo de sus remates de pináculos barrocos, como sin duda correspondía.



El frontón, por sus destacadas dimensiones, por el perfecto encuadre que le hacen los airosos remates y las grandilocuentes chimeneas, típicamente barrocas, así como por el grandioso relieve del tímpano, nos hace pensar en una especie de un cuarto cuerpo de la portada exterior.
El tímpano del frontón recoge en alto relieve, bajo su sobresaliente tornaaguas semicircular y circundado por la leyenda “Sicut Aquila provocans ad volandum pullos suos…” (Dt. 32,11a), un grandioso escudo de la Orden de San Agustín, con los siguientes elementos: una majestuosa águila explayada-coronada, a modo de campo heráldico, cobija el capelo de obispo, y, entre sus borlas, el corazón saeteado y encendido en llamas. La corona de factura calada que lo cubre sobresale sobre la cabeza del águila y está rematada en cruz.


LA TORRE

Situada a los pies de la iglesia y ocupando una esquina de uno de los recibidores, posiblemente sea uno de los elementos añadidos durante los trabajos de la “obra nueva” (siglo XVIII).




Mediante una escalera de caracol se accede al cuerpo de las campanas, antes desde la planta baja de la iglesia y en la actualidad desde el coro.





 El cuerpo de las campanas se puede clasificar como obra de factura compostelana.



Las campanas son ya obra encargada por los Mercedarios, ya que las anteriores habían sido instaladas en la iglesia del Salvador durante el tiempo de la exclaustración. Las dos mayores (“Virgen de la Merced” y “San Pedro Nolasco”) se hicieron en los talleres de Fundición de Aguirre-Sarasúa-Bilbao, 1897, y son donación del pueblo de Sarria. Y la pequeña, de vuelo, se hizo en Lugo en 1903.




 

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