Evangelio según san Mateo (10, 1-7)
Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
Id a las ovejas descarriadas de Israel
Mateo presenta a los doce apóstoles por sus nombres y, en algún caso, por su profesión. Pero ninguna de las habilidades está a la altura del encargo que Jesús les hace: expulsar demonios y curar dolencias y enfermedades. Ahí es nada. Las instrucciones se completan señalando a quién ha de dirigirse su tarea apostólica. Las ovejas descarriadas de Israel son las que primero van a recibir el anuncio de que el reino de los cielos ha llegado y está entre nosotros.
NOSOTROS
Somos el nuevo Israel, el nuevo pueblo de Dios, la Iglesia, llamada a ser en medio del mundo sacramento del amor de Dios, "experta en comunión", maestra llena de la sabiduría y de la misericordia de Dios.
En nuestros días, las ovejas descarriadas de Israel somos todos nosotros
Y es fácil llegar a la conclusión de que todos nosotros, por muy adelantada que esté nuestra vida espiritual en la intimidad con el Señor, estamos necesitados de conversión permanente y, por tanto, también impelidos a acoger el anuncio del reino en nuestras vidas con la misma fuerza imparable -”expulsar espíritus inmundos, curar toda enfermedad y toda dolencia”- con que Jesús envió a sus doce primeros discípulos.
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