YA ES SEMANA SANTA

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viernes, 14 de julio de 2023

DOMINGO XIV DEL TIEMPOO ORDINARIO


SÁBADO

“ No tengáis miedo ”


En el Evangelio de hoy el Señor quiere transmitirnos confianza pero a la misma vez es una advertencia a sus discípulos para que cuenten con las persecuciones. 

Si al Señor, el Maestro, pasó toda una pasión, burlas, injurias, mentiras… sus discípulos tienen que estar preparados para contar con ello, no son más que el Maestro, sin embargo, no estamos solos, valemos mas a los ojos de Él, no se desentiende de ninguno de nosotros, estamos en las manos del Señor, si Dios se preocupa hasta de los pájaros, cuánto más de sus fieles.

según san Mateo 10,24-33 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! 

se nos advierte para que contemos con la cruz y con la persecución

No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. 

Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea. 

Otro punto, para llevar a la meditación, es la cantidad de veces que nos invita a no tener miedo. Es la frase que más se repite en el pasaje de hoy. El Señor nos avisó que contemos con las dificultades, no nos promete un camino fácil de éxitos, al contrario siempre en batalla contra el mal. 

Lo que nos debe preocupar es nuestra respuesta al Señor, Él no ve las apariencias, no se deja deslumbrar por el éxito delante de los hombres lo que cuenta ante Ntro Señor es nuestro esfuerzo, nuestra entrega, el amor que pongamos.

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por unos céntimos? 

Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. 

Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; valéis más vosotros que muchos gorriones.

 A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».

No tengamos miedo de apostar por Cristo. De ponerlo como fundamento de nuestra vida. No nos cansemos, ni nos avergoncemos de dar testimonio de Cristo, y sigamos anunciando a plena luz, a los cercanos y a los lejanos, la buena noticia de la salvación que Dios nos ofrece.


VIERNES

“ Sed sencillos como palomas ”



según san Mateo 10,16-23 

En el Evangelio de hoy, el Señor envía a los discípulos y les da unos consejos bien precisos sobre lo que han de hacer, decir, y les habla de las dificultades que se encontrarán. 

El Evangelio provoca a veces, la oposición y la persecución. Han de ser cautos para no dejarse engañar por el mal, para reconocer a los lobos disfrazados de corderos, para distinguir a los falsos de los verdaderos profetas, y para no dejar pasar una sola ocasión de anunciar el Evangelio y de hacer el bien. Han de ser a la vez sencillos, porque solo quien es así puede ganarse el corazón de todos.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. 

Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. 

El Señor a sus apóstoles les da unas pautas a seguir, ya nos avisa que no será fácil, nos recuerda una bienaventuranza «Dichosos», porque para el creyente la prueba, mas tarde o mas temprano, aparece, y con ella, la oportunidad de mostrar el amor al Señor, se brindará en múltiples ocasiones, contar con que algunos les han plantado la guerra a los suyos, «dichosos cuando por causa mía os persigan», cuando llegue el sufrimiento por ser de los míos, «corderos en medio de lobos».

El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. 

Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».



Cuando llegue el momento se nos invitará a confiar, «no os preocupéis», no estamos solos. » yo estaré con vosotros siempre». El Espíritu hablará por vosotros. Confía, abandónate y descansa en el Señor. Es la perseverancia y la fidelidad la que consigue el triunfo. 

No somos cristianos de un rato, de unas horas, ni para los días de fiesta, el amor es para siempre no es para un tiempo. Un cristiano lleva el uniforme de la bondad, la amabilidad, el cariño, la humildad, el perdón…, desde que inicia la jornada hasta que la remata, es cristiano las 24 horas.

JUEVES

“ Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca



Según san Mateo 10,7-15 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «ld y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis. 

En el Evangelio de hoy, el Señor después de la elección les envía a proclamad el Reino de los cielos y les da unas instrucciones muy concretas a realizar. Les habla de la unidad del mensaje a unos signos que liberan y después les habla del estilo: gratuidad, desprendimiento, relación de paz… el Señor acentúa que el estilo de vida vaya de acuerdo con la proclamación.

No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. 

Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.

Lo importante en el mensajero no será que su discurso sea hábil, o que use la estrategia o la pedagogía adecuada para que llegue el mensaje a todos, lo importante es que no le puede faltar el ardor del Espíritu, la pasión de la vida que va al encuentro de la vida. El mensajero llevará como única carga la Palabra que porta y la que va a engendrar.

 La gratuidad y la pobreza en la misión constituyen el testimonio de que el discípulo cuenta con una sola seguridad y tiene un único objetivo, su Señor y su Palabra.


 Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies. En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquella ciudad».


 Y el que así transite por los caminos de la vida se convertirá en un instrumento eficaz, aún en medio de la debilidad, de la misión del Hijo de Dios entre los hombres. Será un fiel testigo de la Palabra, un buen mensajero de la Buena Nueva y un pregonero eficaz de la paz, esa paz que nunca le faltará a quien le acoja en su casa. Y para los que no quieran escuchar ni acoger difícilmente disfrutarán de la paz y la alegría del Evangelio. ¡Paz y Bien!

MIÉRCOLES

“ Jesús llamó a sus doce discípulos ”



según san Mateo 10,1-7 

La llamada de Jesús a los apóstoles es muy importante para Jesús. San Lucas, en su lugar paralelo, (Lc. 6,12) nos dice que Jesús pasó la noche orando. Todos esos nombres que salen en la lista, habían sido barajados por Jesús en un diálogo con el Padre.

En aquel tiempo, Jesús, llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. 

Y cada uno de nosotros, al ser llamados, somos el fruto de ese diálogo de amor. Al llamarnos a cada uno por nuestros nombres, con nuestras singularidades tan distintas, somos también objeto de un amor especial.

Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

Y nosotros debemos dar a Dios esa respuesta única, personal, intransferible. Dios no nos ha hecho en serie, ni quiere respuestas en serie. En cada uno de nosotros quiere distinguir una voz distinta, un estilo propio y diferente,

 A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. 

nos dice la Escritura que en primer lugar, “llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia”. Les delegó su autoridad. Los primeros obispos. El primer signo de la Iglesia apostólica.

Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos».

Si examinamos nuestra Iglesia, vemos que, al igual que aquellos primeros apóstoles, debemos comenzar evangelizando, formando a los “nuestros” antes que a los “de afuera”. Fortalecer nuestra Iglesia para entonces poder llevar nuestra misión evangelizadora a todas las gentes.

Hoy sigues llamando con la misma fuerza, con la misma ilusión, con los mismos detalles: les llamaste a cada uno por sus nombres. Cada uno de los apóstoles, todos tan distintos, todos tan singulares y, sin embargo, todos tan queridos por Ti.

 Yo hoy te doy gracias por haberme llamado. Es lo más hermoso que ha ocurrido en mi vida.


 MARTES

evangelio según san Mateo 19, 27-29 

“ ¿Qué nos va a tocar? ”

Así habla Pedro, mientras contemplan al joven que se aleja triste, incapaz de seguir el consejo de Jesús porque era muy rico. 

Este Evangelio, escogido como especialmente oportuno para esta fiesta de san Benito padre de tantos y tantas que lo han dejado todo para seguir a Jesús, es válido para todo cristiano: clérigo o laico, monje o cristiano de a pie. Todos, cada uno en su estado de vida, estamos supuestos a, como dice san Benito, no anteponer nada al amor de Cristo. Quien esto hace, recibe el ciento por uno y hereda vida eterna.

En aquel tiempo, dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».

 Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 

Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna».





LUNES

“ Tu fe te ha salvado ”


En el Evangelio de hoy ahondamos y profundizamos en el gran tesoro de la fe. Si en el pasaje evangélico de ayer veíamos como Jesús entre los suyos, entre su gente, entre sus paisanos “no pudo hacer allí ningún milagro” por su falta de fe, hoy nos aparece dos milagros: la curación de la hemorroisa y la vuelta a la vida de una niña. En ambos milagros vemos la respuesta del Señor a la fe

según san Mateo 9,18-26

 En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».

Un padre, agobiado por el dolor, desesperado por la perdida de su hija, acaba de morir, se acerca al Señor, se arrodilla y con confianza le pide algo imposible, necesita que le ayude.

 Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría. 

El segundo milagro una mujer que arrastra una enfermedad muchos años y que hace todo lo que depende de ella para tocar al Señor, ¡Ánimo, tu fe te ha curado!

Jesús se volvió y, al verla le dijo: «¡Animo, hija! Tu fe te ha curado». Y en aquel momento quedó curada la mujer. 

Que importante es la fe, hace posible el milagro, no sólo la salud, le devolvió la paz, una vida social normal. ¡tu fe te ha curado!

Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».

 Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se levantó. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

 El Evangelio nos muestra como debemos acercarnos al Señor. Es muy importante que le presentemos nuestras necesidades, nuestros dolores, nuestras penas y preocupaciones. El Señor siempre pregunta: ¿qué puedo hacer por ti?. Es muy común que siempre remita al interlocutor, que se haga según tu fe, si nos falta confianza, si dudamos, si no estamos convencidos es posible que nos ocurra como a sus paisanos que “no pudo hacer allí ningún milagro”.

Hoy Cristo está presente, podemos descubrir su presencia en medio de nosotros y acercarnos con confianza. Él quiere que le toquemos a través de la acogida de su Palabra, en la amistad de la oración, con la celebración de los sacramentos, con nuestro abandono en Él. ¡Dejemos que Jesús nos toque y nos transforme totalmente!

DOMINGO

“ venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré ”



Este mensaje del Evangelio de Mateo es como un cartel que nos está llamando al encuentro con el Señor en cuanto tengamos disponibilidad para movernos. Cansados y agobiados, Él nos aliviará.

evangelio según san Mateo 11, 25-30 

EN aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. 

Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

 Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. 

“Venid a mí todos los que estáis cansado y agobiados, yo os aliviaré”: son unas palabras que todos estamos deseosos de escuchar de vez en cuando. Pues el ritmo de vida que vivimos nos hace sentir en muchas ocasiones la experiencia del cansancio y de los agobios que la vida nos trae con frecuencia.

Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».




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