DOMINGO XVIII
QUÉ ME DAS, SEÑOR, A CAMBIO
De mi confianza cuando la deposito en ti y me alejo de los que me prometes otros paraísos ¿Qué me das, Señor, a cambio? De mi seguimiento y de mi fidelidad de mi silencio o de mi reconciliación de la ofrenda de mi vida o de mis esfuerzos ¿Qué me das, Señor, a cambio? De mi fe, aunque sea débil y hasta interesada De mi constancia, aunque a veces me quede por el camino
De mi audacia, aunque en momentos piense más en mí que en Ti ¿Qué me das, Señor, a cambio? ¿Me darás, tal vez, tus palabras verdaderas en contra de las falsas que me rodean, tu mano cuando otras me abandonan
¡Necesito que me des tanto, Señor! Tu presencia, cuando me encuentro huérfano Tu luz, cuando la oscuridad eclipsa mi esperanza Tu cielo, cuando sólo veo tierra y más tierra
¡Dame, Señor, sobre todo tu persona!
Yo Señor, amaba y...... entre otras cosas evitaba la soledad. Hoy 31 de julio me envían... Amar y servir ya que a igual que a él mi accidente cambió mi vida... Como S. Ignacio que he hecho. que hago y que haré.
L
Señor con u pan me llenas y me haces feliz, con tu pan alimentas mi cuerpo y mi alma.
Que yo sepa compartir mi vida y nunca, nunca me encierre en ni propio bienestar ......alcanzando y siempre procurando la felicidad de los demás.
M
Muchas veces me hundo pero me levantas Señor. A veces me invade la oscuridad pero tu Luz ilumina mi vida.
A veces la duda, la tristeza llegan a mi, vida pero recuerdo ese 11 de agosto y vuelvo a sentirte...... No tengas miedo..... Yo estoy contigo.
X
Que nunca me canse de pedir Dios mío, Tu esperas que mi confianza aumente mi amor por Ti.
Llegan a mi tus migajas de la Palabras de la Eucaristía y de tu presencia. Cura mi alma y mi corazón.
J
No hace falta darle muchas vueltas para que cada uno de nosotros, seguidores de Jesús, nos veamos reflejados en el doble Pedro de este evangelio. Confesamos sinceramente a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios, como nuestro mejor tesoro, nuestro Rey y Señor… pero, de vez en cuando, somos capaces de rechazar a Jesús, algunas de sus actitudes y algunas de sus palabras. Necesitamos la ayuda del mismo Jesús para que le sigamos siempre a él, en los momentos buenos y en los otros, en nuestros domingos de resurrección y en nuestros viernes santos… Pidámosles que continuamente reaccionemos a como el primer Pedro y no como el segundo.
V
Sabemos mucho de ganar el mundo, de conquistar las cumbres de la fama, el reconocimiento o el bien vivir, pero no sabemos nada de ganar el alma. Y hacemos muy poco por saberlo. Quizá porque se nos ha olvidado y no encontramos quién nos lo recuerde, convencidos de que la fe es una muleta para nuestro crecimiento personal o nuestra realización individual en vez de una escalera hacia la vida eterna.
DOMINNGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO
¡A TIEMPO Y A DESTIEMPO!
Elevaré mis ojos hacia el cielo buscando, lo que en la tierra, los sentidos no me dejan ver o percibir con claridad: tu presencia, Señor. Levantaré mis manos hacia Ti porque, si las utilizo sólo para el mundo caeré en la simple actividad vacía de contenido pero sin señales de eternidad. Abriré mi corazón y, con él, mis entrañas para que, en diálogo sincero contigo me digas qué camino elegir por dónde y cuándo avanzar de que equivocaciones retornar y en qué he de cimentar mi vivir.
Confiaré en Ti, Señor, porque eres palabra que nunca falla
Eres amigo que, en la oración, consuela, levanta anima, recompone, fortalece y se entrega Contigo, Señor, hasta la muerte Contigo, Señor, a tiempo y destiempo Amén
Que mi oración sea, sobre todo, unos prismáticos que nos ayuden a ver y aprovechar los signos de la presencia de Dios en nuestra vida. Dicho de otra manera; que la oración sea esa sensibilidad para ver ciertos golpes de gracia…como la mano certera de Dios a nuestras necesidades.
Ser primero con entrega y sacrificio.
Hoy, día del Patrón de España, su valentía, su fe y su diálogo con María sea un ejemplo para mí vida. Ven y sígueme.
Trigo y cizaza crecen en mi. Mi Fe en Ti me ayuda a que el trigo crezca más que la cizaña.
Te confieso Señor que esa cizaña que crece dentro de mi me ayude a no juzgar a los demás. Te dejo a ti el juicio.
Encontrar el tesoro es encontrar la ilusión, la alegría, las ganas de trabajar, las ganas de vivir. Yo no puedo entender el cristianismo como un peso, una obligación o una ascética. Quiero vivirlo como una “mística”, como una atracción, como una seducción.Á
Si Dios es amor, todo en la Biblia me tiene que hablar del amor. Si no saco amor es que no la he leído bien.
Tus enseñanzas Señor me traen alegría y me convierte en un pez bueno cuando mis obras están hechas con amor.
Que el dolor y las dificultades me una más y más a Ti Señor.
Yo también quisiera ser como Juan Bautista, el profeta de verdad, el profeta del testimonio. Ayúdame, Señor.
La verdad y el amor es difícil mantener en esta sociedad porque implica renuncia a nuestros intereses.... que yo sea siempre fiel a ella..
¡
DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO
QUIERO DARME, SEÑOR Como Marta, allá donde mi mano sea necesaria, y como María, al silencio para estar contigo Como Marta, para mitigar la sed del sediento y, como María, para llenarme del agua viva de tu pozo
QUIERO DARME, SEÑOR A Ti, que sales al encuentro del que te busca y, también, allá donde mis hermanos reclaman mi presencia A Ti, que buscas la mirada de mis ojos y, a Ti, sin vivir de espaldas al necesitado de cariño
Quiero ser de esas personas que se sienten, al calor de un sagrario o a la sombra de un crucifijo, hablando o dejando que diga algo el silencio de Dios; cristianos que saquen chispa y jugo al paladar leyendo o masticando la Palabra de Jesús.
Pues había que empezar llenándose de Jesús. Acogerlo, ofrecerle nuestra casa, beber sin prisas -echados a sus pies-, de la fuente inagotable de su Palabra.
Que se vaya sintiendo agusto, tan a gusto, que nuestra casa vaya pasando hacer su casa, que nuestros criterios vayan dejando paso a los suyos, nuestra vida vaya llegando a ser una prolongación de tu vida como le ocurrió a Pablo: "Completo en mi carne los dolores de Cristo".
Dios mio erees más, más y mucho más.
Es hombre y es Dios. Como hombre, tan cercano, tan llanote, tan encontradizo con nosotros. Y como Dios, tan inabarcable, tan infinito… ayudame a crecer en la fe
Por eso, Tú, Señor, eres el único capaz de llenar nuestros vacíos, nuestras limitaciones, nuestra finitud. ¡Gracias, Dios mío!
Mi verdadera familia, mi familia en el espíritu, mi familia en la fe, es la familia de los que escuchan la Palabra de Dios.
Es la familia de Dios que alegra el corazón de los discípulos. A esta gran familia pertenece especialmente María, la madre de Jesús, pero también nuestras propias madres.
Tú, el mejor sembrador. Tu el mejor sembrador ne cesito que la semilla de tu palabra caiga sobre mí “como lluvia que empapa la tierra” y la hace fructificar. No me interesa, de momento, la cosecha. Eso es cosa tuya.
Mi fe me dice que confíe sin ver y sin oir.
Señor, que sepa ver y oír más allá de lo que mis ojos ven y lo que mis oídos oyen. Con fe lo puedo todo.
Que María Magdalena sea mi ejemplo yo que camino en busca de Cristo.
Como ella haz Señor que llore cuanto sienta que te pierdo, que reconozca sienpre tu voz por tu Palabra y después de cada Eucaristía sea un acto de fe: no se si te he visto pero si se que te siento.
Solo unida a Ti Señor, solo así, el fruto amanecerá en las ramas de mi vida y sin Ti no puedo nada.
Unida a Ti Señor siento que el mismo Dios recorre por mis venas y se nota en mis obras en mis palabras y tengo fuerza para dar testimonio.
Señor, qué bueno eres conmigo. ¡Gracias!
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