SABADO
“ Bienaventurado el vientre que te llevó ”
según san Lucas 11,27-28
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
está fascinada con Jesús. Le cautivan la sencillez y la elegancia de su señorío; le seduce la persona de Jesús. ¿No habría sido hermoso que Jesús hubiese agradecido el elogio antes de decir lo que dijo? La mujer sabe bien lo que un hijo significa para una madre.
Pero él dijo: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Pensemos más bien que Jesús estableció contacto visual con la mujer. A los ojos acompaña el corazón. Y el reconocimiento. Y la mujer no se siente desairada. Tampoco se sentiría desairada la madre de Jesús que estaría cerca.
Por eso es dichosa María. Ella lo sabe y lo vive y lo expresa en el Magnificat. Viéndose a sí misma inmersa en el torbellino del amor gratuito de Dios, su canto es un arrebato de emoción. Su canto, como las palabras de la mujer del Evangelio, es un hermoso modelo de oración y de vida; de cómo comunicarnos con Dios sintiéndonos gozosos portavoces de toda la creación y de toda la humanidad.
VIERNES
“ El reino de Dios ha llegado a vosotros ”
según san Lucas 11,15-26
En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
La gente se admiró. La mayoría; no todos. Porque algunos encuentran explicaciones ocultas y reaccionan con escepticismo y desdén ante el milagro.
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa.
Y es precisamente ahora cuando más necesitamos, el covid-19, acudir al evangelio para constatar que hay “Alguien que es más fuerte que el fuerte”.
Ése es Jesús que, resucitando de entre los muertos, ha vencido la muerte y todo tipo de muerte, de modo que las fuerzas del mal tienen que ceder.
Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan?
Donde esta la mano de Dios está la mano de su presencia...el Reino de Dios. A veces nos cuesta comprender y acoger los signos de la presencia de Dios en las personas y en los acontecimientos , nos olvidamos que el Reino de Dios está mñas cerca de lo que creemos,
Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.
Por eso, es el mismo Jesús quien nos dice: “El que no está conmigo, está contra mí”. Y es como si dijera: el que no está con Jesús que es verdad, bondad, alegría y vida, se deshumaniza.
Y va contra Jesús todo aquel que atenta contra la persona humana. El fuerte, trata de desunirnos, deshumanizarnos; pero “El más fuerte” nos atrae a la unidad, a la libertad, a la alegría y a la vida en plenitud.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por Jugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice: “Volveré a mi casa de donde salí”.
Pero también tenemos muy cerca al Maligno que intentara algo no muy bueno.
Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».
Pidamos al Señor que su dedo anos ayude a no caer en la trampa del Maligno.
JUEVES
“ He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra ”
según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios.
También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, "porque para Dios nada hay imposible"». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró.
MIÉRCOLES
“ Señor, enséñanos a orar ”
En el Evangelio de hoy nos aparece el Señor orando, era algo cotidiano, son muchas las veces en las que nos aparece que se retiraba a orar o que pasaba la noche en oración, es algo normal en la vida de Ntro. Señor. Oraba con frecuencia, solo, en la montaña, apartado de la muchedumbre, inclusive cuando todos lo buscaban. Oraba antes de momentos importantes como la elección de los Doce y oró antes de enseñar el Padrenuestro a sus discípulos.
según san Lucas 11,1-4
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Jesús no impartió a sus discípulos cursillos sobre la oración. Aprendieron a orar con sus ojos. Advertían cómo por la mañana temprano Él se retiraba a lugares solitarios para orar. A veces le observaban a distancia, y lo que veían les seducía. Ellos sabían rezar oraciones y salmos, pero no sabían orar como Él. Así que le piden que se lo enseñe.
Al contemplar la importancia que Él daba a la oración, es lo que les hace a los discípulos pedirle que les enseñe a orar, es su vida la que contagia y crea la necesidad, la actitud del Señor les hacía entender la importancia del momento, y lo respetaban, pues se esperaron a que terminara para pedir que les enseñe a orar.
Él les dijo: «Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».
Y Jesús les/nos enseña el Padrenuestro. El Padrenuestro es más que una oración; es una escuela de oración y de vida. Oración que es vida y vida que es oración. Todo desde la primera palabra: PADRE.
MARTES
“ Quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre ”
según san Mateo 7, 7-11
El Evangelio nos hace la comparación entre el interés mezquino que mueve al hombre y el amor desinteresado del Padre providente y amoroso es tan desproporcionada a favor de Dios, que no queda más remedio que volverse hacia quien puede darnos cuanto le pidamos.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente?
Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!».
Señor, como hicieron tus discípulos, yo también hoy te pido con sencillez y humildad: Enséñame a orar. No necesito la enseñanza de los sabios ni de los entendidos de este mundo. Tampoco necesito lecciones de oración de otras religiones. Ni siquiera de la religión judía. Quiero que me enseñes Tú y sólo Tú. Quiero que me transmitas tus sentimientos, tus emociones, tu latido interior, cuando orabas al Padre en la soledad y silencio de una noche en Galilea o en Jerusalén. Quiero orar como orabas Tú.
LUNES
“ Haz eso y vivirás ”
según san Lucas 10,25-37
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió: «“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo: «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?». Respondió Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó.
Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo».
DOMINGO
“ Ya no son dos, sino una sola carne ”
A los fariseos no los anima ninguna buena intención cuando plantean la duda del repudio a Jesús. Antes bien, quieren comprometerlo con alguna de las posturas de las escuelas rabínicas en boga por aquel entonces: las que consideraban que cualquier motivo era suficiente para que el hombre dejara a su mujer y las que consideraban que se cometía adulterio otorgando acta de repudio
según San Marcos 10, 2-16
En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?». Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto.
Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Jesús devuelve la cuestión a su génesis, pues sus palabras remiten precisamente al primer libro de la Biblia. Y pone a Dios en el centro del matrimonio. Como una Iglesia de dos miembros fundada en torno al amor de Dios, haciéndose manifiesto en la entrega recíproca de los esposos.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: «Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Es Dios quien funda esa miniglesia doméstica de los esposos y Dios quien da fuerzas a quienes eligen el celibato
Para Dios el matrimonio es cosa de un hombre y de una mujer llamados a completarse. Se trata de una unión de amor que implica fidelidad eterna.
Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios.
En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él». Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.
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