TE VAS MADRE....................A TU ERMITA
Desde tu trono, un trono en las alturas, diariamente durante los días que estás cerca de nosotros, las visitas de tus hijos de Siruela son muchas.
Llegamos a contarle a una Madre que sabemos que nos escuchas nuestras penas, problemas y quizás, las menos, alegrías.
Y todos clavamos nuestra mirada en tus tus misericordiosos ojos iluminados por una pequeña luz.
UNA SUBIDA A TU ERMITA DESDE EL CORAZÓN
Terminada la misa sales de la parroquia y entras en mi corazón ,en ese corazón que yo esta mañana te he entregado.
una vuelta a tu casa silenciosa pero con la esperanza que en 2023
pueda hacer el recorrido junto a Ti, quizás ya no entero pero si hasta la salida del pueblo
y ver........
como tú imagen se pierde en ese cielo y el sol que hace mas bonita Tu vuelta a casa.
ADIOS, MARÍA, ADIOS, ADIOS
TE VAS MADRE PERO ME DEJAS
TUS OJOS
Son grandes, porque quedaron embelesados por el anuncio del Ángel.
Están limpios, por las lágrimas de emoción en el Nacimiento de Cristo.
Son risueños, por la juventud y la hermosura de Aquella que los lleva, siempre, siempre mirando a tu Hijo.
Los míos Madre que miren siempre en la dirección adecuada y se mantengan despiertos ante la cruz
TUS MANOS
Grandes, porque en ellas, todos cabemos.
Delicadas, porque ellas abrazaron el tesoro más preciado, Tu Hijo. Le abrazas en el pesebre, abrazas el madero de la Cruz y le abrazas ya si vida.
TU CORAZÓN
Tu corazón, María, rebosa agradecimiento y desborda de felicidad.
Tu corazón, María, lleno siempre de Dios y que ama incluso a aquellos que no te aman.
¡ María!
Dame un corazón sencillo para acoger a Dios.
Un corazón alegre para sembrar la ilusión. Un corazón desprendido para no mirarme yo y mirar a los demás.
TUS PIES
Van al ritmo de tu pensamiento: tengo que salir. Caminan con el timón de tu fe, Sorprenden por la rapidez de tu disposición, Avanzan sin tener más horizonte que el llegar para servir.
Que mis pies Madre hagan lo mismo que los tuyos.
EN LA CRUZ TE VÍ, MARÍA Y JUNTO A LA CRUZ CONTIGO QUIERO ESTAR
Subí al calvario, preguntando, ¿por qué tanta cruz? Una voz, débil y fuerte a la vez, me respondió: Yo, como Madre, también me pregunto eso y más, pero, Dios, en lo más hondo de mis entrañas me dice que, después de la tiniebla vendrá el sol, a continuación del llanto, el gozo y, después de la muerte, la Resurrección. Sólo sé que, a mí y a ti nos toca estar, acompañar, rezar y esperar
Amén.
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