III DOMINGO DE OASCUA
¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! (3º Pascua)
Echaré las redes de mi vida, para que otros tengan savia y en abundancia Esperaré a que el sol se imponga sobre las tinieblas y comprender que, no hay noche que dure una eternidad Miraré al fondo de los acontecimientos y confiare en que, Tú y sólo Tú, eres quien iluminas las sombras de la existencia humana
¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Me desgastaré, en cuerpo y alma, para llevar almas y corazones a tu encuentro para que, el mundo, tan colapsado de cosas como vacío de sentido recupere la alegría que nos ofrece tu ser resucitado
¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Mantendré firme mi amor y fe en Ti para, luego, ser ardiente antorcha que irradie luz y paz allá donde me encuentre Mantendré firme mi esperanza en Ti para que, el hombre que busca y no encuentra, sepa que en Ti encontrará siempre una respuesta
¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Te amaré hasta el final y, amándote como Tú mereces, sembraré de fraternidad y de perdón mis caminos de alegría y de belleza los corazones de los que te anhelan de regocijo y de seguridad los rostros cansados de tantos caminos retorcidos Amén
L
Es la fe en Jesucristo la que nos lleva a la salvación, al banquete celestial donde comeremos el alimento de la vida eterna. Sin fe, nada de lo que hagamos, aunque vayamos de puerto en puerto como estas barcas recalando aquí y allá en el mar de Galilea es infructuoso. Más aun: es inútil.
M
El nuevo maná se llama amor, amistad, justicia, fraternidad, reconciliación... Es el pan que nos sacia que no es el pan de todos los días, sino el que baja del cielo. Su presencia nutre, a la vez que aumenta el apetito, hasta la plenitud del último día. No te canses nunca de pedir este Pan: "Señor, danos de ese pan". Que esta sea nuestra súplica e invocación este día y siempre.
X
San Agustín, en su Comentario al Evangelio de san Juan, explica así: «Estaban lejos de aquel pan celestial, y eran incapaces de sentir su hambre. Tenían la boca del corazón enferma… En efecto, este pan requiere el hambre del hombre interior». Y debemos preguntarnos si nosotros sentimos realmente esta hambre, el hambre de la Palabra de Dios, el hambre de conocer el verdadero sentido de la vida.
J
A Dios sólo se le puede encontrar por el camino del amor. Si nos salimos de ese camino, siempre, siempre nos equivocamos y podemos convertir a Dios en un ídolo. DIOS ES AMOR
V
Caminar con Él y detrás de Él, tratando de poner en práctica su mandamiento, el que dio a los discípulos precisamente en la última Cena: “Como yo os he amado, amaos también unos a otros”.
S
Señor, esa pregunta tuya tan directa, tan provocadora, lanzada de corazón a corazón, no puede pasar desapercibida en mi vida de fe. Haz que te conteste hoy no con respuestas teóricas ni evasivas, sino con la verdad de mi vida. Quiero contestar con toda verdad, con toda sinceridad. Y ya, de entrada, te digo que me falta mucho para un auténtico seguimiento, pero soy sincero cuando afirmo que, en mi intención quiero seguirte de corazón y decirte: ¿Adónde voy a ir yo sin Ti?
2º DOMINGO DE PASCUA
A estar contigo, para que cuando Tú llegues vea y sienta que has resucitado Para que, cuando los demás me digan que creen también yo me fíe de lo que creen y esperan Que no sea tentado por la incredulidad, el mal la apatía o el escepticismo
Que acoja, con serenidad y con alegría, la noticia de que Tú vives en medio de nosotros Que, en las marcas de la humanidad, descubra las profundas llagas de tu Cuerpo Que reaccione mi fe, cuando tu Palabra, sale a mi vida un tanto muerta y fría
Que sea capaz de desplegar los dedos de mi mano y buscar las heridas de tu costado Que sepa verte, como Resucitado, y no recordarte como el Cristo muerto Que las llagas de tu costado sean para mí, prueba de tu victoria
Que las heridas que se abren en el mundo sean una llamada a descubrirte vivo en él Que con Tomás, postrándome ante tu presencia resucitada, eterna, viva y pascual pueda decir hoy y siempre: ¡Señor mío y Dios mío!
D
Tus heridas de manos y costado reafirman mi fe en Cristo Resucitado y siempre decir: Señor mío y Dios mío!
L
Se trata de fe. De confiar en que Dios enviará su Espíritu para que transforme el hombre viejo en hombre nuevo. Es Cristo el camino, es Jesús el único puente.
Nicodemo calla y otorga. Reaparecerá al final del Evangelio cargando los pies de Cristo camino del sepulcro. Es probable que, para entonces, ya habría entendido lo de nacer de agua y de Espíritu, ¿no crees?.
M
Señor, te pido que me des un corazón humilde y sencillo, como el corazón de tu madre. Vengo hoy a ti con humildad No vengo a ti desde mi “exigencia” sino desde mi “indigencia”. No merezco que me des nada, pero sí pongo delante de ti mis manos vacías para que me las llenes.
J
Señor, hoy necesito especialmente la presencia de tu Espíritu para que me haga comprender la inmensidad del amor del Padre, que no ha enviado a su hijo al mundo ni para juzgarlo ni para condenarlo sino para salvarlo. Y no salvarlo con palabras bonitas sino con hechos contundentes. No con un amor cualquiera sino con un amor que tuvo su mejor expresión en la Cruz.
V
Hoy, Señor, quiero aprender de Ti tu piedad con los que pasan hambre. No puedes pasar por las miserias y sufrimientos de los hombres sin compadecerte. Tienes un corazón bondadoso y deseas que todos tengan lo necesario para comer, para vestir, para cubrir las necesidades elementales. Dame a mí esas mismas actitudes para que sufra en carne viva los sufrimientos de mis hermanos y haga lo que esté de mi parte para remediarlos.
S
Jesús es el Camino, por medio de él somos hijos de Dios, herederos del cielo y él con su ejemplo nos enseña el camino que nos conduce al Padre; centro de toda su predicación y servicio. Asimismo, Jesús nos invita a seguirlo y a vivir la vida de cara a lo trascendente, aferrada en él y en el Padre. Jesús nos llama a la intimidad con Aquel que es nuestro Camino porque toda su vida estaba volcada a la del Padre y en comunión con él. Jesús es la Verdad y la Vida. Mirando a Jesús nos encontramos con el rosto de Dios,
VIGILIA PASCUAL
Hemos sido tocados en esta noche, la más triunfante y generosa del año, por la mano poderosa de Dios! Si Jueves Santo fue camino en el amor o Viernes Santo paso obligado por cruz, la Pascua, esta noche, es una puerta que nos lleva a la resurrección.
A ella estamos llamados por Cristo, desde Cristo y con Cristo. ¡Aleluya!
“Ver y creer” de los discípulos que han de ser también los nuestros. Renovemos nuestra fe pascual. Que Cristo sea en todo nuestro Señor. Hagámonos apóstoles y discípulos suyos. Guiémonos por el amor y anunciemos a todo el mundo la felicidad de creer en Jesucristo. Seamos testigos esperanzados de su Resurrección. Dios nos sorprende siempre. Acepta que el Señor resucitado entre en tu vida, acógelo, abrele tu corazón, confía, ¡Él es la vida! Vida en plenitud. Tiempo especial para dejarnos sorprender por Él. Gloria al Señor y Feliz Domingo de Resurrección.

L
No tengáis miedo, nos dice a ti y a mí hoy. Sacúdete el temor y deséale a todos con los que te cruces hoy felicidades, porque estamos alegres y se nos tiene que notar. Feliz Pascua.
M
Este día, Señor, que aprenda a buscarte donde realmente estás y no donde yo me imagino que puedes estar.
María Magdalena fue a buscarte a un sepulcro y lo único que pedía era tu cadáver. Tenía un inmenso amor, pero poca fe en la Resurrección.
Sólo cuando Jesús te nombra, caes en la cuenta de que está junto a ti, por muy penosas que sean las circunstancias por las que atraviesa tu vida, por muchos que sean los sinsabores.
X
Ayúdame, Madre Santísima, a descubrir la felicidad plena que sólo se puede encontrar en Dios y en el cumplimiento de su voluntad, aunque aparentemente parezca algo doloroso.
J
Al igual que los primeros discípulos, necesitamos que el Resucitado nos abra la mente para comprender las Escrituras. Y eso parece que pide el vivir siempre abierto al Espíritu, en actitud de dejarse sorprender cada día, dispuesto a aprender, a dejarse seducir cada día por Jesús. Termina el Evangelio de hoy invitándonos a ser testigos. A mostrarle a Él con nuestra forma de vivir.
V
En el almuerzo de trabajo, en el lago de Tiberiades, estábamos todos contigo. Tu Resucitado, poniendo ilusión, alegría, y ganas de hacer bien las cosas. Y así, de un modo tan sencillo, podemos construir entre todos un mundo más humano, más fraternal. No te vemos, pero estás. No te vemos, pero te sentimos cerca. ¡Gracias, Señor!
S
Durante esta semana hemos estado celebrando la Resurrección de Jesús. No se trata de un acontecimiento del pasado; se trata de un acontecimiento presente, tan real como lo fue para los Once y los demás discípulos. Y como Pedro en la primera lectura, estamos llamados a ser testigos. ¡Jesús vive; verdaderamente ha resucitado! ¡Aleluya, aleluya, aleluya!
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