El cuarto dolor de María, el encuentro con Jesús llevando su Cruz a cuestas camino del Calvario.
Meditemos hoy algo del cuarto misterio doloroso del Rosario y todo de la cuarta estación del Via Crucis. Con este cuarto dolor, entramos en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, y por lo tanto en la Pasión de María Santísima.
Desde entonces, la Virgen siguió paso a paso todos los momentos de la Pasión de Cristo.
TU Y YO
Meditemos hoy algo del cuarto misterio doloroso del Rosario y todo de la cuarta estación del Via Crucis. Con este cuarto dolor, entramos en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, y por lo tanto en la Pasión de María Santísima.
¡Qué fortaleza, qué temple, qué locura la de María! Sabía lo duro que sería seguir de cerca a Jesús camino del calvario, pero decide hacerlo. Y lo hace. Su amor era más fuerte que el miedo y el dolor atroz. Había llegado el momento de que la espada de dolor se hundiera despiadada en su corazón al contemplar la pasión de su hijo. No se esconde, ahí estaba Ella, muy cerca.
Nuestra vida, a veces, también es un duro viacrucis. Sobre todo en momentos como el que estamos viviendo... No suframos sin sentido, con mera resignación. Busquemos, por la cuesta de nuestro calvario, esa mirada amorosa y confortante de María , nuestra Madre. Ahí estará Ella, siempre que queramos encontrarla, acompañándonos y dispuesta a consolarnos y compartir nuestros padecimientos.
Lloremos por nuestros pecados, mortifiquémosnos por ellos, rezemos por los pecadores, no dejemos llorar en vano a nuestra celestial Señora, que produzca por lo menos frutos en nosotros « dignos frutos de penitencia » Esto será otro paso de amor en el camino santificante de la compasión con los dolores de María.
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