santo Evangelio según san Mateo (5, 17-19)
No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
Quien los cumpla y enseñe será grande
“Dios es el mismo ayer y hoy y siempre”, por esto Él no se contradice en la Ley y los Profetas, y en las enseñanzas de Jesús…
Él es el que lleva a esta plenitud todas las Palabras de Dios que se han proclamado, antes de Él en los oráculos de los profetas y en las leyes de Moisés que dio al pueblo, en el Monte Sinaí, de parte de Dios… ¡Y éstas las grabó en piedra para que no fueran nunca olvidadas por su antiguo Pueblo elegido y por el nuevo Pueblo de Dios, que es su Iglesia!
Comentario Jesús era un judío piadoso y cumplidor. De eso no tenemos duda: el dominio de las Escrituras así lo acredita. Y es lógico pensar, en correspondencia, que no había venido a hacer tabla rasa con todos los preceptos que seguía el judaísmo sino a llevarlos a un estadío superior, presidido por la misericordia como medida última de consideración moral.
Esto, a la fuerza, debía chocar a sus contemporáneos, que no entendían nada. Ni los fariseos y quienes seguían apegados a la ley mosaica rigorista y severa ni sus propios discípulos que hubieran cortado gustosamente los lazos que les ataban a Israel.
Jesús está en el medio, como el fiel de una balanza perfectamente equilibrada y no le da la razón ni a uno ni a otros: su capacidad para incorporar las enseñanzas de la Torá es lo que descoloca a todos, pero a la vez garantiza la novedad de su predicación.
Qué bueno es tomar entre nuestras manos los Evangelios de Jesús y orarlos!... ¡Mejor, dejarnos orar por Él, pues “la Palabra de Dios es viva y eficaz”, independientemente de nuestra actitud hacia Ella!… Pero si la cogemos con cariño, va construyendo nuestra vida en el Amor y con Ella damos frutos de vida eterna…
¡Seamos celosos en leerla y meterla en el corazón!… El resto, lo hará el Espíritu Santo, que es “Señor y dador de vida” y hará que nuestra vida salte hasta la vida eterna, donde Dios quiere gozarnos como hijos, con el Hijo y en el Hijo, que “es su Palabra y no tiene otra”… ¡Que así sea, Dios mío!…
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