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viernes, 3 de marzo de 2023

RECONCILIATE CON TU HERMANO

Evangelio según Mateo (5, 20-26) Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. 



Vete primero a reconciliarte con tu hermano 

A menudo, aferrase a la ley, limitarse a cumplir lo establecido, llevaba al pueblo judío a vivir la fe en unos mínimos que no genera vida.

 Contentarse con la "justicia de los fariseos" termina impidiendo descubrir la novedad que trae Jesús.

 Lo que urge no es tanto cumplir la ley cuanto reconciliarse con el hermano, con tal urgencia que la reconciliación esté antes que el culto; es decir: la liberación del hombre es lo primero en el designio de Dios. 

Jesús se pone al nivel del amor, que es el único camino del futuro humano. 

Prohíbe nutrir la cólera, insultar o maldecir al otro, para no aumentar el peso de la ley, sino para abrir en nuestras vidas un espacio de amor suficiente que permita avanzar con libertad. 

Dios sabe que el pecado puede matar al hombre no sólo a causa de la falta, sino mucho más por el peso del remordimiento, de la culpabilidad y del reproche que gravita sobre las espaldas del pecador, por eso, Dios quiere que el hombre viva: quiere que seamos, los unos para los otros, fuente de vida y de futuro.

 La conversión del corazón que predica la Cuaresma como tiempo de preparación para la Pascua pasa por la reconciliación. Así de simple. ¡Y de difícil! 

Cristo unido a Dios. 

NOSOTROS


Escudriña en tu corazón hoy, primer viernes de marzo, y encontrarás rencor contra quien te hizo daño, rabia contra el que te dejó en mal lugar, cólera contra quien se portó de manera injusta. 

Tienes tanto que sanar… déjate hacer, pero empieza entonces por reconciliarte con aquel contra el que sientes ira, cólera o rencor. Porque sólo así permitirás que el Espíritu Santo sane tu corazón enfermo. 

La oración sin reconciliación es oración vacia. estamos unidos  a Dios o buscamos la división  que nos  debilita, lo divide todo y nos aleja más que nos acerca.

Rezar mucho y de corazón para intentar estar unidos  a Dios para que nuestra oración llegue al mismo  cielo.

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