SÁBADO
“ Todo se juega en el corazón ”
El cristianismo no es una teoría o un discurso piadoso, es ante todo, una vida.
según san Lucas 6, 43-49
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
¡Al árbol se le juzga por sus frutos! Cuando el corazón es bueno vive de la gracia de Dios y late al ritmo de la misericordia.
Donde prospera la zarza del egoísmo no se dan buenos frutos. El mundo y las cosas cambian cuando yo cambio.
Una pobre realidad personal, familiar o comunitaria, vista y vivida desde uno mismo, produce frutos de amargura y negatividad;
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa del corazón lo habla la boca.
El mundo y las cosas cambian cuando cambia el corazón, cuando adopto actitudes distintas. Pablo es un ejemplo. El corazón se convierte en esas casas construidas sobre rocas, no olvidemos que según San Pablo la roca es Cristo.
¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?
No basta con decir: "Señor, Señor", tenemos que vivir en conformidad con la ley de la misericordia. No podemos beber del cáliz de la vida y comulgar al mismo tiempo con el espíritu del mundo que aplasta a los débiles, que abandona a los desesperados, que somete a los que dudan y que destruye a los que se desvían.
Todo el que se viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.
Si el proyecto de la persona está basado el valores firmes, solidos y en la Palabra de Dios será durarero.
El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».
Nos toca sumergirnos hasta el fondo en esta vida y construir sobre la roca firme del amor que llega hasta el límite. La casa resistirá entonces las tempestades, y nuestra vida se desarrollará en comunión eterna con Dios
VIERNES
“ Junto a la cruz de Jesús estaba su madre ”
Hoy es la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores y en el evangelio se relata el paso en el que María, la madre de Jesús, y el discípulo amado se encuentran en el calvario ante la Cruz
evangelio según san Juan 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Es la Hora de la máxima revelación del amor del Dios a los hombres, la expresión culminante del amor y entrega de Cristo a los suyos y María está allí. Su presencia no es casual, ni solamente un testimonio de su sentimiento maternal, sino que posee un profundo significado. María está junto a la cruz, herida profundamente en su corazón de madre, pero erguida y fuerte en su entrega.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Maria estuvo junto a su Hijo en el Calvario, y sigue estando hoy junto a cada uno de sus hijos y sus hijas que sufren. Ella acompaña también a las madres y a los padres que sufren con el dolor de sus hijos. Ella es presencia y refugio, se hace solidaria con todos los dolores de la Humanidad. En nuestros dolores, nos confiamos a su ternura.
JUEVES
“ No envió al Hijo para juzgar, sino para salvar ”
“Tanto amó Dios al mundo”… Me detengo en ese “tanto” que abarca inmensidades. Hasta tal punto, hasta tal extremo, hasta tal locura llegó el amor de Dios al mundo, que entregó a su Hijo único por nosotros. Aquí sobran todas las palabras
según san Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Aquí está lo más esencial de la fe cristiana. Este amor de Dios, manifestado de forma insuperable en el Crucificado, es el auténtico Big-Bang del universo, de toda la creación. Nosotros, seguidores de Jesús, no estamos llamados a condenar y vapulear al mundo; estamos llamados a comunicar e irradiar el amor de Dios a todo ser humano. Dios es Amor. Y Dios no sabe, ni quiere, ni puede hacer otra cosa sino amar.
Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
No es sencillo, incluso para un buen creyente, creer sin reservas en este amor. Es que se trata de un amor que, como una luz intensa, nos deslumbra y hace que cerremos los ojos. Pero hay que empeñarse en mantenerlos abiertos. No quedaremos ciegos. Quedamos ciegos si los cerramos. Ante el Crucificado lloraremos lágrimas de pena pero, mejor aún, lloraremos lágrimas de alegría.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios».
Señor, la cruz, con sus dos palos, uno vertical mirando al cielo y otro horizontal abrazando a todos los hombres, es la señal de los cristianos. No podemos elegir otra distinta. Es la Cruz del Señor. No es una cruz sola, una cruz vacía, sino una cruz abrazada por el crucificado, en un alarde de amor llevado hasta la locura. Que ahí, en la escuela del calvario, aprenda yo a amar a Dios y a mis hermanos.
MIERCOLES
“ Vuestro es el reino de Dios ”
evangelio según san Lucas 6, 20-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados!, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis! ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros!
Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».
Señor, cuando escucho las bienaventuranzas te estoy escuchando a Ti. Tú no eres capaz de hablarnos de algo que no hayas experimentado. Tú quieres que seamos felices por la misma senda que has ido Tú. Sólo desde esta perspectiva puedo entender este camino que, a veces, se me hace tan difícil.
MARTES
“ Dios nos elige y nos llama personalmente ”
según san Lucas 6, 12-19
En aquellos días, Jesús salió al la monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
Tratándose de un momento tan importante como el de la elección de los doce, Jesús se prepara con una noche entera en oración. Así deja la batuta en manos del Espíritu.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Eran muchos los que seguían a Jesús al comienzo de su vida pública; unos más de cerca, otros más de lejos. A los más cercanos los llama a encontrarse con Él en el monte y elige de entre ellos a doce.
Hay otro amplio grupo de discípulos que quedan en el llano. Hay, además, muchos simpatizantes; alternan el seguimiento con sus quehaceres. Al final serán muy pocos los que le permanecerán fieles.
¿En que grupo estoy yo?
Después de bajar con ellos, se paró en un llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Los débiles no pueden subir al monte.
Si nosotros somos de los llamados al encuentro con Jesús en el monte, seremos inmediatamente llevados por Él al encuentro con la gente abajo, en el llano; con la gente, con sus enfermedades, con sus demonios. Si no se da este encuentro con la gente abajo, es que no se ha dado el encuentro con el Señor arriba.
Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
En el pasaje evangélico se nos pone la lista de nombres de los discípulos que fueron escogidos para ser constituidos apóstoles. Son enviados por El, se les pide ser fieles a quien les ha llamado. Servidores.
LUNES
“ Levántate y ponte ahí en medio ”
Un sábado, entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Una vez más se pone de manifiesto como Cristo consagra toda su vida a los hombres y no a las normas y a las leyes. De hecho la curación que contemplamos en el evangelio de hoy ocurre dentro de la sinagoga y en medio de un culto caduco y rancio que no es capaz de dar vida y esperanza a los hombres.
Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de la mano atrofiada: «Levántate y ponte ahí en medio».
Es Jesús quien coloca en el centro de la sinagoga a este hombre paralizado y empobrecido...... era su mano derecha la paralizada...... y Jesús le hace recobrar el uso de su mano derecha, es decir, de sus facultades de acción. Este es el nuevo culto que ha inaugurado Cristo: que el hombre tenga vida y vida en abundancia.
Y, levantándose, se quedó en pie. Jesús les dijo: «Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?».
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo: «Extiende tu mano». Él lo hizo y su mano quedó restablecida.
Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús.
Restablece Señor mi corazón de todo aquello que por un motivo u otro está roto como restableciste la mano del paralítico.
DOMINGO
“ Acompañar a quien se equivoca, para que no se pierda ”
según san Mateo18,15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos.
Qué difícil la corrección fraterna de la que habla aquí el Señor. Precisa, como requisito indispensable, dejar de lado la hipocresía y la apariencia
Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
Jesús la plantea en tres estadíos: la corrección fraterna cara a cara, con testigos para acreditar la corrección, y ante la gran asamblea como último recurso.
Todavía queda un paso más en el que el réprobo es expulsado de la comunidad para que, en la soledad de su destierro, madure y reaccione.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
Señor, te doy gracias por tu gran generosidad frente a nuestra flaqueza. Tú sabías lo difícil que es para nosotros la “convivencia”. Por eso nos dejaste tu presencia a la hora de rezar juntos. “Yo estoy en medio”. Si Tú estás en medio de nosotros, nuestra oración será auténtica.
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