Jesús, viendo este gentío, se subió a un monte, donde, habiéndose sentado, se le acercaron sus discípulos.
Entonces, levantando sus ojos, decía: —Felices los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Así empieza el programa anunciado por Jesús en el sermón que llamamos de la Montaña.
El Sermón de la Montaña es el título mas grande de la existencia de los hombres en el infinito universo.
Es la patente de nuestra dignidad de seres provistos de alma inmortal y superior a todo el mundo material.
Es la promesa de que podremos elevarnos sobre nosotros mismos, y ser hechos hijos de Dios.
La primera parte del Sermón de la montaña Jesús proclama Las Bienaventuranzas
JESÚS PROCLAMÓ LAS BIENAVENTURANZAS
“Bienaventurado” La palabra griega que usa el Nuevo Testamento es la palabra makários que significa feliz.
Por eso algunas versiones de la Biblia en Español la traducen como felices, dichosos en vez de bienaventurados.
Las bienaventuranzas
Un programa de vida que Jesús da a los hombres para lograr La felicidad y la vida eterna
La única y verdadera felicidad no está en la tierra, sino en el Cielo
La bienaventuranza es la satisfacción, el bienestar, el estado de felicidad suprema o de salvación de aquellos que pertenecen al reino que trae Jesús.
Jesús afirma por medio de las bienaventuranzas que sus discípulos ya son personas dichosas y que pueden experimentar en el presente, el gozo de su salvación, a pesar de situaciones problemáticas o de sufrimiento.
Le sermon sur la montagne (El sermón de la montaña, 1895-1897), obra del francés James Tissot (1836-1902). Acuarela opaca sobre grafito en papel vitela gris. Museo Brooklyn. La Felicidad
Es una conquista del hombre, pero ante todo, es un don de Dios nuestra meta, el camino que recorremos día a día nos propone el camino auténtico para alcanzar el Reino de Dios.
La felicidad descrita en las bienaventuranzas La felicidad a que se refiere Jesús es ante todo, su propia felicidad. Él mismo fue un bienaventurado pobre, manso, que tuvo hambre y sed de justicia, pero siempre fue misericordioso, limpio de corazón, pacificador y perseguido por la justicia. • La felicidad de Cristo mismo estuvo siempre acompañada por la sombra oscura de la Cruz. • ¿Por qué nuestra felicidad sería diferente?
Jesús, al ver a la gente, subió al monte. Entonces comenzó a enseñarles diciendo:
Felices los pobres en el espíritu, dice Jesús al empezar. Pobres en el espíritu son los que tienen su corazón despegado de los bienes de la tierra.
¡Qué dulce será al declinar la tarde, lejos de los negocios y de la fiebre del mundo moderno, leer y saborear lentamente, íntimamente, las mismas palabras del Maestro, Felices los que tienen hambre y sed de la justicia, porque de ellos es el Reinado los cielos
Felices los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Felices los que lloran, porque ellos serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de la santidad, porque ellos quedarán saciados.
Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Felices los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Felices los perseguidos por su fidelidad a la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Felices vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Doctrina jamás oída en el mundo, doctrina admirable, doctrina de Dios.
Visitar el Monte de las Bienaventuranzas
La imagen del Jesús predicador está sin duda ligada a los años trascurridos en Galilea y a sus multitudinarias reuniones en el Monte de las Bienaventuranzas del que a continuación nos ocuparemos.
El Monte de las Bienaventurazas, es una pequeña colina de sólo 58 metros de altitud sobre el nivel del mar, pero que al encontrarse a las orillas del Lago de Tiberiades o Mar de Galilea su altitud llega a los 155 metros.
La situación del monte queda entre las antiguas ciudades de Cafarnaúm y Genesaret, en la orilla noroeste del Mar de Galilea a sólo 3,5 km de distancia de otros sitios de interés para el cristianismo como Tabga, Monte Arabel o los Cuernos de Hattin.
La elección de este espacio en concreto responde a las características físicas que presenta una amplia pendiente, que en la época estaba totalmente deshabitada y además tampoco venía utilizada para el cultivo, ideal para la congregación de una gran cantidad de personas que podrían acomodarse en esta terraza natural como si de tribuna se tratase para oír el sermón.
Como demuestran las investigaciones realizadas por el arqueólogo Bargil Pixner quien ha localizado la cueva Mughara Ayud un lugar que hizo las veces de podio sobre el cual Jesús subió para proclamar las Bienaventuranzas, las nuevas leyes del Nuevo Testamento, un hermoso mensaje de paz y amor que entraba en sintonía con el panorama que desde este monte se contempla: un manto verde salpicado de anémonas rojas y lirios azules que se unían con la calma y la quietud del lago que los separaba del bullicio de las ciudades que quedaban más lejos. Una estampa que, aún hoy, conmueve y evoca al peregrino, tal y como lo hiciera con la peregrina Egeria que en el siglo IV da testimonio de la tradición de culto en este lugar ya desde época judío-cristiana.
Iglesia de las Bienaventuranzas
En la cima del monte, casi como si de una corona se tratase se alza la Iglesia de las Bienaventuranzas, construida entre 1936 y 1938, cerca de los restos de un templo anterior de época bizantina, por orden del dictador fascista Benito Mussolini, quien comisiona el proyecto al arquitecto Antonio Barluzzi que diseña una iglesia de estilo neobizantino de planta octogonal, ocho lados que representan las ocho Bienaventuranzas, rodeado por un claustro de columnas, que se asoma a un precioso jardín en el que se encuentran tres altares para poder orar al exterior.
Pasando al interior de la iglesia podemos admirar el recubrimiento en mármol de sus paredes que contrasta con el mosaico dorado de la cúpula alrededor de la cual se disponen ocho ventanas, decoradas con las palabras de las bienaventuranzas escritas en latín, mientras el altar principal está decorado por un arco de alabastro y ónice alrededor del cual se encuentran los símbolos de las ocho bienaventuranzas: justicia, caridad, prudencia, fe, fortaleza, esperanza y templanza.
https://www.revistaecclesia.com/bienaventuranzas-en-el-ano-de-la-fe-por-javier-leoz/
https://yocreo.com/bienaventuranzas/
https://es.slideshare.net/josefa24/las-bienaventuranzas-30381685
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