La bendición se hace antes de la Eucaristía con una oración, en muchos templos en el exterior.
Una vez benditos los ramos, el celebrante los rocía con agua bendita y los inciensa, y al compás del canto de las antífonas "pueri hebraeorum", que recuerdan los vítores de los niños hebreos, se hace la distribución.
Al recibirlo, los fieles besan el ramo.
. El rito de la Bendición de los Ramos responde fielmente al tipo antiguo de reuniones alitúrgicas, a imitación de las celebraciones por los judíos en sus sinagogas, para la recitación del oficio divino.
Acabada la distribución , se forma y desfila la procesión, que semeja un paseo triunfal y recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén.
Todos los que forman parte de la procesión, llevan en las manos las palmas o ramos de olivos y cantan cánticos alusivos al triunfo de Jesucristo.
En este día, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración:
La alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en mimesis, imitación de los que Jesús hizo en Jerusalén.
Y la austera memoria - anamnesis - de la pasión que marcaba la liturgia de Roma. Liturgia de Jerusalén y de Roma, juntas en nuestra celebración. Con una evocación que no puede dejar de ser actualizada.
. El rito de la Bendición de los Ramos responde fielmente al tipo antiguo de reuniones alitúrgicas, a imitación de las celebraciones por los judíos en sus sinagogas, para la recitación del oficio divino.
Acabada la distribución , se forma y desfila la procesión, que semeja un paseo triunfal y recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén.
Todos los que forman parte de la procesión, llevan en las manos las palmas o ramos de olivos y cantan cánticos alusivos al triunfo de Jesucristo.
En este día, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración:
La alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en mimesis, imitación de los que Jesús hizo en Jerusalén.
Y la austera memoria - anamnesis - de la pasión que marcaba la liturgia de Roma. Liturgia de Jerusalén y de Roma, juntas en nuestra celebración. Con una evocación que no puede dejar de ser actualizada.
A continuación se celebra la Eucaristía que versa toda ella sobre la Pasión de Cristo, ya un acto de pasión y penitencia.
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