Pertenece a una época de transición entre el gótico, estilo que se aprecia en su planta y trazado, y el arte renacentista, visible en su fachada septentrional y en su decoración interior.
Está declarada Monumento Nacional desde el año 1931.
Situada en la Plaza de la Paja
Ubicación
Forma parte del complejo parroquial de san Andrés, integrado, además de por la Capilla del Obispo, por la Iglesia de San Andrés, de planta gótica, y la Capilla de san Isidro, de estilo barroco.
El conjunto monumental ocupa la práctica totalidad de una manzana, delimitada por la plazas de los Carros y de san Andrés (al sur), la Costanilla de San Pedro (al este), la Costanilla de san Andrés (al oeste) y la plaza de la Paja (al norte). El acceso a la Capilla del Obispo se realiza desde el número 9 de este último recinto.
Se trata de tres edificios independientes que en el pasado estuvieron comunicados entre sí.
En el año 2006, comenzó la última fase de las obras de rehabilitación del complejo, financiadas por la Comunidad de Madrid y dirigidas por el arquitecto Javier Vellés.
Tras unas obras que se han prolongado durante un periodo de 40 años, y que finalizaron en junio de 2010, se han vuelto a conectar nuevamente las tres estructuras
HISTORIA
La Capilla del Obispo se erige sobre el solar de una primitiva capilla, probablemente mandada construir por el rey Alfonso VIII.
Fue levantada entre 1520 y 1535, para albergar los restos mortales de san Isidro Labrador. Responde a una iniciativa de Francisco de Vargas, para cuya familia, una de las más poderosas del Madrid medieval, había trabajado el santo, en el siglo XII.
Sin embargo, el impulso definitivo se lo dio su hijo, Gutierre de Vargas Carvajal, obispo de Plasencia (Cáceres) entre 1524 y 1559, a quien se debe la fundación de la capilla y su suntuosa decoración interior.
En su honor, la construcción empezó a ser conocida como Capilla del Obispo, abandonándose, a nivel popular, el nombre oficial de Capilla de Nuestra Señora y san Juan de Letrán.
El cuerpo de san Isidro permaneció en el edificio hasta 1544, año en el que el párroco de la Iglesia de san Andrés consiguió, después de numerosos pleitos, trasladarlo a su parroquia, donde estuvo depositado hasta el siglo XIX.
Los Vargas decidieron entonces convertir la capilla en su panteón familiar.
En 1547, Gutierre de Vargas Carvajal encargó al escultor Francisco Giralte la realización del retablo que preside el ábside y de los dos cenotafios situados a ambos lados del presbiterio, donde reposan sus restos y los de sus padres, Francisco de Vargas e Inés de Carvajal. Los trabajos de decoración concluyeron hacia 1550
La Capilla del Obispo, en un grabado de 1860. Al fondo, asoman la torre y la cúpula de la Iglesia de San Andrés y, a la izquierda, se sitúa el Palacio de los Vargas.
ESTRUCTURA Y EXTERIOR
La Capilla del Obispo es uno de los pocos ejemplos de arquitectura gótica existentes en Madrid. Su trazado corresponde a la fase tardía de este estilo, que se prolongó durante los reinados de los Reyes Católicos y, parcialmente, de Carlos I.
Consta de una sola nave, dividida en tres tramos, y ábside poligonal, con grandes contrafuertes en el exterior. Las bóvedas son de crucería y estrelladas en el presbiterio. Los materiales de construcción combinan la mampostería de piedra de granito y la fábrica de ladrillo.
La fachada septentrional, que da a la Plaza de la Paja, es el único elemento exterior levantado bajo las pautas arquitectónicas del Renacimiento.
Escudo del Obispo de Palencia
Realizada enteramente en sillarejo de granito, destaca por su aspecto austero, especialmente en lo que respecta a su portada, definida por un sencillo arco de medio punto.
Los ornamentos de la fachada son escasos y se concentran en el tercio superior. Aquí se sitúa una galería de siete ventanales, enmarcados cada uno por una doble moldura y con relieves florales en los puntos de confluencia y en la base de los vanos.
La fachada está coronada con una cornisa saliente y amoldurada.
En su parte inferior, se halla una escalinata de tramos enfrentados, que permite salvar el desnivel de la Plaza de la Paja.
Vista del abside de la capilla
INTERIOR
El acceso a la capilla se realiza a partir de un pequeño claustro, formado por arcos de medio punto, cuyo aspecto actual corresponde a la reforma emprendida en el siglo XVIII.
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En el lateral derecho de este claustro, se halla la puerta interior, que es cancel de doble hoja, y que da acceso la capilla.
Fue tallada para la Capitular o Sacristía de la Capilla en el siglo XVI y, según el juicio del profesor Azcárate “son de lo mejor que puede contemplarse en Castilla en cuanto a talla de madera renacentista”, juicio compartido por Tormo: “los batientes de estas puerta son de los más hermosos de España en el arte plateresco de la decoración y la talla”.
La labra se atribuye a Francisco de Villalpando (1510-1561), el artífice de la reja de la capilla mayor de la Catedral de Toledo, aunque otros piensan sea de Cristóbal de Robles (quien en 1545 se encontraba trabajando en la cajonería de la capilla) y se encuentran en perfecto estado de conservación. Solo por admirarlas merecería la pena visitar esta capilla que en su interior guarda bellezas deslumbrantes.
Está hecha en madera de nogal y decorada con diferentes relieves, donde se representan escenas bíblicas, principalmente del Antiguo Testamento. Está considerada como una obra maestra del escultura renacentista española.
La decoración de la nave es de estilo plateresco.
Sus elementos más sobresalientes son el retablo mayor, que preside el conjunto desde el ábside,
Los sepulcros de alabastro de Gutierre de Vargas y Carvajal y de sus padres, Francisco de Vargas e Inés Carvajal, emplazados a ambos lados del presbiterio.
El fastuoso sepulcro de alabastro de Gutierre de Vargas y Carvajal, obispo de Plasencia entre 1524 y 1559, que, si bien no fue el fundador del templo, sí que fue su principal impulsor y mecenas
. Es un trabajo que impresiona, tanto por su magnitud como, sobre todo, por su calidad artítistica, toda una referencia de la escultura renacentista castellana. Fue realizado por Francisco Giralte (1500-1576).
Cenotafio de alabastro de Gutierre de Vargas Carvajal
El obispo se apoya en un reclinatorio primoroso de columnitas.
Delante hay diez niños músicos muy italianizantes que recuerdan las cantorías florentinas. Son obra de Francisco Giralte, quien tardó cuatro años en su ejecución (1547-1550).
Retablo
Este retablo se corona con espléndido ático: en el centro un grupo escultórico con la Crucifixión y cuatro figuras. A ambos lados, tenantes heráldicos sostienen diversos escudos de la familia Vargas.
Como remate final sostenido por la Sabiduría y flanqueado por las figuras que simbolizan el Viejo y el Nuevo Testamento, el Padre Eterno, que mantiene cerrados sus ojos quizás para no ver las maldades de este mundo
El retablo, realizado entre 1547 y 1550, está hecho en madera de ciprés policromado por Juan Villoldo, el Mozo. Es soberbio en cuanto a sus dimensiones y a su calidad. Su adaptación a la curvatura del ábside de la capilla es perfecta diseñándose tres calles principales y hasta seis entrecalles. La altura se eleva justo hasta las ventanas en cuatro pisos. Presenta una iconografía habitual con escenas de la infancia y Pasión de Cristo en los recuadros principales y figuras de ángeles, apóstoles y santos en hornacinas y sobre el ático. Las divisiones se realizan por medio de columnas de capiteles jónicos con fustes platerescos, decorados con estrías y grutescos.
La bóveda de crucería nos indica que la iglesia se edificó dentro del estilo gótico tardío, si bien la fachada y la decoración entraban de lleno en el Renacimiento
Escudo episcopal de Gutierre de Vargas Carvajal, Capilla del Obispo
Otro de los elementos destacados del interior es el coro alto, cubierto con artesonado.
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A los pies de la capilla hay otros dos retablos menores enfrentados. El mas interesante es el de la derecha que tiene en su centro un lienzo de Eugenio Cajés (1575-1634) que representa a San Francisco sostenido por dos ángeles. En el otro hay una Virgen de los Desamparados.
Los agricultores de la zona estaban obligados a contribuir al mantenimiento de las mulas del obispo, por lo que depositaban frente a la capilla unas gavillas de paja. De ahí le viene el nombre a la plaza en la que está situada la iglesia: Plaza de la Paja.
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