santo Evangelio según san Lucas (17,1-6)
« ¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: "Pasa al momento y ponte a la mesa?"
Esta parábola de Jesús nos muestra los sentimientos que hemos de tener para con Dios. Siempre estamos en deuda con Él. Somos siervos y no señores. ¡Ojalá Dios nos diera los sentimientos de María para vernos siempre como esclavos, bendecidos por Dios: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí, según tú Palabra”…
En Dios y en sus cosas, servirle es reinar con Cristo. Además, Él nos ha dado ejemplo, porque “ha venido a servir y no a ser servido”, y siempre ha hecho lo que agrada al Padre y esto en una continua acción de gracias.
Dije que estamos en deuda con Dios porque somos, lo primero, sus creaturas que Él ha hecho de la nada. Podíamos haber sido seres “posibles”, pero no, Dios quiso que fuéramos. Y también somos sus hijos en el Hijo. Esto nos obliga a estar siempre deseando contentar a Dios en todo…
Como sabemos que Él es amor y sólo nos ha mandado amar, pues tener nuestra vida en ésta clave de amor será la mejor sinfonía que podamos ofrecer a nuestro Amo y Señor que nos amó primero… y darle gracias por regalarnos también a su Hijo…
En Jesús lo tenemos todo: la resurrección y la vida eterna que ni merecemos, ni podíamos acceder a ella. Por tanto, obligados estamos a vivir en continua alegría y muy rendidos a su Amor, pues servirle es reinar ya en esta vida y después en la eterna…
Este evangelio subraya la gratuidad del servicio: el único título de gloria de los discípulos consiste en ser los servidores de la gracia. Así debe de ser el creyente, un tipo original que se deja modelar por Dios, con quien se encuentra, como se suele decir "a sus anchas". Todo lo que hace, sabe que es gracia de Dios.
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