NOVENA A LA INMACILADA
30.... Madre como Tu quiero andar con las cosas de Dios para ser feliz y si estoy triste de tu mano llévame a Tu Hijo.
1....
Madre nuestra, te damos gracias por tu intercesión por nosotros delante de Jesús; sin ti, no hubiéramos podido ir a Él. ¡Qué verdad es que a Jesús siempre se va y se vuelve por María!
3
La Virgen no sólo dijo fiat, sino que cumplió en todo momento esa decisión firme e irrevocable. Así nosotros: cuando nos aguijonee el amor de Dios y conozcamos lo que El quiere, debemos comprometernos a ser fieles, leales, y a serlo efectivamente.
4
Dios mío, como Maria me entregó a Ti ¡ahora!?
María Tu que reinas en mi corazón cuida de mi como sabes hacerlo.
Madre te pedimos que sepa componer en mi vida y en la vida de los que nos rodean, verso a verso, el poema sencillo de la caridad, quasi fluvium pacis , como un río de paz.
Porque Tú eres mar de inagotable misericordia: los ríos van todos al mar y la mar no se llena.
5
Madre Inmaculada ayudame a descubrir t belleza interna que es ni más ni menos el mismo Dios. que yo transmita en mi ambiente que soy cristiana y que Tu y Jesús, Tu Hijo sois importante en mi vida.
En los momentos de dificultad que no me falte mi fe.
6
Admira la reciedumbre de Santa María: al pie de la Cruz, con el mayor dolor humano —no hay dolor como su dolor—, llena de fortaleza. —Y pídele de esa reciedumbre, para que sepas también estar junto a la Cruz. No admitas el desaliento en tu apostolado. No fracasaste, como tampoco Cristo fracasó en la Cruz.
Madre mía que tu amor me ate a la Cruz de tu Hijo: que no me falte la Fe, ni la valentía, ni la audacia, para cumplir la voluntad de nuestro Jesús.
7
La Virgen toma la fuerza necesaria para cumplir su misión de esa confianza plena en el Señor y, por eso, la Iglesia puede llamarla: “la realización más pura de la fe”. La mayoría de las veces, las cosas no saldrán como las habíamos planeado. A María le sucedió; sin embargo, no hubo reclamo, queja o atisbo alguno de pesimismo, sino confianza en que Dios estaba con ella.
8
Dios es amor.
María Santísima es también amor. Podríamos decir que María es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios. "Tú sola, Virgen María, le curas a Dios de todas las heridas que le hacemos los hombres. Por ti sola valió la pena la redención, aunque, afortunadamente, hay otras y otros que se han tomado en serio la redención".
El amor de María llena nuestro corazón. El amor de mi madre celestial llena, totalmente, mi corazón. Una mirada, una sonrisa de María Santísima, me ofrecen más que todo lo que pueden darme todas la mujeres de la tierra juntas.
Toda tuya
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