DOMINGO XXXI
Que haga, no aquello que el mundo espera, sino aquello que Tú deseas: para construir tu Reino siendo tu sal y tu luz Con tu fuerza, Señor, y en tu Palabra que viva con el fervor de tus discípulos con la sencillez de María o arropado con el testimonio de los mártires Pero, Señor, que no viva de espaldas a tu Verdad: que mi “sí” a tu voluntad, se manifieste en un compromiso sincero por un mundo mejor que mi “si” a tu Palabra sea luego imagen real de lo que pienso y realizo Que lejos de desafinar en mi existencia cristiana sepa armonizar mi idea, con mi práctica mis ilusiones, con mis realidades mis anhelos, con mis luchas diarias mi amistad contigo, con la fraternidad del día a día
HAZME VIVIR, SEÑOR, COMO TU DICES Y VIVES Sin dividir mi estancia contigo, del servicio a los demás la oración que te contempla y te necesita del trabajo que me aguarda en la tierra que me espera Sin olvidar que, aún mirándote con mis ojos, o escuchándote con mis oídos me faltará por recorrer el camino del recio compromiso de la vida que se ofrece sin medida de los gestos de perdón o de confianza.
HAZME VIVIR, SEÑOR, COMO TU DICES Y VIVES Desviviéndote, en tu intimidad con el Padre y deshaciéndote por la salvación de la humanidad Guiándote por la mano del Padre y dirigiendo con la tuya el camino del que te desea y busca Proclamando la bondad de Dios en un mundo egoísta y mostrando, con tus heridas y tu cruz, que tu vida no es solo palabra…no solo proyectos… que, tu vida, es hacer aquello que vives: ¡DIOS!
D
Que esta eucaristía, con la escucha atenta del Evangelio, nos ayude a descubrir esas dos vías que –juntas y en paralelo- van derechas a la gloria que Dios nos tiene prometida: verle y contemplarle cara a cara por el amor que le tributamos en la tierra y porque, en el hermano, supimos honrarle, cuidarle y respetarle. ¡Escucha, hermano mío! ¡No lo olvides!
L
Señor que no sea sordo a tus invitaciones, que me acerque a ti para amarte sin condiciones y que descubra el don que hay en mi para mis hermanos en el mundo. Tanto me has amado que yo quiero comunicar ese amor.
M
Hoy vengo a tu presencia, Señor, pidiéndote que me hagas crecer en humildad y que pueda actuar como Tú. Forma, Señor, mi corazón en la fragua del tuyo.
X
Señor, hoy tu evangelio es fuerte, exigente. La adhesión a tu persona está por encima del amor a los padres, los hermanos y hasta de uno mismo. Yo lo acepto, Señor, pero te pido que me ayudes, que me des fuerza para cumplir lo que me exiges. Yo sé que “tu yugo es suave y tu carga es ligera”.
J
Un verdadero tesoro. Aunque un descerebrado hubiera podido quemar todos los evangelios, si de esas cenizas se hubieran podido rescatar estas parábolas, todavía tendríamos argumentos para ser felices. Un Dios-Padre que nos ama de esta manera, es motivo suficiente para llenar nuestro corazón de alegría. Gracias por ser como eres, gracias porque no puedes, no sabes y no quieres hacer otra cosa que amarnos.
V
¿Y qué es ser hijo de la luz? el que cuida con misericordia del prójimo, el que habla y escucha con compasión a su hermano, el que construye una realidad donde Cristo esté presente como salvador, y no renunciar por comodidad o miedo a la práctica evangélica de la fe.
S
Demos gracias a Dios por esta Iglesia nuestra que después de tantos siglos sigue en marcha, sin duda es un misterio de fe que a pesar de contar con tantos fallos humanos, pesa más la vida sencilla, sincera y entregada a las necesidades de los demás de tantos hermanos que nuestros pecados.
DOMINGO XXX
Que sea consciente de las cegueras que salen a mi encuentro Que esté dispuesto, siempre que haga falta, a reconocer que el mejor oftalmólogo para mis ojos eres Tú; que la escucha del Evangelio es la mejor receta, la eucaristía el colirio más saludable y certero; la oración la mejor intervención quirúrgica para saber hacia dónde y cómo mirar; una iglesia la mejor consulta para la miopía.
¡SEÑOR…QUE PUEDA VER!
Es el mundo quien al borde del camino necesita una palabra de aliento Es la humanidad arrogante y hedonista pero vacía Es el ser humano que quiere y no puede dirigirse en la dirección adecuada Es la tierra que en un afán de verlo y entenderlo todo se niega a la visión de Dios Es el grito de aquellos que queremos estrenar “gafas nuevas” para andar por caminos nuevos sin miedo a caernos.
La FE, entre otras cosas, son los OJOS para situarse ante las personas, ante los acontecimientos de la vida, ante nosotros mismos, ante las dificultades o los éxitos con una dimensión más profunda y verdadera: JESUS.
D
Que, como Bartimeo, pidamos a Dios incluso lo imposible: la vista en medio de tanta oscuridad. Pero, sobre todo, y que al igual que Bartimeo, cuando abramos los ojos, lo primero que veamos sea el rostro de Jesús. ¡Feliz Día del Señor! ¡Que veamos!
L
Ahora nos toca a nosotros los que vamos junto a Jesús, ¿oiremos ese grito, que nos llega desde el borde del camino? Ahí están con oídos atentos y mirada profunda nuestros misioneros y misioneras dispuestos a acercar a Jesús a tantos hombres y mujeres marginados al borde del canino de esta vida para anunciarles: ¡ánimo, el Señor te llama!
M
Hazte pequeño como un poco de levadura, revistiéndote con la fuerza de la oración y de la gracia de Dios. Entonces cada uno de tus pequeños gestos cotidianos de amor estarán llenando el mundo de l fragancia de Cristo.
X
El Señor nos está diciendo a nuestro corazón que merece la pena pasar por la puerta estrecha, que merece la pena mortificar nuestro propio egoísmo, que merece la pena amar la justicia y la verdad, que merece la pena un compromiso sincero en favor de la paz y la reconciliación.
J
Haz que yo ame mi tarea, mi vocación, mi misión. Es verdad que da miedo, pero Dios no nos abandona. El mismo que dice: “Como el Padre me ha enviado así os envío” (Juan 20,21), también nos dice: “Como el Padre me ha amado a mí así os he amado yo” (Juan 15,9). Las locuras de Jesús sólo se entienden desde el amor.
V
Hoy es el día de todos los santos. No de los santos de altar, de aquellos que necesitan milagros para ser reconocidos por el Papa. Son los santos innominados que no necesitan reconocimiento oficial, pero que están reconocidos por el Padre Dios “que ve lo que hay en el corazón de cada uno”. ¿Cuáles son las características de estos santos?
S
Vivir los acontecimientos de la vida, grandes y pequeños, conscientes de estar siendo moldeados como el barro en manos del alfarero. Él solamente nos pide que nos abandonemos a Él con total confianza. Si nos acostumbramos a contemplar el final de Jesús, aprenderemos a hacer lo que Él hizo: inclinar la cabeza y poner nuestro ser en sus manos.
DOMINGO XXIX
Como Jesús, sirviendo Como Jesús, amando Como Jesús, perdonando Como Jesús, denunciando Como Jesús, anunciando
Como Jesús, acogiendo Como Jesús, preocupado por los demás Como Jesús, entregado a la sociedad Como Jesús, volcado al mundo Como Jesús, fascinado por Dios
Como Jesús, trabajando por el hombre Como Jesús, embargado por la oración Como Jesús, con los pies en la tierra
¡QUIERO SER EL ULTIMO!
Como Jesús, en pretensiones superficiales Como Jesús, en la mentira Como Jesús, en ser servido
Como Jesús, en ser comprendido Como Jesús, en ser amado Como Jesús, en ser correspondido
Como Jesús, en ser aplaudido Como Jesús, en ser reverenciado
Como Jesús, en ser recompensado Como Jesús, en ser agasajado
Como Jesús, en ser importante Como Jesús, en ser estimado
Ojala fuésemos los últimos allá donde el mundo ensalza lo primero y, los primeros, allá donde el mundo humilla y olvida lo último.
D
Como, los Zebedeos, también nosotros estamos llenos de defectos y de aspiraciones. Lo malo, no es tenerlas, sino la falta de conciencia de lo que supone seguir a Jesús: beber el trago amargo de su cáliz
L
Pidamos a Dios que todos nuestros esfuerzos, guiados y sustentados por su gracia, sean con la intención de amarle siempre, sin esperar privilegios en esta o en la otra vida, porque el mayor privilegio que podemos tener es amarle.
M
Enséñame, Señor, a vivir como lo haces Tú, a ser desprendido, generoso y poner mis ojos en los tesoros del cielo más que en los de este mundo.
X
La fe que Dios quiere nos hace estar bien despiertos y con el oído atento para no despistarnos y servir al Señor en los hermanos. Consuela saber el inaudito regalo que le espera al que esté en vela, bien despierto: ¡el mismo Señor se pondrá el traje de faena y nos servirá!
J
La muerte de Cristo en la Cruz es la carta más bella escrita por Dios sobre el amor: el más grande, más sublime, más escandaloso.
Sé que Tú sólo quieres nuestro bien, luego no quieres castigarnos con fuego. Tú sólo quieres nuestra unión, luego no puedes querer que nos separemos. Tú sí que quieres demostrarnos el amor que nos tienes. Por eso quieres un bautismo de sangre. “Nadie ama más al amigo que aquel que da la vida por él”. ¡Qué maravilloso eres, Señor!
V
Tenemos que cambiar el corazón. En todo momento sepamos qué es lo que tenemos que hacer, sin ningún complejo, sin ninguna dificultad, pero siempre sabiendo que el Señor nos pide hacer algo en cada momento. Él, siendo Padre, sabe qué necesitamos en cada momento y nos lo sabe dar a su debido tiempo, pero hemos de saber leerlo.
S
Jesús nos da siempre otra oportunidad para que seamos capaces de salir de la rutina y ser una higuera fértil. Una higuera que da el fruto generoso del amor entre todos los hermanos, haciendo visible a Dios en la tierra, pero para ello, tenemos que estar dispuestos a cambiar y trabajar en nuestra propia conversión.
XXVIII
Aunque me digan que es imposible….para siempre ,Señor Aunque me digan necio…para siempre, Señor Aunque me confundan….para siempre, Señor Aunque sobrecojan las dudas……para siempre, Señor Aunque pensé en otra cosa…para siempre, Señor Aunque me cueste amar…para siempre,
Señor Aunque lo vea difícil……para siempre, Señor Aunque se oscurezca el horizonte…para siempre,
Señor Aunque no encuentre lo que busque….para siempre, Señor Sí, amigo y Señor; Haz que, mi amor, sea ¡para siempre! Y haz que, mi amor, sea un amor divino
Un amor que brota en el cielo y se rompe cuando toca la tierra
Un amor que perdona las veces que haga falta
Un amor que no es un juego sino una vida
Un amor que no es un capricho y sí bien vivido
Un amor que, cuanto más se da, más crece
Un amor que, cuanto más de ofrece, más devuelve
Un amor que, cuanto más se cuida, se convierte en un gran gigante
Sí, amigo y Señor; Sigue bendiciendo mi casa, mi matrimonio y mi familia Para que nunca falte la luz que clarifique la oscuridad Ni el viento que disipe la tormenta Ni el amor que todo lo comprende y lo soluciona Y, cuando me asolen los intentos de lapidarlo, Sal a mi encuentro, Señor, Para que comprenda, una vez más, que sin amor, La vida no merece la pena ser vivida.
D
ha descubierto un tesoro que le ha cambiado la vida y le ha producido una alegría honda, contagiosa: ha descubierto el amor, el amor entero y limpio, auténtico y perdurable. Y ese amor a Dios le llena de tal manera el alma, que cualquier cosa que no sea amor ha dejado de interesarle. Ha encontrado otra sabiduría y entonces, “todo lo estimo pérdida, con tal de ganar a Cristo".
L
¡Y no habrá más signos que este Hombre! Es el que pone rostro humano a Dios y lo expresa con sus palabras y sus obras. Y vino a "dar a Dios" con su propia persona, con sus manos, con su cuerpo, con su rostro, con su lenguaje. Su humanidad está totalmente impregnada de Dios.
M
La gente sencilla la gente que agobiada acude a Él, que la gente humilde, no sabe muchas cosas, pero se acerca a Él y le descubre. descubren su misión y descubren la sanación que provoca en ellos.
X
si falta el amor, no se puede cumplir con ningún precepto. Esto olvidamos también los cristianos: si vamos a Misa es porque a nuestro Padre Dios le gusta vernos juntos y que nos queramos como hermanos.
Hoy en día, como católicos, debemos de estar completamente convencidos de nuestra fe para poder actuar de la mejor manera posible. El testimonio es lo más importante, pues podemos mover masas enteras con solo nuestro testimonio de vida coherente.
J
Señor, Tú venías con aires nuevos, querías implantar entre los hombres un estilo nuevo, una manera nueva de ver las cosas; pero ellos querían seguir siempre con lo mismo. Estaban embriagados con el vino viejo y no quisieron gustar el nuevo, que era infinitamente mejor. Hoy tal vez nos pase lo mismo. El vino nuevo de Jesús tiene sabor a libertad, a fraternidad, a gozo en el Espíritu. Señor, en este rato de oración, dame la gracia de saborear este vino.
V
Los apóstoles y todos nosotros somos muy limitados, cometemos errores, hacemos chapuzas. Pero después pasas Tú arreglando lo que nosotros hemos hecho mal y confirmando lo que hemos hecho bien. Eso nos da una gran tranquilidad: vamos solos, pero no abandonados. Tú siempre vas con nosotros: por delante y por detrás. ¡Gracias, Señor!
S
Me hablas del Espíritu Santo. Lo necesito todos los días antes de hacer mi oración. Yo no puedo conectar con la Palabra inspirada de la Sagrada Escritura si antes no invoco al que la ha inspirado. Por eso te pido que me des tu Espíritu para sintonizar con tu Palabra.
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