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sábado, 7 de septiembre de 2024

ORACIONES DEL 2º TIEMPPO ORDINARIO DOMINGO XXII, XXIII Y

DOMINGO XXIII






¡TÓCAME, SEÑOR! Para que oyendo, como Tú quieres, sepa escuchar con nitidez lo que me dices. Y si a veces, Señor, vuelvo la cabeza haz que, de nuevo, con la veleta de la fe me marques el sentido de mi vida. ¡Perdóname, Señor! Cuando te escucho y finjo no haberlo hecho Cuando te escucho, y pienso que no es para mí Cuando te escucho, y me hago el sordo
 ¡TÓCAME, SEÑOR! Porque, si me toca sólo la mano del mundo siento que me pierdo la mejor parte de Ti Creo apartarme del camino verdadero Escucho aquello que sólo a unos interesa.
 ¡TÓCAME, SEÑOR! Y despiértame de mi letargo espiritual para que, volviendo otra vez a Ti, pueda entender que sin Ti todo es vacío, ansiedad y sufrimiento 
 ¡TÓCAME, DE NUEVO, SEÑOR! Porque, a veces, estoy demasiado tocado por las manos de un mundo caprichoso de una sociedad corrompida de un ambiente que no me deja oír lo que me produce paz y alegría sin límites 
 ¿ME TOCARÁS, SEÑOR? Ábreme mis oídos, que te escuche Mis manos, que me dé Mis ojos, para que vea Mis pies, para que camine Mi conciencia, para que nunca te olvide Amén 

D
El nacimiento de María es, usando una imagen de utiliza la liturgia, la Aurora que anuncia el nacimiento del Sol de justicia, Cristo el Señor. En efecto, en el seno de esta niña que nace acampará el Verbo de Dios hecho carne.
L
A Ti, Señor, te interesa la salud, la vida, el que la gente deje de sufrir, más aún: te interesa que la gente se lo pase bien.
M
Has rezado en la noche, has llamado a los doce, has bajado del monte y has curado a todos, incluso a los no judíos. Pero no envidiemos a los que vivieron entonces. Hoy, en cada comunión, puedo abrazarle, estrecharle, comerle a besos. ¿Quién me lo impide?
X
Señor, cuando escucho las bienaventuranzas te estoy escuchando a Ti. Tú no eres capaz de hablarnos de algo que no hayas experimentado. Tú quieres que seamos felices por la misma senda que has ido Tú. Sólo desde esta perspectiva puedo entender este camino que, a veces, se me hace tan difícil.
J

Todo está en contra nuestra, pero son bienaventurados aquellos que comprenden el camino del Resucitado. Ellos se mantienen en pie solamente por su fe en la Palabra que transforma el mundo: como acróbatas, cruzan el abismo, y la Palabra, que es frágil como un hilo a los ojos de los hombres, les permite llegar a la otra orilla.
V
medida de Dios. Jesús puede exigir amar hasta la locura, porque El ha sido el único que ha recorrido ese camino hasta el final. Aunque para nosotros sea todo un logro el amar solo a quienes nos aman, el prestar a los que nos van a devolver lo prestado, no vamos más allá del horizonte estrecho de las relaciones humanas
S
Tanto amó Dios al mundo”… Me detengo en ese “tanto” que abarca inmensidades. Hasta tal punto, hasta tal extremo, hasta tal locura llegó el amor de Dios al mundo, que entregó a su Hijo único por nosotros. Aquí sobran todas las palabras


 DONINGO XXII



NO ME OLVIDE, SEÑOR (Domingo XXII) De darte gloria, no solamente con mis palabras, sino también con mis obras De darte alabanza, no porque la necesites, sino para saber y recordar que Tú existes 
NO ME OLVIDE, SEÑOR Que no son mis actos los que me salvan sino tu misericordia que sale a mi encuentro De llenar mi oración de alegría y de confianza para que, nunca el vacío, reine en lo que hago y digo De tus mandamientos, oh Señor, pero sobre todo de lo que ellos me alertan e indican 
QUE NO ME OLVIDE, SEÑOR De que mis labios vayan en consonancia con aquellos sentimientos que mi corazón inspira Que mi fe, además de decir que creo, me empuje a vivir como auténtico cristiano Que mi palabra, sea débil o fuerte, ha de estar en armonía con las huellas de mi vida 
QUE NO ME OLVIDE, SEÑOR De darte el culto que Tú mereces De ofrecerte las ofrendas que más agradeces De llevarte una vida santa y dichosa transparente y purificada por tu gracia 

QUE NO ME OLVIDE, SEÑOR De acogerte y bendecir tu nombre De darte gloria y alabanza llevándote, hoy y siempre, allá por donde avance Amén. 
D
Dios en ningún momento se lavó las manos para quitar de ellas las manchas de nuestra miseria, precisamente por eso, Él es la pureza, la santidad absoluta y no nos pide otra santidad que la de sentamos a la mesa de su Hijo y acogernos como hijos que tienen sucia las manos y el corazón pesado pero, eso si, por haber amado y haberse hecho cargo del mundo. ¡Paz y Bien!

L
Estamos inundados de su misericordia e invitados a que con los “ojos fijos en Él” pongamos nuestras vidas al servicio de nuestros hermanos los hombres, viviendo la humanidad nueva que Jesús ha inaugurado con su muerte y resurrección. Una humanidad que sabe a amor, a perdón y a misericordia.
M

Señor, dame la gracia de poner todo mi esfuerzo para extender tu reino, y que me dé cuenta de que sin una oración constante y profunda, no puedo hacerlo.
Él tenía la autoridad de uno que viene de Dios y que habla como Él lo hace. 
 Todo lo que debemos hacer nosotros es reconocer el tiempo de la venida de Cristo a nuestra vida. La oración nos da una actitud de discernimiento para reconocer qué cosas vienen de Dios y cuáles no.
X
Jesús, quiero recibirte en mi casa y pedirte que cures todas mis enfermedades que me alejan de ti.
La salud espiritual se nota en tu entrega, en tu capacidad de estar atento a las necesidades de los demás. ¿Qué "fiebres" te tiene paralizado y te impide ponerte al servicio de los demás?
J
Jesús, quiero recibirte en mi casa y pedirte que cures todas mis enfermedades que me alejan de ti.
La enfermedad, aunque sea algo malo y que haga sufrir, se convierte en una puerta para que Dios pueda tocar, entrar y quedarse en la casa. En las dificultades nos encontramos con que Dios quiere sanarnos y ayudarnos a recobrar la paz
V
Jesús, gracias porque hoy tengo la oportunidad de suplicarte que entres a la barca de mi vida. Pero luego, Jesús le miró y le dijo que fuera mar adentro, a pescar. Simón se extrañó.
Aunque no todos se dejaran "capturar", sólo los enamorados se dejaran atrapar en las redes que les sumergen en la libertad de la vida, la que trae el amor de Dios.
Por intercesión de tu Madre santísima, quiero apartarme de mis preocupaciones y de todo lo que me distraiga o impida escucharte en esta oración.

S
Si Dios es amor, todas las leyes que no sean vehículo o expresión del amor, están mal situadas. Donde el hombre pone leyes, Jesús pone amor. Y su testamento fue éste: “Amaos unos a otros como yo os he amado”

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