CRISTO SONRIENTE DE JAVIER
Se encuentra en la torre del Santo Cristo del Castillo de Javier en la Capilla del mismo nombre.
A la entrada de la mansión –umbrales gastados, las mismas piedras que pisara Francisco Javier, me señala el Fantasma–, aparece la imagen de un Santo Cristo impresionante, talla de nogal del siglo XIV o tal vez del XV, que, con los brazos en cruz, mantiene en su agonía la sonrisa en los labios. Fue una sorpresa y un gesto desconocido para mí hallarme ante un crucificado sonriente, pero el Fantasma me contó la gesta de un jesuita que ha defendido toda una tesis doctoral sobre los Cristos sonrientes que se encuentran por el ancho mundo.
Se trata de una sencilla estancia decorada con pinturas murales sobre la “Danza de la muerte” y en la que se puede contemplar un Cristo gótico del siglo XIV tallado en nogal.
Muchas veces iba Javier a la capilla del castillo a rezar a un gran Cristo, que dicen sudó sangre cuando él agonizaba. Algún visitante sube ahora de rodillas las escaleras semicirculares que llevan a esa capilla, y que tantas veces subió el santo.
El Cristo es una talla de nogal de tamaño más que natural. Tiene una suave sonrisa. Fue encontrado en el hueco de un muro: estaba descolgado, con los brazos caídos, sujetos a la espalda por una cadena. Parece que estaba escondido allí desde el tiempo de los moros.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 18 horas
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