9.30 Salida en avión desde el Aeropuerto Esemboğa de Ankara
10.30 Llegada al Aeropuerto Internacional Atatürk de Estambul
El Papa llegará al aeropuerto de Estambul a las diez y media de la mañana.
Allí le esperan el Patriarca Ecuménico Bartolomé y autoridades locales. Durante el vuelo el Papa subrayó la importante labor humanitaria que Turquía está ofreciendo al acoger a cientos de miles de refugiados de Siria e Iraq.
Visita a la Mezquita Sultan Ahmed
El Papa Francisco visitará la Mezquita Azul, tal y como hizo Benedicto XVI en el año 2006. Estará acompañado por el Gran Muftí y un Imán. Juntos atravesarán el gran pórtico y vivirán un momento de recogimiento.
La primera etapa del viaje, al llegar a la parte vieja de la ciudad, fue la gran Mezquita del Sultán Ahmed, conocida como Mezquita Azul por sus mosaicos y por la enorme cúpula.
Cuando el Gran Muftí y Bergoglio llegaron ante el «mirah», la escalera con el nicho que indica la dirección hacia La Meca, el dignatario islámico explicó el significado del lugar y después invitó al Pontífice a un momento de recogimiento.
Fue una «oración silenciosa», explicó el padre Federico Lombardi, indicando que se trató de un «bello momento interreligioso».
SANTA SOFIA
Después de la visita a la Mezquita Azul de Estambul, el Papa se dirige a la antigua basílica de Santa Sofía, hoy convertida en un museo. Allí le acompañará el director en una visita por el edificio
Después de la visita a la Mezquita Azul, Papa Francisco se dirigió hoy al cercano museo de Santa Sofía.
La enorme basílica bizantina, transformada en mezquita por Mahoma II y después, en 1935, vuelta museo por el fundador de la República Turca, Kemal Atatürk.
El uso de este sitio como lugar de culto está prohibido severamente, pero en 1967, durante su visita, Pablo VI se arrodilló en su interior durante unos instantes, provocando las protestas de algunos grupos universitarios y exponentes musulmanes.
el Libro de honor, al final de su visita, Francisco escribió Santa Sofía en griego y las siguientes palabras: Quam dilecta tabernacula tua Domine (Psalmus 83). Contemplando la belleza y la armonía de este lugar sacro, mi alma se eleva hacia el Omnipotente, fuente y origen de toda belleza, y pido al Altísimo que guíe siempre los corazones de la humanidad por la vía de la verdad, de la bondad y de la paz».
SANTA MISA EN LA CATEDRAL DEL ESPÍRITU SANTO
La liturgia fue celebrada con paramentos rojos para conmemorar la fiesta de mañana de San Andrés, patrón del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, y no con los paramentos violeta del tiempo del Adviento. Se escucharon cantos y oraciones de diferentes ritos, empezando por el Salmo 102 cantado por un coro de niños de rito caldeo.
«La Iglesia y las Iglesias están llamadas a dejarse guiar por el Espíritu Santo, adoptando una actitud de apertura, docilidad y obediencia», subrayó el Pontífice argentino. Y esta, añadió, «es una visión «de esperanza, pero fatigosa, pues siempre tenemos la tentación de oponer resistencia al Espíritu Santo, porque trastorna, porque remueve, hace caminar, impulsa a la Iglesia a salir adelante».
Después de la misa el Papa se dirigió a la sede del Patriarcado Ecuménico ortodoxo de Constantinopla para reunirse con Bartolomeo.
ORACIÓN ECUMÉNICA EN LA IGLESIA PATRIARCAL DE SAN JORGE
El icono de San A ndres espera al Papa
"SOMOS HERMANOS EN LA ESPERANZA"
Francisco durante la oración ecuménica en el Fanar, sede del Patriarcado de Constantinopla: «Nuestra alegría está en la común confianza en la fidelidad de Dios». El Patriarca: «Pidamos la intercesión de los Padres de la Iglesia para que volvamos a encontrar la unidad como en el primer milenio»
Al final de su discurso, Papa Francisco pidió la bendición del Patriarca Bartolomeo y se inclinó ante él para recibir su bendición. El Patriarca lo bendijo y le besó la cabeza. Es un gesto fuertemente simbólico con el que se cierra la segunda jornada del viaje apostólico.
Ya es de noche en Estambul y, en la vigilia de la fiesta de San Andrés, patrón del Patriarcado Ortodoxo, Francisco entra a la Iglesia junto con el hermano Bartolomeo.
La oración es un encuentro breve, una probadita de lo que sucederá mañana, cuando el Pontífice participe en la Divina Liturgia ortodoxa celebrada por el Patriarca Ecuménico. Al entrar, el Papa veneró un gran ícono plateado.
En su saludo de bienvenida, Bartolomeo definió a Francisco: «portador del amor del Protocorifeo (es decir el apóstol Pedro, ndr) al Primer llamado, su hermano carnal (es decir, el apóstol Andés, ndr.)».
El Patriarca recordó las «análogas visitas de sus venerables predecesores», citando a Pablo VI, a Juan Pablo II y a Benedicto XVI. Y habló sobre la «voluntad» de Papa Bergoglio y de la «santísima Iglesia de Roma de proseguir por el fraterno y constante camino con nuestra Iglesia ortodoxa, para el restablecimiento de la plena comunión».
La visita del Papa, para Bartolomé, es «un evento histórico y lleno de buenos auspicios para el futuro».
El Patriarca, agradeciendo a los católicos por la restitución de las reliquias de Santa Eufemia, citó a San Basilio y a San Juan Crisóstomo. Y añadió: «que estos Padres sagrados, sobre cuya enseñanza fue construida nuestra fe común durante el primer milenio, sean intercesores ante el Señor, para que encontremos nuevamente la plena comunión entre nuestras Iglesias, cumpliendo así su Santa
voluntad».
«Mientras expreso mi sentido “gracias” por su acogida fraterna –respondió por su parte Francisco–, siento que nuestra alegría es más grande porque la fuente está más allá; no está en nosotros, no en nuestro compromiso y en nuestros esfuerzos, que también deben hacerse, sino en la común confianza en la fidelidad de Dios».
Hablando sobre la paz y la alegría «que el mundo no puede dar, pero que el Señor Jesús ha prometido a sus discípulos, y se la ha entregado como Resucitado», Bergoglio indicó: «Andrés y Pedro han escuchado esta promesa, han recibido este don. Eran hermanos de sangre, pero el encuentro con Cristo los ha transformado en hermanos en la fe y en la caridad. Y en esta tarde gozosa, en esta vigilia de oración, quisiera decir sobre todo: hermanos en la esperanza».
Encuentro privado con S.S. Bartolomé I en el Palacio patriarcal
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