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sábado, 8 de noviembre de 2014

PASEOS QUE RODEAN A LA PATRONA DE GRANADA

Paseos del Salón y de la Bomba, también llamados genéricamente Jardines del Genil, pues discurren paralelos al cauce del río.

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 El lugar constituye un verdadero remanso de paz y frescura en medio del caos urbano. Ya cumplía tal función de lugar de recreo para los granadinos desde tiempos de los nazaríes, cuando no eran más que unos sencillos arenales a orillas del río, no muy lejos de las murallas.

 En los siglos XVI-XVIII se usaron con idénticos fines por los cristianos.

El Salón en otoño
 Sin embargo, su actual configuración y fisonomía se deben a las importantes reformas y obras de ampliación acometidas en distintos momentos del S. XIX: primero, en 1810, por el general francés Sebastiani, y a finales de la centuria por el Duque de San Pedro de Galatino.


 Sus bien cuidados jardines presentan una gran variedad botánica: enormes ejemplares de cedros del Atlas y cipreses del Himalaya, tejos, pitóporos, arrayanes, naranjos, robustos magnolios, plátanos de paseo, moreras blancas, rosales, durillos, etc.


 Junto a la ribera derecha del río Genil, en el tramo comprendido entre el Puente Verde


Puente Verde


 y el Puente del Genil,


 se disponen los Jardines del Genil, que se formalizan por medio de un paseo central a modo de eje longitudinal, al que se unen, bifurcándose, otros caminos rectilíneos o rotondas.


 Desde el Puente del Genil, al comienzo de los Jardines, perdura el hito kilométrico 433 de la antigua carretera nacional 323,



 y en el pretil que delimita del Paseo del Salón, una granada labrada en piedra que descansa sobre un pedestal.





PASEO DE LA BOMBA








 El paseo de la Bomba recibe este nombre por una fuente situada junto a él, representando una antigua bomba, que en lugar de arrojar muerte y desolación, arroja agua para refrescar las tardes veraniegas; curioso lenguaje y carácter granadino que nos sorprende con semejantes términos.




Fuente de la Ninfa



Los dos paseos, que hasta la intervención de ordenación realizada por los franceses formaron uno solo, quedan separados, a la altura de la curva que forma el río, por la rotonda arriba mencionada que se ornamenta por la fuente de los Leones.




Procede de uno de los claustros del monasterio de Santa Cruz la real, expropiado durante la desastrosa Desamortización del siglo XIX con la que tantas obras de arte desaparecieron o pasaron a manos privadas para terminar destruidas o vendidas a museos y colecciones particulares extranjeras. Es una fuente de tres cuerpos, de estilo Barroco,




Empieza en la plaza del Humilladero donde se encuentra la Fuente
Paseo del Salón

En el Paseo del Salón destaca de forma singular el quiosco de la música datado en los años 90 del siglo XIX. Apoyado en una base octogonal de piedra, se levanta la característica estructura de hierro con ocho columnas y cubierta rematada por doble tejadillo igualmente de trazado octogonal. Una barandilla, también de hierro y pintada de verde, lo rodea.




En el Paseo de la Bomba, en la rotonda que lo limita por el este, es de mencionar la máquina de vapor, de fabricación francesa, que perteneció al Ingenio de San Juan de Atarfe, la primera fábrica de azúcar de remolacha que funcionó en España. Fue instalada en este lugar en recuerdo de la existencia en sus inmediaciones hasta 1928 de otra fábrica azucarera.


 En el sector oeste se halla un inmueble singular: la Biblioteca Pública, antiguo casino de baile, levantado en 1917 según proyecto del arquitecto Ángel Casas.


Fue diseñado por el arquitecto Ángel Casas en 1917. Este fue uno de los arquitectos más activos durante esta época en la Grana
da de comienzos de siglo, autor de edificios tan peculiares como el del Banco Central (1915), hoy sede de Caja Rural (situado en la esquina de Gran Vía con Reyes Católicos) y la actual Plaza de Toros (1928).





 Combina varios volúmenes en una misma planta, aportando variedad de soluciones de esquinas. Los vanos se repiten abriéndose en galería de arcos en una de sus caras y se alternan con vanos rectangulares. Una escalinata da acceso a un pequeño porche descubierto.

La biblioteca del Salón


 Sin embargo, su actual configuración y fisonomía se deben a las importantes reformas y obras de ampliación acometidas en distintos momentos del S. XIX: primero, en 1810, por el general francés Sebastiani, y a finales de la centuria por el Duque de San Pedro de Galatino.


Fue entonces cuando se amplió la pequeña acera inicialmente reservada al tránsito en el área, estrechando el cauce y ampliando el terreno dedicado a las personas y a los álamos, a la vez que se consolidó el cruce entre ambas orillas al sustituir el viejo Puente Verde de madera (situado frente a la ya desaparecida puerta de los Molinos, al inicio del Paseo y antes de su unión con el río Darro, conducía hacia los pueblos situados en la zona Sureste de la Vega como Huétor Vega, Cájar y La Zubia) por otro de piedra erigido por Rafael Bauzá con los sillares de la demolida torre de San Jerónimo.



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