DOMINGO XXXI
FIELES DIFUNTOS (2 de noviembre)
SI TENÉIS FE Recordad los momentos que juntos pasamos pero, pedid a Dios, que nos haga coincidir en la eternidad.
SI TENÉIS FE No os dejéis seducir por el olvido por la ingratitud y el paso del tiempo Hoy, aun con los ojos cerrados, quisiéramos permanecer vivos en el latido de vuestros corazones Pedid, a Dios, que mantenga despierto vuestro gusto por el camino del cielo
SI TENÉIS FE Guardad respeto a nuestra memoria y, si existe un palmo de tierra libre dejad que descansen nuestros restos como testimonio de que, un día, aquí y entre vosotros estuvimos vivos.
SI TENÉIS FE No lloréis si, mañana, sin saber por qué, guardáis de repente vuestro pañuelo. No adornéis nuestra última morada con flores si, a continuación, no van acompañadas de sinceras y profundas oraciones. Porque la flor, aun teniendo aroma, desde este lado no se siente Porque, la flor, siendo ornato su belleza hasta el cielo no alcanza Porque, la flor, de vez en cuando esconde o disimula alguna que otra espina que, en vida, se hizo excesivamente punzante
SI TENÉIS FE Creed que, este compás de silencio, es antesala de una gran sinfonía celeste Creed que, este compás que nosotros ejecutamos, es pregón de otro que también vosotros daréis hoy, tarde, pronto o pasado mañana Creed que, un Dios, es más grande que la muerte Creed que, Cristo, la venció y la sometió Creed que, más allá de esta muerte que nos separa existe una inmensa plaza que, antes o después, a todos abraza: la eternidad.
SI TENÉIS FE… Llorad pero nunca dejéis de rezar por nosotros nos volveremos a ver y eso es lo importante Os esperamos
D
Con el evangelio en la mano, la Palabra de Dios, nos invita a volcarnos con el de arriba y con el de abajo; a sonreír al guapo y al feo; a ayudar al que me cae bien y al que me cae mal; a perdonar al que está lejos y al que tengo cerca; a entregarme con el alegre y con el triste; con el pobre y con el rico…
L
Dar, sembrar, darnos aunque no veamos fruto, ni correspondencia, ni agradecimiento, ni beneficio personal aparente alguno. Ya la tendremos con abundancia, “te pagarán cuando resuciten los justos”. La caridad no se desanima si no ve resultados inmediatos; sabe esperar, es paciente. Que el Señor nos permita hoy crecer en su amor y en la gratuidad. Recuerda que en generosidad nadie le gana a Ntro. Señor.
M
Y tú, ¿te ves a ti mismo como los estirados convidados que excusan su asistencia o como el humilde servidor inútil cuya sola misión es insistir a cuantos encuentra para que acepten la invitación de parte de su amo? Si tienes dudas, mira un instante la foto y déjate contagiar por la alegría del Evangelio.
X
Señor, hoy tu evangelio es fuerte, exigente. La adhesión a tu persona está por encima del amor a los padres, los hermanos y hasta de uno mismo. Yo lo acepto, Señor, pero te pido que me ayudes, que me des fuerza para cumplir lo que me exiges. Yo sé que “tu yugo es suave y tu carga es ligera”.
J
Un Dios-Padre que nos ama de esta manera, es motivo suficiente para llenar nuestro corazón de alegría. Gracias por ser como eres, gracias porque no puedes, no sabes y no quieres hacer otra cosa que amarnos.
V
¿Y qué es ser hijo de la luz? el que cuida con misericordia del prójimo, el que habla y escucha con compasión a su hermano, el que construye una realidad donde Cristo esté presente como salvador, y no renunciar por comodidad o miedo a la práctica evangélica de la fe.
S
La riqueza se convierte en un amo cruel que me esclaviza y me avasalla, hasta el punto de quitarme libertad para optar por Ti. Lléname de tu amor, ese amor maravilloso que me deja libre para amarte a Ti y amar a los demás. Señor, sé Tú la verdadera riqueza de mi vida y desaparecerá en mí el deseo del dinero y de los bienes de este mundo.
DOMINGO XXX
YO, SI SOY ASI, SEÑOR (Domingo XXX) Quiero hacer una oración sin distracciones, y me pierdo al mínimo ruido. Digo alabarte, y me miro a mi mismo Digo quererte, y me quiero demasiado a mí mismo Digo complacerte, y busco mi interés Digo estimarte, y renuncio a muy poco por
Ti. YO, SI SOY ASI, SEÑOR Quiero mirarte frente a frente, y observo a los que me rodean Quiero seguirte, y voy detrás de tus enemigos Quiero escucharte, y saliendo de tu templo, lo olvido todo. Quiero corregirme, y caigo en el defecto de ser juez de los demás Quiero superarme, y exijo que sean los demás quienes lo hagan
YO, SI SOY ASI, SEÑOR Quiero adorarte, y me cuesta ponerme de rodillas Quiero guardar silencio, y no sé vivir sin el ruido Quiero hablar con tu lenguaje, y sólo utilizo el diccionario que me ofrece el mundo Quiero buscar tus huellas, y voy detrás de aquellas que conducen a la fama.
PORQUE, YO SI QUE SOY ASI, SEÑOR, Dame humildad para reconocer mis fallos Fortaleza para hacerles frente Gratitud para agradecerte lo mucho que Tú haces por mí Oración para mirarte y nunca ofender a los demás Espíritu para dejarme moldear por tu Palabra Amén.
D
“Seor dame una alforja; para que en su parte delantera vea mis propios defectos y, en la parte de atrás, deje los fallos de los demás;
Señor; dame una alforja; para que en la parte de adelante meta las virtudes de los demás y, en la de atrás, sepa llevar con afán de superacin las mías”.
Gracias quiero darte por amarme y te las doy con humildad como tu naciste en la cueva de Belén.
L
Señor nos quieres erguidos mirando al cielo. Si escuchas con fe su Palabra vivirás siempre mirando al cielo.
M
Orar antes de decidir, orar para discernir el plan de Dios, orar en vistas a las grandes decisiones de la vida tanto en el ámbito personal como en el comunitario. La oración no es un momento separado de la vida, es una actitud previa que nos introduce en la experiencia personal y eclesial. Así debería ser el modo de proceder de toda la Iglesia, primero y siempre la oración. Solo después de recogerse en silencio y orar largamente, se confía la misión.
X
El Señor nos está diciendo a nuestro corazón que merece la pena pasar por la puerta estrecha, que merece la pena mortificar nuestro propio egoísmo, que merece la pena amar la justicia y la verdad, que merece la pena un compromiso sincero en favor de la paz y la reconciliación.
J
Haz que yo ame mi tarea, mi vocación, mi misión. Es verdad que da miedo, pero Dios no nos abandona. El mismo que dice: “Como el Padre me ha enviado así os envío” (Juan 20,21), también nos dice: “Como el Padre me ha amado a mí así os he amado yo” (Juan 15,9). Las locuras de Jesús sólo se entienden desde el amor.
V
Señor, de nuevo los testarudos fariseos a la carga. ¡Cuánta paciencia tuviste con ellos! Les dijiste una y otra vez que el amor es lo primero, que todo lo que se hace sin amor no sirve; que el obrar con amor nos llena de gozo y que el mero cumplimiento de la ley nos lleva a la tristeza. Se lo dijiste mil veces a ellos y también nos lo dices a nosotros.
S
Eran gente normal pero buscaron amar a Dios de una forma fuera de lo normal, de forma extraordinaria. La clave de toda santidad esta en la caridad. El amor es la fuente de todas las gracias, si me falta el amor nada, no me vale, no me sirve. El amor nos ayuda a vivir el Evangelio, el amor nos impulsa a hacer el bien y a perdonar siempre. El amor es el que nos hace renunciar a nuestros egoísmos para servir imitando a Ntro. Señor. Hoy se nos invita a lo verdaderamente importante, el camino de dicha… Dichosos, Bienaventurados, Felices.
DOMINGO XXIX
Dios, porque caigo a menudo en la impaciencia dame fe para seguir esperando lo que mis ojos quisieran ver antes que después.
Dios, si Tú quieres, confíame un poco de tu espíritu para que, las fisuras que se abren a mi paso, gocen de mi perdón y reconciliación con todos.
Ayúdame, oh Dios, a esperar aunque desespere a mirar hacia lo alto, aunque me tiren de abajo a comprender aún a riesgo de ser tenido por loco a rezar, aunque me digan que soy un iluso.
Oh, Señor, regálame un poco de tu fuerza porque, frecuentemente, me siento asaetado empujado al abandono y a dejar de llamar a tu puerta.
Oh, Señor, si yo te pido algo que no me conviene hazme ver que, no es que no me das, sino que me das aquello que menos infeliz me puede hacer. Hazme entender que no es bueno sembrar con tormenta y que, al dejar el grano, he de hacerlo con cariño, tiento y paciencia.
Oh, Señor, pon en mis labios palabras oportunas para que, lejos de engañarte, digan lo que mi corazón cobija y mi mente piensa Para que, lejos de acercarme a Ti con rodeos sea como el agua transparente que se desliza rápidamente por los manantiales.
Oh, Señor, que sepa sentirte, amarte, servirte, rezarte y alabarte como tu nombre requiere y merece
D
¡Ayúdame! Que no caiga en la tentación de la pereza Que no me canse nunca de estar junto a Ti ni de buscarte en el oasis de la oración.
L
No debemos acumular riquezas de este mundo. Mejor es atesorar las cosas que nos vienen de Dios.
El trabajo en este mundo sólo encuentra su sentido más pleno en cuanto que sirve para prepararnos la vida definitiva y eterna. Somos ricos ante Dios practicando las obras de Misericordias. Al cielo tenemos que llevar la Fe, la Esperanza y la Caridad.
M
Mientras no llegue ese día, no podemos estar sentados como si esta vida fuese una sala de espera. La manera de esperar nuestro glorioso futuro es vivir intensamente el presente. En la confianza en quien nos ha amado hasta el extremo. Sin miedos ni obsesiones. Pendientes más de los demás que de nosotros mismos.
X
Señor, dame la fuerza de tu Espíritu para profundizar en tu Palabra, para hacerla actual, para escucharla hoy para mí. Y te pido que me hagas comprender que “se me ha dado mucho” y debo responder con generosidad a tanto regalo, tanto mimo que he recibido de Ti.
J
Tú sólo quieres nuestra unión, luego no puedes querer que nos separemos. Tú sí que quieres demostrarnos el amor que nos tienes. Por eso quieres un bautismo de sangre. “Nadie ama más al amigo que aquel que da la vida por él”. ¡Qué maravilloso eres, Señor!
V
Señor, me encanta que ya en tu época nos hablaras tan claro de la importancia de los “signos de los tiempos”, de esa manera de hablar tan suave y penetrante, de modo que tu palabra siempre sea actual. No es hora de remiendos, sino de sacar del arca del Evangelio un vestido nuevo. Dame la gracia de una conversión radical al evangelio.
S
Jesús nos da siempre otra oportunidad para que seamos capaces de salir de la rutina y ser una higuera fértil. Una higuera que da el fruto generoso del amor entre todos los hermanos, haciendo visible a Dios en la tierra, pero para ello, tenemos que estar dispuestos a cambiar y trabajar en nuestra propia conversión.
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