YA ES SEMANA SANTA

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viernes, 10 de octubre de 2025

DOMINGO XXVII

SABADO

“ Bienaventurado el vientre que te llevó ”



según san Lucas 11,27-28

 En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». 

está fascinada con Jesús. Le cautivan la sencillez y la elegancia de su señorío; le seduce la persona de Jesús. ¿No habría sido hermoso que Jesús hubiese agradecido el elogio antes de decir lo que dijo? La mujer sabe bien lo que un hijo significa para una madre.

 Pero él dijo: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».

Pensemos más bien que Jesús estableció contacto visual con la mujer. A los ojos acompaña el corazón. Y el reconocimiento. Y la mujer no se siente desairada. Tampoco se sentiría desairada la madre de Jesús que estaría cerca.

Por eso es dichosa María. Ella lo sabe y lo vive y lo expresa en el Magnificat. Viéndose a sí misma inmersa en el torbellino del amor gratuito de Dios, su canto es un arrebato de emoción. Su canto, como las palabras de la mujer del Evangelio, es un hermoso modelo de oración y de vida; de cómo comunicarnos con Dios sintiéndonos gozosos portavoces de toda la creación y de toda la humanidad.



Señor, te pido que me envíes el Espíritu Santo siempre que me acerco a tu Palabra. Hay frases del Evangelio que sólo las puedo entender si el Espíritu Santo me las enseña. Como las que aparecen en la lectura de hoy.


VIERNES

“ El reino de Dios ha llegado a vosotros ”

según san Lucas 11,15-26 



En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».

La gente se admiró. La mayoría; no todos. Porque algunos encuentran explicaciones ocultas y reaccionan con escepticismo y desdén ante el milagro.

 Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. 

Y es precisamente ahora cuando más necesitamos, el covid-19, acudir al evangelio para constatar que hay “Alguien que es más fuerte que el fuerte”.

Ése es Jesús que, resucitando de entre los muertos, ha vencido la muerte y todo tipo de muerte, de modo que las fuerzas del mal tienen que ceder.

Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? 

Donde esta la mano de Dios está la mano de su presencia...el Reino de Dios. A veces nos cuesta comprender  y acoger los signos de la presencia de Dios en las personas y en los acontecimientos , nos olvidamos que  el Reino de Dios está mñas cerca de lo que creemos,

Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. 

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.

 El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. 

Por eso, es el mismo Jesús quien nos dice: “El que no está conmigo, está contra mí”. Y es como si dijera: el que no está con Jesús que es verdad, bondad, alegría y vida, se deshumaniza.

Y va contra Jesús todo aquel que atenta contra la persona humana. El fuerte, trata de desunirnos, deshumanizarnos; pero “El más fuerte” nos atrae a la unidad, a la libertad, a la alegría y a la vida en plenitud.

 Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por Jugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice: “Volveré a mi casa de donde salí”. 

Pero también tenemos muy cerca  al Maligno que intentara algo no  muy bueno.

 Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».


Pidamos al  Señor que su dedo anos ayude a no caer en la trampa del Maligno.

JUEVES

“ Pedid y se os dará ”




según san Lucas 11, 5-13 

La recomendación de Jesús es clara: quiere que en nuestra oración no falte la dimensión de petición. Una oración que ha de fundamentarse en primer lugar en la confianza en Dios-Padre, que no puede negar lo que su hijo pide.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde: “No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; 

os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. 

Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre. 

¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 

Nos encanta aplicar a Dios los más grandiosos calificativos. Destacamos en Él, por ejemplo, su omnipotencia. Y nos parece poco menos que blasfemo el atribuir a Dios algo tan pobre y humano como la debilidad. Y, sin embargo, es así. Porque Dios es amor. Y el amor hace débil al amante. Nosotros somos la debilidad de Dios. Siendo frágiles e inútiles como niños pequeños, somos fuertes gracias a esa fuerza del amor de Dios que se desvive por nosotros y nos ama hasta el extremo.

Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿ cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».



Antes de pedir algo en la oración será conveniente que ante todo el Padre nos envíe el Espíritu Santo para saber qué hemos de pedir. Esto sitúa la oración de petición en un ámbito que no es el normal. No se trata solo de pedir al Padre, sino de entender que es una petición que brota del Espíritu Santo.

MIÉRCOLES

“ Señor, enséñanos a orar ”


En el Evangelio de hoy nos aparece el Señor orando, era algo cotidiano, son muchas las veces en las que nos aparece que se retiraba a orar o que pasaba la noche en oración, es algo normal en la vida de Ntro. Señor. Oraba con frecuencia, solo, en la montaña, apartado de la muchedumbre, inclusive cuando todos lo buscaban. Oraba antes de momentos importantes como la elección de los Doce y oró antes de enseñar el Padrenuestro a sus discípulos.

según san Lucas 11,1-4 

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos». 

Jesús no impartió a sus discípulos cursillos sobre la oración. Aprendieron a orar con sus ojos. Advertían cómo por la mañana temprano Él se retiraba a lugares solitarios para orar. A veces le observaban a distancia, y lo que veían les seducía. Ellos sabían rezar oraciones y salmos, pero no sabían orar como Él. Así que le piden que se lo enseñe.

Al contemplar la importancia que Él daba a la oración, es lo que les hace a los discípulos pedirle que les enseñe a orar, es su vida la que contagia y crea la necesidad, la actitud del Señor les hacía entender la importancia del momento, y lo respetaban, pues se esperaron a que terminara para pedir que les enseñe a orar.

 Él les dijo: «Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».

Y Jesús les/nos enseña el Padrenuestro. El Padrenuestro es más que una oración; es una escuela de oración y de vida. Oración que es vida y vida que es oración. Todo desde la primera palabra: PADRE.

Santa Teresa nos cuenta que se “atascaba” en la primera palabra y no podía seguir. Con sólo pronunciar el nombre de “PADRE” se le henchía el corazón de afectos, sentimientos, emociones, y no cesaba de darte gracias por habernos dejado esta oración tan preciosa. Que yo también, Señor, la disfrute hoy y la convierta en carne de mi carne y vida de mi vida.

´MARTES

“ María escuchaba su palabra ”


Qué bonita escena la que nos relata Lucas y nos resulta familiar. Jesús va de camino, posiblemente con sus discípulos, se dirigen a Jerusalén, pero se detiene en una aldea. Esta aldea, aunque aquí no dice su nombre, pudiera ser Betania, donde, según narra el evangelista Juan, se dirigió Jesús a la casa de Marta, María y Lázaro y tuvo lugar la resurrección de Lázaro. Si así fuera, Betania no está muy lejos de Jerusalén. Lugar donde le aguardan trágicos acontecimientos y quizá en su corazón sintiera el peso de la incomprensión, de los ataques, del rechazo de algunos y humanamente ¡que consolador, entrar en la casa de sus amigos! Nos resulta fácil comprender sus sentimientos y ofrecernos como anfitriones de la casa.

Dentro del mundo judío es sorprendente que Jesús entrara en la casa de dos mujeres.

según san Lucas 10, 38-42 

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 

Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

La escucha de María es más profunda. Escucha las palabras que salen de la boca de Jesús. Es momento de dejarnos interpelar por la actitud de María.

 Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo: 

«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano». 

Respondiendo, le dijo el Señor: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

Marta, símbolo de la hospitalidad, de la acogida. Se desvive por atenderle, pero no llega a todo y esto le produce agitación, nerviosismo, juicio precipitado ante la actitud de su hermana. Y se hace merecedora de un reproche cariñoso de Jesús “Marta, Marta…”


Estas dos actitudes de las dos hermanas, hay complementariedad para la vida de un cristiano, Marta y María, acogida, hospitalidad, escucha, oración se han de dar simultáneamente en nuestra vida.


LUNES

 “ Amarás a Dios, y al prójimo como a ti mismo ”

san Lucas 10,25-37 

La parábola del buen samaritano, un paso más en el camino, un paso más en la catequesis. Jesús hablaba del gran mandamiento: el amor a Dios y al prójimo.

En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?». 

La ley ya contenía esta enseñanza “Amarás al Señor tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas” y “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El mismo Jesús declaraba que haciendo eso tendrían vida. La cuestión es saber quién es mi prójimo. El judío distingue entre prójimo y extraño, es decir, personas que para él no son prójimo. Jesús lo va a aclarar con una parábola.

Él le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?». 

El respondió: «“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”». 

Él le dijo: «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?».

Prójimo es cualquier persona que está al lado de quien necesita ayuda. Prójimo es aquel que se aproxima al necesitado. En esta parábola lo va a descubrir un escriba. La noción de prójimo va a romper las fronteras de una raza, de un pueblo, de una religión.

 Respondió Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. 

Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. 


Esta parábola es dura y tuvo que herir los oídos de los judíos. Los detalles son importantes. En primer lugar, Jesús habla a judíos y quien actúa bien, como prójimo, es un samaritano. Los samaritanos eran considerados como excluidos de la sociedad, impuros según la ley, e inferiores. Por otro lado, el sacerdote y el levita, con su actitud, no hacen sino cumplir la letra de la ley. No podían tocarlo, pensando que se trataba de un cadáver. Por eso, dan un rodeo y se alejan.

Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. 

Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».

 Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo».

El amor ha de ser la norma suprema de nuestra conducta.

 DOMINGO

“ Auméntanos la fe ”


según San Lucas 17, 5-10 

En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». 

El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería. 

La fe. Fe que es confianza. Esto es algo casi obsesivo en Jesús. Es lo único que nos pide: que creamos, que no nos preocupemos por nada, que no tengamos miedo, que confiemos incondicionalmente en Él. Un día llega a decirnos: si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, cuanto más el Padre del cielo os dará todo lo que necesitáis.

¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”? 

¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?

 ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado?

 Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».


Me fío de Dios y sé que, haciendo lo que a Él le agrada, yo sentiré por dentro una satisfacción que nadie en este mundo me podrá dar.

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