DOMINGO XXVI
NO SEA YO, EPULON, SEÑOR
Que no me ciegue la riqueza Que mi existencia no dependa de lo que aparentemente veo Que no me cierre a tu presencia Que no viva de espaldas a las necesidades de mis hermanos Que guarde la actitud del asombro que produce la fe Que cuide mi riqueza interior más que la exterior Que no me resista a vivir como quien sabe que es un peregrino Que no olvide de mirar al cielo todos los días Que no olvide de volver mis ojos a la tierra, todos los días
NO SEA YO, EPULÓN, SEÑOR
Si estoy frío, calienta mi espíritu Si vivo de espaldas a tu Palabra, vuélveme en la dirección adecuada Si soy insensible a tu llamada, háblame de nuevo Si estoy sordo, ábreme mi oído Si escucho demasiado al mundo, llévame al oasis del silencio SI estoy pendiente de los mil tesoros, hazme descubrirte como el más valioso
NO SEA YO, EPULÓN, SEÑOR Y cuando llegue el día de partir, encuéntrame dispuesto Y cuando llegue el momento de morir, hazme vivir en Ti Y cuando llegue el instante de dejarlo todo, que sienta pena de aquello que, por falta de tiempo, no me dio lugar a poder ofrecer. Amén.
D
L
Yo te pido en este rato de oración que Tú, Dios mío, seas siempre lo primero, lo absoluto, lo definitivo para mí. Que jamás me apoye en ídolos de barro, en dioses falsos que, al poner mi corazón en ellos, me vacían, me frustran, me decepcionan. Haz que Tú seas para mí “el Dios de mi vida”, el que me empuja a vivir y gozar de tantas cosas buenas y bonitas que has creado para que yo las disfrute.
M
Estamos llamados incluso a amar a los que no nos quieren.
Nos enseña a poner amor donde no se encuentra. El amor que vence al mal con el bien. El Señor eligió la vía del amor como la única y auténtica que es capaz de transformar el corazón y las relaciones con los demás. Ante la ofensa personal: silencio, oración y reparación.
X
J
El niño se deja querer. De sus padres, de sus hermanos, de su familia y de todo el mundo. Dejarse querer, dejarse obsequiar, dejarse regalar por un Dios “Abbá” es lo más importante en nuestra vida cristiana.
En el cristianismo ni siquiera el amar es lo primero, sino el dejarse amar. “En esto consiste el amor: en que Él nos amó primero” (1ª Jn. 4,10).
V
S
El Señor nos ha elegido para que, a pesar de nuestra pobreza, podamos participar en el gran sueño de Dios por el mundo, que no es otro que reunir a. todos los pueblos alrededor de Él para que vivan en la alabanza al Señor y en paz entre ellos.
DOMINGO XXV
Que me ofrezca sin esperar nada a cambio Que exprima lo mejor de mí mismo aún, aparentemente, no viendo fruto alguno Que trabaje los talentos que Tú me has dado y puedan servir como camino que me lleven hacia Ti Que, de tal manera viva yo en Ti, que disfrute viviendo y cumpliendo tu voluntad HAZME, SEÑOR, PRUDENTE
Distante de lo efímero, para buscar lo eterno Crítico con aquello que me paraliza y dinámico para buscarte en el silencio Abierto a negarme entregándome y cerrado a todo lo que me impide dar y regalar lo mejor de mí mismo.
HAZME, SEÑOR, PRUDENTE Que no te busque por interés Que no te quiera porque me esperas Que no te ame porque es mucho lo que me aguarda
HAZME, SEÑOR, PRUDENTE Para que te busque porque eres lo mejor Para que te quiera porque siempre esperas Para que te ame porque, Tú antes, me amas Amén
D
Jesús nos quiere astutos, sagaces, inteligentes, con nuestra gente si es que somos hijos de la luz. Así como hay que tener habilidad para “salvarse” de las situaciones apuradas en que nos pone la vida.
Es en el trato con estos bienes, reales, pero no definitivos, donde se pone a prueba si somos realmente hijos de la luz o sólo hijos de este mundo.
L
Jesús nos habla de la necesidad de iluminar y de la necesidad de encender la lámpara. El discípulo no alumbra con su propia luz, sino con la única luz que viene de Cristo.
Por eso cada día necesitamos encender nuestra lámpara con la luz de Cristo, con su Palabra. Es su luz y no la mía la que ilumina al mundo. Hay que iluminar pero no sólo de palabra sino con la vida. Iluminamos cuando mi vida refleja, lo menos lejos posible, el modo de ser, de pensar y de hablar de Jesús.
M
Jesús, forma una familia. No basada en la sangre, ni en el parentesco, sino en la comunión profunda entre Cristo y su misión: “Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra”.
X
Nosotros seremos rechazados; incluso puede que hasta sean perseguidos, como los discípulos. Pero esto no les tiene que impresionar: deben hablar en nombre de Jesús y predicar el Reino de Dios, sin preocuparse de tener éxito. El éxito se lo dejan a Dios.
J
La pregunta para nosotros, que ya hemos visto a Jesús y le hemos metido en nuestra vida, es si queremos permanecer a su lado, en su amistad, porque ya hemos experimentado que su camino lleva a la vida y vida en abundancia.
V
Nosotros creemos en un MESÍAS CRUCIFICADO. Es la CRUZ la que suprime todos los malos entendidos. La cruz no es un incidente en la vida de Jesús, es algo querido, estaba previsto en los planes de Dios. Y es en la cruz donde radica la novedad de Cristo: en la entrega de si mismo que no se echa atrás ni siquiera frente a la muerte, donde está encerrada la victoria de Dios.
S
Señor, abre nuestra mente y nuestro corazón para acoger y entender tu Palabra. Haznos dóciles para seguir fielmente tu camino. Fortalece nuestra voluntad para vencer todos los obstáculos y dificultades que nos impidan hacer tu voluntad. Ayúdanos a sumergirnos en nuestro “Reino interior” en el que Tú habitas, nos defiendes y nos libras del mal.
DOMINGO XXIV
EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (Domingo 14 septiembre)
Te adoro, oh cruz, porque en Ti está clavada la fuente de la Vida Te amo, oh cruz, porque desde Ti destella la luz de la vida Te necesito, oh cruz, porque en Ti habla el futuro de nuestra vida Sí, oh cruz, nunca la madera fue tan rociada por el amor Si, oh cruz, nunca un madero fue tan gigantescamente grande como para abrazar a toda la humanidad Sí, oh cruz, jamás un leño fue tan inmensamente alto como para dejar que, desde el cielo, Dios a través de la carne se desangrara por amor y un amor loco y sin medida.
Te adoro, oh cruz, porque cuando estoy abandonado me acuerdo de Aquel que, en Ti, fue tan olvidado y arrinconado Te amo, oh cruz, porque cuando estoy herido levanto mis ojos y veo un cuerpo destrozado Te necesito, oh cruz, porque cuando caigo encuentro en Ti clavado a Aquel que por el hombre se levantó. Sí, oh cruz, nunca el horizonte fue roto por tan inigualable silueta
Si, oh cruz, nunca la tierra acogió en sus entrañas tanta pasión Si, oh cruz, nunca los hombres vivieron horas de tanta pasión y dolor, silencio y fortaleza: Cristo Te adoro, oh cruz, porque el absurdo dará paso a la Gloria
Te amo, oh cruz, porque el escándalo tendrá respuesta definitiva Te necesito, oh cruz, porque al final vencerá la luz Te beso, oh cruz, porque estoy dispuesto a recibirte cuando llames a mi puerta, aunque al principio me resista.
Te beso, oh cruz, porque el camino de Jesús quiero que sea el mío y nunca de él desviarme Te beso, oh cruz, porque deseo completar en lo que haga falta la Pasión y Muerte del mismo Nazareno. Te beso, oh cruz, porque aunque nos parezca lo contrario eres un tronco por el que, Dios, da un beso doloroso a toda la tierra.
D
A veces, podemos tener una imagen de Dios equivocada, como si fuera un juez severo que está esperando que fallemos para castigarnos. Pero este Evangelio nos recuerda que el corazón de Dios es amor. Que Jesús vino a mostrarnos el rostro compasivo del Padre, un Dios que perdona, que espera, que nos da nuevas oportunidades.
L
los creyentes estamos acostumbrados por indicación del evangelio a ver a María al Pie de la Cruz.
Cuando miramos a Cristo que sufre y se desangra, nuestros ojos se vienen hacia abajo para saber cómo está María. Y cuando miramos a María, nuestros ojos se elevan para saber a dónde y a quién mira María. ¿O no?
Y es que María siempre suma. Nunca resta.
M
Nosotros también como el hijo de la viuda de Naím podemos escuchar la voz de Cristo que nos invita a levantarnos de nuestras postraciones, abatimientos y desánimos. Si el corazón se deja tocar por Cristo, entonces su gracia se convierte en una fuerza transformante, que sana y restablece lo que estaba enfermo.V
X
Miremos a lo esencial: en el corazón del hombre Dios ha puesto el Amor, la eternidad. Por eso Pablo dice de la caridad que " permanece", es lo único que permanece eternamente.
J
Jesús acoge, ama, levanta, anima, perdona y da nuevamente la fuerza para caminar, devuelve la vida.
V
Señor, te agradezco que hayas incorporado a la mujer a tu misión, a la construcción del Reino. En medio de un contexto totalmente machista, Tú optaste a favor del feminismo de una manera clara y contundente
Al igual que aquellas mujeres, todos los cristianos tenemos la obligación de contribuir, en la medida de nuestros medios, al sostenimiento de nuestra Iglesia, para que nuestros pastores puedan concentrarse en su misión de enseñar. Pero, ¡ojo!, que esa Palabra sea cónsona con el mensaje de Cristo.
S
Es tarea de todos y tarea urgente anunciar el Evangelio, hablar de Jesucristo, hacer que su Palabra resuene en el mundo sin miramientos, con alegría y generosidad porque lo nuestro es sembrar y ya el Señor se encargará del crecimiento y la cosecha.
El buen sembrador nunca se cansó de sembrar. Yo también quiero sembrar, sembrar el mundo de paz, de bondad, de sencillez, de amor.
XXIII
SOLO TÚ, SEÑOR (Domingo XXIII)
Eres riqueza que me da la posibilidad de hacerme con un futuro eterno y mejor Eres grandeza, que en mi pobreza, me hace mirarte con ojos agradecidos sentirme pequeño ante Ti gigante, frente a los que creen poderosos. con un corazón necesitado de ti, con la seguridad de que Tú, eres lo mejor
SOLO TÚ, SEÑOR
Eres capaz de despertar en mí sentimientos de alegría profunda y verdadera de conversión y de encuentro de fe y de esperanza de ilusión por trabajar por tu reino.
SOLO TÚ, SEÑOR
Mereces todo honor y toda gloria Toda alabanza y todo júbilo
SOLO TÚ, SEÑOR Enciendes en nuestras almas los deseos de seguirte dejando lo que estorba apartando lo que nos humilla olvidándonos lo que empaña nuestra mirada
SÓLO TÚ, SEÑOR
D
Seguir a Jesús es dejar la casa donde vivimos. Quizá no en el sentido físico o geográfico sino en el sentido afectivo. Dejar ese lugar mental donde nos sentimos seguros, donde ya tenemos respuestas para todo. Seguir a Jesús es salir a la intemperie, dejarnos afectar por lo que piensan, sienten y sufren nuestros hermanos, los hombres y mujeres de este mundo.
En definitiva, Jesús nos muestra el camino y nos enseña que sólo dejándolo todo podremos encontrarnos con la verdadera vida y la auténtica felicidad: Dios.
L
Agradezcamos al Señor de la vida y de la historia sus designios de amor y su fidelidad a su proyecto de salvación que sigue avanzando misteriosamente de generación en generación entre infidelidades y miseria, pero también gracias al sí de Maria, a su fidelidad y entrega al proyecto de Dios nacerá el Hombre Nuevo, la clave que permite entender la historia de la salvación.
M
Las vocaciones nacen en la oración y de la oración; y solo en la oración pueden perseverar y dar fruto.
En el pasaje evangélico se nos pone la lista de nombres de los discípulos que fueron escogidos para ser constituidos apóstoles. Son enviados por El, se les pide ser fieles a quien les ha llamado. Servidores.
El detalle de poner los nombres nos señala que la relación es personal, cada uno es llamado por su nombre.
X
Señor, cuando escucho las bienaventuranzas te estoy escuchando a Ti. Tú no eres capaz de hablarnos de algo que no hayas experimentado. Tú quieres que seamos felices por la misma senda que has ido Tú. Sólo desde esta perspectiva puedo entender este camino que, a veces, se me hace tan difícil.
J
Mirando a Cristo y este derramando su sangre por amor a nosotros, contemplando hasta donde llega su amor por cada uno, no podemos conformarnos con amar solo a los que nos aman, ¿que hay de extraordinario en saludar al que te saluda, en corresponder al que te aprecia, en amar al que te corresponde?
V
“Te pedimos, Señor: Danos ojos limpios y claros para mirar dentro de nuestro corazón y nuestra conciencia, pero empáñalos tenuemente con las sombras del amor cuando veamos las faltas de los que nos rodean. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén”
S
Nos toca sumergirnos hasta el fondo en esta vida y construir sobre la roca firme del amor que llega hasta el límite. La casa resistirá entonces las tempestades, y nuestra vida se desarrollará en comunión eterna con Dios.
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