YA ES SEMANA SANTA

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sábado, 7 de junio de 2025

ORACION DE LA MAÑANA, TIEMPOO DE GRANDES FIESTAS

 SANTISIMA TRINIDAD


ESTAS AQUÍ, SEÑOR 
No te vemos pero, en Belén, te hiciste hombre, te dejaste tocar, adorar, amar y ofrendar. No te escuchamos, pero en el Espíritu tu voz habla con fuerza. Fuiste, Cristo, la última palabra que pronunciaste, la que se mantiene viva perenne con el transcurso de los años y de los siglos. No te alcanzamos con la mano pero en la Eucaristía vives y nos fortaleces nos haces sentir tu cercanía y tu compromiso tu poder y tu auxilio, tu Gracia y tu bondad.
 ESTAS AQUÍ, SEÑOR 
Que no te dejemos más allá del sol y de la luna pues bien sabemos, oh Dios, Que eres sol de justicia cuando te buscamos en las luchas de cada día o te defendemos en los más necesitados Cuando te anhelamos en un mundo que necesita ser mejor o te descubrimos en la común unión con los otros. ESTAS AQUÍ, SEÑOR 
Tu secreto, un secreto a voces, es el amor del Padre, con el Hijo y en el Espíritu. Una familia que, estando sentada en el cielo, camina con los pies de Cristo en la tierra. Una conversación que, dándose en el cielo, se escucha con nitidez a través del Espíritu Santo Una mesa que, asentándose en el cielo, se prolonga en la casa de todos aquellos que cantan, creen, viven y se asombran ante el Misterio Trinitario. ESTAS AQUÍ, SEÑOR 
En el amor que se comparte En la libertad que nos hace libres En los lazos que unen En el despliegue de ternura y de comprensión En la personalidad de cada uno En el afán de buscar puentes y no divisiones ESTAS AQUÍ, SEÑOR

Donde está el Padre está el Hijo, y está también el Espíritu; y donde está el Espíritu están el Padre y el Hijo. Misterio de Amor y Unidad, 
Que nunca nos cansemos de alabar a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
L
Y nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela!»

M
El rostro de nuestro Padre Dios rezuma bondad, paz, ternura, serenidad, confianza. Con sólo mirarle nos hace buenos. Ojalá que, al tener en nosotros sus huellas, la gente se sienta incentivada  a  buena.
X
Señor, quiero que me enseñes a orar. Tú cuando rezabas al Padre buscabas el sitio y el momento más adecuado. Te retirabas…buscabas la soledad de la noche…y ahí te encontrabas con tu Padre. Después, durante el día, te metías en el ajetreo de la vida, en los problemas de la gente, en el cuidado de los enfermos. Todo tenía sentido para Ti después de haberte encontrado con el Padre. Precisamente por retirarte a orar en la soledad de la noche, podías dedicarte al fecundo servicio de los hermanos durante el día.
J

Hoy, Señor, te pido que me enseñes a orar. Los judíos rezaban mucho, pero estaban muy lejos de la oración de Jesús. Yo te pido que me enseñes a orar como oraba Jesús: con aquella sencillez, humildad, confianza y ternura con que un niño habla con su Papá. De esta manera mi oración me llevará hasta el mismo corazón del Padre.
V
Y para mí, el único tesoro de mi vida eres Tú. Señor, que yo tenga luz necesaria para ver con claridad dónde está el secreto de mi vida, el secreto de mi alegría y de mi felicidad: vivir para amar a Dios y a mis hermanos. No con un amor meramente humano sino como amaste Tú al Padre y a los hombres y mujeres de este mundo.
S
Sí, Señor, tienes razón. No se puede servir a dos amos. Servir al dinero es esclavizarse, es despersonalizarse, es dejarse avasallar por un amo cruel que no le deja a uno decidirse por Jesús. El dinero en sí puede convertirse en un medio útil para sacar adelante la familia y hasta hacer limosnas. Lo malo no es usar del dinero sino dejarse esclavizar por el dinero, de manera que sea como un Dios al que hay que servir. “Engarza en oro las alas de un pájaro y ya no podrá volar al cielo”. (R. Tagore). Yo, Señor, quiero disfrutar como el pájaro, de los anchos cielos y respirar el aire puro de libertad. Por eso necesito no ser esclavo del dinero.



DOMINGO DE PENTECOSTES


GRACIAS, POR TU REGALO, SEÑOR! (Pentecostés
 Llegado del seno del cielo, baja para ser sustento en nuestra debilidad alegría en nuestras penas luz en la oscuridad que nos invade. Abriremos tu regalo, Señor, y, entre nudos y embalajes, dejaremos que salga la sorpresa divina: ¡VOZ DEL ESPIRITU! 

¡ALETEO QUE CONTAGIA FRESCURA! ¡CONSEJOS Y DONES! ¡GRACIA Y TERNURA! Necesitábamos, Señor, de tu presente. Un regalo con alas de Espíritu Un obsequio con la Fuerza de tu Persona Un don que nos haga recuperar hoy y siempre la sonrisa en nuestros rostros. ¡Gracias, Señor!

 Porque, en el Espíritu Santo, nos traes el color de la esperanza el brillo de sus siete sagrados dones el amor que nace en tu presencia el ser que vive y habita en Ti.
 ¡Gracias, Señor! Ayúdanos a descubrir este inmenso regalo; que no nos quedemos en el envoltorio que vayamos más al fondo hacia aquel lugar donde, el Espíritu, habla cuando se le escucha protege, cuando nos ponemos bajo sus alas fortalece, si nos encontramos débiles levanta, si desfallecemos anima, cuando la tristeza asoma en las ventanas de nuestra existencia.´
 ¡Gracias, Señor! En Navidad, te hiciste regalo de amor En Pascua, regalo de vida En Pentecostés, soplo de aliento divino Ven, Santo Espíritu, y haznos valientes testigos en este Año Santo de la Fe. Amén.
D

Y el barco de la Iglesia, con las velas hinchadas, se estaba haciendo a la mar: "Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo". Lo nuestro es mantener izadas las velas y el barco a punto. 
Lo demás -el timón que marca el rumbo y el viento que da el impulso- ya son cosas de Él, del Espíritu Santo, del Señor.
L
Celebramos hoy la memoria de la “Bienaventurada Virgen María Madre de la Iglesia”.
Nos recuerda a todos los discípulos de Cristo que, si queremos crecer y llenarnos del amor de Dios, es necesario fundamentar nuestra vida en tres realidades: la Cruz, la Hostia y la Virgen
M

Somos sal y luz, pero ¿Qué sal y qué luz? Si nuestra vida tiene el sabor de las buenas obras y la luz que presenta el Amor de Dios, entonces, sí somos los discípulos del Maestro, somos los amigos de Dios.

Ser sal Señor, donde quiera que me encuentre y luz que demuestre que soy de los tuyos.

X

Las cosas hechas sin amor, esclavizan, pero todo lo que hacemos desde el amor nos libera. Por eso hoy, al iniciar mi oración, te pido que me deje guiar siempre por esa ley que Tú mismo has dejado impresa en mi corazón.

J

S

Señor, qué maravilloso eres, qué bueno, qué grande, qué cercano, qué condescendiente. Con un Dios así da gusto trabajar. Por eso te pido que cada día me empapes del rocío mañanero, que disfrute contigo en la oración, que saque fuerzas para no cansarme nunca de hacer el bien a mis hermanos y quitar de ellos todo lo que les haga sufrir. Que estando a mi lado, la vida se les haga un poco más fácil y placentera.

ASCENSION DEL SEÑOR






¡DEJANOS LA PUERTA ABIERTA, SEÑOR! Para gozar contigo, en la presencia de Dios cantando y proclamando , con los ángeles y mil coros celestiales, que eres Santo y Dios, Dios y Santo, eternamente santo por los siglos de los siglos. 
¡DEJANOS LA PUERTA ABIERTA, SEÑOR! Y, después de entrar Tú en el reino de los cielos, Comprender esperando que, un día también nosotros, tendremos un lugar en algún rincón eterno Y, al contemplar la grandeza de Dios, festejar, en la gloria de ese inmenso cielo, que ha merecido la pena ser de los tuyos permanecer firmes en tus caminos guardar tu nombre y tu memoria meditar tu Palabra y tu mensaje soñar con ese mundo tan diferente al nuestro 
¡DEJANOS LA PUERTA ABIERTA, SEÑOR! Que no la cierre el viento del camino fácil Que no la empuje nuestra falta de fe Que no la obstruya nuestro afán de tener aquí
 ¡DEJANOS LA PUERTA ABIERTA, SEÑOR! Para vivir y morar contigo Para amar y vivir junto a Dios Para sentir el soplo eterno del Espíritu Para gozar en el regazo de María Virgen 
¡NO NOS CIERRES LA PUERTA DEL CIELO, SEÑOR!
D
*Yo sólo me quedo con la esperanza* , fue su respuesta. Que nada ni nadie nos quite ese motor que nos hace seguir hacia adelante y soñar con el cielo: la esperanza. A veces nos vamos revistiendo con tantas capas que parecemos cebollas.

L

Su Palabra debe de ser donde radique nuestra fuerza. En los momentos de duda, de dolor, de adversidad, cuando tengamos que atravesar las mayores tribulaciones, que indudablemente sobrevendrán, tengamos en cuenta estas palabras del Señor para renovarnos en la esperanza y seguir adelante. Todo es posible con Él.

M

Señor, en este tiempo de oración no quiero pedirte nada material ni para mí ni para los míos. Mi pensamiento se centra sólo en Ti, en tus cosas, en las cosas de tu Padre. Y deseo, como Tú, la honra del Padre, la glorificación del Padre, el hacer todo en este día para agradarle, agradecerle, y tratar de conseguir que el Padre Dios pueda disfrutar un rato conmigo.

X

Señor, hay cosas que me rebasan, que me superan, que me trasladan a un mundo maravilloso, tu propio mundo. ¿Cómo podría yo soñar que me ibas a introducir en tu propia vida trinitaria? ¿Cómo me podría imaginar que me ibas a comunicar tu misma verdad, tu misma alegría, tu propia e íntima unidad? Hoy no necesito palabras sino silencio. Un silencio ancho, profundo y prolongado.


J

Por eso Jesús ha rezado al Padre para que esto se pueda cumplir. Cuando el mismo amor de Dios “manifestado a través de su Espíritu” venga a nosotros e inunde nuestros corazones, podremos convertir “el desierto en vergel”, “la tierra en cielo”, y “el infierno en paraíso”. Es el milagro del amor.

V
Señor, el tema de mi oración en este día, basado en tu evangelio, me llena de satisfacción porque es tu tema, tu gran tema, el tema del amor. Y yo quiero darte gracias porque has puesto el amor como fundamento del cristianismo

S
Hoy la invitación es ya casi una obligación. Tú, Sígueme. Así de claro: Sígueme.
Seguirle es ver siempre optimismos y arco iris donde otros solo ven pesimismos y oscuridades. Seguirle es realizarse, es ser feliz y hacer feliz, es amar y sobre todo vivir con amor desde el amor.

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