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sábado, 18 de enero de 2025

ORACIONES DE LA MAÑANA TIEMPO ORDINARIO 1º, 2º,3º Y 4º

IV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO




¡LUZ PARA LAS NACIONES!
 Nunca el mundo y sus negocios, el hombre y sus pretensiones han estado tan maquillados de color como vacíos de sentido ni presentados con tanto fuego de artificio Necesitamos a un JESUS que es LUZ y que haga resplandecer los rincones más inaccesibles y más difíciles del ser humano 

Necesitamos de este JESUS que va sembrando ilusión y paz en las calles por donde transitan los que son auténticos testigos y candiles de su reino Necesitamos a un JESUS que sustituya aquellas lámparas que han sido apedreadas por las dificultades y las incomprensiones, por las vergüenzas o por los intereses que denunciaban 
Necesitamos de este JESUS que limpie las lámparas que un día brillaron en todo su esplendor pero que, el paso del tiempo, las ha ido debilitando con el polvo de la apatía, el cansancio o la indiferencia Necesitamos a un JESUS que dé urgentemente ese “fluído evangélico” que nos resulta imprescindible para aquellos/as que seguimos pensando que es una respuesta para el momento que vivimos

 Necesitamos de este JESUS que nos amarre fuertemente a esa gran fuente de energía espiritual que es el Evangelio Necesitamos a un JESUS que nos conecte directamente a esa gran central de amor y de ternura, de gratuidad y de misterios que es el cielo Necesitamos de este JESUS que nos invada con ese arranque (que no es nuclear, eólico ni hidráulico) que viene y nace del corazón que está unido a Dios por el Espíritu 
Necesitamos JESUS para que, cuando nuestra vida haga cortocircuito, nos ayude a separar lo negativo de lo positivo, la verdad de la mentira, la tacañería del altruismo, la esperanza del abismo, la oscuridad de la luz. ¡Claro que si! Luz de las naciones y, además, con esa gran mujer MARÍA que nos recuerda la importancia de ir rellenando las lámparas de nuestras almas con el aceite de la fraternidad, la esperanza, la fe, la confianza o el amor.
D
Dios nos llama a que lo encontremos a través de la fidelidad en las cosas concretas —a Dios se le encuentra siempre en lo concreto—: oración diaria, la misa, la confesión, una caridad verdadera, la Palabra de Dios de cada día, la proximidad, sobre todo a los más necesitados, en el cuerpo o en el espíritu. Podemos tocar a Dios todos los días en la comunión sin que pase nada en nosotros. Lo hemos tocado con rutina. Pero si un día lo tocamos con fe, puede cambiar totalmente nuestra vida.
L
Jesús siempre puso por delante a las personas, incluso antes que las leyes y los poderosos de su tiempo. Pero nosotros, demasiadas veces, pensamos sólo en nosotros mismos y en aquello que creemos que nos procura felicidad, aunque el egoísmo nunca trae felicidad.
M
Señor, tú te has manifestado hoy como el “Dios de la vida”. Quieres que tengamos vida, pero vida en plenitud. Quieres que vivamos y disfrutemos de la vida. Quieres que no vivíamos con miedos o esclavitudes. Quieres que vivamos felices. ¡Gracias, Señor!
X
Es posible que nosotros, los de casa, los que le oímos todos los días, los que le tocamos en la Eucaristía, no creamos de verdad. Me pregunto: ¿Estará Jesús sorprendido de mi poca fe? Y eso ocurre en la propia vida. Pero también en nuestro entorno. Aprender a mirar con los ojos de Jesús permite que lo nuevo aparezca ante nosotros y nos seduzca. ¿Nos dejamos seducir por el amor de Cristo?
J
Señor, la meditación de hoy no me deja tranquilo en mi casa, sino que me invita a salir. Por eso te pido valor para entender el cristianismo como salida. Tú has salido del Padre y has venido a este mundo para enseñarnos a salir. Saliste del Padre, del corazón del Padre, de la ternura del Padre. Haz que yo salga al mundo con el corazón lleno de amor, de solo amor y nada más.
V

Juan estaba en la cárcel, pero la Palabra de Dios no estaba encadenada. Dame también hoy a mí la valentía de Juan, la valentía de decir siempre la verdad, aunque deba pagar por ello, un precio alto.
S
Descansamos cuando estamos con las personas que amamos: descansa el niño en los brazos de su madre y el amigo con el amigo y el esposo con su esposa. Y el hombre -varón y mujer- descansa con su Dios. “Nos has hecho, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en Ti” (San Agustín). 
DOMINGO III DEL T ORDINARIO DOMINGO DE LA PALABRA



 El mundo es una fábrica de palabras incumplidas frente a UNA que se hace obra: Jesús 
La perversión de la palabra es la palabrería, la de Cristo es coherencia. El exceso de palabras maquilla la verdad, el Evangelio nos la muestra 
La abundancia de palabras hace pensar en el vacío, la de Dios siempre nos trae algo El silencio a veces vale más que mil palabras y el ruído nos impide escuchar lo esencial
 Hablemos de tal manera que aún siendo escasos en verbo nuestra vida sea la que más enseñe lo que llevamos dentro. 
Y es que la Palabra de Dios pone en evidencia nuestro fácil recurso y nuestra incapacidad para hablar con nuestros actos.
Pongamos, además, los ojos del rostro, del alma y del corazón en Jesús. Hoy, se sigue cumpliendo lo que hemos escuchado: ¡Jesús es la revelación del Padre!
Los que esperan… tienen los ojos puestos en Ti para que no les defraudes 
Los que desesperan… tienen los ojos puestos en Ti para que les desesperanza 
Los tristes… tienen los ojos puestos en Ti, para que les bendigas con la alegría 
Los abatidos… tienen los ojos puestos en Ti, para que les levantes 
Los decepcionados…. tienen los ojos puestos en Ti, para que sean optimistas
D

Jesús, principalmente predicaba con obras, con el ejemplo, dando testimonio, incluso entregando su propia vida. Igual hemos de hacer nosotros, no nos podemos quedar sólo en las palabras: hemos de concretar nuestro amor a Dios y a los hermanos con obras.
L
Pero el Señor sufre con paciencia ese juicio temerario sobre su persona. Como afirmó san Juan Pablo II, Él «es un testimonio insuperable de amor paciente y de humilde mansedumbre».
M
Proclama mi alma la grandeza del Señor» (Lc 1,46). María expresa ahí todo el programa de su vida: no ponerse a sí misma en el centro, sino dejar espacio a Dios; sólo entonces el mundo se hace bueno» (Benedicto XVI)
X
Hoy, Señor, vengo a la oración con un deseo: el deseo de que Tú, deposites en mi corazón la semilla de la fe, la semilla de la alegría, la semilla del amor. Y, una vez que hayas depositado la semilla, necesito que te quedes ahí dando energía para que esa semilla crezca y se convierta en una espiga doblada por el peso de los granos. Y todavía necesito que me ayudes a repartir esa buena semilla en otras personas. Si la semilla se queda en el granero no puede dar fruto.
J
Si he tenido la suerte de creer, no me guarde esta fe en el corazón encerrándola con llave. Que yo no me conforme con la luz que entra por la ventana de mi casa, sino que salga fuera, la comparta con los que viven en la calle y en la plaza, y la disfrute con todos en el corazón de la vida.
V
A veces nos cohibimos de sembrar pensando que nuestra “semilla” es pequeña, no nos atrevemos a anunciar el Reino de Dios, porque “tenemos poco que decir”. Ninguna semilla es demasiado pequeña. Si hemos recibido la Palabra de Dios anunciando el Reino, tan solo tenemos que arriesgarnos, atrevernos a regar la semilla. No olvidemos que esa Palabra tiene poder creador, capaz de hacerla germinar aún en las condiciones más desfavorables.
S
Y nos dirige la misma pregunta que aquél día: ¿Por qué sois tan cobardes? Aún no tenéis fe? Señor, estoy demasiado metido en las cosas del mundo, en los trabajos de cada día, en los problemas de siempre. Y necesito oír tu palabra que me dice: “Pasemos a la otra orilla”. Es la orilla de la fe, del amor, de la paz. Es la orilla donde yo me encuentro con Dios en la oración. Y quiero agradecerte, Señor, tu invitación: No me has dicho: ¡Pasa a la otra orilla! Sino “pasemos”. Sin ti, todo me asusta, todo me da miedo. Contigo siempre estoy dispuesto a pasar “a la orilla” que me quieras llevar.

 DOMINGO II TIEMPOO ORDINARIO



QUE SEA YO BUEN VINO, SEÑOR (2º Domingo T.O.) 
Que ponga palabra oportuna allá donde se desarrolle el desconcierto Que irradie música y alegríac cuando brote el escenario de la tristeza y la angustia 
QUE SEA YO BUEN VINO, SEÑOR Que hable de Ti y de tus hazañas aún en medio de incomprensiones y vacíos Que lleve la esperanza y el optimismo a un mundo que llora perdido Que cargue las tinajas de los corazones de las personas con tu Palabra que todo lo colma y satisface Que convierta el vinagre de muchas historias en el dulce vino de tu fraternidad y de tu Evangelio 
QUE SEA YO BUEN VINO, SEÑOR 
Que, con María, también abra los ojos y descubra los sufrimientos y la escasez el fracaso y tanto aguafiestas que abortan el espíritu festivo de la humanidad el anhelo de fraternidad de este mundo. QUE SEA YO BUEN VINO, SEÑOR 
Y sepa darte gloria, por mis obras Y sepa bendecirte, por tanto signo que realizas Y sepa agradecerte, por tantos dones que regalas Y sepa alabarte, por salir al encuentro del hombre Gracias, Señor, tu vino (el único, el mejor y el más auténtico) alegra la mesa de toda nuestra vida. 
Que en este Año de la Fe, como buen vino, sea capaz de ofrecer tu Palabra con mi voz tu presencia, en mi entrega tu fortaleza, con mi testimonio tu amor, a través de mi caridad tu corazón, por mi comprensión tu reino, en mi forma de entender y de vivir la vida Amén
D
Caná es para nosotros el lugar donde aprendemos de María. Ella nos enseña una mirada transformadora sobre el potencial que esconde cada persona y nos invita a hacer lo que Jesús nos dice; pues sabe por experiencia que Dios da en abundancia, que Jesús da siempre más. Tenemos tendencia a idealizar el pasado, pero el evangelio nos muestra que lo mejor está aún por acontecer”
L
Jesús nos trae algo novedoso, ¿ qué es ?  Amor. Jesús viene a tu vida a decirte que te ama. Pero no de una forma hueca, como a menudo hacemos esta declaración: ¡es que te amó tanto que se dejó matar en la cruz! Jesús, dame la sabiduría para saber ayunar de todo aquello que pueda disminuir mi fidelidad y la totalidad de mi entrega a la misión que me has encomendado.
M
Señor, en este día te pido que me hagas comprensivo con los errores y defectos de los demás. Para eso sólo debo hacer una cosa: mirarme a mí mismo. No necesito buscar escándalos fuera. El escándalo lo llevo en mi propio corazón: no soy coherente, soy duro con los demás, soy demasiado condescendiente conmigo mismo. Hazme bueno para crear bondad a mi alrededor.

X
Dudas y más problemas.
Con esperanza que me viene dada por el amor de Dios derramado en mi  corazón gracias al Espiritu Santo... descubriendo esto vivire con firmeza y con una esperanza del Corazón de Jesús traspasado en la cruz por mi.
J
La multitud que curaste te sequía para tocarte yo Señor me acerco a Ti..... me has curado y te toco, Que nada me separe de mi tragulo espiritual. 
V

No se trata de acomodarse en el regazo y sentirse a gusto estando con Jesús, en su compañía. Se trata de que la elección de los discípulos los convierte de inmediato en misioneros a los que se les envía a predicar, a anunciar la buena nueva a sus coetáneos. Y eso vale tanto para entonces como ahora. Jesús te ha llamado para ser cristiano, esto es, discípulo suyo. Y ahora te envía a predicar a todo el mundo que ha sido su amor imperecedero el que te ha rescatado.
S
Dios ama a todos y quiere salvar a todos, y por eso llama a algunos, «conquistándolos» con su gracia, para que a través de ellos su amor pueda llegar a todos. La misión del pueblo de Dios es la de anunciar las maravillas del Señor.


BAUTISMO DEL SEÑOR



CONTIGO QUIERO, SEÑOR 
Alcanzar y bajar hacia las aguas del Jordán para sentir que Dios llama siempre a pesar de las dificultades del camino 
CONTIGO QUIERO, SEÑOR Dejar la comodidad de mi casa de mis amigos y trabajos para empeñarme un poco en aquello que el Evangelio necesita de mis manos y de mi esfuerzo 
CONTIGO QUIERO, SEÑOR Renovar mi Bautismo un tanto empolvado por el paso del tiempo Reavivar mi Bautismo un tanto mortecino Fortalecer mi Bautismo a veces débil y acomodado CONTIGO QUIERO, SEÑOR Escuchar mi nombre y una llamada “Tú eres mi Hijo” Para que nunca falte en tu causa buenos testigos que pregonen tu Palabra que pronuncien tu nombre que den testimonio de tu Reino que ofrezcan lo que son y tienen y Dios sea conocido, amado y bendecido en las cuatro direcciones del mundo
 CONTIGO QUIERO, SEÑOR Renovar, levantar, Ilusionar y mejorar Incentivar y alimentar Revitalizar y fortalecer Lo que un día, por la fuerza del Espíritu, me hizo hijo de Dios miembro de su pueblo hijo de la Iglesia testigo de tu Reino: EL BAUTISMO
D
L
 Dios pasa junto a nosotros y nos llama. Si no se le responde, Él puede seguir su camino y nosotros perderlo de vista y de nuestra vida. Sin duda, Jesús conocía a estos discípulos desde tiempo atrás (cfr Jn 1,40-46).
M

Y lo mismo podemos, y debemos, aplicar en nuestras vidas; no podemos limitarnos a dar "buenos consejos" al hermano que sufre, también es nuestro deber ayudarle en lo que podamos, darle nuestra mano. Que hoy y siempre, nuestras palabras y acciones sean signo de nuestro compromiso por la vida y la dignidad de las personas.
 Así obraba el Señor: oraba con frecuencia en la soledad. Todos lo buscaban.  
Te pido, Señor, que me envíes tu Espíritu para comprender el sentido profundo de la oración. No quiero que sea una norma, una obligación, sino una dulce necesidad. Necesito comer, beber, dormir, respirar… Necesito también rezar.
Pero para ello necesitamos reforzar la propia fuente de esa compasión que no es otra que la oración. Jesús nos enseña, con su actitud, de dónde proviene esa compasión: de la oración, del tiempo de calidad entregado a Dios para que actúe con su poder en nuestras vidas.
J
Señor, me gustaría que esta meditación sirviera para dar un cambio a mi vida. No quiero presentarme delante de Ti como una persona buena, sana, suficiente. Vengo ante Ti como el leproso, necesitado de tu gracia. Tócame y sáname de todas mis limitaciones: de mi egoísmo, de mi soberbia, de mi vanidad, de mi indiferencia.
Nada de lo que tengo es mío. Todo es regalo tuyo: la vida, la salud, el amor, la gracia. El hombre, todo hombre, no tiene donde reclinar la cabeza, es pura fragilidad. Pero Tú amas mi fragilidad. Enséñame a ser agradecido. En el día, deberían de faltarme horas para agradecerte los dones y favores que me haces. Yo sé que sin ti no puedo hacer nada. ¿Cómo me atrevo a recrearme en las obras de mis manos? ¿Por qué atribuirme algo que no me pertenece? Hazme sencillo y humilde,
S
Si hoy el Señor te dijera ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Qué le dirías? Entrégale al Señor tus sufrimientos para que Él te sane y cure.
Señor, tu llamada, ese hecho tan sencillo e inmenso de que te hayas fijado en mí y me hayas elegido, ha sido lo más bonito que ha ocurrido en mi vida. Hoy necesito encontrarme contigo para darte gracias. No sólo acepto tu llamada, la agradezco y la celebro cada día. Y con el salmista, te digo: “Me ha tocado un lote hermoso. Me encanta tu heredad”. (Salmo 16) En este nuevo año no sólo quiero escuchar tu Palabra sino hacerla vida en mí. Para eso necesito tu gracia. 

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