El relativismo, ya anunciado hace mucho tiempo por Benedicto XVI, esta siendo muy negativo en estos tiempos que vivimos.
Sobre todo, negativo y muy negativo, respecto a la persona de Jesús. No es difícil encontrar personas que digan que Jesús es un personaje formidable, un fuera de serie, un gran personaje histórico. Si es difícil encontrar a personan as que reconocen a Jesús que
--Jesús, como Hijo de Dios, es sobre todo Salvador.
--Jesús no ha venido al mundo para ser coreado en pancartas y luego ser olvidado en el estilo de vida de los que nos decimos Creyentes.
--Jesús no ha nacido para que nos remitamos a las actas de la historia y comprobemos que, en verdad, existió.
--Jesús no ha irrumpido repentinamente para que lo ensalcemos como un defensor de las causas perdidas.
--Jesús, sobre todo, ha venido para que veamos en El, la mejor fotografía y el mejor rostro que Dios tiene: el amor.
Hoy, como Pedro entonces, nuestra iglesia (con contradicciones, deficiencias, limitaciones, dificultades, temperamento, carácter, etc.) sigue respondiendo: Tú, Señor, eres el Hijo de Dios.
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