AL CAER LA TARDE SIRUELA SE VISTE DE NEGRO
SALIDA
¡¡Madre, donde vas.!!
Entiéndeme, es mi Hijo y no lo puedo dejarle solo. Ya en Belen, José y yo, le tuvimos que proteger del rey Herodes.
Esta noche, aquí en Siruela, contigo y con los demás, con vuestra ayuda le tengo que dar fuerza.
Jesús condenado a muerte, y te preguntarás donde estaba yo. Me fui al Monte de los Olivos y de rodilla vi su sangre en el suelo.
Estaban sedientos de sangre y olvidaron  que a El le importaba aliviar el dolor de los demás.
Sobre tus hombros y abrazada con tus manos, esas manos que de mañana muy unidas rezaban al Padre, esas manos que compartía el Pan, que curaban a los enfermos.
Señor, mi pueblo, Siruela, camina detrás de Ti empujando tu cruz para que te pese menos.
María, no te encuentras con Él en una esquina, le sigue en toda su Via Dolorosa y  desde ese momento 
, como Madre me comprometí a ayudar a tantos de vosotros que lleváis cruces pesadas.
Mira mis ojos derraman lágrimas, tu que eres madre me entiendes pero, esta noche, te digo que también  lloro por esos hijos que se alejan de mi  Hijo.
Señor, sigues abrazado a la cruz y ya llegas al final de tu recorrido .
Hoy Señor, Jueves Santo, en Siruela  te pido perdón por mi y por ellos
Porque   somos ingratos, Señor........nos alimentas con tu Pan y con tu Palabra y nosotros te llevamos a la cruz. 
Perdonanos Señor 
Perdonanos  Madre y, abrázanos con esas manos, que tantas veces abrazaban a Jesús y cobijanos bajo  tu manto.



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