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viernes, 19 de febrero de 2021

EVANGELIO SÁBADO DESPUES DEL MIÉRCOLES DE CENIZA

SÁBADO 
“ Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió ”




según san Lucas 5, 27-32
En el Evangelio de hoy nos aparece la vocación de Mateo. Nos muestra que al llamar a un publicano, considerado mal por su mismo oficio de recaudador de impuestos, trabajando para los extranjeros y contribuyendo a grabar a sus paisanos, al poner la mirada en él e invitarle al seguimiento, a formar parte del grupo de sus amigos, de los discípulos, queda claro , que para el Señor nadie esta al margen, nadie es discriminado, nadie queda excluido.

 En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». 
Otro punto para nuestra meditación sería colocar la mirada en Mateo ver cómo vivió la invitación, destacar la inmensa alegría con la que reaccionó.

Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. 
Llama poderosamente la atención la rapidez de la respuesta de Leví a una llamada de Jesús tan exigente y comprometida. Porque Leví tiene un trabajo que da mucho dinero, tiene una familia, tiene su vida asegurada… Y Leví renuncia a todo por seguir a Jesús.
Jesús se fijó, le miró, le llamó por su nombre… Aquel Leví tenía dinero, pero ese oficio era mal visto por la gente, nadie le saludaba, le despreciaban, le insultaban… Y Jesús le saluda, se fija en él, le mira con cariño, y le invita a ser su discípulo. Hacía mucho tiempo que no era querido por nadie de su pueblo.

Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. 
Y hay algo más asombroso todavía: invita a Jesús a un banquete porque esa llamada de Jesús “hay que celebrarla”.
Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?» 
Jesús les respondió: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».

También en este pasaje evangélico el Señor se nos revela como Médico, se nos presenta como el que puede sanar y curar nuestras heridas, que ha venido a buscar lo que estaba perdido, a llamar a los pecadores, a dar su vida como rescate por muchos.



Jesús se fijó, le miró, le llamó por su nombre… Aquel Leví tenía dinero, pero ese oficio era mal visto por la gente, nadie le saludaba, le despreciaban, le insultaban… Y Jesús le saluda, se fija en él, le mira con cariño, y le invita a ser su discípulo. Hacía mucho tiempo que no era querido por nadie de su pueblo.
Y nosotros ¿como respondemos a un encuentro con Jesús?

VIERNES

Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán”.



según san Mateo 9, 14-15 

Jesús, que admira mucho a Juan y se ha entristecido enormemente con su muerte, no quiere que el cristiano sea un seguidor de Juan sino seguidor suyo. “Juan ni comía ni bebía, pero el hijo del Hombre “come y bebe”.

En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:

 «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».

Diríamos que si Juan Bautista es un asceta que vive solo en el desierto, el Hijo del Hombre es “un místico” que convive con la gente. Cristo no quiere llenar su evangelio de “rigor” sino de “amor”.

 Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? 

. Y aquel que ama y se deja amar está siempre en fiesta.

Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».


Los cristianos del siglo XXI tenemos una asignatura pendiente: Estamos acostumbrados a estudiar a Jesús, a trabajar por Jesús, incluso a sufrir por Jesús…Pero no estamos acostumbrados a disfrutar con Jesús.

JUEVES

“ El que pierda su vida por mi causa, la salvará ”


Ayer hemos empezado la Cuaresma. Hasta ahora la liturgia diaria seguía el evangelio de Marcos, paso a paso. 

A partir de ayer y hasta el día de Pascua, la secuencia de las lecturas diarias será dada por la tradición antigua de la cuaresma con sus lecturas propias.

según san Lucas 9, 22-25 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

El texto de hoy habla de pasión, muerte y resurrección de Jesús y con ello afirma que el seguimiento del Señor implica cargar con la cruz

 «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día». 

Jesús en este Evangelio deja bien claro que para él no hay medias tientas: la invitación es a negarse a sí mismo y a tomar la cruz para seguirle.

Entonces decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. 

La Cruz no es un episodio de la vida. Toda la vida debe quedar impregnada del sentido de la Cruz. Aquí no se nos pide que carguemos con la Cruz pesada de Jesús, pero sí debemos construir la Cruz con las mil y mil astillas de cosas que nos molestan, que nos hacen sufrir cada día.

Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».

Hoy se nos invita a reconocer como toda la vida de Jesús se encuentra orientada a la opción por el Reino de Dios y como sus acciones provocaban también disgusto y oposición, lo que trajo sus consecuencias. No obstante, Jesús no se apartó del camino emprendido… hoy nos exhorta a caminar con él.



HOY MIÉRCOLES DE CENIZA

“ Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará ” 



san Mateo 6, 1-6. 16-18 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.

En el Evangelio de hoy se nos invita a actuar para agradar a Dios sin buscar el aplauso de los hombres. Poner al Señor en el centro, y no vivir de cara a la galería, no preocuparnos por la imagen que puedan hacerse de nosotros, de buscar ser bien vistos, que nos consideren, que nos tengan en cuenta, más bien, se nos invita a obrar para la gloria de Dios, con el fin de agradar al Señor.

 Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 

Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. 

Tu Padre que “ve en lo secreto”. Si tuviéramos presente esta indicación del Señor nos debería ayudar a vivir en la presencia de Dios, no para que sea el miedo el motor de nuestras acciones, más bien todo lo contrario, para motivarnos a crecer en el amor,

En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. 

Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. 

 buscar lo que le agrada, queriendo corresponder a su amor, sabiendo que nos invita a hacerlo por Él y no esperando la paga de nuestras obras, el amor solo busca agradar al amado y ese es el motor que le mueve a obrar, no tiene otro interés. 

En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Por tanto, hay que hacerlo todo para la gloria de Dios y no para la nuestra. Busquemos que nuestra caridad y servicio sean por amor.

Otro de los puntos para nuestra reflexión es la llamada a la generosidad. Es verdad que estamos llamados constantemente a dar, -limosna, oración y ayuno-, mejor dicho a darnos nosotros mismos, pero hemos de cuidar como lo hacemos porque no basta en dar, hay que saber dar.

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