Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la división de abijah. Su esposa era de las hijas de Aarón, y su nombre era Elizabeth.
Cuando llegó María, tras una caminata de cuatro días (más de cien kilómetros), a impulsos de su eximia caridad. saludó a Isabel con la fórmula acostumbrada, —La paz contigo. ¿Qué pasó entonces en el corazón de esta santa mujer? ¿Qué efusión de luz divina?
Antes de que María le descubriera su secreto, se sintió llena del Espíritu Santo que le reveló la divina maternidad de María, y sintió que daba saltos de júbilo la criatura que llevaba en su seno.
Y exclamando en voz alta, dijo a María: —Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
También María se siente llena del Espíritu Santo, y a las bendiciones de Isabel responde con el Magnificat, el canto de la gratitud a Dios, todo serenidad y humildad, todo confianza en el poder y en la misericordia del Altísimo:
—Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la pequeñez de su esclava.
Y exclamando en voz alta, dijo a María: —Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
También María se siente llena del Espíritu Santo, y a las bendiciones de Isabel responde con el Magnificat, el canto de la gratitud a Dios, todo serenidad y humildad, todo confianza en el poder y en la misericordia del Altísimo:
—Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la pequeñez de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón; derriba del trono a los poderosos, y enaltece a los humildes: a los hambrientos colma de bienes y a los ricos despide vatios. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres—, en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.
Veinte siglos de Cristianismo han repetido este cántico en todos los templos. Tan sencillo y tan ingenuo, parece un preludio de la palabra que Jesús pronunciará treinta años después: «Felices los pobres, felices los limpios de corazón.» Este cántico basta para demostrar la verdad de la visita del ángel y el soberano prodigio obrado en la Virgen María.
Porque si no fuera bajo la acción inmediata del Espíritu de Dios, ¿cómo esa doncella desconocida, esa jovencita de aldea, aceptaría el titulo de bendita entre todas las mujeres, que su prima le ha dado, y cómo se atrevería a decir que todas las generaciones la llamarán feliz y gloriosa?
Y lo más admirable es que sus palabras se han cumplido, y todos los siglos pasan ante ella felicitándola por la gloria incomparable de ser Madre de Dios, sin dejar de ser virgen.
NACE EL PRECURSOR
El nacimiento de Juan El Bautista / tintoretto
Llego para Isabel el día del alumbramiento, y dio a luz su hijo, tanto tiempo esperado y milagrosamente concebido. El Evangelio nos presenta la venturosa escena familiar. Llegan parientes, amigos y vecinos, para congratularse con la madre feliz,
Nacimiento de San Juan Bautista. Artemisia Gentileschi, 1633-1635. Óleo sobre lienzo. Museo del Prado, Madrid
Nacimiento de San Juan Bautista Jerónimo Cósida
En la Anunciación, cuándo el arcángel Gabriel se apareció a la Virgen María para informarle que concebirá del Espíritu Santo, también le informa que Isabel, su prima, estaba ya embarazada de seis meses (Lucas 1:36).
Nacimiento de San Juan Bautista, anónimo, 1330 — National Gallery of Art, Washington
La Natividad de San Juan Bautista el 24 de junio se celebra tres meses después del 25 de marzo, festividad de la Anunciación, que celebra que el Arcángel Gabriel dijera a María que su prima Isabel estaba en su sexto mes de embarazo; y seis meses antes de la celebración del nacimiento de Jesús en Navidad.
El propósito de estas fiestas no tiene por objeto celebrar las fechas exactas de estos acontecimientos, sino simplemente conmemorarlas de forma relacionada. La Natividad de Juan el Bautista anticipa la fiesta de Navidad.
La Natividad de San Juan Bautista es una de las festividades más antiguas de las iglesias cristianas, siendo enumerada por el Concilio de Agda, en el sur de Francia, el año 506 d.C., como una de las fiestas principales de aquella región, donde era día de descanso y, como en Navidad, se celebraba con tres Misas: la vigilia, al amanecer, y al mediodía.12 Es una de las fiestas patronales de la Orden de Malta.
GHIRLANDAIO: NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA - DE LA CAPILLA DE LOS TOURNABONI de Santa Maria Novella donde representó escenas de la Virgen y S. Juan Bautista, En estas escenas como en el NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA, las dio una estructura tradicional en la que en la construcción de espacios domina la arquitectura pero esto no es óbice para la sabia disposición de las figuras y su capacidad narrativa.
La Circuncisión
Al octavo día va a celebrarse una gran fiesta, la circuncisión, ceremonia sagrada, comparable a nuestro bautismo, por la cual los varones de Israel entraban a formar parte del pueblo de Dios, y recibían su nombre, elegido ordinariamente por el padre.
Esta vez, como el padre está mudo, se adelantan algunos de los parientes, y quieren poner al niño el nombre de su padre Zacarías.
La madre interviene, diciendo:
—Nada de eso. Se llamará Juan.
Le replicaron: —Ninguno de tus parientes se llama así. Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase.
El pidió una tablilla y escribió: —Su nombre es Juan. Todos quedaron admirados.
En el acto recuperó el uso de la palabra, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Como las aguas de un río generoso cuyos diques se rompen, se desbordan del corazón del buen anciano los sentimientos de júbilo, de gratitud y de admiración. que durante nueve meses se habían acumulado silenciosamente.
Y, lleno del Espíritu Santo profetizó diciendo:
—Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo; según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; así realiza la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre
Así canta Zacarías la llegada del Reino que viene a redimir y salvar. Y en seguida anuncia la parte que tendrá su hijo, el niño recién nacido, en esta obra de Dios:
—Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor, a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Poseídos de santa veneración escuchaban los presentes al anciano.
Estas noticias se divulgaron por toda la montaña de Judea, y cuantos las oían reflexionaban, diciendo: —¿Qué será este niño? Porque la mano de Dios estaba con él.
María permaneció tres meses con su prima Isabel, y después regresó a Nazaret. Allí, en recogimiento santo y encendida en amor inefable, espera el nacimiento de su Hijo.
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