MIÉRCOLES 14 DE ENERO
Francisco presidirá la ceremonia de canonización del beato José Vaz en el parque Galle Face Green de Colombo. Hace 20 años fue beatificado, en ese mismo lugar, por Juan Pablo II.
Se espera que unas 500.000 asistan a la ceremonia en la que Vaz se convertirá en el primer santo de Sri Lanka.
MISA A LAS 8.30 EN EL PARQUE GALLE FACE GREEM
Celebrará la misa para la canonización del que será el primer santo local, José Vaz, un sacerdote nacido en India que llegó como misionero a la isla en los momentos de una brutal persecución de los católicos durante el siglo XVII.
En la homilía, el obispo de Roma recordó la figura del nuevo santo y la exaltó como modelo de una misionariedad no agresiva, capaz de custodiar y de hacer florecer incluso en circunstancias hostiles la fe.
En la segunda mitad del siglo XVII, el sacerdote oriundo de Goa, entró vestido de siervo a Ceilán para llevar consuelo a la comunidad católica que se había desperdigado tras la persecución de los calvinistas holandeses.
Aquel apóstol discreto, paciente en el sufrimiento y apoyado únicamente en la fuerza del Evangelio (que tradujo tanto al tamil como al cingalés), favoreció el florecimiento de la Iglesis y se ganó la simpatía del rey budista de Kandy por su servicio a los enfermos durante una epidemia de viruela. San José Vaz, dijo el Papa,
fue «un sacerdote ejemplar, un ejemplo de sufrimiento paciente a causa del Evangelio, de obediencia a los superiores, de solicitud amorosa para la Iglesia de Dios (cf. Hch 20,28). Como nosotros, vivió en un período de transformación rápida y profunda; los católicos eran una minoría, y a menudo divididos entre sí; externamente sufrían hostilidad ocasional, incluso persecución».
Su historia, añadió el Sucesor de Pedro con claras alusiones al presente, «nos muestra la importancia de ir más allá de las divisiones religiosas en el servicio de la paz.
Su amor indiviso a Dios lo abrió al amor del prójimo; sirvió a los necesitados, quienquiera que fueran y dondequiera que estuvieran. Su ejemplo sigue siendo hoy una fuente de inspiración para la Iglesia en Sri Lanka, que sirve con agrado y generosidad a todos los miembros de la sociedad».
En el contexto multireligioso que caracteriza a la sociedad de Sri Lanka, el Papa repitió que «La libertad religiosa es un derecho humano fundamental» y que «toda persona debe ser libre, individualmente o en unión con otros, para buscar la verdad, y para expresar abiertamente sus convicciones religiosas, libre de intimidaciones y coacciones externas.
Como la vida de san José Vaz nos enseña -insistió Francisco-, el verdadero culto a Dios no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al compromiso amoroso por todos».
Al final de la misa, el cardenal Malcom Ranijth donó al Papa (para su caridad) 70 mil dólares reunidos por los fieles.
SANTUARIO DE NUESTRA SEORA DEL ROSARIO MADHU
Visitará Madhu, en el territorio de los tamiles, enfrentados con los cingaleses en una cruenta guerra que ha durado cerca de tres décadas.
Francisco en el lugar venerado también por los no cristianos, que se convirtió en campo de refugiados durante la guerra civil: que la Virgen de Madhu ayude a reconstruir la unidad del país. Una gran multitud acogió al obispo de Roma
El papamóvil pasó lentamente para saludar y bendecir a los niños y a los enfermos. El Papa seguía llevando la larga guirnalda colorada que le pusieron cuando bajó del helicóptero.«Se encuentran hoy aquí familias que han sufrido mucho en el largo conflicto que rasgó el corazón de Sri Lanka. Muchas personas -dijo el Papa-, tanto del norte como del sur, fueron asesinadas en la terrible violencia y derramamiento de sangre de aquellos años.
Los habitantes de Sri Lanka no pueden olvidar los trágicos acontecimientos ocurridos en este mismo lugar, o el triste día en que la venerada imagen de María, que data de la llegada de los primeros cristianos a Sri Lanka, fue arrancada de su santuario».
La historia del santuario de Madhu es emblemática. Sus orígenes se remontan a 1544, cuando el rey de Jaffna mandó matar a 600 cristianos de Mannar, que se convirtieron gracias a los primeros misioneros portugueses.
Algunos fieles que huyeron de la masacre construyeron un lugar de oración en la selva y pusieron la estatua que hoy se encuentra en el santuario. La efigie mariana, durante la persecución de los católicos por parte de los colonos holandeses, fue ocultada de aldea en aldea por treinta familias católicas que en 1670 se establecieron en Mauthmadhu, justo donde ahora se encuentra el Santuario.
En toda la isla de Ceilán se difundió el culto por la Virgen de Madhu, como protectora y sanadora en contra de la picadura de serpientes. Durante la misión del nuevo santo José Vaz, el santuario se convirtió en un centro misionero, pero también en centro de oración respetado y frecuentado por fieles de todas las religiones: un caso que no es aislado, cuando se trata de María, como indican otros lugares de culto, como por ejemplo el Meryem Ana Evi en Éfeso, o la gruta de la leche de Belén, ambos meta de peregrinaciones incluso entre los creyentes musulmanes.
A pesar de ello, la zona se vio involucrada en los enfrentamientos entre los rebeldes tamiles y las tropas gubernamentales cingalesas. Los obispos lograron de Madhu fuera una zona franca, garantizando la seguridad de los peregrinos, pero también de todos los prófugos que se refugiaron en ella para huir de la guerra. Desde 1990, las 160 hectáreas del terreno que rodea al santuario han albergado a miles de desplazados, en un verdadero campo de prófugos reconocido tanto por los rebeldes como por el gobierno.
Después de acabada la guerra civil, en 2008, el santuario volvió a la diócesis de Mannar y desde diciembre de 2010 se puede nuevamente celebrar el culto. «La Virgen permanece siempre con ustedes -dijo hoy el Papa. Ella es la madre de todo hogar, de toda familia herida, de todos los que están tratando de volver a una existencia pacífica.
Hoy le damos las gracias por haber protegido a la población de Sri Lanka de tantos peligros pasados y presentes. María nunca olvida a sus hijos en esta isla resplandeciente. Al igual que nunca se apartó del lado de su Hijo en la cruz, así nunca se aparta de sus hijos que sufren en Sri Lanka. Hoy queremos dar las gracias a la Virgen por su presencia.
Ante tanto odio, violencia y destrucción, queremos darle las gracias porque sigue llevándonos a Jesús, el único que tiene el poder para curar las heridas abiertas y devolver la paz a los corazones desgarrados. Pero también queremos pedirle que implore para nosotros la gracia de la misericordia de Dios. Pedimos también la gracia de reparar por nuestros pecados y por todo el mal que esta tierra ha conocido».
En el Santuario de Nuestra Señora del Rosario en Madhu “vi algo que nunca hubiera imaginado”.
“No eran todos católicos, ni siquiera la mayoría. Eran budistas, musulmanes, hindúes, y todos ellos iban ahí a rezar y dicen que reciben gracias”.
En helicoptero regresará a Colombo
POR LA TARDE EN LA NUNCIATURA
Rrecibió al ex-presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, que perdió las elecciones el pasado 8 de enero. Había sido él quien invitara al Papa a visitar la isla asiática, convencido de que habría ganado las nuevas elecciones, convocadas antes de que cumpliera su mandato. Rajapaksa, acompañado por su esposa y su hermano, estuvo con Bergoglio alrededor de unos 20 minutos.
EL PAPA VISITA EL TEMPLO BUDISTA
Fue a visitar el templo budista de Mahabodhi, en Colombo, en donde vive el monje Bangala Upatissa, a quien el Papa encontró en el aeropuerto cuando llegó y ayer, durante el encuentro interreligioso.
No es la primera vez que un Pontífice visita un lugar de culto budista. Juan Pablo II lo hizo durante el viaje a Thailandia en 1984, visitando el templo Rajchaborpitsathitmahasrimaram de Bangkok.
Durante la visita de Francisco al templo budista, los monjes abrieron la “stupa”, un gran relicario de metal precioso que contiene reliquias de dos importantes discípulos de Buda.
Este relicario se abre solo una vez al año, pero, según el monje Banagala Upatissa, se abrió durante la visita del Papa como testimonio del “mayor honor y respeto que podemos ofrecer a Su Santidad”.
El monje recitó una breve oración, el Papa escuchó en silencio y rezó.
ENCUENTRO CON LOS OBIDPOS
Y pudo recuperar el encuentro con los obispos del país, que había sido cancelado el martes pasado debido al retraso y, sobre todo, al cansancio acumulado después del recorrido de 30 km en el papamóbil bajo el sol, a pocos minutos de su llegada.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 18 horas
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