El Papa San Sixto III, en el siglo V d.C. ya celebraba la Navidad con algunas representaciones del Nacimiento de Cristo realizados en una gruta semejante a la de Belén que él mismo había mandado construir en una Iglesia.
Sin embargo, se considera a San Francisco de Asís como el creador de los Nacimientos. En 1223 quiso celebrar una “Noche Buena” en la que se reviviera el recuerdo de Jesús nacido en Belén. Para que todos pudieran comprender mejor las condiciones en las que sucedió, puso un Nacimiento en el bosque con personas y animales vivos.
Esta actividad gustó mucho a las personas que asistieron y se empezó a popularizar. Con el paso del tiempo, la falta de espacio obligó a sustituir a las personas y animales con figuras de madera o de barro.
Esta tradición fue acogida con gran cariño y se ha extendido por todo el mundo desde el siglo XVI. A España, la tradición de los belenes la trajo el rey Carlos III
Poner un nacimiento en casa, en el que podemos contemplar la imagen de Belén, el pesebre, los pastores, los magos, José y María, puede ser una actividad que fomenta la unión familiar. Y al mismo tiempo, convertirse en una imagen que nos ayude a meditar en el misterio de la Navidad y en las virtudes de cada uno de los personajes. A través de los sentidos se eleva nuestro espíritu ante este gran acontecimiento.
El Nacimiento nos invita a reflexionar en el gran misterio de Dios hecho hombre por amor al hombre.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 17 horas
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