YA ES SEMANA SANTA

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viernes, 12 de julio de 2024

SEMANA XIV DEL TIEMPO ORDINARIO

SÁBADO

“ No tengáis miedo ”


En el Evangelio de hoy el Señor quiere transmitirnos confianza pero a la misma vez es una advertencia a sus discípulos para que cuenten con las persecuciones. 

Si al Señor, el Maestro, pasó toda una pasión, burlas, injurias, mentiras… sus discípulos tienen que estar preparados para contar con ello, no son más que el Maestro, sin embargo, no estamos solos, valemos mas a los ojos de Él, no se desentiende de ninguno de nosotros, estamos en las manos del Señor, si Dios se preocupa hasta de los pájaros, cuánto más de sus fieles.

según san Mateo 10,24-33 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! 

se nos advierte para que contemos con la cruz y con la persecución

No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. 

Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea. 

Otro punto, para llevar a la meditación, es la cantidad de veces que nos invita a no tener miedo. Es la frase que más se repite en el pasaje de hoy. El Señor nos avisó que contemos con las dificultades, no nos promete un camino fácil de éxitos, al contrario siempre en batalla contra el mal. 

Lo que nos debe preocupar es nuestra respuesta al Señor, Él no ve las apariencias, no se deja deslumbrar por el éxito delante de los hombres lo que cuenta ante Ntro Señor es nuestro esfuerzo, nuestra entrega, el amor que pongamos.

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por unos céntimos? 

Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. 

Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; valéis más vosotros que muchos gorriones.

 A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».

No tengamos miedo de apostar por Cristo. De ponerlo como fundamento de nuestra vida. No nos cansemos, ni nos avergoncemos de dar testimonio de Cristo, y sigamos anunciando a plena luz, a los cercanos y a los lejanos, la buena noticia de la salvación que Dios nos ofrece.



VIERNES

VIERNES

“ Sed sencillos como palomas ”



según san Mateo 10,16-23 

En el Evangelio de hoy, el Señor envía a los discípulos y les da unos consejos bien precisos sobre lo que han de hacer, decir, y les habla de las dificultades que se encontrarán. 

El Evangelio provoca a veces, la oposición y la persecución. Han de ser cautos para no dejarse engañar por el mal, para reconocer a los lobos disfrazados de corderos, para distinguir a los falsos de los verdaderos profetas, y para no dejar pasar una sola ocasión de anunciar el Evangelio y de hacer el bien. Han de ser a la vez sencillos, porque solo quien es así puede ganarse el corazón de todos.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. 

Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. 

El Señor a sus apóstoles les da unas pautas a seguir, ya nos avisa que no será fácil, nos recuerda una bienaventuranza «Dichosos», porque para el creyente la prueba, mas tarde o mas temprano, aparece, y con ella, la oportunidad de mostrar el amor al Señor, se brindará en múltiples ocasiones, contar con que algunos les han plantado la guerra a los suyos, «dichosos cuando por causa mía os persigan», cuando llegue el sufrimiento por ser de los míos, «corderos en medio de lobos».

El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. 

Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».



Cuando llegue el momento se nos invitará a confiar, «no os preocupéis», no estamos solos. » yo estaré con vosotros siempre». El Espíritu hablará por vosotros. Confía, abandónate y descansa en el Señor. Es la perseverancia y la fidelidad la que consigue el triunfo. 

No somos cristianos de un rato, de unas horas, ni para los días de fiesta, el amor es para siempre no es para un tiempo. Un cristiano lleva el uniforme de la bondad, la amabilidad, el cariño, la humildad, el perdón…, desde que inicia la jornada hasta que la remata, es cristiano las 24 horas.

JUEVES

“ Recibirá cien veces más ”



santo evangelio según san Mateo 19, 27-29

¡Ya ves nosotros lo hemos dejado todo!… Estas palabras espontáneas de Pedro sólo ponen de manifiesto una cosa: que todavía no ha entendido nada de la causa de Jesús. Vamos a ver, Pedro, ¿qué has dejado? Una vieja barca, un oficio pobre y humilde, una suegra y poco más.

 En aquel tiempo, dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?». 

Esto es, pone en un platillo de la balanza su seguimiento, el abandono de las tareas propias, las idas y venidas lejos de la familia, el dinero que ha dejado de ganar con la pesca, todo lo que ocupa nuestra mente y nuestros afanes. Y en el otro lado, la recompensa.

Porque no le entra en la cabeza que sea a cambio de nada y reclama su parte.

Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 

Pero, sobre todo, Jesús te ha dado su amistad, su perdón, la capacidad de rehabilitarte y ser, a pesar de tu triple negación, el mismo que antes. Lo dijiste muy bien un día que estabas más inspirado: Sin Ti, ¿adónde iremos? Todo lo que tienes se lo debes a Él. Y Pedro nos representa a los cristianos que hablamos de lo que damos, de lo que trabajamos, de los inmensos favores que le hacemos a Dios.

Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna».

Cien veces más se antoja una cifra corta cuando está en juego la vida eterna, en la que no habrá porcentajes ni números ni años.


Hoy la Iglesia venera a S. Benito. Ese hombre feliz y contento con su Dios. Lleva en sus labios la alabanza, en sus manos su actitud de servicio y en su corazón su encendido amor a Jesucristo.

MIÉRCOLES

“ Jesús llamó a sus doce discípulos ”



según san Mateo 10,1-7 

La llamada de Jesús a los apóstoles es muy importante para Jesús. San Lucas, en su lugar paralelo, (Lc. 6,12) nos dice que Jesús pasó la noche orando. Todos esos nombres que salen en la lista, habían sido barajados por Jesús en un diálogo con el Padre.

En aquel tiempo, Jesús, llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. 

Y cada uno de nosotros, al ser llamados, somos el fruto de ese diálogo de amor. Al llamarnos a cada uno por nuestros nombres, con nuestras singularidades tan distintas, somos también objeto de un amor especial.

Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

Y nosotros debemos dar a Dios esa respuesta única, personal, intransferible. Dios no nos ha hecho en serie, ni quiere respuestas en serie. En cada uno de nosotros quiere distinguir una voz distinta, un estilo propio y diferente,

 A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. 

nos dice la Escritura que en primer lugar, “llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia”. Les delegó su autoridad. Los primeros obispos. El primer signo de la Iglesia apostólica.

Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos».

Si examinamos nuestra Iglesia, vemos que, al igual que aquellos primeros apóstoles, debemos comenzar evangelizando, formando a los “nuestros” antes que a los “de afuera”. Fortalecer nuestra Iglesia para entonces poder llevar nuestra misión evangelizadora a todas las gentes.

Hoy sigues llamando con la misma fuerza, con la misma ilusión, con los mismos detalles: les llamaste a cada uno por sus nombres. Cada uno de los apóstoles, todos tan distintos, todos tan singulares y, sin embargo, todos tan queridos por Ti.

 Yo hoy te doy gracias por haberme llamado. Es lo más hermoso que ha ocurrido en mi vida.

 MARTES

“ Estaban como ovejas que no tienen pastor ”


según san Mateo 9,32-38 

En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. 

La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual».

 En cambio, los fariseos decían: «Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios». Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia. 

Tú has sufrido viéndonos como “ovejas sin pastor”. ¡Es verdad! Pero también has disfrutado viéndonos como “ovejas con pastor”. Las ovejas en el campo, sabiendo que ahí cerca de ellas está el pastor ¡qué maravilla! Pacen a sus anchas, no les preocupa lo que comerán mañana, ni si habrá agua para ellas, ni siquiera el miedo a la noche.

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». 

Lo suyo es disfrutar en la pradera a la sombra del pastor. Qué maravillosa sería nuestra vida si nos fiáramos de Ti y supiéramos disfrutar de la vida sabiendo que Tú eres el Buen Pastor que cuidas de nosotros, nos defiendes, nos alimentas, y nos quitas el miedo cuando cae la tarde y de una manera inexorable nos empuja a atravesar la “cañada oscura de la muerte”.

Entonces dice a sus discípulos: «Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

Lo que sobraba en Palestina en tu tiempo eran obreros. Entre fariseos, escribas, sacerdotes etc había más de siete mil. Pero escaseaban los obreros que a ti te gustaban: los dispuestos a servir y dar la vida por las ovejas.



Señor, me fijo en esta frase del evangelio: “Ibas proclamando el Evangelio del Reino”. Te figuro así: Vas a sembrar el mundo con tu zurrón bien repleto de buena semilla y la esparces por todo en abundancia. Y lo haces con ilusión, con alegría, con esperanza. Haz que yo sepa ser misionero de buenas noticias y viva feliz en mi oficio de sembrador.

LUNES

“ Tu fe te ha salvado ”


En el Evangelio de hoy ahondamos y profundizamos en el gran tesoro de la fe. Si en el pasaje evangélico de ayer veíamos como Jesús entre los suyos, entre su gente, entre sus paisanos “no pudo hacer allí ningún milagro” por su falta de fe, hoy nos aparece dos milagros: la curación de la hemorroisa y la vuelta a la vida de una niña. En ambos milagros vemos la respuesta del Señor a la fe

según san Mateo 9,18-26

 En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».

Un padre, agobiado por el dolor, desesperado por la perdida de su hija, acaba de morir, se acerca al Señor, se arrodilla y con confianza le pide algo imposible, necesita que le ayude.

 Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría. 

El segundo milagro una mujer que arrastra una enfermedad muchos años y que hace todo lo que depende de ella para tocar al Señor, ¡Ánimo, tu fe te ha curado!

Jesús se volvió y, al verla le dijo: «¡Animo, hija! Tu fe te ha curado». Y en aquel momento quedó curada la mujer. 

Que importante es la fe, hace posible el milagro, no sólo la salud, le devolvió la paz, una vida social normal. ¡tu fe te ha curado!

Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».

 Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se levantó. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

 El Evangelio nos muestra como debemos acercarnos al Señor. Es muy importante que le presentemos nuestras necesidades, nuestros dolores, nuestras penas y preocupaciones. El Señor siempre pregunta: ¿qué puedo hacer por ti?. Es muy común que siempre remita al interlocutor, que se haga según tu fe, si nos falta confianza, si dudamos, si no estamos convencidos es posible que nos ocurra como a sus paisanos que “no pudo hacer allí ningún milagro”.

Hoy Cristo está presente, podemos descubrir su presencia en medio de nosotros y acercarnos con confianza. Él quiere que le toquemos a través de la acogida de su Palabra, en la amistad de la oración, con la celebración de los sacramentos, con nuestro abandono en Él. ¡Dejemos que Jesús nos toque y nos transforme totalmente!

DOMINGO XIV


“ No desprecian a un profeta más que en su tierra ”



según San Marcos 6, 1-6

 En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? 

¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».

 Y se escandalizaban a cuenta de él. Les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa». 

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. 

Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.


A Jesús no se le puede entender desde fuera. Hay que entrar en contacto con Él. Dejar que nos enseñe cosas tan decisivas como la alegría de vivir, la compasión o la voluntad de crear un mundo más justo. Dejar que nos ayude a vivir en la presencia amistosa y cercana a Dios. Cuando uno se acerca a Jesús, no se siente atraído por una doctrina, sino invitado a vivir de manera nueva. (J.A. Pagola)

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