YA ES SEMANA SANTA

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lunes, 1 de julio de 2024

SEMANA XIII DEL TIEMPO ORDINARIO

MARTES

“ ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen? ”


En el Evangelio de hoy, nos encontramos con la tempestad calmada. Y también con el reproche del Señor a sus discípulos: ¡Que poca fe!

según san Mateo 8, 23-27 

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.

 En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole: 

¡Que poca fe! Por una parte con la invitación a no temer, en el amor no tiene cabida el miedo, para Dios somos importantes, Él se preocupa por nosotros y por nuestras cosas.

«¡Señor, sálvanos, que perecemos!». 

Él les dice: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?». 

Y por la otra, nuestra falta de confianza en el Señor, nuestros miedos, nuestras angustias… que muchas veces nos hacen dudar, desconfiar, son oportunidades que nos presenta la vida para crecer en el abandono en el Señor y en su providencia.

Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma.

La presencia en nuestra vida de Jesús y su evangelio nunca cultivará nuestro miedo.  No nos ha invitado a dirigirnos a tierra firme, sino a proseguir en la aventura de la fe.

 Los hombres se decían asombrados: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».



Cuando te encuentres con la tempestad que te cambia la vida....no pierdas la paz, recuerda que Jesús dirige tu barca y con El eres más fuerte.


 LUNES

“ Tú, sígueme ”


En el Evangelio de hoy nos presenta dos breves relatos vocacionales. El lenguaje empleado por Ntro. Señor no es de “paños calientes”, desde un principio la claridad es evidente para no llevar a engaño desde el comienzo y origen del posible seguimiento, advierte que no es nada fácil, que debe contar con sacrificios, renuncias, hasta negarse a si mismo, le advierte de que :“el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza”.

según san Mateo 8,18-22

 En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas». 

Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza». 

Nos resalta la radicalidad del seguimiento, desea que desde el principio se cuente con las dificultades, ante el escriba que se le presenta diciéndole que le seguirá donde vaya, a este le resalta que quien quiera seguirlo debe estar dispuesto a todo y aceptarlo todo por amor, y el otro, que era discípulo, el que le presenta una necesidad, le dice que quien quiera seguirlo no debe poner condiciones en su seguimiento, el Reino de Dios tiene que ser su prioridad.

Otro, que era de los discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». 

La vida en Cristo es siempre nueva, se basa desde la confianza, requiere abandono, entrega, solo en clave de amor

Jesús le replicó: «Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».

“Te seguiré dondequiera que vayas”. En realidad, aquel escriba no pudo hacerte una oración tan bella si antes Tú no lo hubieras seducido desde dentro. Sólo el enamorado es capaz de dejar todo por seguir a su enamorada. Sólo el enamorado es capaz de sacrificarse para demostrarle a su amor todo lo que le quiere. Haz que yo te siga, Señor, “con un corazón enamorado”.

DOMINGO

«Talitha qumi»,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»



Hoy la liturgia nos presenta a Jesús como el Señor de la vida y de la muerte

según San Marcos 5, 21-43 

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al mar. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva». 

Una mujer en peligro, de enfermedad y muerte, en la que  aparece como hija, donde renacena la vida gracias al encuentro con Jesús. 

El relato enseña el recorrido que el creyente tiene que hacer para experimentar a Jesús como el “Señor de la vida”.

Se fue con él y lo seguía mucha gente. Llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?». 

Este camino tiene que estar presidido por la fe en la persona de Jesús.

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe». No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.

 Jairo  se acerca al Maestro con la confianza de que él tiene poder para hacer lo que se le pide. Jesús revela su poder y su grandeza sobrehumana. Pedro, Santiago y Juan como testigos pueden proclamar: Jesús es superior a la muerte.

 Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos?

 La niña no está muerta, está dormida». Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).

La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Hoy el Señor te dice como a esta niña:"Talitha kum", contigo hablo, ¡Levántate! ¡Aleluya! ¡Amén!



Jairo creyó, y actuó conforme a lo que creía. No tuvo miedo ante la muerte de su hija, tuvo fe. No basta con creer (hasta el demonio “cree” en Dios), hay que actuar conforme a lo que creemos. Hay que “vivir” la fe. Entonces verás manifestarse la gloria de Dios.

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