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lunes, 22 de agosto de 2022

PUBLICANOS, FARISEOS Y ESCRIBAS

PUBLICANOS 



Cada quinquenio (cinco años), los censores romanos sacaban a subasta la recaudación de rentas de la república romana, dirigida sólo a romanos. Estos personajes, dentro del sistema recaudador contrataban a subalternos (judíos) que, bajo su dirección se encargaban de cobrar los impuestos y los derechos de paso de las mercancías que se transportaban de un territorio a otro.

El Estado romano les confió, mediante contrato, todo el sistema de ingresos, suministros, pagos y contribuciones.

Para el funcionario romano éste era su negocio, por lo tanto tenía que ganar dinero para él, por lo que le exigía a sus cobradores cobrar más de lo que pedía Roma, pero estos cobradores judíos también querían su dinero por el trabajo que realizaban los contribuyentes llevándolos a cobrar un poco más de lo más que les exigían.




 Todo este sistema llevaba a que los impuestos fuesen altísimos dejando en la pobreza a los judíos… y si no hay dinero para las cosas de Dios, la situación se pone fea para un judío… ¡Esta es la raíz del por qué nacieron los Zelotes!

Los publicanos, por otra parte, eran considerados por sus compatriotas judíos como gente de la peor clase. Esto obedecía a que eran recaudadores de impuestos para las fuerzas extranjeras que ocupaban y regían Palestina: la Roma imperial. Los judíos los tenían por traidores por el hecho de que tenían autoridad para cobrarles impuestos en nombre del César.

 FARISEOS

Los fariseos no pertenecían a la clase sacerdotal sino más bien a la clase media. 

Ejercían gran influencia en el pueblo llano pues eran los maestros en las sinagogas de todo el país.

 Fariseo significa "separado". Su espiritualidad les llevaba a estar alejados de toda impureza. Para eso, también se alejaban de la gente que llamaban impura, es decir, de todos aquellos que no vivían según la Toráh.



 Aceptaban el Antiguo Testamento en su conjunto incluyendo también las tradiciones orales y escritos de comentaristas judíos reconocidos. Tenían fe en la resurrección después de la muerte y en un juicio que cada uno recibiría según sus obras. También pensaban que un rey Mesías de la estirpe de David liberaría Israel de todas sus opresiones y traería la paz.

Para la mayoría fariseos lo importante era vivir la Ley, por encima de todo. Llegaban a darle tanta importancia que muchos la ponían por encima de Dios, como si Él no pudiera estar en contra de esa Ley que Él mismo había promulgado. 

Con el tiempo llegaron a perder de vista el sentido de la Ley y a Dios, que es quien la había hecho. Todo era la Ley, los mandatos de la Ley. Esos reglamentos afectaban a toda la vida familiar, social, política... Nada podía quedar al margen de la Ley. 

Algunos despreciaban a los gentiles por ser un pueblo sin la Ley. Así, vieron en Jesús a un hombre peligroso, que quería cambiar la Ley: no observa las tradiciones, viola el sábado, come con pecadores y publicanos... El Señor en el Evangelio habla con mucha dureza sobre su hipocresía.



Pero hay que decir que esto no les sucedía a todos. Algunos fariseos sabían ver hasta donde debía llegar la Ley, y que no podía ser superior a Dios, pues era el que había dispuesto dicha Ley. Algunos, como Nicodemo, defendieron al Señor y dieron la cara ante otros fariseos.



ESCRIBAS

Eran judíos que habían estudiado la Biblia. Su misión consistía en explicar y actualizar la Ley en función de los nuevos tiempos y de los problemas que se planteaban.

Tenían como ideal cumplir la ley, una exagerado cumplimiento de la ley que les separaba del pueblo sencillo.

 Se consideraban los buenos, los cumplidores y por eso no se relacionaban con el pueblo



Eran judíos que habían estudiado la Biblia. Su misión consistía en explicar y actualizar la Ley en función de los nuevos tiempos y de los problemas que se planteaban.

Su misión consistía en explicar y actualizar la Ley.



JESÚS SIGUE EN CAFARNAÚN



 Todo mundo corre en pos de Jesús. Él es un maestro incansable, que congrega multitudes. 

Jesús esta formando su grupo.

¡Qué escándalo!Jesús llama para que forme parte del grupo de sus discípulos a un publicano, Leví, hijo de Alfeo, que trabaja como recaudador de impuestos al servicio de Herodes o de los romanos y es, por tanto,impuro, vive manchado y debe ser despreciado por su contacto con los paganos.

Jesús mira el corazón del hombre, no su exterior (1 Sm 16,7). Dirige a Leví una palabra que es un mandato:“¡Sígueme!”.Leví aceptó libremente y de inmediato la invitación de Jesús y le siguió.




Marcos no se cansa de subrayar el hecho de que muchos seguían a Jesús, entre ellos muchos publicanos y pecadores. Además, Jesús admitía la convivencia con ellos. Por pecadores se entiende a aquellos que no practicaban la Ley, eran infieles a la Alianza o simplemente eran paganos.

 Esta actitud benévola de Jesús escandalizaba a“los escribas de los fariseos”,instruidos en la Ley, que criticaban a Jesús por su conducta. Esta crítica provocó unas de las palabras más hermosas del Maestro, en las que manifiesta su opción fundamental: “¡No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores!”

.Jesús ha recibido de parte de Dios una misión: sanar a los enfermos y salvar a los pecadores (Is 61,1-2). A esta misión entregará toda su vida, hasta el último momento de su existencia en la tierra(cf. Lc 22,51; 23,42-43)

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