SAGRADA FAMILIA
Ultimo domingo delaño
29 DE DICIEMBRE DE 2019
Recordamos hoy unas palabras del Papa emérito Benedicto XVI sobre esta fiesta de la Sagrada Familia: "La casa de Nazaret, dijo el Papa, es una escuela de oración en que se aprende a escuchar, a meditar"
En la festividad de la Sagrada Familia, recordamos y celebramos que Dios quiso nacer dentro de una familia para que tuviera alguien que lo cuidara, lo protegiera, lo ayudara y lo aceptara como era.
Al nacer Jesús en una familia, el Hijo de Dios ha santificado la familia humana. Por eso nosotros veneramos a la Sagrada Familia como Familia de Santos
Benedicto XVI también nos recordó que aunque el Evangelio no haya conservado ninguna palabra de José, su presencia es "silenciosa pero fiel, constante, activa" y que José "cumplió plenamente su papel paterno en todos los aspectos".
Entre ellos el Papa habló de cómo José habría educado a Jesús a la oración llevándolo consigo a la sinagoga los sábados y dirigiendo la oración doméstica por las mañanas y al atardecer. "Así, en el ritmo de las jornadas transcurridas en Nazaret, entre la casa y el taller de José, Jesús aprendió a alternar oración y trabajo y a ofrecer también a Dios la fatiga para ganar el pan que necesitaba la familia".
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS
1 DE ENERO
La Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María.
La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de "María Madre de Dios". Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: "María, Madre de Dios".
Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que una criatura humana puede tener.
CONCILIO DE EFESO
Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios".
Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".
El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.
Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios".
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS
La Solemnidad de Santa María Madre de Dios es la primer Fiesta Mariana que apareció en la Iglesia Occidental, su celebración se comenzó a dar en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación –el 1º de enero– del templo “Santa María Antigua” en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma.
La antigüedad de la celebración mariana se constata en las pinturas con el nombre de “María, Madre de Dios” (Theotókos) que han sido encontradas en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa en tiempos de las persecuciones.
Más adelante, el rito romano celebraba el 1º de enero la octava de Navidad, conmemorando la circuncisión del Niño Jesús. Tras desaparecer la antigua fiesta mariana, en 1931, el Papa Pío XI, con ocasión del XV centenario del concilio de Éfeso (431), instituyó la Fiesta Mariana para el 11 de octubre, en recuerdo de este Concilio, en el que se proclamó solemnemente a Santa María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero Hijo de Dios; pero en la última reforma del calendario –luego del Concilio Vaticano II– se trasladó la fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con título de Santa María, Madre de Dios.
De esta manera, esta Fiesta Mariana encuentra un marco litúrgico más adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor; y al mismo tiempo, todos los católicos empezamos el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María.
Inocencio VI estableció en 1721 una fiesta del Nombre de Jesús, para toda la Iglesia latina, el segundo domingo después de Epifanía.
San Pío X la trasladó al primer domingo de enero (a no ser que coincidiera con el día de Epifanía, en cuyo caso se celebraba el 2 de enero).
Después de desaparecer del calendario, la nueva edición del Misal de 2002 la recuperó el 3 de enero.
En el acto de la Circuncisión, por decreto divino, intimado primero a María (Lc. 1, 31):
"Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús";
y después a José (Mt. 1,23:
"He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel,
que traducido es: Dios con nosotros".
el Niño Dios recibió el nombre de Jesús.
Adoración del Nombre de Jesús. El Greco
El monograma que representa el Santísimo Nombre de Jesús consiste en las tres letras: IHS.
En la Edad Media el Nombre de Jesús se escribía: IHESUS; el monograma contiene la primera y la última letra del Santísimo Nombre de Jesús.
Se encuentra por primera vez en una moneda de oro del siglo VIII: DN IHS CHS REX REGNANTIUM (El Señor Jesucristo, Rey de Reyes). Algunos equivocadamente creen que las tres letras son las iniciales de "Jesús Hominum Salvator", Jesús Salvador de los Hombres.
Desde el s. XIII, los dominicos erigieron asociaciones de fieles con el título de Sociedad del Santo Nombre de Dios y le dedicaron altares en sus templos. San Bernardino de Siena se servía en sus predicaciones de una tabla con el monograma del Nombre de Jesús pintado (IHS en letras góticas, con una cruz sobre la H), rodeado por un sol con rayos. Por influencia suya, la ciudad de Siena lo adoptó como escudo. También se generalizó la costumbre de colocar este emblema en las puertas de los Sagrarios. San Ignacio de Loyola lo convirtió en el escudo de la Compañía de Jesús. Santa Teresa de Jesús lo usaba como sello y lo escribía al inicio de todas sus cartas.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
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