Se declaró al Papa como jefe de la liga, Marco Antonio Colonna Don Juan de Austriacomo general de los galeones y Don Juan de Austria, generalísimo
El ejército contaba con 20.000 buenos soldados, además de marineros.
La flota tenía 101 galeones y otros barcos más pequeños.
El Papa envió su bendición apostólica y predijo la victoria. Ordenó además que sacaran a cualquier soldado cuyo comportamiento pudiese ofender al Señor.
San Pío V, miembro de la Orden de Santo Domingo, y consciente del poder de la devoción al Rosario, pidió a toda la Cristiandad que lo rezara y que hiciera ayuno, suplicándole a la Santísima Virgen su auxilio ante aquel peligro.
Poco antes del amanecer del 7 de Octubre la Liga Cristiana encontró a la flota turca anclada en el puerto de Lepanto.
Al comienzo de la batalla, el viento y las condiciones favorecían al ejército turco. Mientras tanto, miles de cristianos en todo el mundo dirigían su plegaria a la Santísima Virgen con el rosario en mano, para que ayudara a los cristianos en aquella batalla decisiva.
Don Juan dio la señal de batalla enarbolando la bandera enviada por el Papa con la imagen de Cristo crucificado y de la Virgen, y se santiguó. Los generales cristianos animaron a sus soldados y dieron la señal para rezar. Los soldados cayeron de rodillas ante el crucifijo y continuaron en esa postura de oración ferviente hasta que las flotas se aproximaron.
La Virgen anuncia al Papa la victoria
En gratitud perpetua a Dios por la victoria, el Papa Pío V instituyó la fiesta de la Virgen de las Victorias, después conocida como la Fiesta del Rosario, por decisión del Papa San Pío X.
Cuando San Pío X fijó la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario el 7 de Octubre afirmó: "Dénme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo".
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