MAYO Y LA VIRGEN MARÍA
La Iglesia la ha alentado, por ejemplo concediendo indulgencias plenarias especiales y con referencias en algunos documentos del Magisterio, como la encíclica Mense Mayo de Pablo VI en 1965.
“El mes de mayo nos estimula a pensar y a hablar de modo particular de Ella –constataba san Juan Pablo II en una audiencia general al empezar el mes de mayo en 1979-. En efecto, este es su mes. Así pues, el período del año litúrgico, [Resurrección], y el corriente mes llaman e invitan nuestros corazones a abrirse de manera singular a María”.
¿Pero por qué este mes, si otros contienen fiestas litúrgicas más destacadas dedicadas a María?
El beato cardenal John Henry Newman ofrece varias razones en su libro póstumo Meditaciones y devociones.
“La primera razón es porque es el tiempo en el que la tierra estalla en tierno follaje y verde pastos, después de las severas heladas y nieves del invierno, y la cruda atmósfera y el viento salvaje y las tempranas lluvias de la primavera”, escribe desde un país del hemisferio norte.
TODAS PARA TÍ , MADRE
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 18 horas
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