HEMOS VISTO SALIR SU ESTRELLA Y VENIMOS A ADORARLE
Desde hace siglos ha sido costumbre la peregrinación de millones de fieles a lugares especialmente vinculados con la fe. Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela sobresalen como metas de un itinerario realizado con no pocas dificultades por quienes movidos por su confianza en Dios han decidido emprender estos dificultosos viajes.
La fiesta que hoy celebramos se puede considerar como un signo de lo que constituye también un reflejo de la propia vida individual y colectiva: la búsqueda de Cristo como meta de nuestra salvación.
ALTORRELIEVE DE LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
Alonso Berruguete (Paredes de Nava, Palencia, 1489-Toledo, 1561)
1526-1532
Madera policromada
Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Procedente del monasterio de San Benito el Real de Valladolid
Escultura renacentista española. Escuela castellana
Es esto lo que realizaron en su día los misteriosos Magos llegados de Oriente. Sin embargo, a pesar de que estamos celebrando el misterio del encuentro de Dios con el hombre, a menudo puede obviarse en este día que no existe solo la peregrinación del hombre hacia el Señor, sino que Dios mismo camina también hacia nosotros.
Adoración de los Reyes Magos. Diego de Siloé
Museum of Fine Arts, Boston
Berrugurte
Evangelio
Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
Portada gótica de la Capilla Real de Granada
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
El reconocimiento como Dios y rey
Con respecto a los dones ofrecidos al niño, el Evangelio concreta que fueron oro, incienso y mirra —de ahí nace la tradición de pensar que son tres los Magos—. Pero si analizamos este dato, comprobamos que los regalos no responden a necesidades elementales para un recién nacido. Se trata en realidad del reconocimiento hacia Jesús como Dios y rey; estamos ante un acto de justicia y de reconocimiento de Cristo como único Señor.
Covarrubias
La consecuencia será inmediata: los Magos no pueden ya volver a Herodes, porque implicaría reconocerlo como rey. Por otro lado, el nuevo camino emprendido sitúa a quienes han conocido al Señor en una senda diferente a la del poder y el éxito mundano, abrazando la pobreza y la vía del amor, único medio para modificar la sociedad.
Catedral de Astorga
Siguiendo el ejemplo de los Magos, todos los cristianos estamos llamados a modificar también nuestro camino al encontrarnos con Jesucristo, que se ha hecho pequeño y ha venido hacia nosotros.
Un encuentro entre Dios y el hombre
En el deseo de la Iglesia por establecer un diálogo fructífero con el hombre de hoy, se han identificado posibles grupos que puedan representar hoy a quienes hace 2.000 años adoraron al Niño.
El ámbito político, con la búsqueda del orden y la paz, el mundo científico, tratando de descubrir la verdad de las cosas, así como las distintas religiones, pueden simbolizar en nuestros días el encuentro entre Dios, que se manifiesta a los hombres por su luz, y el hombre, que se dirige hacia ella.
Más esculturas
Los Tres Reyes han sido reflejados en piedra a lo largo de los siglos, en muchos lugares y por diferentes motivos:
en los sarcófagos del siglo III que se encuentran en el Museo de Arles (Francia);
en un sarcófago paleocristiano (siglo IV) que se exhibe en los Museos Vaticanos;
en el sarcófago de Isacio (siglo IV o V), en Rávena (Italia);
en el altorrelieve de la portada románica (siglo XII) de la iglesia de La Asunción, en la localidad burgalesa de Ahedo de Butrón;
en el bellísimo y bien conservado grupo escultórico de la fachada de la catedral de Estrasburgo (Francia) (siglo XV);
en el tímpano de la Puerta de Palos (siglo XVI) de la catedral de Sevilla;
una Adoración en alabastro en el trascoro de la catedral de León (siglo XVI),
y como último ejemplo, la Adoración que aparece en la predela del retablo (siglo XIV), realizado en madera de pino, de la iglesia protestante de la localidad alemana de Creglingen.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 18 horas
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