La catedral posee cinco naves que se distribuyen, mirando hacia Levante.
No cuenta con una cabecera en el sentido gótico habitual en forma de ábside sin girola, ya que su planta salón es un perfecto rectángulo de 116 m de largo por 76 m de ancho, que se corresponde con el espacio que ocupaba la gran mezquita almohade que estaba situada en el mismo lugar.
La nave central y la del crucero son más altas que el resto
.
A las naves exteriores se abren unas capillas situadas entre los contrafuertes y que igualan en profundidad a la nave del crucero. Los muros cuentan con poco espesor.
Sin embargo, las capillas están separadas por estribos perpendiculares al eje central del templo, terminando en 28 pilares adosados que, con otros 32 exentos, soportan a 68 bóvedas ojivales.
Estos pilares son de mampostería, revestidos de piedra.
Las bóvedas de carácter ojival, son cuatripartitas en las naves y sixpartitas en las capillas, siendo las del crucero de forma estrellada.
La luz natural penetra a través de numerosas vidrieras.
NAVE CENTRAL
La nave central aloja dos edificaciones: el Coro, flanqueado por grandes órganos; y la Capilla Mayor rodeada por altas rejas.
Entre ellas se sitúa el crucero, cuyas bóvedas son las más altas del templo y alcanzan en este punto los 37 m de altura.
Por detrás del Coro se encuentra el Trascoro y en línea con todo lo anterior la Capilla Real.
CAPILLA MAYOR NÚM 10
La Capilla Mayor, situada en la nave central, está delimitada en los laterales y en el frontal por rejas de hierro dorado, de estilo renacentista.
Unas espectaculares rejas forjadas entre 1518 y 1532 cierran el altar mayor, presidida por un colosal retablo; se trata de La Virgen de la Sede, titular de la Catedral, se asienta en el altar mayor bajo una cascada de oro.
Los 44 paneles dorados del retablo fuerón tallados por escultores españoles y flamencos entre 1482 y 1564.
El retablo de esta capilla constituye una de las obras más destacadas de la historia del arte.
Su construcción se inició en el año 1482, y en él intervinieron Pedro Dancart, Jorge Fernández Alemán, Roque Balduque y Juan Bautista Vázquez el Viejo que la concluyó.
Destaca la escultura de un crucificado, denominado del Millón, obra gótica del siglo XV.
En este retablo se encuentra la pequeña imagen de la Virgen de la Sede del siglo XIII, titular y patrona de la catedral.
Delante de la Virgen y sobre la mesa se encuentra el Sagrario, obra de gran belleza realizada por Francisco Alfaro en 1596,
Adornado por columnas y en su base aparecen figuras de los profetas
Angeles sobre la cornisa, una cúpula y su linterna remata la obra de arte
http://leyendasdesevilla.blogspot.com.es/2015/04/visitando-la-catedral-xxx-la-capilla.html
TRASALTAR
Los muros del presbiterio están decorados exteriormente por una serie de esculturas de diversos santos en bulto redondo y barro cocido sobre repisas y bajo doseles.
El total de esculturas es de 59 las cuales componen un conjunto de indudable belleza, aunque no pueden apreciarse bien por la altura en que se hallan.
Son esculturas de carácter gótico, renacentistas y manieristas, resultado de la sucesión de artistas que intervinieron en la ejecución. Desde 1522 aparece Miguel Perrin que permanece vinculado a estos trabajos hasta 1552.
En 1564 se nombra como escultor a Juan Marín. Más tarde, en 1572, se nombra a Diego de Pesquera.
Por fin se terminó la decoración en 1575.
Destaca entre todas la Virgen del Reposo, bella imagen de la Virgen con el Niño dormido sobre su pecho atribuida a Miguel Perrin, la cual está situada enfrente a la reja de la capilla Real y antaño tuvo gran devoción entre los sevillanos.
La devoción se difundió vinculada a la solicitud de las embarazadas por tener un buen parto, apoyado en una vieja tradición según la cual cada día pasaba por los pies de esta imagen de la Virgen un judío que diariamente recitaba una ofensa contra la Virgen por ser origen de Jesús. Pese a ello se produjo su conversión al cristianismo, y arrepentido por las anteriores blasfemias contra la imagen de la Virgen, dedicó el resto de su vida a difundir la devoción a la Virgen del Reposo, convencido de que había sido el origen de su conversión y consecuente Salvación, por ello pasó a ser considerada protectora de los partos de la Fe y simultáneamente de los partos naturales, por ello se le conoció popularmente como Nuestra Señora de Bienpariese, amparadora de los buenos partos.
A la devoción le dio realce doña María Osorio, quien en 1554 mandó construir en el centro del trasaltar una capilla u hornacina a Nuestra Señora del Reposo.
En la parte inferior de este muro se abre una capilla con enterramiento, dedicada a Nuestra Señora del Soterraño, que pertenece en la actualidad a los marqueses de Yanduri.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 18 horas
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